“Quien ignora a la infancia y a los jóvenes hipoteca el futuro”

DESPOUY“Aquel libro famoso ‘Los indignados’, escrito por un hombre de 94 años, fue un llamado a los jóvenes para que se movilicen frente a un mundo que tiene como único imperativo el individualismo. Esa obra provocó una enorme expansión en el mundo y, en la actualidad, hasta la propia Iglesia Católica en el discurso del Papa toma este concepto para decir: ‘Chicos, hagan líos, háganse sentir si consideran que hay cosas que son inaceptables, porque ustedes tienen derechos’. Es una manera muy cálida de invitar a los jóvenes a cumplir un rol sin los condicionamientos de represión, hegemonía y control”. Con esta apreciación, el doctor Leandro Despouy, presidente de la Auditoría General de la Nación, instó a pensar el rol de la juventud en el actual contexto democrático.

“Los jóvenes de hoy nacieron, crecieron y van a proyectar su vida en democracia y es necesario pensar qué tarea les cabe en el perfeccionamiento de este sistema”, planteó Despouy, diplomático de carrera y autor de varios libros.

“Históricamente nuestro país fue muy cruel con la juventud, en las épocas de las dictaduras ser joven era un riesgo. Hoy la situación es otra porque tenemos un mayor acceso a los derechos humanos”, apuntó.

Aunque consideró que los jóvenes serán “grandes defensores de la libertad”, advirtió que como la democracia ha tenido mayor desarrollo en lo que hace a las libertades públicas el gran imperativo está puesto en desarrollar más “el derecho al bienestar”.
Despouy puso el acento en la necesidad de proponer soluciones colectivas para resolver problemas económicos y sociales: “De lo contrario vamos a proyectar formas de democracia muy estratificadas”.

El diplomático reflexionó sobre la igualdad de derechos, algo que -según su criterio- debe alcanzar a las condiciones de vida, los aspectos vinculados a la salud y a la educación: “La movilidad social es un requisito de las democracias modernas”.
“Estas son las cuestiones sobre las cuales la sociedad debe trabajar y necesitamos una juventud vigilante de las conquistas que ha tenido la democracia”, opinó Despouy.

La tarea por hacer

En relación a la falta de participación juvenil en lo público, el Auditor General de la Nación opinó: “Muchas veces el desinterés de ellos proviene del hecho de que los adultos tienen poca conciencia del resguardo de la cosa común”.

“Es responsabilidad de los adultos crear los espacios que propicien la conciencia de un destino común, porque de lo contrario tendremos en democracia juventudes que solamente incorporan valores individualistas y pierden la perspectiva de la responsabilidad colectiva”, agregó.

En este sentido, valoró la importancia de los espacios que vaya generando la política para que los jóvenes se involucren: “Esto será crucial para transformar el destino individual en una aspiración colectiva”.

“Si no preparamos a la juventud para ser protagonista central de la construcción del país, vamos a encontrar que las generaciones futuras no van a estar a la altura de las condiciones del progreso y no vamos a tener una democracia fecunda”, señaló.

Despouy planteó que “el diámetro humano se ensancha en una práctica democrática con valores y principios”. Por eso es tan importante la formación de los jóvenes: “Mientras mayor sea la nutriente cultural, afectiva y espiritual, más posibilidades tendremos de lograr una adecuada preparación del individuo para la vida social”.

“Quien ignora a la infancia y a los jóvenes está hipotecando el futuro, porque está obstruyendo su propia proyección generacional”, afirmó.

Despouy refirió que cada vez es más legítimo reconocer el rol movilizador de la juventud, pero alertó que “no alcanza con esto”.
“Hay que formar a los jóvenes y propiciar las condiciones para un ejercicio pleno de ese rol, para que cuando tengan responsabilidades de Estado puedan pensar en la gente y no en sí mismos ni en sus bolsillos”, concluyó.