Cuando falta la palabra aparece la violencia

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Por el doctor Guillermo Tamarit, rector de la UNNOBA.

La filósofa Hanna Arendt plantea que el fundamento de la condición humana radica en la existencia de otro ser humano. “Somos” en la medida que reconocemos a los demás y el diálogo es la forma en que nos comunicamos y nos reconocemos como humanos. La palabra es nada más y nada menos que el elemento central de nuestra condición.

Por su parte, el notable maestro Guillermo Jaim Etcheverry viene alertando sobre el peligro que supone abandonar la enseñanza del lenguaje, cuando los medios de comunicación y sus protagonistas reemplazan a la escuela. De esta manera, asistimos al empleo de “lenguaje vulgar y grosero, cuando no abiertamente soez”, “recurriendo al más variado repertorio de insultos e improperios dichos en un tono que trasunta descalificación mutua y hasta violencia”. 1

Así, nuestros jóvenes se manejan con escasos vocablos, son incapaces de comunicar sus deseos, ideas, ilusiones y aún sus frustraciones. Cuando falta la palabra aparece la violencia.

Estamos con dificultades para entregar a nuestros jóvenes las herramientas simbólicas y materiales indispensables para la convivencia. Todos conocemos el esfuerzo de docentes y directivos del sistema educativo, pero no es suficiente, porque no es un problema solo de la educación.

Hace tiempo que asociamos a jóvenes con hechos de violencia. Es ese futuro que advertía Guillermo Jaim Etcheverry en su obra La tragedia educativa. Y ese futuro ya llegó.

Las distintas dimensiones sociales, políticas y económicas, deben involucrarse y, sobre todo, plantear una ejemplaridad de la que estamos lejos. Nuestros jóvenes asisten a una disputa del poder que no dirime sus posiciones a través de valores y ejemplos, sino que lo hace a partir de denuncias públicas, menoscabando al que piensa distinto, descalificando ante la primera diferencia. En definitiva, estas son todas variantes de violencia. Qué pedir entonces a quienes con menos recursos simbólicos y materiales quieren hacer oír su voz.

Guillermo Jaim Etcheverry cita al intelectual y político venezolano Arturo Uslar Pietri: “La palabrota que ensucia la lengua termina por ensuciar el espíritu. Quien habla como un patán, terminará por pensar como un patán y por obrar como un patán. Hay una estrecha e indisoluble relación entre la palabra, el pensamiento y la acción. No se puede pensar limpiamente, ni ejecutar con honradez lo que se expresa en los peores términos soeces”. “Es la palabra la que crea el clima del pensamiento y las condiciones de la acción”. 2

Nuestros jóvenes reclaman, de la peor manera en muchos casos, su lugar en el futuro y es obligación de todos nosotros ofrecerles una perspectiva que los involucre en relación al esfuerzo que realicen. Deben tener la certeza de que las preocupaciones y acciones de la sociedad están al servicio de garantizar su participación en la construcción colectiva del futuro común.

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Citas 1 y 2 “La lengua sucia” Guillermo Jaim Etcheverry. Diario La Nación Revista 11-5-2014. Buenos Aires.