Energías renovables, ¿es posible lograr el autoabastecimiento?
Energías tradicionales, energías alternativas, el impacto sobre el medio ambiente. En el presente no se puede prescindir de ninguno de estos dos vectores al momento de pensar el desarrollo. Con el objetivo de reflexionar acerca de este escenario se convocó a varios especialistas en la mesa que cerró el V Encuentro Internacional.
“El objetivo es pensar la articulación entre energía, desarrollo y ambiente a la luz de los 20 años de la Reforma constitucional”, planteó el coordinador de la mesa, Oscar Spada, a cargo del departamento de informática y tecnología de la Universidad. Invitó entonces a Aldo Constantino, ex gerente de asuntos regulatorios de Metrogas, a explicar la problemática energética de las fuentes no renovables. Y Constantino hizo una primera distinción: para pensar los temas energéticos se pueden adoptar dos puntos de vista, el de la oferta (producción-distribución), o el de la demanda (los usuarios).
“Sin temor a equivocarnos podemos decir que en todo y para todo consumimos energía: desde que nacemos hasta que morimos estamos en un continuo proceso de consumo de energía”, dijo Constantino. Para luego lamentarse: “Sin embargo, la mayor parte de la energía que consumimos es no renovable, y eso complica el panorama”.
Pero, ¿cuál es el panorama actual?: “Se está acabando algo que es una cuestión estructural de la vida, y con estructural queremos decir que es uno de los pilares sobre los que se construye la sociedad. Por lo tanto tenemos poca conciencia de lo importante del tema energía”.
Constantino intentó conmover al auditorio con la dramaticidad que el caso requiere, para luego informar: “La demanda de energía crece en el orden del 6% por año, independientemente de la economía. En cambio la producción de energía decrece 10% por año. Esto quiere decir que la inversión, fundamentalmente en petróleo y gas, debe cubrir no sólo el incremento de la demanda, sino también el decaimiento de la fuente de producción”.
La falta de previsión y planeamiento generó que actualmente el país deba importar gas, petróleo, y electricidad. “Los famosos 13 mil millones de dólares por año que se nos van en la compra de energía es una cifra que asusta, que no se puede manejar con alegría y no se tiene conciencia de lo que implica realmente”.
Desde el punto de vista de la demanda Constantino llamó a “educar el consumo”. “Los usuarios deben conocer, tender a buscar la eficiencia y no malgastar energía”. En este punto se destaca el vínculo con el medio ambiente, con ejemplos como las limitaciones legales a las emisiones o el desarrollo de tecnologías cada vez más eficientes: se hace más, con menos consumo.
Para Constantino aunque los desarrollos tecnológicos son alentadores, el terreno de los hidrocarburos sigue siendo crítico debido a la mala política. “Es bien que sigue siendo estratégico y que, por eso, no lo pueden manejar a su antojo las provincias. Se necesita sí o sí un plan, ¿de quién? Del Estado Nacional”.
El ingeniero Roberto Mannos es docente en la licenciatura de Ambiente y Energías Renovables (universidades de Villa María y Villa Dolores) y en la carrera de ingeniería Eléctrica y Telecomunicaciones (Universidad Nacional de Río Cuarto). Su enfoque y su propuesta van en la línea de insertar en el país las energías alternativas, principalmente la eólica y solar. Contó los desafíos técnicos de la actualidad energética renovable y mostró imágenes de los parques eólicos y solares que funcionan en el país.
Mannos se mostró optimista en la capacidad de reemplazar la matriz energética actual y explicó -mediante el caso testigo de una empresa de Córdoba- que no sólo se puede lograr el autoabastecimiento de energía, incluso se puede insertar lo generado en la red pública para beneficio de la sociedad, y también de las empresas que pueden vender ese excedente energético.
El ingeniero detalló las ventajas de las energías renovables, su factibilidad, e instó a su impulso como condición necesaria para el desarrollo industrial. Además informó de los parques y fábricas que se están construyendo en el país y se sumarán a los existentes.
“Yo no veo un presente oscuro desde el punto de vista de las energías renovables”. Agregó que además de las iniciativas están las leyes que alientan y apoyan el uso de estas energías. “Debemos partir de considerar los artículos 41, 43 y 124 de la Constitución Nacional, y la ley General del Ambiente del año 2002 (Ley 25675)”.
Y están las leyes específicas que alientan la “inversión de capital destinada a la instalación de centrales o equipos eólicos y solares” (Ley Nº 25.019 Régimen Nacional De Energía Eólica y Solar) o el Régimen de Fomento para el uso de Fuentes Renovables de Energía (Ley 26190), destinada principalmente a la producción de energía eléctrica, que aún no está vigente. Uno de los puntos conflictivos de esta ley es que se le exige a los grandes consumidores de energía que produzcan un porcentaje de ese consumo. Las provincias, a su vez, también complementan las legislaciones nacionales con sus propias iniciativas. Mannos remarcó la existencia de estas propuestas como la existente en la provincia de Chubut (Ley Eólica Nº 4389).
En este sentido, el ingeniero explicó la ventaja que tiene el sur argentino en relación a la energía eólica: las bajas temperaturas. “El aire en el sur es más denso por el frío, por lo tanto los molinos pueden entregar más energía. El mismo molino, con la misma velocidad de viento, en el sur produce más electricidad”.
Los parques eólicos instalados en el país son el de La Rioja, denominado “Arauco” y los pertenecientes a Chubut en las ciudades de Rawson, Comodoro Rivadavia y Trelew. Además, Mannos contó que están en construcción o proyectados nuevos parques eólicos en Santiago del Estero y Neuquén, y que Chubut y La Rioja agregarán nuevos parques a los ya existentes.
El profesor Mannos informó respecto de la producción energética en Argentina y de allí se pueden desprender datos interesantes, como que la producción de energía eólica nacional ya estaría cerca de alcanzar a la cantidad que produce una central hidroeléctrica de gran tamaño, como es el Complejo Futaleufú, construido en la década del 70. Con estos datos se puede desmitificar que las fuentes de energía alternativa y limpia serían algo testimonial, ya que con la debida inversión, investigación y desarrollo podrían alcanzar paulatinamente la oferta que necesita el país.
“Los parques solares fotovoltaicos son otra realidad en alza”, resaltó Mannos. El parque solar de Ullum, en la provincia de San Juan, tiene distintos tipos de paneles para generar energía y es usado como laboratorio y estación meteorológica. “Tiene un sistema de seguimiento de la trayectoria solar. A la noche los paneles se posicionan a la espera de la salida del sol y luego lo van siguiendo durante el día”. San Juan tiene además el Parque Solar Fotovoltaico Cañada Honda, uno de los más grandes de América Latina.
Mannos destacó un parque solar pequeño que en su opinión es significativo por el enfoque: se trata del parque que produce la energía para abastecer a la casa de gobierno de la provincia de San Luis, que tiene apenas un mes de uso y apunta a la existencia de un edificio autosustentable.
El docente indicó que para completar la formación de sus alumnos universitarios realiza todos los años visitas técnicas a los parques y empresas que producen la energía alternativa. “Este tipo de actividades ayudan muchísimo porque el alumno puede ver y preguntar. Yo les digo que pregunten en los lugares, que después no me pregunten a mí porque no son visitas turísticas: nos reciben ingenieros. Estamos hasta cinco horas recorriendo y aprendiendo”, relató. Incluso destacó que sus alumnos quedan conectados con los lugares visitados y que luego son llamados para trabajar en estos lugares.
El ingeniero Fernando Acedo, docente de la UNNOBA, cerró la mesa relacionando las leyes ambientales con la realidad económica y social. Claramente en este terreno no hubo un panorama alentador, pero Acedo valoró positivamente la existencia de “leyes de presupuestos mínimos en materia ambiental”, un logro de la Reforma Constitucional de 1994.
Acedo fue diputado y presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires e instó a “hacer cumplir las leyes ambientales” ya que “no son algo negociable u opcional”. “Lo que sucede con los glaciares o con los bosques en materia de deforestación no es algo opinable o susceptible de discusión ideológica. Se debe hacer cumplir la ley”, arengó.
En cambio, el docente se mostró conforme con la participación ciudadana en esta temática y llamó a mayor responsabilidad por parte de las instituciones estatales y las empresas.
“Las leyes de presupuestos mínimos suponen que las provincias deben adaptar sus ordenamientos jurídicos según les dicta la ley nacional”, recordó.
El ex legislador enumeró algunas de las leyes de presupuestos mínimos sancionadas en materia de protección de medio ambiente. “La Ley General del Ambiente, norma básica, establece presupuestos mínimos para la política ambiental argentina”, destacó.
Sin embargo, “cualquiera hubiera pensado que esta iba a ser la primera ley luego de sancionada la Reforma”, refirió Acedo, “pero no, la primera fue la ley que regula sistema la gestión de los PCBs [policlorobifenilos], debido a la presión social que hubo por todos los incidentes registrados con los equipos de transformación eléctrica”.
Otras leyes referidas y destacadas por el profesor fueron el Régimen de Gestión Ambiental de Aguas, el Régimen de Libre Acceso a la Información Pública Ambiental, Gestión de Residuos Sólidos Domiciliarios, Protección de los Bosques Nativos, Preservación de los Glaciares y el Ambiente Periglaciar, todos temas comprendidos por este tipo de ley, aunque Acedo alertó: “Algunas de estas leyes aún no están reglamentadas o no son aplicadas en su totalidad”.