Mujeres en lucha

mujeres en luchaLos 30 años ininterrumpidos de democracia han sido para muchas mujeres un tiempo de reconocimientos y de consagración de derechos postergados, sobre todo a partir de la reforma constitucional del 94, cuando se proclamó la “eliminación de todas las formas de discriminación”. Se podría decir que se ha avanzado mucho en cuanto a la igualdad de oportunidades, aunque parece que eso tiene más que ver con lo formal que con lo real y ahora la lucha pasa por hacer que las leyes y las normas sancionadas se cumplan y reglamenten. Eso fue lo que más se escuchó en la jornada de reflexión “Con las mujeres por sus derechos”, que se desarrolló en la UNNOBA y contó con la participación de la vicerrectora Danya Tavela y tres legisladoras nacionales.

Las diputadas Virginia Linares (Generación para un Encuentro Nacional), María Luisa Storani (Unión Cívica Radical) y Alicia Ciciliani (Partido Socialista) integraron el panel junto a la vicerrectora.

Cualquiera podría imaginar que un país en el que la presidencia la ocupa una mujer es equitativo a la hora del reparto de cargos políticos de jerarquía. Sin embargo, en este encuentro estuvo muy presente un reclamo para que las mujeres tengan protagonismo en las decisiones que marcan el rumbo del país. Hablaron de “empoderamiento” de la mujer, es decir, el proceso por el que las mujeres acceden al control de los recursos, refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos.

Linares reconoció los avances del 83 a la actualidad y valoró la reforma constitucional del 94, pero aclaró: “Las mujeres sienten que tienen voz y voto pero no la validez individual y colectiva que les permita tener un protagonismo central en ámbitos gubernamentales”.

“Estamos en el cuarto lugar del ranking mundial de representación legislativa de mujeres, pero nos cuesta mucho más todo lo que es público, pasar de lo privado a lo público”, afirmó Storani, quien recordó que la ley de cupos para las listas partidarias habla de dos personas de un mismo sexo y una tercera de otro sexo y en la práctica lo que se hace es armar las nóminas con dos hombres primero y una mujer después.

“No venimos a compartir poder y ocupar un lugar entre los varones. Queremos ocupar espacios de poder para cambiar este modelo de democracia social y lograr una sociedad más justa, más humana, más armónica entre hombres y mujeres, en la que podamos conciliar la vida familiar, la vida laboral y el ocio. Ese es el mayor desafío que tenemos las mujeres”, enfatizó Ciciliani.

Danya Tavela reconoció los avances, pero siempre marcando las diferencias entre igualdad formal e igualdad real: “La incorporación de la mujer a la educación superior alcanza el 57 por ciento de la matrícula, el 60 en el caso de posgrado, el 60 por ciento en los puestos científicos del CONICET, pero poca presencia en cargos superiores. Hay un importante número de legisladoras nacionales, provinciales y municipales. En el Poder Ejecutivo hay una mujer en la Presidencia, aunque en el resto de los cargos tenemos menos presencia”.

“La igualdad formal está, ahora cuando buscamos detalles nos encontramos con la igualdad real, donde solo el 10 por ciento de las intendencias las ocupan mujeres, solamente dos mujeres integran la Corte Suprema, ganamos hasta 55 por ciento menos que los hombres haciendo lo mismo”, agregó.

Está claro que cuando hablan de “empoderamiento” no están reclamando ocupar cargos, sino lograr que los derechos y reconocimientos tengan más que ver con la vida cotidiana que con una proclama.
La lucha arranca por la discusión de los roles domésticos. “Hay una desvalorización del trabajo que hace la mujer, que generalmente es la gran productora de los alimentos, la que está al cuidado de los hijos y de los adultos mayores, aún cuando ambos trabajen”, expresó Linares.

“Queremos medir qué impacto genera la mujer en la economía del cuidado, ese trabajo intrafamiliar no tiene reconocimiento social ni valor económico. Ni siquiera tiene protección y seguridad social. ¿Qué impacto tiene ese trabajo en el producto bruto interno de la familia?”, se preguntó y respondió: “Cuando hablamos de empoderamiento de la mujer nos referimos a que pueda visualizarse todo el trabajo que hace y que no es reconocido”.

María Luisa Storani se refirió a la necesidad de socializar las tareas domésticas, que implica que ese tipo de actividades no remuneradas son responsabilidad de la pareja: “Se habla mucho de la conciliación doméstica, pero todo lo que brindan como servicio las empresas tienen que ver con reforzar el rol de la mujer en el cuidado y en lo hogareño. De hecho, un estudio hecho en Buenos Aires dice que la mayoría de las mujeres usa su tiempo libre para las tareas domésticas”.

“Las leyes son importantes pero tienen que ir acompañadas de políticas públicas y el Estado es el principal responsable de implementarlas”, sostuvo Ciciliani.

Danya Tavela agregó: “En el momento en que la mujer decide ser madre el sistema le dice: andá, sé madre y después si podés volvés a tu trabajo. Acá aparece la lucha que realmente hay que dar ahora”.

“Los avances han sido muy importantes, pero subyacen los techos de cristal en la Argentina. Tenemos que entender que las políticas de género tienen que estar pensadas desde la paridad hombre-mujer, porque no son políticas públicas para las mujeres sino para los hombres y las mujeres. El padre tiene que tener derecho a poder quedarse con su hijo si así lo desea”, agregó la vicerrectora de la UNNOBA.

Storani, en coincidencia con el resto de las panelistas, habló de la urgencia de trabajar para evitar violencia de género: “Hemos conseguido grandes cosas como el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género y la ley contra la violencia hacia la mujer, que es pionera en Latinoamérica porque es la primera vez que se define la violencia como relaciones de poder asimétricas e introdujo tres tipologías diferentes: la simbólica, la obstétrica y la de la salud sexual y reproductiva”.

“Esa ley que es tan buena y la copian de países vecinos hoy no tiene presupuesto”, añadió y dijo que en el país hay cifras altas de femicidios, sobre todo de mujeres quemadas: “El presupuesto para el Consejo Nacional de la Mujer va bajando año a año y en 2014 tiene prevista una reducción del 30 por ciento menos”, alertó.

“La ley de trata ha sido sancionada, pero aun no fue reglamentada. Es una hipocresía. Lo mismo pasa con la ley de identidad de género y la de matrimonio igualitario. Tenemos leyes pioneras que los países europeos nos vienen a copiar, pero resulta que cuando apareció el proyecto de reforma del Código Civil el capítulo de fertilización asistida desapareció, lo entregaron a la derecha. Estas son las paradojas, tenemos el matrimonio igualitario pero les prohibimos tener hijos”, agregó.

Mujeres en lucha, haciendo caminos. Para Danya Tavela, la educación es fundamental: “Una mejor educación empodera a las mujeres, les da mejores oportunidades, les permite construir y resolver cuestiones que tienen que ver con la natalidad, con la mortalidad infantil, con el cuidado de la familia y, fundamentalmente, permite invertir en generaciones futuras”.

“Eduquemos para que esta igualdad que estamos reclamando sea bastante natural para las futuras generaciones”, agregó Linares.


auditorio charla Íconos de lucha

Durante el encuentro las cuatro panelistas recordaron a mujeres de distintas épocas que han sido íconos en la lucha por la consagración de sus derechos. Danya Tavela hizo un reconocimiento particular, ya que aclaró antes que nada que no las iba a nombrar con su apellido de casada: “Juana Azurduy, las maestras de Sarmiento, Alicia Moreau, Eva Duarte, Florentina Gómez Miranda, las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo, nuestras legisladoras, nuestra presidenta, y las miles y miles de mujeres que todos los días sin estar en los medios de comunicación construyen, luchan, aportan para construir una Nación más justa para ellas, para sus hijos y para todos aquellos que deseen habitar el suelo argentino”.También fueron recordadas Elvira Rawson y Mariana Chertkoff, quienes junto a Eva Duarte han tenido un vínculo con la ciudad de Junín.