Anticiparse a los problemas a través del conocimiento
Por el doctor Guillermo Tamarit, Rector de la UNNOBA
Producida la inundación en la ciudad de La Plata, la comunidad universitaria de la UNNOBA -ligada a la Universidad y el pueblo platense de todas las maneras imaginables- se puso “manos a la obra” solidarizándose y diciendo presente ante la penosa circunstancia vivida por los vecinos de esa ciudad.
Colectas por las calles y comercios de Junín y Pergamino, un festival musical, solidario dieron por resultado donaciones de alimentos, ropas y colchones que en tres camiones de la Municipalidad de Junín, fueron entregados a las autoridades de la Universidad Nacional de La Plata, quienes se hicieron cargo para que esta colaboración llegara a quienes correspondía sin interferencias de ninguna naturaleza. Agradecemos a todos los vecinos del Noroeste, artistas, personal de la universidad y estudiantes por el esfuerzo y testimonio dado.
Pasada esta primera etapa, debemos reflexionar para que nada parecido vuelva a suceder. Una ciudad planificada, capital de la principal provincia de nuestro país, que tiene una las universidades más relevantes de habla hispana y, en particular, un departamento de Hidráulica en su Facultad de Ingeniería que se encuentra entre los mejores de Latinoamérica: ¿puede sufrir una catástrofe de estas características? La pregunta resuena aún más cuando el sistema científico-tecnológico permite, en primer lugar, prevenir la situación y, en todo caso, desarrollar alertas tempranas y planes de contingencia que alivien el desastre.
Tener conocimientos -aún de los planes hidráulicos específicos, como en el caso de ciudad de La Plata- es condición necesaria para evitar esas situaciones, pero no suficiente. En la medida en que el sistema de toma decisiones de la política (contemplando tanto a votantes como a representantes) no prioricen estas cuestiones, la probabilidad de que se repitan persiste.
Si como sociedad estamos solo pensando en nuestras conveniencias inmediatas y no queremos escuchar y debatir las advertencias sobre los problemas futuros que generan nuestras actuales formas de vida, no podemos exigir a quienes nos gobiernan soluciones planificadas y al largo plazo.
Nuestra tarea es crear condiciones para que estas nuevas generaciones, además de ser solidarias cuando suceden las tragedias, puedan vivir en una sociedad que sea capaz de anticiparse a los problemas planificando y respetando a la naturaleza y exigiendo a los gobernantes acciones al largo plazo.