Más política, más democracia

Tamarit

Por el doctor Guillermo Tamarit

La política y los políticos están sometidos a fuertes críticas en todas las latitudes. En el caso de occidente es particularmente fuerte, sin que dejemos de observar las crecientes dificultades de organización política y social en otras tradiciones políticas, por caso los países árabes.

Nos encontramos frente a una profunda transformación de la sociedad, de sus economías, sistemas de relaciones, uso de tecnologías; frente a todo esto, las acciones clásicas de la política de la modernidad, en muchos casos no encuentran respuestas adecuadas a las nuevas demandas y formas de organización.

En la edad media la política se estructuró en torno al “Príncipe”. Nicolás Maquiavello, principal teórico que escribió sobre la época, identificó con claridad esa fórmula política medieval.

Las ciencias, las artes, la guerra y la paz, la economía y la sociedad, todas las dimensiones sociales económicas y políticas, giraban en torno a la voluntad despótica del Príncipe.

La Modernidad, a partir del concepto de Estado, crea un conjunto de instituciones que despersonalizan el poder. La irrupción de las ciencias con el concepto de “verdad”, y las artes en nombre de “libertad”, producen la ruptura con el poder centralizado. Las cortes de aduladores ceden su lugar a la verdad científica, y las libertades y derechos son los nuevos dogmas de Occidente.

El Estado se constituye así en garante del ejercicio de esos derechos y de esas libertades.

Lentamente, los niveles de participación, derechos y garantías se fueron ampliando, así como los mecanismos de participación ciudadana. Los distintos colectivos sociales se fueron integrando, entendiendo que la medida de la participación de los propios interesados es un resguardo de sus intereses y los del conjunto.

Así pasamos del voto masculino de propietarios al voto universal, al desarrollo de los partidos políticos, a las elecciones libres y periódicas, y a las garantías de los organismos estatales y multiestatales.

En la actualidad, esa dinámica se ha desacoplado. Las respuestas de la política no van al ritmo de las demandas de la sociedad.

Para muchos, lo que tenemos es un régimen liberal y procedimental de democracia, como plantea el profesor Steven Levitsky: “Una plena democracia cumple con cuatro requisitos básicos: (1) elecciones libres y justas; (2) pleno sufragio; (3) amplia protección de las libertades básicas (de asociación, expresión, prensa); y (4) control civil sobre las fuerzas armadas. Obviamente no es la única definición posible, pero, en mi opinión, sirve para distinguir las democracias de las no democracias en el mundo contemporáneo” (*).

Y, refiriéndose a muchos intelectuales latinoamericanos exiliados producto de las dictaduras, que fueran sus docentes, Levitsky amplía:

“Esa generación de intelectuales latinoamericanos me formó. Fueron (y son) mis héroes. Fueron ellos, que perdieron la democracia, pagaron un precio enorme, y aprendieron, quienes me enseñaron el valor de la democracia liberal. Me enseñaron que si queremos instituciones democráticas fuertes, tenemos que defenderlas siempre, y no sólo cuando los autoritarios son del otro lado político. Porque si nos callamos ante la violación de las normas y derechos democráticos por un gobierno de izquierda, estas normas y derechos no estarán para protegernos cuando (inevitablemente) vengan los gobiernos de derecha. Quizás fue la brillantez de O’Donnell; quizás fue la profundidad del mal que fue el autoritarismo burocrático, pero nunca olvidé esa lección, y no dejaré nunca de enseñarla a mis alumnos”.

Como vemos, aún cuando lo que tenemos es “sólo” una democracia procedimental, debemos entender que es suficiente para seguir impulsando los procesos de transformación que logren crecientes niveles de desarrollo sustentable para nuestras sociedades.

Más política y más democracia son sin dudas los esfuerzos permanentes para lograr sociedades que permitan el desarrollo individual y colectivo.

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(*) Steven Levitsky, politólogo, profesor titular de las asignaturas de Government y Social Studies en Harvard University.