Combatir el barigüí, una cuestión de salud y calidad de vida
Hace poco más de una década un insecto diminuto iba a tranformar definitivamente la vida de los junineses y otros pobladores del interior. Al principio, no parecía que aquel “bichito” importado fuera a cambiar tanto las prácticas cotidianas: las personas iban a pensar dos veces a la hora de armar un programa al aire libre, los trabajadores con tareas a la intemperie iban a implementar novedosas estrategias para eludirlo (fogatas, aplicación de shampoo o vinagre en el cuerpo). Ahora los chicos tenían la excusa perfecta para jugar en la “compu” y muchos amantes del deporte iban a preferir el gimnasio antes que correr en el Parque Borchex.
Con el tiempo vino la resignación: el comentario sobre el clima empezó a venir acompañado del de la “cantidad de barigüíes” en el saludo de dos personas que, repentinamente, se encontraban en una calle o ascensor.
Agustina Marcellino es ingeniera Agrónoma, egresada de la UNNOBA, y comenzó a estudiar al insecto desde el área de Zoología Agrícola. Su testimonio trae una esperanza y, a la vez, una advertencia: no solo que es posible controlarlo para mejorar la calidad de vida, sino que es necesario hacerlo para prevenir posibles enfermedades en la población.
-¿Es posible eliminar el barigüí?
-No completamente, aunque se puede reducir la densidad poblacional a un nivel no molesto para la comunidad. Es muy difícil erradicarlo totalmente, porque donde haya un curso de agua corriente las hembras, que se trasladan por el viento, depositarán sus huevos. Existen más de dos mil especies de simúlidos y setenta se encuentran en Argentina. Su expansión a localidades vecinas resulta cada vez más evidente. Cuando se registran las condiciones óptimas, como cursos de agua no muy contaminados, colocan sus huevos. Luego emergen en formas juveniles de vida acuática [larvas].
-¿En qué zonas se ha detectado este insecto?
-En Argentina se han encontrado especies en esta zona, en Santa Fe y hasta en la Patagonia, o sea que el clima no tiene un rol fundamental. En el mundo se encuentran ampliamente distribuidos. Pueden hallarse ejemplares en las zonas árticas, regiones subtropicales y tropicales, hasta el sur de América. Esta distribución se debe a su amplia adaptación frente a las diversas condiciones. Soporta aguas muy frías, de cero grado, hasta temperaturas de veinte grados. También están en arroyos y pueden llegar a estar a cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Existen tanto en aguas con mucho o escaso oxígeno. El único requisito que tienen es disponer de cursos de agua dulce, adaptadas también a cierto grado de salinidad.
-¿Y por qué han proliferado de tal manera en la ciudad de Junín?
-Estimamos que podría deberse a la presencia de aguas que corren o fluyen, que no estén estancadas. Sin dudas, las lluvias y el aumento del nivel del agua han tenido un rol crucial. Sumado a esto, un escaso control biológico [regulación de la población por enemigos naturales], mecánico [remoción de larvas del sustrato a orillas del río] y químico [con productos sustentables para el medio ambiente], han promovido un microhábitat idóneo para la explosión poblacional.
-¿Qué métodos han resultado eficaces para controlar al insecto?
-Existe una bacteria que se libera en el agua y mata a las larvas que se ubican en la orilla del río. La bacteria se denomina Bacillus thuringiensis.
-Esa bacteria, ¿tiene algún efecto sobre el ecosistema?
-En Santa Fe, donde también tienen este problema, hicieron una prueba con renacuajos, que son los animales acuáticos más sensibles. Y el resultado fue que resistieron.
-¿Existen enemigos naturales que, en ciertos lugares, sirvan como control natural del insecto?
-Sí, según la bibliografía existe evidencia de que ciertos peces se comen las larvas del barigüí.
-O sea, que si trajéramos ciertos peces, también podríamos controlarlo…
-Claro, pero el problema es que eso podría causar un desequilibrio en el ecosistema, traer otro tipo de problemas en la flora y fauna autóctona. Antes de introducir especies exóticas se deben hacer numerosos estudios ambientales.
-¿Se sabe qué origen tiene el barigüí?
-Se cree que su procedencia es África. En ese continente, el barigüí transmite algunas enfermedades como la oncocercosis, que causa ceguera y lesiones en la piel. Además existe otra enfermedad que transmite, llamada mansonelosis. Por eso creo que debería preocuparnos el tema por una cuestión de sanitaria. Según diversos estudios, la provincia de Buenos Aires está libre de estas enfermedades, aunque sí existen en el norte del país.
-Algunos rumores que circulan en la ciudad plantean que el insecto es traído para combatir el pulgón de la soja. ¿Eso es cierto?
-No, esto es imposible ya que esta especie posee un hábito alimenticio que no comprende el consumo de otros insectos. Las que pican son las hembras: ellas chupan sangre de humanos o animales, de la que extraen proteínas que les permiten hacer proliferar sus huevos. En cambio, los machos se alimentan de néctar y polen, de la misma manera que las hembras cuando no crían huevos.
-¿Y cuál es el objetivo de la investigación que estás realizando en la UNNOBA?
-En pocas palabras, queremos evaluar qué especies de insectos se alimentan del barigüí y podrían emplearse como alternativa de control biológico, sin que se generen disturbios en el ecosistema.