Los primeros

Por Lorena Berro
Hace veinte años la UNNOBA comenzó a dictar carreras propias en la región. Ese hecho fue un acontecimiento fundante que marcó un antes y un después en la biografía individual de aquellos primeros estudiantes y, también, en la historia de toda una comunidad que había soñado largamente con tener la universidad en su territorio.
Lo que en los diarios aparecía apenas como el comienzo de un ciclo lectivo, en realidad representaba mucho más: era el inicio de una transformación social profunda , anclada en la certeza de contar con una institución que acompañaba el perfil productivo de la región y daba impulso al proyecto de vida de cada persona que tomaba la decisión de estudiar en ella.
En el primer llamado inscripción a carreras ingresaron a la UNNOBA 1.324 estudiantes, en su mayoría de Junín y Pergamino, aunque también de numerosas localidades vecinas. Con perfiles y aspiraciones diversas, todos coincidían en algo: encontraban en la Universidad una oportunidad.
En 2005, estudiar en la UNNOBA era aceptar un desafío: confiar en una universidad recién creada, elegirla aún con la incertidumbre de lo nuevo y, al mismo tiempo, asumir el compromiso de abrir camino para quienes vendrían después.
Muchos de aquellos jóvenes fueron los primeros en sus familias en acceder a la educación superior y varios de ellos se graduaron. Su presencia en las aulas no solo marcó un hito personal, sino que significó también un acto colectivo: demostrar que el acceso a la universidad podía dejar de ser una aspiración lejana, para convertirse en una posibilidad cierta.

Ese paso inicial tuvo un valor simbólico enorme y estrechó un lazo intangible que fue sembrando en cada estudiante la convicción de sentir a la UNNOBA como propia, y desde esa pertenencia, contribuir a que el conjunto de la sociedad tuviera a su disposición un instrumento valioso.
En el presente, más de 13 mil personas forman parte de la vida de la UNNOBA, lo que muestra el crecimiento exponencial que tuvo aquel proyecto que echó raíces, en parte, gracias a la confianza de aquellos primeros estudiantes.

A dos décadas de la puesta en marcha de ese primer ciclo lectivo, volver a escuchar a algunas de esas voces sirve para dimensionar lo que la experiencia universitaria representa en la vida de una persona, y al mismo tiempo, reconocer el impacto de la educación pública de calidad en el conjunto de la sociedad.
Una experiencia que transforma
Mariana Sívori , Luciana Molina , Carlos Gabriel Picapietra y Edgardo Barnetche fueron ingresantes 2005. Provenientes de distintos lugares y con biografías personales diferentes, encontraron en la UNNOBA y en su oferta académica la posibilidad de seguir una carrera universitaria. Graduados e insertos en el mundo productivo de la región, organizaron su proyecto de vida con las herramientas que les dio su paso por la Universidad y consiguieron transformarse en aquello que alguna vez “soñaron ser”.
Mariana es abogada y trabaja en la administración de Naldo Lombardi en Junín. Luciana es licenciada en Enfermería, jefa del Servicio del Hospital de Los Toldos y docente. Edgardo es ingeniero mecánico y gerente del área de Servicios de CVC SA Scania. Y Gabriel es ingeniero agrónomo, trabaja en la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino del INTA y, además, es docente.
Para una producción realizada por El Universitario y el Área de Realizaciones Audiovisuales (AURA) de la UNNOBA, cada uno de ellos abrió las puertas de sus lugares de trabajo. En un diálogo íntimo, recrearon sus vivencias como estudiantes universitarios y lo que significó para ellos el hecho de haber sido “de los primeros” en estudiar en la UNNOBA.
En singular, cada uno cuenta una historia de superación. Y en plural, todos remiten al espacio común de pertenencias a una institución que, desde el primer día, les permitió moldear sus aspiraciones personales y profesionales.
Reconocen la confianza como atributo determinante al momento de decidir anotarse en una Universidad que estaba dando sus primeros pasos y confiesan que esa elección no estuvo exenta de cierto temor ante lo nuevo.
Acompañados por sus familias, en algunos casos estudiando y trabajando, destacan que en la UNNOBA se establecieron vínculos que perduran. Como los demás, se formaron y, sin ser demasiado conscientes de ello, se transformaron en testigos y protagonistas de la instancia fundante de una universidad, algo que de por sí los inscribió en una historia que les pertenece a ellos, pero también a tantos otros que llegaron a lo largo de estos años.
En épocas de trámites de inscripción hechos en papel y clases tomadas en distintos espacios físicos, vieron cómo se construyó la UNNOBA y su experiencia resultó la sustancia imprescindible de ese proceso.
Hoy, cada uno desde su realidad, valora su paso por la Universidad. Algunos siguen siendo parte de la vida de la UNNOBA y todos siguen sintiendo que ella les pertenece. También depositan esperanzas en el futuro, conocedores de que la universidad no solo transforma trayectorias individuales, sino que fortalece identidades comunes, incrementando las posibilidades de expansión de una construcción que siempre es colectiva.
Realización audiovisual del video “Primeros ingresantes”: Área Universitaria de Realizaciones Audiovisuales (AURA)
Diseño: Laura Caturla
Edición de imágenes: Lautaro Chiesa

