Argentina, a contramano del Premio Nobel de Economía

 

Premio Nobel de Economía 2025 otorgado a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt. Ilustraciónes: Niklas Elmehed en https://www.nobelprize.org/

 

Por Guillermo Tamarit*

Sorprende el contraste entre los recientes aportes de los Premios Nobel de Economía en los años 2024 y 2025, centrados en el rol de las instituciones y la innovación tecnológica en el crecimiento económico, y la situación actual de Argentina.

El país transita en dirección contraria a los principios fundamentales del desarrollo económico sustentable, con instituciones debilitadas, falta de previsibilidad jurídica y el menor nivel de inversión en ciencia y tecnología (CyT) de su historia reciente. Sin instituciones inclusivas ni una estrategia de desarrollo basada en el conocimiento, la Argentina no podrá revertir su tendencia al estancamiento.

Desde hace décadas, la economía institucional y la teoría del crecimiento innovador han aportado explicaciones sólidas sobre las causas del desarrollo económico sostenido. Los recientes ganadores del Premio Nobel de Economía en 2024 y 2025 ratifican esta línea de pensamiento: las instituciones inclusivas y la innovación tecnológica son condiciones necesarias —aunque no suficientes— para el progreso económico y social. No obstante, la Argentina parece avanzar en sentido contrario, deteriorando su arquitectura institucional, desinvirtiendo en sectores estratégicos y debilitando sus perspectivas de desarrollo.

Instituciones y desarrollo: aportes del Nobel 2024

El Premio Nobel de Economía 2024 fue otorgado a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson por sus contribuciones al entendimiento de cómo las instituciones políticas y económicas moldean el desarrollo de las naciones. En su obra más influyente, Why Nations Fail (Por qué fracasan los países, 2012), los autores sostienen que el éxito económico a largo plazo se basa en instituciones inclusivas, es decir, estructuras que promuevan la participación, aseguren derechos de propiedad, garanticen el cumplimiento de la ley y eviten la concentración del poder en manos de élites extractivas (Acemoglu & Robinson, 2012).

Este marco teórico plantea que el fracaso institucional ocurre cuando el poder económico y político se encuentra concentrado en grupos que impiden el surgimiento de innovaciones y de una economía dinámica.

La impersonalidad en la toma de decisiones, la independencia del Poder Judicial, la previsibilidad jurídica y la solidez de los órganos de control son características centrales de los países desarrollados.

El Premio Nobel de Economía 2024 fue otorgado a Daron Acemoglu, Simón Johnson y James A. Robinson. Foto: Clément Morin en https://www.nobelprize.org/

Deficiencias institucionales en Argentina

En contraste con estas recomendaciones, el caso argentino presenta serias deficiencias institucionales. El país arrastra una prolongada falta de integración plena en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, demoras en el nombramiento de jueces federales y vacancias prolongadas en organismos de control clave como la Auditoría General de la Nación (AGN) y la Defensoría del Pueblo, cuya titularidad permanece vacante desde hace más de 15 años.

Asimismo, la inestabilidad del marco normativo, el uso discrecional de herramientas institucionales, como el veto presidencial, y la falta de transparencia en los procesos de designación afectan negativamente la confianza en el Estado de derecho y alejan a la Argentina de los modelos institucionales que promueven el desarrollo sostenido.

Innovación tecnológica como motor del crecimiento: aportes del Nobel 2025

En 2025, el Premio Nobel fue concedido a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt por sus investigaciones sobre el crecimiento económico impulsado por la innovación. Mokyr ha destacado cómo las condiciones culturales, educativas e institucionales fomentan (o bloquean) el avance científico y tecnológico (Mokyr, 2016). Aghion y Howitt, por su parte, desarrollaron la teoría del crecimiento por destrucción creativa, que explica cómo las innovaciones reemplazan tecnologías obsoletas y generan aumentos sostenidos de productividad (Aghion & Howitt, 1992).

Este enfoque enfatiza que la inversión en investigación, ciencia y tecnología (CyT) es indispensable para sostener el crecimiento económico en el largo plazo. Lejos de estas recomendaciones, la Argentina enfrenta el menor nivel de inversión en CyT de su historia reciente, con una política centrada exclusivamente en el ajuste fiscal y sin una estrategia que promueva el conocimiento como base del desarrollo.

En conclusión, la situación actual de Argentina pone en evidencia una profunda disonancia respecto a los principios defendidos por los economistas galardonados con el Nobel en 2024 y 2025. La falta de instituciones inclusivas, la inestabilidad jurídica y la desinversión en innovación y ciencia son barreras estructurales que impiden avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenido e inclusivo.

Mientras el mundo premia y adopta políticas basadas en la consolidación institucional y el impulso a la innovación, Argentina parece aferrarse a un modelo sin horizonte de crecimiento. En este contexto, el desafío no radica únicamente en corregir desajustes económicos coyunturales, sino en redefinir una estrategia de país que priorice el conocimiento, la legalidad y la inclusión como pilares del desarrollo.

Referencias bibliográficas

  • Acemoglu, D., & Robinson, J. A. (2012). Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty. Crown Business.
  • Aghion, P., & Howitt, P. (1992). A Model of Growth through Creative Destruction. Econometrica, 60(2), 323–351.
  • Mokyr, J. (2016). A Culture of Growth: The Origins of the Modern Economy. Princeton University Press.
  • Sveriges Riksbank. (2024, 2025). Press releases on the Sveriges Riksbank Prize in Economic Sciences in Memory of Alfred Nobel. Retrieved from: https://www.nobelprize.org

*El autor es rector de la UNNOBA. Doctor en Ciencias Jurídicas, profesor de Derecho Público y consejero de la Magistratura de la Nación.