"La UNNOBA ha sido articuladora de consensos"

La exvicerrectora Danya Tavela, actual diputada nacional, tuvo un rol clave en la construcción de la UNNOBA desde sus inicios. Ejerció el segundo cargo más importante de la Universidad desde 2007 hasta 2021, con algunos intervalos, como cuando le tocó ser subsecretaria (2015-2017) y secretaria de Políticas Universitarias de la Nación (2017-2018).

En la entrevista hecha por Gricelda Incerti (El Universitario), Danya se refiere al desafío que implicó la concreción del proyecto educativo que era la UNNOBA en los inicios. "Me quedo con la experiencia de haber construido un proyecto colectivo", resume.

Para la diputada y docente, la integración de la Universidad en la sociedad y la identificación de la población con la institución, es consecuencia del trabajo realizado con la comunidad durante todos estos años: "La UNNOBA tiene una marca registrada por haber sido articuladora de diálogos y consensos. Eso permitió que fuera este faro que hoy es para la sociedad, ese proyecto en que toda la comunidad se siente reconocida".

También reflexiona acerca de los principios reformistas que guiaron el desarrollo institucional en estos primeros veinte años de vida: los concursos docentes para asegurar la calidad, el rol clave de la extensión como una manera de responder a las necesidades sociales, entre otros.

En el orden personal, Danya recorre su infancia en San Clemente del Tuyú, su vivencia como estudiante, militante, docente y gestora en la Universidad Nacional de La Plata y su designación como vicerrectora de la UNNOBA, cuando tenía 30 años. En aquellos inicios, le tocó, además, ser mamá. "Fue una maternidad compartida, cuando nació Eugenia y a la vez estaba cocreando una institución educativa", recuerda.

En la entrevista también evoca lo que implicó ocupar un rol clave en esta Casa de Altos Estudios y en el sistema universitario nacional, siendo joven y mujer. "Todavía hoy sigue habiendo pocas mujeres en cargos directivos en el sistema universitario", resalta. Sin embargo, aclara: "En la UNNOBA siempre hubo una lógica de igualdad".

Por otra parte, la actual diputada nacional no evade referirse a temas de actualidad que hoy se discuten en el Congreso, como la creación de nuevas universidades: "A esas instituciones, como a la UNNOBA en sus comienzos, van a ir chicos y chicas que jamás hubieran soñado con estudiar en una universidad".

 


"La UNNOBA es la medida de la esperanza"

Luis Lima, primer rector organizador de la UNNOBA, y Guillermo Tamarit, rector actual, evocan los comienzos de la UNNOBA en 2002, a propósito de los veinte años que cumple la Universidad el 16 de diciembre de 2022.

En un diálogo con Sebastián Martino se refieren a las ideas iniciales que sustentaron la creación de la Universidad, al mismo tiempo que reflexionan sobre la concreción de aquellas ideas y los desafíos de la UNNOBA a futuro.

"Tener una idea de cómo debe debe ser una Universidad es importante, llevarla a la práctica, mucho más", asegura Luis Lima. En tanto, Tamarit plantea: "En un país con tanta desesperanza, la UNNOBA es la medida de la esperanza. Se pueden hacer cosas que tienen un altísimo impacto en la sociedad".


La inserción de la UNNOBA en la comunidad

 

Por Ana Sagastume

Podemos hacer el ejercicio de preguntarle a la primera persona que se nos cruce en el camino “¿qué hace universidad?” y, seguramente, nos va a responder una serie de respuestas vinculadas a una de sus funciones más importantes: la de brindar educación superior de calidad o formar profesionales que acrediten un saber determinado. Siguiendo este ejercicio mental, es posible que encontremos, en menor medida, algunas personas que también asocien la actividad universitaria con la investigación, es decir, la tarea que implica producir nuevos conocimientos dentro de una disciplina, generados a partir de métodos consensuados por la comunidad científica. Existe una tercera función que, aun siendo sustantiva, central y fundamental, no está tan asociada —desde la percepción social— con la actividad universitaria: la extensión.

“La extensión es la actividad universitaria mediante la cual la Universidad aporta a la sociedad, en forma crítica y creadora, los resultados y logros de su investigación y docencia”, se define desde la página web institucional de la UNNOBA, que luego añade: “Asimismo, al conocer la realidad social y su cultura, enriquece toda su actividad académica conjunta”.

Juan Pablo Itoiz fue uno de los primeros secretarios de Extensión que tuvo la Universidad y es uno de los funcionarios que más tiempo ha permanecido bajo la misma responsabilidad dentro de la UNNOBA: fue titular del área desde 2007 hasta 2017 y, posteriormente, desde 2020 hasta la actualidad. Con él reflexionamos acerca del recorrido de la extensión universitaria, en el contexto de los 20 años que cumple la UNNOBA.

Juan Pablo Itoiz es el actual secretario de Extensión Universitaria.

Para este licenciado en Ciencias Políticas y docente de la carrera de Abogacía de la UNNOBA, la extensión es, de las tres funciones que tiene la universidad, la que posee mayor proyección hacia afuera: “Implica un compromiso social que promueve un vínculo con la comunidad, con la sociedad civil, con los problemas cotidianos, no solo coyunturales, sino de fondo. Nosotros defendemos este compromiso de la universidad a partir de los postulados de la Reforma Universitaria de 1918”. Podés leer más sobre la Reforma de 1918 en la nota Un grito de libertad

De esta manera, según Itoiz, la extensión “interviene, participa, colabora, interpela y trata de hacer un aporte desde la mirada universitaria, teniendo en cuenta que la solución de los problemas que sufre una sociedad no es competencia de la universidad”. No obstante, la universidad intenta, a través de la extensión, “hacer su aporte”.

Educación para todas las personas

Las primeras actividades de extensión universitaria en la UNNOBA comenzaron casi en simultáneo con el dictado de las primeras carreras, cuando, a mediados de 2005, se abrieron los cursos de extensión dirigidos a personas mayores de 55 años, a través del Programa de Educación y Promoción de la Salud de Adultos Mayores (PEPSAM). En aquel momento, el interés despertado en la comunidad fue de tal magnitud que los cupos se cubrieron el mismo día en que se inició la inscripción y, entonces, se tomó la decisión institucional de duplicar la cantidad de cursos para ese mismo año.

En el PEPSAM se dictan talleres de temáticas diversas: computación, actividad física, historia, memoria, yoga, tango, entre otras.

Raquel Castro, quien fuera directora del PEPSAM desde 2005 hasta 2020, recuerda que en los inicios el desafío que tenía era “instaurar en la sociedad que la educación era posible también para las personas mayores y, al mismo tiempo, que la propia Universidad y sus actores se apropiaran de este nuevo paradigma”.

“Otro de los desafíos —añade Castro— era que las mismas personas mayores dejaran de lado sus incertidumbres, temores y prejuicios, y se acercaran a esta nueva propuesta”. Esto último parece haber sido ampliamente logrado, si se tiene en cuenta el impacto que tuvo el PEPSAM en la comunidad en los años sucesivos, cuando, durante el primer día de inscripción de cada cuatrimestre, los pasillos de la UNNOBA parecían ser “invadidos” por centenares de personas mayores que, para no perder su cupo en algunos de los cursos más codiciados, “hacían cola” desde la madrugada. El año 2012 fue el que mayor cantidad de inscriptos tuvo el PEPSAM: 1200 por cada cuatrimestre.

Raquel Castro fue directora del PEPSAM desde 2005 hasta 2020.

Más allá del éxito de este programa en sus inicios, no se trató de una experiencia aislada sino que se inscribía en una visión general acerca del vínculo que la universidad debía tener con la sociedad. El rector organizador de aquel momento, Luis Lima, lo reiteraba casi como un slogan: “La UNNOBA debe ser una universidad abierta a todos”.

“La universidad debe estar abierta a todos, es decir, a todas las personas y a todos los pensamientos. Debe estar abierta a la comunidad, y no solo a los estudiantes que vengan a estudiar una carrera”, decía Lima en una entrevista (Diario La Verdad, 6/11/2005). “La universidad debe ser capaz de encauzar el esfuerzo de aprender estudiando y de mejorar aprendiendo”, insistía Lima y fundamentaba: “El 96% de la población argentina no llega a la universidad. Nosotros estamos trabajando en mejorar la calidad de vida, porque el mejoramiento cultural es un horizonte infinito, nunca se agota. Por eso comenzamos con el PEPSAM, que forma parte de la apertura de la Universidad a la comunidad”.

La idea inicial de la UNNOBA fue que la Universidad debía ir más allá de la formación en carreras de grado, sino que debía ser accesible para todas las personas que apuntaran a aprender o a seguir estudiando. Esta nota fue publicada en el diario La Verdad (Junín) el 6 de noviembre de 2005.

Bajo este horizonte que apuntaba a acercar propuestas educativas a diversos grupos sociales que no tenían la intención de estudiar una carrera, se abrieron en 2006 los “cursos de extensión cultural” dirigidos a personas de todas las edades. Ese mismo año se creó la Dirección de Deportes, lo que permitió que la comunidad universitaria, integrada por estudiantes, docentes y no docentes, pueda realizar actividades físicas, como un complemento de la actividad académica e intelectual. Adicionalmente, los deportes mejoraron la inserción de la UNNOBA en la comunidad, por la participación de los equipos en distintos torneos y competencias abiertas.

Con el tiempo, la oferta de cursos para mayores y de extensión cultural (para todas las edades), devino en la creación de distintos espacios y programas dentro de la Secretaría de Extensión: de Idiomas, de Formación y Actualización Laboral, de Cultura General. En la actualidad, hasta los niños, niñas y adolescentes tienen su lugar en la Universidad mediante talleres lúdicos vinculados al arte, la tecnología y la ciencia.

Diego Batalla, secretario de Extensión desde 2017 hasta 2020, recuerda que fue durante su gestión cuando se formalizaron las propuestas para grupos específicos: “En el año 2019, y con la aprobación del Consejo Superior de la Universidad, se realizó una reformulación de las áreas de la Secretaría, lo cual tuvo un impacto grande en los cursos y talleres de extensión abiertos a la comunidad. De esta manera, se dispuso la puesta en marcha de una oferta diferenciada para niños y adolescentes, cultura general, capacitación y formación laboral. Además, se institucionalizó el Programa de Idiomas para la Comunidad, con una nueva diagramación por niveles. Todo este proceso se dio en diálogo con las unidades académicas, el Departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad, docentes y talleristas”.

Para Itoiz estos espacios de formación dentro de lo que se denomina “educación no formal” (es decir, no estructurada, ni ordenada cronológicamente) permitieron “la incorporación de muchas personas jóvenes y adultas que no habían tenido experiencia universitaria por distintas circunstancias”. “Estas personas encontraron en la Universidad una oportunidad para mejorar y progresar”, señala Itoiz.

Durante la gestión de Diego Batalla se formalizaron los distintos espacios para el dictado de cursos.

Tanto Castro como Batalla valoran también que esos cursos de extensión que, en principio se dictaron en las sedes de Junín y Pergamino, actualmente se ofrecen en diversas localidades de la región de influencia de la UNNOBA. “Me parece destacable que el PEPSAM haya llegado a distintos lugares de la región”, comenta Castro, magíster en Gestión de Servicios de Gerontología. Batalla, por su parte, al evaluar su gestión considera que durante ese período “se continuó consolidando la presencia de los talleres y cursos de extensión en la región del NOBA, sumando nuevas propuestas y nuevos capacitadores por parte las unidades académicas de la Universidad”.

De acuerdo a lo que plantea Itoiz, eso ha sido, en parte, gracias al vínculo que la UNNOBA estableció con los gobiernos locales, las asociaciones intermedias, las entidades de la sociedad civil, las cuales le permitieron integrarse en la región. “Cada una de estas entidades fue descubriendo que el vínculo con la Universidad las potenciaba, las mejoraba y les brindaba mejores capacidades para afrontar los desafíos”, subraya.

La UNNOBA dicta cursos, capacitaciones y talleres en distintas localidades de la región.

Rol social de la Universidad

Las actividades de la Secretaría de Extensión no se limitan al dictado de cursos y capacitaciones para personas que quieran ampliar sus conocimientos y tener un acercamiento con el ámbito universitario, sino que se intenta realizar un aporte, desde los saberes propios de la Universidad, para la solución de problemáticas sociales.

Por ejemplo, a través de los proyectos de extensión en los que participan docentes y estudiantes que pertenecen a las distintas Escuelas y unidades académicas (Tecnología, Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales, Desarrollo Humano, Ciencias Económicas y Jurídicas) se abordan problemas específicos (vinculados a la salud, educación, derechos humanos, identidad, etc.), apuntando a mejorar la calidad de vida de la comunidad.

El proyecto de extensión "Punto Qom" fue implementado por docentes y estudiantes de Diseño en San Nicolás. Apuntó a mejorar la calidad de las producciones artesanales, mediante el respeto y puesta en valor del acervo cultural de la comunidad Qom.

El exsecretario de Extensión, Diego Batalla, recuerda que en 2019 se llegó a la cifra récord, con 44 proyectos presentados. “Esto ha sido gracias al trabajo de capacitación y promoción realizado de manera conjunta con las unidades académicas”, estima Batalla.

Para el actual secretario de Extensión, Itoiz, es en esta área (proyectos de extensión) donde se inscriben uno los mayores desafíos de la Secretaría, en el marco del vigésimo aniversario de la UNNOBA: “Tenemos que mejorar los procesos, potenciando la calidad de las prácticas de extensión. Esto implica que tenemos que apuntar a lograr una mayor participación de docentes y estudiantes en los proyectos de extensión, así como a profundizar las prácticas comunitarias de las materias”.

El proyecto de extensión "Yo cuido mi salud" se implementó primero en merenderos de Junín y, posteriormente, en la comunidad wichi del "Impenetrable Chaqueño".

Otro ejemplo de inserción de la UNNOBA en la comunidad es el programa “Casitas del Saber”, el cual promueve la inclusión social de niños y niñas de 3 a 12 años. Estos espacios se insertan en distintos barrios vulnerables o poblaciones donde la Universidad tiene sede, con el objetivo de fortalecer el desarrollo integral de la infancia a través de la promoción y ampliación de sus conocimientos y saberes. Se trabaja en problemáticas tales como la deserción escolar, con  la finalidad de evitar la exclusión educativa de niñas y niños. En definitiva, la idea es acercar la Universidad a los sectores más vulnerables de la infancia.

Itoiz, profesor asociado de Derecho Político en la UNNOBA, especifica: “Las Casitas del Saber buscan bajar la deserción escolar de los chicos que están en la primera etapa de su formación y acompañarlos en ese proceso de enseñanza-aprendizaje que tanto se ha debilitado en los últimos años”.

Otra área de trabajo que apunta al mejoramiento de la calidad de vida comunitaria es la Escuela de Dirigentes Sociales, emprendida a partir de un convenio con la Sociedad de Comercio e Industria de Junín. “Esta Escuela se orienta a la formación de líderes y dirigentes sociales, comunitarios, políticos, gremiales, con la finalidad de mejorar la calidad de la actividad política a nivel local”. En suma, el reto a futuro de la Secretaría es seguir consolidando la “presencia social y comunitaria” de la UNNOBA.

Identidad UNNOBA

La comunidad universitaria participa de distintas competencias y torneos. Esta es otra de las maneras en que la UNNOBA promueve el vínculo con la comunidad.

Para Itoiz, la UNNOBA es “la institución de mayor consideración y valorización social” de la región, por haber sido capaz de gestar “un proceso de transformación social, cultural, educativo”.

Yo creo que esa valorización que ha tenido la UNNOBA se ha logrado a partir del vínculo con la comunidad. Ese vínculo, que primero fue con las sociedades de Junín y Pergamino, y después se expandió regionalmente, permitió generar un sentido de pertenencia. Es decir, la propia sociedad se apropió de la Universidad”, evalúa Itoiz.

La Universidad es algo ya incorporado por la sociedad y creo la extensión ha sido un baluarte en ese sentido”, asegura.

 

Diseño: Laura Caturla


20 años de ciencia en la UNNOBA

Por Ana L. Sagastume

Uno de los indicadores de calidad de las universidades se vincula con la capacidad de producción científica. “La investigación es la locomotora de las actividades universitarias”, definía el rector Guillermo Tamarit en su asunción como rector en 2019 y agregaba, taxativo: “Las universidades que no investigan no son verdaderas universidades”. Este planteo ha sido recurrente en sus distintas intervenciones públicas.

La importancia que tiene la investigación en las universidades se relaciona, en principio, con la generación de nuevos conocimientos, los cuales, en el tiempo y sumados a otros saberes producidos en el campo científico, pueden colaborar en la resolución de problemas de la sociedad. Pero también, la investigación influye en la calidad académica de quienes enseñan y, por tanto, en la calidad de la enseñanza que reciben quienes estudian. Esto es por una simple causa: docentes que investigan, no solamente están actualizados en los últimos avances, sino que también poseen mayores conocimientos de cómo se genera o produce el saber científico y, por tanto, pueden transmitir ese proceso a sus estudiantes. Están, además, en lo que se denomina la “frontera del conocimiento”, es decir, el límite entre todo lo que ya se sabe y lo que se está por descubrir. Por este motivo enriquecen en todo sentido la enseñanza impartida.

Silvina Sansarricq fue la primera secretaria de Investigación de la UNNOBA (2004-2007 y, posteriormente, durante 2016). Durante el período 2007-2015 se desempeñó como prosecretaria del área. Foto: UNSAdA-Comunicación.

A veinte años de la creación de la UNNOBA, puede advertirse un desarrollo sustantivo en el campo científico, a partir de más de 200 docentes que se dedican a la investigación en la región en sus nueve laboratorios, cuatro institutos y tres centros en las ciudades de Junín y Pergamino, además de los diversos grupos dedicados a temas específicos. A esto se agrega el logro de contar con unidades de dependencia compartida con el Conicet (CITNOBA) y la asociación con la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC). Pero, ¿cómo se logró este crecimiento en tan solo dos décadas? ¿Cuáles eran los desafíos que en los inicios se tenían y cuáles se presentan hoy, de cara al futuro?

Silvina Sansarricq fue la primera secretaria de Investigación, Desarrollo y Transferencia que tuvo la UNNOBA (2004-2007), durante la etapa de organización, a cargo del ingeniero Luis Lima. “El desafío en aquellos inicios era comenzar a organizar las actividades específicas del área de investigación. En ese momento, desde la Secretaría planeamos dos grandes estrategias. La primera fue la identificación de líneas de investigación consolidadas en la región, para participar en grupos ya existentes y de probada excelencia. La segunda, la creación de nuevas líneas que generen conocimientos pertinentes para el desarrollo de la región y para el bienestar de su gente”, evoca Sansarricq, quien  se desempeña actualmente como vicerrectora de la Universidad Nacional de San Antonio de Areco (UNSAdA).

La capacidad instalada del INTA (Pergamino) le sirvió a la UNNOBA para dar sus primeros pasos en materia de investigación, a partir de su vinculación estratégica.

Sansarricq resalta que la presencia en la región de instituciones públicas, como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Doctor Julio Maiztegui” (INEVH), además de las entidades vinculadas con la agroindustria (como Rizobacter), implicaron contar de antemano con un importante acervo científico y tecnológico en la región. “Ya había una masa crítica en el territorio. Sin dudas, eso constituyó una fortaleza”, subraya. El otro desafío que se planteó la Secretaría fue el de establecer líneas nuevas y grupos propios de la UNNOBA, a partir de la radicación de investigadores e investigadoras que estuvieran trabajando en otras Universidades y de la formación de graduadas y graduados.

Fue durante la gestión de Rolando Rivera (2007-2010), en la cual Sansarricq continuó como prosecretaria del área, que se logró radicar a investigadores que trabajaban, en ese momento, en distintas instituciones del país y estaban residiendo en otras ciudades. El doctor Rivera ejemplifica: “Se logró radicar a Virginia Pasquinelli (actual directora de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales) y a Carolina Cristina (actual secretaria de Investigación, Desarrollo y Transferencia) quien solicitó apoyo para armar el laboratorio que luego se convirtió en el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas (CIBA). En esa época, también se establecieron Mariano Merino y Gabriela Fernández (quienes investigan, en la actualidad, desde el Centro de Bioinvestigaciones), entre otras personas que se incorporaron y residen hoy en la zona de influencia. En definitiva, se buscaron distintos perfiles dedicados a la investigación científica, que tuvieran intenciones de trabajar y vivir en la región. Estos espacios científicos comenzaron siendo muy incipientes y hoy nos cuesta imaginar esos inicios, por la envergadura que actualmente poseen”.

Rolando Rivera fue secretario de Investigación desde 2007 hasta 2010.

La radicación de investigadores en la región y el programa de capacitación de recursos humanos fueron acciones que se dieron en el marco de la definición de las líneas prioritarias de investigación para la UNNOBA. Rivera valora, especialmente, que la Universidad pudo, primero, establecer y, luego, mantener una política científica a lo largo de sus dos décadas de vida: “En aquel momento, pudimos definir qué tipo de ciencia queríamos para la UNNOBA”. “Creo que en todo este tiempo se ha continuado con la estrategia que ha marcado Tamarit desde el inicio de su gestión, que es darle importancia a la ciencia, a la tecnología y a la innovación. Me parece destacable que la UNNOBA ha mantenido un mismo rumbo”, subraya Rivera, investigador principal del Conicet.

De su gestión como secretario, Rivera valora la constitución de la Unidad Integrada INTA-UNNOBA. “Hoy es una realidad cotidiana que el INTA y la UNNOBA trabajen en conjunto, pero esto llevó mucho tiempo. Un porcentaje importante de mi gestión lo constituyeron conversaciones para establecer esta unidad integrada. Tuvimos que llegar a puntos de entendimiento comunes”, plantea el científico. En ese sentido, Sansarricq considera que la creación de la Unidad Integrada con el INTA, en 2009, fue “un hito” significativo del desarrollo de la investigación en la Universidad. “Junto con la constitución del Centro de Investigación y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (CITNOBA), unidad de doble dependencia con el Conicet, fue posible el desarrollo de proyectos de vinculación tecnológica (público-privada), financiados a través de distintos instrumentos”, agrega Sansarricq, quien continuó siendo prosecretaria de Investigación hasta 2015, durante toda la gestión de Jerónimo Ainchil.

Firma de convenio para la constitución de la Unidad Integrada INTA-UNNOBA (2009).

Precisamente, para Ainchil, secretario de Investigación de la UNNOBA desde 2010 a 2015, uno de los acontecimientos más importantes de su gestión fue cuando se logró constituir el CITNOBA, en 2014. “Fue un arduo trabajo. Pero este logro fue posible, gracias a la labor previa realizada durante las gestiones anteriores (de Rivera y Sansarricq)”, aclara el exsecretario de Investigación y actual rector de la UNSAdA.

“Los CIT (Centros de Investigación y Transferencia) implican una suerte de 'paraguas' de distintas disciplinas de conocimiento, de las cuales se espera que, en un número de años razonable, puedan constituirse en unidades ejecutoras en sí —comenta Ainchil—. De hecho, ya se presentó en el Conicet la propuesta de constituir una unidad ejecutora, a partir de la experiencia del CIBA”.

Jerónimo Ainchil fue secretario de Investigación desde 2010 hasta 2015. Foto: UNSAdA-Comunicación.

Pero antes de lograr crear esa unidad de doble dependencia con el Conicet (CITNOBA), la gestión de Ainchil mostró otros logros: “En el período en que fui secretario de Investigación, se pudieron crear los primeros cuatro institutos y centros de la Universidad: el Instituto de Diseño e Investigación (IDI, 2011), el Instituto de Investigación y Transferencia de Tecnología (ITT, 2011), el Instituto de Políticas y Gobierno (IPG, 2012) y el Centro de Bioinvestigaciones (CeBio, 2011). Esto fue posible porque primero habíamos ordenado toda la reglamentación de cuáles eran los núcleos de actividades científicas y tecnológicas para la UNNOBA. Habíamos definido qué requisitos debían tener los grupos, laboratorios, centros e institutos”.

El Instituto de Investigación y Transferencia de Tecnología (ITT), creado en 2011, fue uno de los primeros espacios de la UNNOBA dedicados a la investigación científica.

Este ordenamiento y la creación de estos espacios de investigación posibilitó su asociación con la Comisión de la Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC). “Esto, a su vez, nos brindó algunas ventajas a la hora de conseguir subsidios para investigación o incorporar a becarios”, señala Ainchil.

El Centro de Bioinvestigaciones (CeBio) fue creado en 2011, junto al Instituto de Investigación y Transferencia de Tecnología (ITT) y el Instituto de Diseño e Investigación (IDI).

La gestión del actual rector de UNSAdA fue un período floreciente para la investigación en la universidad y un momento de oportunidades para quienes decidieran dedicarse a la tarea científica, a partir de distintas convocatorias: “Formalizamos un programa de recursos humanos, armamos un programa de becas de posgrado para quienes habían terminado sus carreras en la UNNOBA. Además, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) presentó un programa de becas de Estímulo a las Vocaciones Científicas, dirigido a estudiantes de los últimos años. La CIC, por su parte, comenzó a realizar Jornadas Científicas donde los Jóvenes Investigadores que se iniciaban podían presentar sus avances. Era toda una movida”.

El Instituto de Investigación y Diseño (IDI) funciona desde 2011 en Pergamino.

Otro de los objetivos de su gestión apuntó a enriquecer el vínculo con el sector privado: “Hicimos un programa de proyectos de innovación tecnológica y transferencia, donde buscábamos que la investigación sea aplicada y hubiera una empresa que fuera la adoptante del producto del proyecto”. Entre estas iniciativas pueden mencionarse: el Sistema Soporte de Decisión para la Cuenca Alta del Río Salado, Microencapsulación de bioproductos y agentes agroquímicos de aplicación a semillas (con Rizobacter), entre otros. “En todos estos casos había un grupo de la Universidad y una empresa, contando con financiamientos importantes para su ejecución”, explica Ainchil.

El Laboratorio de Ensayos de Estructuras y Materiales (LEMEJ), creado en 2014,  demuestra la voluntad de la Universidad de relacionarse con el entorno, brindando soluciones a problemas concretos. Funciona en el predio del Edificio Presidente Raúl Alfonsín, Junín. Foto: Lautaro Chiesa.

Además, se creó un Centro de Desarrollo Tecnológico (CENTEC), que tenía por objetivo brindar servicios de biotecnología de reproducción bovina en las provincias de Buenos Aires y Corrientes. “La verdad que en esos años tuvimos todas esas oportunidades, nos organizamos internamente, nos vinculamos con los organismos de ciencia y tecnología y nos presentamos a muchos financiamientos importantes”, resume el doctor Ainchil al referirse a su gestión, que culminó en 2015.

El Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas se inauguró en 2015 en Junín. 

La actualidad y el futuro de la investigación de la UNNOBA

Aunque Carolina Cristina es secretaria de Investigación, Desarrollo y Transferencia desde 2017, se siente parte de los inicios de la investigación de la UNNOBA ya que —como recordaba Rivera— se inició con un proyecto de investigación que luego, con el correr del tiempo, se convirtió en un espacio científico de relevancia para la región, el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas (CIBA, en 2015), el que, en la actualidad integran unas 25 personas y que estudia  tumores, infecciones, enfermedad de Alzheimer, entre otros temas significativos para la salud humana. Por su recorrido como científica de la UNNOBA y del Conicet, su mirada abarca las dos décadas de vida de la Universidad.

Carolina Cristina es la actual secretaria de Investigación, Desarrollo y Transferencia de la Universidad. Foto: Matías Lucero.

“En materia de investigación el crecimiento de la UNNOBA ha sido exponencial”, señala la doctora Cristina y luego matiza: “Esto es, básicamente, porque partimos de muy poco. De cero a lo que hoy tenemos, es lógico que ese crecimiento pueda verse con una pendiente positiva grande. Sin embargo, yo creo que ese proceso que, en general, en otras Universidades es lento, en nuestra institución se dio bastante rápido”.

Como Rivera, Cristina valora que las políticas científicas de la UNNOBA mantuvieron la misma orientación desde los inicios y que la planificación fue fundamental a la hora de lograr un crecimiento que tuviera pertinencia para la sociedad: “Todos estos logros fueron posibles por la 'hoja de ruta' que se marcó en los primeros tiempos, tanto en el Proyecto Institucional de 2004, como en el Plan Estratégico 2013-2019. Desde los inicios, se apuntó a la consolidación de recursos humanos y centros de investigación, así como a la generación y fortalecimiento de la vinculación y la transferencia tecnológica hacia el medio”.

El CeBio, ubicado en Pergamino, se dedica a la investigación de la biodiversidad de insectos y su genómica, así como a la biodiversidad y genética de mamíferos. Estas investigaciones involucran, entre otros aspectos, el estudio de insectos y roedores que transmiten enfermedades tanto a humanos como al ganado. También estudia plagas que causan enfermedades en los cultivos.

De acuerdo a su perspectiva, los logros han sido resultado tanto del esfuerzo de la gestión como de los equipos de investigación. “En un principio, nos basamos en los esfuerzos personales de los investigadores que se quisieron radicar, y en las instituciones de ciencia y técnica ya presentes en Junín y Pergamino (INTA, Instituto Maiztegui), y en la provincia (CIC). Una cosa nos iba dando pie a la otra: más investigadores teníamos, mayor capacidad teníamos de contar con becas y de presentarnos a convocatorias para subsidios. El CITNOBA promovió la llegada de investigadores y becarios de los que por su parte se nutrió. Hoy, parte del CITNOBA va a ser una unidad ejecutora del Conicet”, reflexiona la doctora Cristina y resalta sobre esto último: “Este logro es importantísimo para la Universidad y para la federalización de la ciencia”.

Uno de los aspectos a los que la UNNOBA dirigió sus esfuerzos desde los comienzos fue la vinculación con el medio: “A medida que íbamos produciendo conocimientos, se iba buscando el modo de transferirlos. A su vez, también íbamos teniendo la demanda del entorno hacia las capacidades de la UNNOBA para resolver problemas”. En ese sentido, Cristina asegura: “Hoy la Universidad tiene una capacidad de vinculación tecnológica que antes no tenía y que muestra su consolidación. Estamos bien relacionados con el territorio”.

El LEMEJ, perteneciente al Instituto de Desarrollo Sostenible, está dedicado a la investigación, asesoramiento y prestación de servicios a terceros en materiales, estructuras, construcciones y productos industriales. Foto: Lautaro Chiesa.

Su evaluación de la actualidad de la UNNOBA es altamente positiva: “Contamos con una buena masa crítica de investigadores, becarios, técnicos. Tenemos financiamiento interno para proyectos de investigación de manera continua. Y contamos con la capacidad de aplicar a financiamiento externo por los grupos de investigación, algo que se tuvo que desarrollar en el tiempo y que ya tenemos afianzado. A su vez, también tenemos la capacidad de transferir los productos de investigación al entorno”.

En cuanto a los desafíos a futuro, Cristina considera que los grupos de investigación consolidados “deben ampliar sus capacidades”, mientras que los incipientes deben lograr "establecerse y desarrollarse". "¿Cómo se mide eso? Por la producción científica o publicaciones científicas de calidad, lo cual impacta en el ambiente científico y posiciona a la UNNOBA en el país y en el mundo. Además, por la capacidad de transferencia tecnológica que tenemos al territorio”, puntualiza.

El CIBA, centro ubicado en Junín, se dedica al estudio de enfermedades infecciosas, tumores y Alzheimer. Foto: Lautaro Chiesa.

Para lograr ese crecimiento, según la secretaria de Investigación actual, la Universidad debe seguir brindando apoyo a la ciencia, con recursos financieros, y promoviendo las estrategias de cooperación interinstitucionales. “El desafío también es fortalecer los centros —añade Cristina— en cuanto a la infraestructura y el mantenimiento de equipamiento. Además, tenemos que fortalecer la vinculación tecnológica. Es decir, toda esta interacción ya generada con empresas privadas y organismos públicos, hay que potenciarla”.

Foto: Lautaro Chiesa

Sin embargo, aclara: “La Universidad tiene que seguir acompañando, pero cada investigador e investigadora tiene que poner mucho de sí para que sigamos creciendo, porque eso no va a suceder por sí solo”. En este punto, Cristina coincide con el rector Tamarit, quien planteó en un discurso reciente: “Hicimos una inversión fuera de escala en materia de investigación. De eso recogemos una experiencia virtuosa, porque hoy tenemos equipos de investigación, con becarios, doctorandos, posdoctorandos. El crecimiento depende ahora, en gran medida, de los integrantes de los equipos. Por eso, tenemos que redoblar el esfuerzo”.

Fotos de portada: Lautaro Chiesa

Diseño: Laura Caturla


El trabajo infantil viola los derechos humanos

Por Paula Judurcha*

Profesora Adjunta del Área Derecho Social en la Cátedra de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la carrera de Abogacía de la UNNOBA


Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el trabajo infantil es una violación de los derechos humanos fundamentales, habiéndose comprobado que entorpece el desarrollo de las niñeces y que, potencialmente les produce daños físicos y psicológicos para toda la vida.

Yukiko Arai, directora de OIT Argentina, manifestó que en el mundo hay más de 160 millones de niños, niñas y adolescentes (NNyA) entre 5 y 17 años, de los cuales 79 millones realizan trabajos peligrosos. Esa cifra podría aumentar en 8,9 millones para fines de 2022 como consecuencia de la crisis actual. En esa misma línea, en la Quinta Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil celebrada este año en África se ha informado que las cifras están aumentando y la pandemia amenaza con revertir años de progreso.

En tanto, en nuestro país —según el mismo informe— 1 de cada 10 NNyA que viven en áreas urbanas realiza al menos una actividad productiva, cifra que se duplica en el sector rural. Esta situación se profundizó a causa de la pandemia ya que, a finales de 2021, entre adolescentes que realizaban alguna actividad laboral orientada al mercado, 7 de cada 10 habían comenzado a realizarla desde el inicio de la cuarentena, según un relevamiento de UNICEF.

Entonces, ¿cómo hablar de una “infancia universal” tal como lo pregona la Convención de los Derechos del Niño? O tal vez, ¿deberíamos de hablar de una “infancia sesgada”, teniendo en cuenta que no todos los niños ni niñas ven cubiertas sus necesidades básicas, respetados sus derechos a la educación, recreación, acceso a la salud y tantos otros reconocidos en normativa nacional e internacional?

No es lo mismo definir una niñez cuyo desarrollo lo es en la plantación de yerbales, en los tabacales, en las minas,  en la plantación de uvas, en las algodoneras, en la cosecha de nogales, cuidado de animales, en el servicio doméstico, en la vía pública, en la recuperación de materiales reciclables, en turismo sexual en la Triple Frontera, que una niñez desarrollada en una zona urbana con acceso y cobertura de necesidades básicas como salud, alimentación, vivienda y educación.

Es por ello que resulta interesante el vínculo que se puede entretejer entre el trabajo infantil y la definición de pobreza infantil que hacen Alberto Minujín y Enrique Delamónica en los siguientes términos:

La pobreza infantil abarca tres dominios interrelacionados: la privación, es decir la falta de condiciones y servicios materiales esenciales para el desarrollo; la exclusión, entendida como el resultado de procesos de desajuste, a través de los cuales la dignidad, la voz y los derechos de los niños son negados o sus existencias amenazadas, y la vulnerabilidad, que es definida como la ineficiencia de la sociedad de poder controlar amenazas existentes en sus entornos que atentan contra los niños.

Estas tres dimensiones generan el ingreso precoz de las infancias al mercado laboral.

Fuente: Un sueño para Misiones, suenoparamisiones.org

Estamos atravesando una situación social muy compleja en las que las niñeces ven afectadas, no solo su presente, sino su futuro. Una situación de crisis estructural que nos interpela y requiere de la adopción de políticas públicas profundas y urgentes, sin dudas, a partir del punto nodal de la educación. Pero, como dijimos al comienzo, esta es una crisis multidimensional y relacional de manera que se requiere de una integralidad desde las aristas de salud, la economía, la seguridad social, cuidados, el desempleo y la situación de trabajo precario de sus entornos y, todo ello, con perspectiva de género que permita asegurar la igualdad de oportunidades.

¿O simplemente será una utopía creer que el trabajo infantil se va a acabar y no seguirá siendo uno de los pilares necesarios para la rentabilidad y el sostenimiento del sistema?

*Paula Judurcha es magíster en Derecho del Trabajo.

Foto de portada: Lautaro Chiesa


Bibliografía

LLobet, V. (2015). Infancia y Desigualdades Sociales. Reseña de Unequal Childhoods. Class, Race, and Family Life. Revista Horizontes Sociológicos, 3, 141-145.

Minujin, A., Capuano, A., & Llobet, V. S. (2013). El desafío de la pobreza infantil: hacia una reconceptualización y medición multidimensional.

 


20 años de la UNNOBA

Por Ana Sagastume

Esta es la primera de una serie de notas vinculadas a las tres funciones sustantivas que tiene una universidad: académica, extensión e investigación.

Casi una década antes de la gesta, Junín era testigo de la cancelación del mayor proyecto del siglo XX. Con el cierre de los Talleres Ferroviarios, en 1993, se derrumbaba un sueño colectivo y se hacía añicos una identidad construida a partir del orgullo de ser propietario de saberes valiosos y de haber pertenecido a uno de los centros ferroviarios más importantes que tuvo el país.

En 2002, con la creación de la Universidad Nacional del Noroeste, emergía un nuevo sueño colectivo capaz de vehiculizar las esperanzas, aglutinar a la sociedad, y como diría B. Baczcko, “encauzar las energías individuales, conduciendo hacia acciones comunes”. Esto puede llevar a preguntarnos: ¿qué hubiera sido de la ciudad Junín, y también de Pergamino, sin la UNNOBA, sin la potencia que tuvo y tiene ese símbolo para la vida de estas sociedades? ¿Qué sería hoy de la vida de otras localidades del noroeste sin la esperanza que propone la Universidad a través de la educación y el desarrollo científico? ¿Habrían encontrado otro “núcleo de sentido”, otro modo de orientar sus esperanzas colectivas? Se trata de preguntas contrafácticas, de imposible respuesta, que, sin embargo, no anulan el hecho de que la UNNOBA no emergió de la nada. Fue, quizás, un hecho fortuito (porque podría haberse dado, o no) aunque posible a partir la construcción colectiva de la sociedad, a través de los Centros Universitarios fundados en Junín y Pergamino en la década de 1990.

Que la sociedad se haya apropiado del proyecto, no obstante, no se explica por ese momento inicial en que fueron canalizados viejos anhelos colectivos. La Universidad se construye todos los días, se crea todos los días por medio de acciones y decisiones que conforman (o, bien, nacen de) la política universitaria. Esto nos lleva a plantearnos otros interrogantes que, ahora sí, podremos responder a través de protagonistas del pasado y el presente de la UNNOBA: ¿cómo fue el desarrollo de la Universidad en estos 20 años?, ¿cuáles eran los desafíos en aquel momento y cómo fueron resueltos?, ¿qué retos se plantea de cara al futuro?

El primer día de clases de la UNNOBA fue el 4 de abril de 2005.

Primeras clases, primeras carreras

Lilian Lértora fue una de las primeras funcionarias que tomó el desafío de organizar la enseñanza y transmisión de conocimientos de la UNNOBA. La exsecretaria Académica resalta que su paso por la Universidad le demandó, personalmente, el despliegue de toda su creatividad: “Yo venía de ser directora de Capacitación de la UNLP, donde todo estaba organizado. En cambio, desde la Secretaría Académica de la UNNOBA pude innovar en las propuestas y ser parte del desafío que estaba gestándose. Por eso mi paso por allí fue muy creativo, aprendí muchísimo”.

Actualmente, Lilian Lértora es coordinadora de área del Departamento de Ciencias Sociales y Filosofía del Colegio Nacional, perteneciente a la Universidad Nacional de La Plata.

Fue una tarea muy ardua porque eran muchos los desafíos que teníamos por delante, no solo desde el punto de vista académico o por la búsqueda de profesores, sino que había que organizar todas las actividades administrativas”, evoca Lértora, quien califica aquel momento inicial como “ferviente” y lo compara con “una olla hirviendo, en ebullición permanente”. “Eran una oleada de actividades increíble”, ilustra.

Que hoy la UNNOBA sea una institución relevante en la región y en el país, se debe, según Lértora, a que desde aquellos comienzos estaba claro el horizonte: “La estructura del equipo era muy compacta. Sabíamos perfectamente qué tipo de Universidad queríamos y trabajábamos para lograrlo. O sea, no partíamos de cero, sino que sabíamos cuáles eran los objetivos. Por eso trabajábamos codo a codo docentes, no docentes y funcionarios”.

Lértora, quien fue secretaria Académica entre 2006 y 2008, recuerda que desde sus comienzos la UNNOBA “hizo mucho hincapié en la relación con la comunidad, local, regional, se fueron creando muchas redes y eso fue muy interesante, la comunidad participaba muchísimo”. En ese sentido, la exfuncionaria opina: “La Universidad ha calado mucho en las dos localidades, teniendo como punto de llegada el hacerse fuerte en la región. Apuntábamos a que haya especialidades que tengan que ver con las necesidades locales, evitando que así migre la población joven, una de las preocupaciones más importantes que había en ese momento”.

En sede Pergamino, las primeras clases de la UNNOBA se dictaron donde funcionaba el Centro Universitario Pergamino (CRUP), 11 de Septiembre 844.

Una de las cuestiones que Lértora rescata es la importancia que le daba la UNNOBA, desde sus orígenes, al rol de las nuevas tecnologías en la educación: “Durante la pandemia recordé que la UNNOBA, allá por aquellos tiempos, le dio mucha relevancia a la no presencialidad en la educación. Había, en aquellos años, un germen, con los cursos de moodle y toda una movida que... ¡Fijate que los docentes estuvimos después casi dos años dando clase virtuales, algo que la UNNOBA ya había contemplado en sus inicios! En aquel momento, los alumnos tenían la posibilidad de cursar algunas materias no presenciales. Era algo muy novedoso, te estoy hablando de 2006...”.

Otro de los puntos que Lértora valora de la UNNOBA es la importancia que se le dio a la articulación entre la escuela y la universidad. “La idea a futuro era crear una escuela secundaria que perteneciera a la UNNOBA, pero todo empezó con esas acciones de articulación”, comenta Lértora, quien actualmente está a cargo de la coordinación del Departamento de Ciencias Sociales y Filosofía en el Colegio Nacional que depende de la Universidad Nacional de La Plata. Sobre ese punto, la actual secretaria Académica, Pilar Traverso, interpreta que uno de los logros que la gestión académica tuvo a lo largo de estos 20 años fue, precisamente, la creación de la Escuela Presidente Domingo F. Sarmiento en 2017: “El colegio secundario de la UNNOBA hace innovación, investigación y, sin dudas, contribuye a mejorar las ofertas de educación secundaria de la región”.

Para Lértora, el "germen" de la posterior creación de la Escuela Secundaria fueron las actividades de articulación llevadas adelante en los inicios.

La búsqueda de la pertinencia y la calidad

Florencia Castro, secretaria Académica entre 2009 y 2017, valora las orientaciones del Proyecto Institucional original, publicado en 2004: “El proyecto era muy bueno y yo creo que sus principios siguen vigentes aún hoy”. Si bien en aquel documento se sentaban las bases del tipo de Universidad al que se apuntaba: “¡Había que implementarlo, teníamos que pasar todo eso a la práctica! En definitiva, lograr que todas las carreras sean pertinentes y tengan calidad”.

“Hasta ese momento se habían logrado dictar clases, poner a docentes frente a alumnos. Cuando yo ingreso a la Secretaría, era necesario desarrollar todos los instrumentos para el funcionamiento del área académica, es decir, organizar la estructura de la Secretaría”, sintetiza la exsecretaria y actual vicerrectora de la Universidad Provincial de Ezeiza. Esos instrumentos implicaban programas de becas, reglamentos de alumnos y de la institución en general, organización de los servicios estudiantiles, entre otros. “Había que actualizar los planes de estudio y, por ejemplo, lograr que los títulos tuvieran validez nacional, realizando los trámites para ello. También precisábamos implementar las prácticas laborales supervisadas, que eran un requisito de graduación de algunas carreras que ya se dictaban. La institución recién comenzaba”, añade Castro.

Florencia Castro es actualmente vicerrectora de la Universidad Provincial de Ezeiza.

Una vez que se habían establecido las reglamentaciones correspondientes y creado los instrumentos necesarios, el segundo desafío de su gestión estuvo enfocado en la calidad: “Los distintos procesos de acreditaciones que realizamos ante la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) tuvieron como objetivo garantizar la calidad de las carreras que se dictaban en la Universidad”.

Así, las primeras acreditaciones de las carreras del área de Ingeniería fueron por tres años: “Nos marcaron las recomendaciones y déficit a mejorar. Pero en muy poco tiempo, la Universidad pasó de tener diez o quince recomendaciones por carrera, a tener unos pocos compromisos para la mejora de la calidad. Esto sucede porque desde la institución se trabajó para la mejora de las carreras, creando, por ejemplo, laboratorios, mejorando la infraestructura y la calidad de los equipos docentes”, subraya la exsecretaria. “Las carreras de Contador Público y Licenciatura en Genética se acreditaron, posteriormente, por seis años directamente. Esto evidencia la mejora”, ejemplifica.

Otro de los logros de la gestión de Florencia Castro fue el proceso de evaluación internacional al que se sometió la UNNOBA (RIEV-UDUAL), también en pos de la mejora, pero, en este caso, de carácter institucional. De los resultados de esta evaluación y en relación a su área específica, Castro rescata que les “permitió poner el foco en los graduados”, determinando qué competencias necesitaban para insertarse al mundo del trabajo. “En función de ello, se pudieron plantear reformas en los planes de estudio, a partir de lo que se detectó que faltaba en la formación”, comenta Castro, docente actual de la UNNOBA, y agrega: “Esto es algo que yo veo que se sigue trabajando fuertemente desde Secretaría Académica y los resultados están a la vista. Si uno analiza las últimas encuestas, la inserción laboral tiene lugar entre los cinco y seis meses luego de la graduación. Es muy bueno”.

La primera colación de grado de la UNNOBA tuvo lugar durante la gestión de Florencia Castro, en octubre de 2009.

Más allá de la contribución que implica una “mirada externa” sobre la propia institución, la exsecretaria Académica valora que permite “poner orden y revisar cada una de las acciones”. “Hoy la Universidad tiene series de información gracias a estos procesos, los cuales resultan un aporte para la toma de decisión”, reflexiona Castro, quien fue designada en el mes de abril para dirigir la formulación del Segundo Plan Estratégico de la UNNOBA, el cual involucra distintos procesos de evaluación (interna y externa).

Otro de los puntos hacia los que la gestión de Castro se orientó fue la mejora de la enseñanza, a partir de una búsqueda de calidad en el plantel docente. “Se modificó varias veces el reglamento de concursos docentes porque se buscaba que el docente que está a cargo de los alumnos tenga mayor formación, por ejemplo, que sea doctor. Queríamos que aquel que está en la 'frontera del conocimiento', es decir, que hizo un aporte original a su disciplina porque se doctoró y sigue investigando, sea quien esté frente a los alumnos”.

De acuerdo a su análisis, la UNNOBA ha logrado formar recursos humanos capacitados, cumpliendo sus metas originales: “Hoy parte de la planta de la Universidad la constituyen graduados nuestros, muchos de ellos son doctores y dan clases en la UNNOBA”, remarca. En tanto, Pilar Traverso, la máxima funcionaria actual del área Académica, coincide con Castro: “A lo largo de estos veinte años, se apuntó a tener más y mejores docentes de la región, así como a incorporar a los propios graduados a la planta docente. Incluso, muchos de los graduados están investigando. Entonces, puede observarse allí un círculo virtuoso”.

La mejora en la calidad de la planta docente estuvo dada también por la creación de una carrera destinada, principalmente, a docentes de la UNNOBA: Especialización en Docencia Universitaria. Mientras las carreras de Doctorado que la UNNOBA estimuló que realicen les brindaron a docentes y graduados un conocimiento más amplio de su disciplina específica, esta Especialización aportó herramientas didácticas y pedagógicas que contribuyeron al logro de una mejor enseñanza en la Universidad.

Claridad de metas y flexibilidad: dos rasgos distintivos de la UNNOBA

Pilar Traverso es secretaria Académica desde 2019, pero hace años que trabaja en el UNNOBA en el ámbito de la Secretaría: desde 2011 hasta 2017 fue directora de Lenguas Extranjeras, y desde 2017 a 2019 fue prosecretaria Académica, secundando a Florencia Castro.

La docente y actual funcionaria, coincide, tanto con Lértora como con Castro, en que la clave del desarrollo de la UNNOBA estuvo dada por la claridad de sus políticas en relación al horizonte esperado: “La UNNOBA ha sido fiel a su proyecto institucional (2004), pero con la suficiente flexibilidad como para ir captando y tomando nuevas demandas. En particular considero que la función académica ha tenido un desarrollo sostenido y armónico, porque ha sido coherente con los principios fundantes de la Universidad: se apuntó a construir una oferta académica pertinente, con calidad e inclusión, que eran los principios rectores de los inicios”.

En ese sentido, Traverso destaca que las carreras de la Universidad estuvieron y están centradas en las necesidades de la sociedad en la que se integra. “La UNNOBA ha mantenido su oferta académica inicial y, a la vez, ha ido respondiendo a distintas demandas y necesidades, a través de, por ejemplo, tecnicaturas a cohortes cerradas y ciclos de complementación. Por supuesto, siempre aparecen pedidos de aperturas de carreras y, cuando esto efectivamente, ocurre es el resultado del análisis y la demanda de su territorio”, sostiene la secretaria Académica actual.

En relación a la coyuntura más reciente y a la otra cualidad positiva que Pilar Traverso resalta de la UNNOBA, la flexibilidad, la actual secretaria remarca la capacidad que tuvo para enfrentar la situación inesperada que implicó la pandemia a partir de la solidez del equipo de trabajo: “Esa capacidad de adaptarse se ve reflejada en la rápida migración que la Universidad pudo hacer en 2020, en el contexto del aislamiento más estricto y de la suspensión de actividades presenciales. Esa rápida capacidad de organizar una respuesta adecuada desde sus unidades académicas, da cuenta de la convicción de todos sus actores. Creo que le permitió, ante nuevas situaciones, reaccionar con la velocidad que se requería”.

 

Acto de colación de grado, año 2020. Por la pandemia, el evento se realizó al aire libre.

Uno de los logros que la actual secretaria Académica resalta de su gestión fue la creación del Instituto de Oficios y Competencias Laborales, con la idea de “acercar trayectos, oportunidades universitarias a personas que tradicionalmente no habían tenido acceso a la Universidad”.

Más allá de los éxitos y resultados satisfactorios que la UNNOBA tuvo en estas dos décadas, la perspectiva universitaria siempre se dirige a establecer los déficits y carencias en pos de la mejora continua. Entre los desafíos y “cuentas pendientes”, Traverso advierte que, a pesar de las “buenas condiciones” en que se ejerce la tarea de enseñar y aprender en la Universidad (por la infraestructura y la buena relación docente-alumno), la UNNOBA posee, sin embargo, los mismos niveles de graduación o “duración real” en las carreras que otras universidades del país. “Hay mucho trabajo por hacer: planes de estudio más ágiles, que permitan a los alumnos transitar de mejor manera las carreras, sin bajar la calidad de la formación, por supuesto”, señala. De hecho, una de los iniciativas que la UNNOBA implementó recientemente se llama “Programa de estímulo a la graduación”, dirigido a quienes estén próximos al egreso y no hayan tenido actividad académica en los últimos dos años. En una primera etapa, esta propuesta prevé realizar un diagnóstico para comprender las problemáticas que dificultan la graduación.

Otros de los desafíos que se plantea Traverso a futuro, es que “la articulación con el posgrado sea más directa, flexible e inmediata, en pos de mejorar la calidad de la formación y de la enseñanza".

Para finalizar, la actual secretaria remarca la contribución que implica la evaluación para seguir mejorando la calidad de la enseñanza: “El norte tiene que ser innovar, repensar, evaluar todo lo que se hace en las disciplinas y darle una mirada de mejora y actualización. Necesitamos que esa perspectiva de evaluarnos respecto de nuestros resultados, sea una actitud cotidiana y una responsabilidad que nos tomemos”.

Diseño: Laura Caturla


La Inteligencia Artificial transformará el mundo laboral

Por María Florencia Longarzo

Profesora Adjunta Área Teórica. Carreras de Diseño de la UNNOBA

 

A principios del 2020, la llegada de la pandemia transformó los sistemas educativos de todo el mundo debido al avance del COVID-19, estableciendo un hecho histórico sin precedentes en la historia de la educación.

Se comenzaron a producir cambios sociales, culturales y tecnológicos frente a los cuales las instituciones de educación superior se vieron en la obligación de adaptarse, para poder acompañarlos. Este es el contexto desafiante dentro del cual nos encontramos aún hoy. El rector de la UNNOBA, Guillermo Tamarit, planteaba en el Primer Workshop de Innovación y Transformación Educativa (WITE): “La convergencia digital es un desafío central que requiere la construcción de espacios comunes para la promoción de la movilidad estudiantil y académica, la complementariedad científico-tecnológica implica una distribución del conocimiento más justa.”

En busca de entender este presente, Carlos Scolari analiza cómo “la hibridez” impacta en el mundo laboral y establece nuevos procesos de construcción de saberes que, ya desde antes, venían transformando las formas de vinculación y organización social, en una constante circulación de mensajes, de información, de interfaces, de consumos culturales digitales y plataformización.

—A más de dos años de iniciado el COVID-19 se empieza a vislumbrar lo que llaman la “nueva normalidad” ¿Cuáles considerás que son las transformaciones de la comunicación, circulación y consumo de contenidos en este nuevo escenario?

—Más allá de nuestra voluntad, la pandemia sigue allí y, según dicen los expertos, no desaparecerá: deberemos aprender a convivir con este virus. Esto implica, entre otras cosas, que debamos vacunarnos periódicamente y, esperemos que no, también deban realizarse cuarentenas puntuales en casos extraordinarios. En este contexto de incertidumbre que va mucho más allá de lo sanitario, resulta imposible visualizar qué aspecto tendrá la ecología mediática de aquí a unos años. Sin embargo, podemos pensar que ciertas prácticas seguirán más allá de la pandemia. En el caso de la universidad, percibo un rechazo a las reuniones presenciales dedicadas a la gestión: la mayoría prefiere que sigan siendo online. En cambio, existe cierto tipo de eventos “de pasaje”, como la defensa de las tesis o los concursos docentes, que sus actores prefieren que se hagan presenciales. La palabra clave parece ser “hibridez”, pero ya veremos qué significado terminará asumiendo en el futuro, pospandémico, esta recombinación entre el pasado, prepandémico, y el presente, pandémico. El mismo tipo de razonamiento se puede extender a otros ámbitos como la comunicación. Durante la pandemia cayó el consumo de publicaciones impresas, se incrementó de manera brutal el consumo de contenidos audiovisuales en las plataformas y se rediseñaron muchas estrategias de promoción, por ejemplo, en el mercado musical, donde ahora los artistas lanzan sus canciones en las redes a través del streaming. Muchos de estos cambios llegaron para quedarse. Pero, conviene recordar que la ecología mediática es un sistema complejo y, por lo tanto, no podemos saber qué forma adoptará en el futuro. Tampoco descartemos que las transformaciones más profundas se terminen dando en ámbitos que hoy no alcanzamos a percibir, en los márgenes del gran ecosistema mediático.

—En el libro Cultura Snack proponés una estructura narrativa innovadora basada en contenidos intersticiales. ¿Cómo impactan estas formas de contar en los procesos de enseñanza-aprendizaje en instituciones educativas y culturales?

—En general, los sistemas educativos, eso que yo denomino “interfaz educativa”, tienden a desvalorar los textos breves o efímeros que se generan en el ecosistema mediático. Se estudian los largometrajes, pero muy poca gente está interesada en los videoclips o en los tráileres. Los textos breves que se generan en la interfaz educativa, desde las redacciones y dictados de la escuela primaria hasta los exámenes e informes universitarios, tienen una función única: evaluar al alumnado. Esos textos después no se recuperan, no se reintegran al proceso de enseñanza-aprendizaje. Son textos “usa y tira”. Y ya que hablamos de formatos breves educativos, quizás el más popular es el “machete”, también conocido como “chuleta”, “acordeón” o “torpedo” en los diferentes países, un contenido "snack" generado por estudiantes. Creo que la escuela debería aprovechar mejor estas textualidades breves, en cierta forma la educación sigue atada al gran texto-libro y margina otras expresiones.

—¿Cuáles son los desafíos que atraviesan los docentes?

—Escuchar menos al Ministerio y más al estudiantado. La educación pública, a medida que se masificó y extendió a todas las clases sociales, se fue progresivamente burocratizando y solidificando. Las experiencias más innovadoras casi nunca provienen de las políticas top-down sino que surgen desde abajo, desde las experiencias bottom-up. La educación es una interfaz compleja, con miles de actores interactuando, muy difícil, si no imposible, de gestionar con modelos altamente centralizados. Habría que dar mayor autonomía a las unidades más pequeñas y al trabajo del docente dentro del aula.

—¿Cómo considerás que están impactando los cambios tecnológicos en el mundo laboral? ¿Cuáles son las ocupaciones laborales que cobran protagonismo y cuáles las lo que pierden?

—En las últimas décadas, todo el mercado de trabajo se ha visto transformado, y no solo por los cambios tecnológicos. Si nos mantenemos dentro del ámbito de la comunicación, figuras clásicas dentro de un diario como el “corrector” o el “archivista” prácticamente han desaparecido. Por otro lado, han emergido nuevos perfiles, desde el “infógrafo” hasta el “community manager” o el responsable de los “content management system”. También el “productor transmedia” es una figura que ha comenzado a aparecer en el staff de las empresas audiovisuales. Por otra parte, los expertos en Big Data son fundamentales para poder interpretar los datos y reformular las estrategias. De todas maneras, quizás la disrupción más grande en el mundo laboral no provenga de los nuevos perfiles sino de la Inteligencia Artificial (IA), una tecnología que avanza sin prisa pero sin pausa y que transformará infinidad de entornos laborales, no solo en la comunicación. Ya hay IA escribiendo breves noticias u optimizando la compra de banners, algo que antes hacían operadores humanos. Y esto es solo el comienzo.

—¿Cuáles son los desafíos de las instituciones universitarias frente a estos cambios?

—Las universidades tardaron casi dos décadas en incorporar la comunicación digital de forma oficial a sus planes de estudio. La pandemia aceleró procesos de digitalización que, si no hubiera sido por el COVID-19, todavía hubieran tardado muchos años en terminar de hacerse efectivos. Pero la realidad de la universidad, y esto quedó claro durante la pandemia, no es muy diferente a la de otras instituciones públicas o empresas. Esperemos que esta trágica pandemia tenga efectos positivos al menos en este frente: necesitamos interfaces ágiles —no solo educativas, sino también políticas, sanitarias y culturales—, que sepan aprovechar las ventajas que brinda la tecnología y capaces de adaptarse a los cambios que se nos vienen encima. La humanidad debe enfrentarse a grandes desafíos, el COVID-19 fue solo un primer aviso.

Agradecimientos
A Álvaro Liuzzi, por su gestión para contactar al entrevistado.


Por Ana Sagastume

Una encuesta sobre intención de voto intenta realizar una especie de “fotografía" simultánea de las conductas probables de la sociedad en el cuarto oscuro, con la meta de predecir los resultados de un escrutinio futuro. Pero ni el tiempo, ni los actores coinciden del todo, entre algunas de las muchas dificultades que pueden mencionarse.

Para empezar, se realiza en un momento previo a la contienda electoral y son tantos los acontecimientos que pueden suceder en apenas unos pocos días y ser capaces de modificar las conductas de la ciudadanía, que ningún resultado de los sondeos puede asegurarse como invariable

Otro problema atañe a la "muestra", es decir, a la porción de la población a la que efectivamente se encuesta y que, idealmente, debería representar a la totalidad del "universo". La pregunta que constantemente se hacen los profesionales es: ¿la parte representa al todo? ¿Se ajustó la muestra en función de los cambios demográficos que la población global sufrió en los últimos años?

Finalmente, existe otro grupo de problemas: las personas que, por algún motivo, no manifiestan sus verdaderas preferencias, aquellas que deciden no responden al encuestador pero que, sin embargo, van a votar; el denominado “voto vergüenza”, entre algunas de las muchas variables que pueden dar lugar a resultados erróneos.

Elecciones presidenciales de 2019, Junín. Foto: Facundo Grecco.

Tal como sintetizan Roger Jowell, Barry Hedges y otros colaboradores: “En ningún otro campo de la investigación por encuesta los profesionales deben pasar por un examen tan inmediato de exactitud. La mayoría no pasa nunca por ninguna prueba. Si lo hicieran, sin duda muchas encuestas también fallarían. Hay tantas cosas que pueden salir mal con las encuestas que es asombroso que alguna vez salgan bien, y sin embargo lo hacen”. (1)

Una de las elecciones en las que el conjunto de las encuestadoras de Argentina parece haber fallado "al unísono" fueron las presidenciales de 2019. Mientras que en las PASO la mayoría subestimó el triunfo de la fórmula Fernández-Fernández por sobre la de Macri-Pichetto, en las elecciones generales hicieron lo contrario: lo sobrestimaron. Fue tan estrepitoso el fracaso de las consultoras argentinas más importantes que los profesores Ernesto Marcelo Miró (UNNOBA) y José Eduardo Jorge (UNLP) decidieron realizar un trabajo para analizar el porqué de tamaña falla. "Los errores fueron tan evidentes, exagerados y extendidos que nos motivaron a que realizáramos este ensayo", comenta Miró.

El trabajo, titulado “La falla de las encuestas en las elecciones argentinas de 2019. Un análisis en perspectiva comparada internacional”, plantea: "El desempeño de las encuestas electorales en la Argentina alcanzó en 2019 su punto más bajo desde la recuperación de la democracia en 1983. Los errores fueron mucho mayores que los observados en los últimos años en democracias maduras, donde se habla de una crisis de este tipo de sondeos". (2)

Las PASO se llevaron adelante el 11 de agosto de 2019. Las predicciones de las consultoras fueron tomadas de Clarín (1/8/2019, 2/8/2019, 11/8/2019) y Página 12 (2/8/2019).

En definitiva, el trabajo sirve hoy para indagar en la confiabilidad que tienen las encuestadoras en la Argentina y en las líneas de acción que deben emprenderse para mejorar la calidad de las informaciones que proveen, teniendo en cuenta que, de acuerdo a Miró, “las encuestas políticas tienen una importancia central en el funcionamiento de las democracias modernas”.

Por qué fallaron las encuestas en 2019

Una de las causas centrales de lo que los autores denominaron “yerro generalizado” fue el empleo de muestras no representativas, es decir, que no representaban al conjunto del electorado.

Este problema puede tener su origen en la dificultad de combinar distintas modalidades de acercamiento a la población y construir con ello una muestra que representa la totalidad del universo. Lo que es un hecho es que, en la actualidad, la tradicional encuesta domiciliaria se complementa con la encuesta online y la telefónica (a fijos y móviles).

"El problema que están teniendo muchas encuestadoras es que no pueden acceder a todos los domicilios", justifica Miró y completa: "Te encontrás, por ejemplo, con sectores medios y medios altos que viven en edificios inteligentes, o en barrios cerrados a los que no podés acceder. También existen sectores de recursos bajos que residen en barrios peligrosos a los que, muchas veces, los encuestadores no pueden ingresar. Son tres formas de encuestar, cada una con una metodología diferente".

Además de los errores muestrales, Jorge y Miró consideran que el incremento de la tasa de no respuesta de los últimos años puede haber sido significativo en los yerros de las encuestadoras. Miró se explaya: “La decisión de las personas de no responder a una encuesta puede explicarse de distintas maneras: desconfianza al sistema político, o temor por su compromiso con un actor determinado. Este fenómeno, que siempre estuvo presente, se acrecentó a niveles muy altos en Argentina. Sin embargo, esas personas que no responden a una encuesta, probablemente vayan a votar. Entonces, eso te genera un sesgo importante".

Excusas y explicaciones

Ante la evidencia del yerro de las PASO en 2019, buena parte de las encuestadoras intentaron justificarse. Algunas adujeron que los denominados “indecisos” inclinaron su voto, a último momento, a favor del Frente de Todos. Otras interpretaron que el "voto vergonzante", a favor del Frente de Todos, podría haber llevado a que parte del electorado oculte sus preferencias ante los encuestadores. El trabajo de Jorge y Miró desestima estos planteos, los cuales, de acuerdo a su investigación, no cuentan con evidencia alguna. Pero, además, resultaría una hipótesis improbable, porque en las elecciones generales el yerro de las encuestadoras se dio en la dirección opuesta, por una sobrestimación de la fórmula Fernández-Fernández. Las explicaciones respecto del “voto vergonzante” y del voto de los indecisos caerían, entonces, por su propio peso.

Una hipótesis plausible de por qué las encuestadoras se equivocaron masivamente es la denominada “conducta de manada”, que ocurre cuando las consultoras ajustan sus sondeos u omiten difundirlos si sus resultados no coinciden con el consenso existente. El trabajo sostiene: “Aunque no produce necesariamente un aumento del error, ya que las firmas pueden aglomerarse alrededor del resultado correcto, esta práctica tiende a reducir de modo artificial la variabilidad de las encuestas, creando así una falsa confianza en el desenlace electoral y amplificando la sorpresa si este difiere del esperado”.

“El efecto manada existió”, asegura Miró y remarca: “La mayoría de las encuestadoras se dejaron influir por el contexto y esto es gravísimo”.

Las elecciones generales se realizaron el 27 de octubre de 2019. Las predicciones de las encuestadoras fueron tomadas de Clarín (9/10/2019, 13/10/2019, 16/10/2019, 18/10/2019, 27/10/2019) y Página 12 (19/10/2019). Ver fuentes completas en trabajo publicado

En concreto, el trabajo recupera algunos testimonios de firmas que, "al obtener que se desviaban del discurso dominante de paridad entre las dos principales coaliciones, juzgaron que sus datos ser erróneos referencias y, ante el riesgo de quedar expuestas, ajustaron sus resultados".

Hacia una mejora de la calidad

Miró sostiene que los yerros en las encuestas se explican por la ausencia en Argentina de estándares de calidad, así como por la falta de control, ya que “todo el mundo publica encuestas”. “Una encuesta bien hecha es cara, y no todos están dispuestos a hacer la inversión que requiere”, añade.

Para asegurar la calidad de los datos y predicciones, sería preciso, de acuerdo a Miró, lograr una autorregulación de la industria de las encuestas en Argentina: “Esto permitiría establecer parámetros sólidos en relación a la muestra y que haya un control, una auditoría sobre el trabajo de cada encuestadora”, considera.

El trabajo de Miró y Jorge sostiene, además, que la existencia de una asociación profesional podría, a la vez que fijar normas de calidad, establecer un código de ética. Dos ejemplos de este tipo de entidades son: la American Association for Public Opinion Research y la British Polling Council. Estas asociaciones fijan en ambos países (Estados Unidos y Reino Unido) “estándares de calidad y difusión de datos de los sondeos y de las organizaciones que los realizan, para promover la transparencia y confiabilidad de los resultados”.

Miró también pone el ejemplo de consultoras oficiales, como el Centro de Investigaciones Sociológicas en España: “Es un organismo muy prestigioso que indaga, mayormente, sobre la confianza pública hacia las instituciones y dirigentes. Estas cuestiones son muy relevantes, ya que, si estamos en un momento de confianza institucional, la gente va a responder mucho mejor que si estamos en un momento de desconfianza”.

En definitiva, el trabajo subraya que “si las firmas comerciales no se autorregulan por medio de una asociación profesional, el público, la política y otros usuarios tienen razones para dudar de la transparencia y confiabilidad de los datos”.

Otro punto que, desde la perspectiva de Jorge y Miró, podría contribuir a mejorar la calidad de las encuestas en Argentina sería el desarrollo de un campo de investigación en las universidades sobre comportamientos electorales y opinión pública. “Necesitamos equipos que trabajen en la investigación social empírica y que analicen los resultados pasados, por ejemplo, por qué las encuestadoras se equivocaron. También, que puedan acceder a la base de datos de las empresas y les ayuden a mejorar las muestras. Porque las encuestas siguen siendo una herramienta central de la política. Eso es indudable”, asegura.

—¿Por qué el trabajo plantea un vínculo entre encuestas y democracia, sugiriendo que una mejora en la calidad de los sondeos contribuiría en una mejora del sistema democrático? ¿De qué le sirve a la ciudadanía conocer las predicciones en cuanto al voto?

—En tiempos que no son electorales, las encuestas de opinión pública sirven para evaluar la recepción de las políticas públicas por parte de los ciudadanos. En el sistema de comunicación política, la encuesta es la única forma que tienen la dirigencia política, los medios de comunicación y los periodistas de conocer cómo la ciudadanía percibe la aplicación de determinadas políticas a lo largo de una gestión, el grado de consenso, las condiciones de vida, etc. Cuando no hay elecciones, la única forma que tiene la opinión pública de hablar, de contestar, es a través de los sondeos. Por eso, es muy importante que funcionen bien, porque los actores políticos, gremiales, sindicales y empresariales van tomando decisiones en función de lo que dicen. En este círculo de la conversación política, la vuelta de los discursos públicos a la dirigencia son las encuestas: es la única herramienta. Entonces, para el funcionamiento de la democracia es muy importante que las encuestas funcionen bien.

Encuestadores y periodistas

La pérdida de confianza en la industria de las encuestas se debe también, de acuerdo a lo que plantean Jorge y Miró, "a la dificultad que encuentran las encuestadoras, medios y analistas para reconocer y comunicar la incertidumbre asociada a las estimaciones y pronósticos electorales" . "El argumento de que las encuestas están en crisis en todo el mundo no está respaldado por la evidencia empírica", aseguran.

Para mejorar la calidad de la información es necesario, entonces, avanzar en la "alfabetización estadística". Como plantean Cristopher Prosser y Jonathan Mellon: “Encuestadores, pronosticadores y periodistas necesitan lograr un equilibrio comunicando tanto la información real que proveen los sondeos como la incertidumbre que los rodea”.(3)

Los autores del artículo “La falla de las encuestas en las elecciones argentinas de 2019. Un análisis en perspectiva comparada internacional” son docentes universitarios e investigadores. José Eduardo Jorge es profesor en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. En tanto, Ernesto Marcelo Miró es profesor de Comunicación en la carrera de Diseño de la UNNOBA.

Se puede descargar artículo completo de JE Jorge y EM Miró, aquí

Diseño: Laura Caturla


Referencias

(1) Jowell, R., Hedges, B., Lynn, P., Farrant, G. y Heath, A. (1993). Las elecciones británicas de 1992: el fracaso de las urnas. The Public Opinion Quarterly, 57 (2), 238-263.

(2) Jorge, JE y Miró, EM (2021). La Falla de las Encuestas en las Elecciones Argentinas de 2019. Un Análisis en Perspectiva Comparada Internacional (El fracaso de las encuestas en las elecciones argentinas de 2019. Un análisis en perspectiva comparada internacional). Contreras, Claudio (Eds.).

(3) Prosser, C. y Mellon, J. (2018). ¿El crepúsculo de las urnas? Una revisión de las tendencias en la precisión de las encuestas y las causas de los errores en las encuestas. Gobierno y oposición, 53 (4), 757-790.

Arquitectura de la pospandemia

Por Ana Sagastume

Los nuevos conocimientos sobre los modos en que se contagia y prolifera el virus que causa la enfermedad COVID-19 impactan no solamente en las interacciones humanas, sino también en el modo en que concebimos los espacios seguros. De esta forma, la ventilación natural y la posibilidad de interacción con distancia física parecen ser las condiciones básicas que deben ofrecer los lugares compartidos.

Aunque las pautas parecen claras —espacios ventilados y en los que sea posible estar a distancia de otro/a—, los hábitos no siempre se transforman al mismo ritmo que las certezas producidas por la ciencia. Así, mientras que algunas instituciones, comercios, empresas se adaptaron o reacondicionaron sus ámbitos colectivos a partir de nuevas normativas establecidas para el cuidado comunitario, otras no dieron respuesta a los aspectos relevantes del nuevo confort saludable. Quizás lo hacen con la ilusión de que el mundo vuelva a ser el mismo, previo a la pandemia. O bien, porque la inversión necesaria supera las posibilidades o intenciones.

Para el arquitecto Miguel Ángel Vecino, la pandemia no impuso nuevas condiciones a la arquitectura, sino que puso en valor viejas prioridades en el diseño de espacios: "Todos los espacios tienen que tener un aprovechamiento energético, tienen que poder ser ventilados, tienen que tener una conexión con el contexto, por una cuestión de salud y también de relación comunitaria".

Según Vecino, docente en las carreras de Diseño de la UNNOBA, algunas construcciones previas a 2020 fueron guiadas mayormente "por un interés especulativo, regido por lo económico, en detrimento de la flexibilidad y del uso apropiado de los espacios". Ese es el motivo central por el cual esas construcciones poseen dimensiones insuficientes para el desarrollo de necesidades básicas: "Se especula con el manejo de espacios mínimos, de alta prestación en renta inmobiliaria, pero que no agregan valor a la calidad de vida de las personas. Lo que la pandemia nos pone a considerar es la necesidad de espacios para un desarrollo cotidiano saludable. El imaginario de la salud, de aire puro y bienestar vuelven a tener relevancia".

La especulación inmobiliaria propicia la construcción de espacios reducidos, en detrimento de la calidad de vida de las personas que allí residen.

Inversamente, Vecino rescata algunas edificaciones que, aunque fueron concebidas en el pasado, se diseñaron a partir de una "idea menos especulativa y más beneficiosa para la finalidad con la que fueron proyectadas” y que, por lo tanto, resultan más útiles que otras que "insinúan novedades y superficialidades vacías". Entre tantas, ejemplifica la de una clínica de Pergamino, diseñada por el arquitecto Mario Roberto Álvarez, en la década de 1940, con espacios amplios por donde circular y buena ventilación al exterior, reuniendo las condiciones necesarias actuales para el cuidado comunitario. "Posee una planta funcional, adaptable a funciones variadas en el tiempo y en armónica relación de usos y espacios. La intención y el buen uso de los recursos disponibles, junto a un buen proyecto, siempre redundan en una mejor arquitectura para todos", considera.

En cambio, para Vecino, cuando lo que guía el accionar es exclusivamente la dimensión económica, "ocurren problemas": "Sin dudas, forma parte, pero también se tienen que tener en cuenta otras variables: bienestar, sanidad, relación con el otro, cultura, sociedad", plantea el docente de las asignaturas Historia de la Cultura e Historia del Diseño de la UNNOBA

Clínica de Pergamino, construida en la década 1940, que reúne los requerimientos actuales para el cuidado comunitario.

Sin embargo, la dimensión económica no es la única que explica la existencia actual de construcciones inapropiadas para prevenir contagios y mantener interacciones seguras. Existen edificaciones lujosas y, hasta hace poco, modernas, que hoy parecen de un tiempo muy lejano. Se trata de viviendas o edificios para oficinas que poseen amplias aberturas para maximizar el aprovechamiento de luz solar, pero en los que la ventilación tiene poca importancia. En su lugar, conciben la existencia de sistemas de refrigeración para enfrentar el calor durante la época estival. Este conjunto de condiciones pueden, precisamente, acrecentar el riesgo de contagio de enfermedades infecciosas, entre ellas la COVID-19.

Pero, ¿desde qué lugar estos espacios fueron imaginados si, como plantea Vecino, la arquitectura no cambió con la pandemia, sino que puso en vigencia principios que ya existían? Vecino analiza: "Esas arquitecturas, irónicamente, aisladas sobre sí mismas, tienen una relación interior-exterior ficticia en cuanto a intercambio. Son espacios de tendencia, que solo resuelven cuestiones de estética, estandarizadas en su resolución técnica como en su lenguaje arquitectónico, pensadas en función de otras condiciones, no es que no están pensadas". "Son las condiciones que impuso la cultura de la imagen", sintetiza.

Estética vs. funcionalidad. Las construcciones que apuntan a maximizar el aprovechamiento de luz solar y ponen foco en el aspecto estético, pueden dan lugar a edificios con problemas térmicos, con fuerte dependencia de equipos de aire acondicionado.

Por otra parte, este tipo de edificaciones vidriadas cuya confortabilidad interna depende exclusivamente del empleo de aires acondicionados tienen otra desventaja: al consumir mucha energía eléctrica, contribuyen a acrecentar el efecto invernadero y el calentamiento global. "Hay que entender que el empleo de este tipo de tecnología impacta en el cambio climático", advierte Vecino. No obstante, el docente no apunta a eliminar los equipos de climatización, sino a racionalizar su uso. En ese sentido, la arquitectura juega un rol importante, ya que permite planificar el diseño de espacios que sean eficientes energéticamente.

Sin dudas, son muchos los espacios que deben adaptarse a partir de la evidencia científica. En el mismo sentido, se impone, según Vecino, la necesidad de revisar la reglamentación vigente para la construcción, revalorizar normativas ya existentes, así como controlar que todas ellas se cumplan. "Hay construcciones, por ejemplo, que hoy se producen con alto impacto ambiental o que no tienen ventilación directa al exterior", remarca y añade: "Además, las personas deben comprender que no hay que construir en todo el espacio disponible, ya que el espacio libre cumple un rol fundamental al equilibrar el espacio construido. Es una compensación lógica".

El bosque vertical es una tendencia en la construcción que aporta muchos beneficios a sus residentes y a las ciudades mismas. Foto: edificio en Milán, Italia, cuyo bosque vertical posee más de 700 árboles, 11.000 plantas y 5.000 arbustos.

Para Vecino, es necesario repensar colectivamente lo que en la actualidad constituyen los "espacios apropiados" en la búsqueda de producir "mejor vida" y no mayores réditos económicos. "No dejaría librado al mercado o a los poderes hegemónicos este tema tan importante. Yo debo poder decidir sobre el espacio que quiero, en la medida en que todos lo hagamos, que todos podamos definir o discutir sobre lo colectivo y lo individual. Es decir que el espacio sea bueno para mí, pero también para los demás", plantea. En ese sentido, el profesional considera que el abordaje debe ser interdisciplinar: "La arquitectura debe recostarse en otras disciplinas para resolver este problema entre todos los involucrados".

Tendencias en la construcción de viviendas

La dilución de las barreras que separaban "lo público" de "lo privado" parece ser una de las transformaciones más significativas que produjo la pandemia en relación a los espacios. "Los dormitorios dejaron de ser íntimos y se transformaron, por ejemplo, en un espacio áulico, el living en un gimnasio y el patio en un lugar de intercambio, por ser un espacio más seguro. En nuestro imaginario está todavía la idea de lo privado y lo público, pero justamente la COVID hizo repensar y relocalizar esos lugares", explica Vecino.

A la vez, para el arquitecto y docente "hay rincones de la casa que fueron redescubiertos en esta pandemia, o que tienen nuevos usos, a partir de nuevas necesidades". Lo que se impone, entonces, es la concepción de espacios de manera tal que sean flexibles y adaptables a circunstancias cambiantes. "Puedo tener un espacio que sirva para teletrabajar, pero también para concentrarme y leer un libro", ejemplifica. De cualquier forma, hay valores que, para Vecino, deben permanecer en la búsqueda de que los espacios habitables promuevan el bienestar humano, entre ellos, la optimización de la luz solar y la vinculación con la naturaleza.

Esas condiciones que mencionó Vecino no son exclusivas para las viviendas, sino que se amplían a los espacios de trabajo y lugares públicos: "Había una tendencia productiva que se basaba en comprimir, copiar y repetir, y hoy nos volvemos a replantear que los espacios deben ser singulares, pero también adaptables y genéricos".

Flexibilidad y capacidad de adaptación parecen ser las características centrales de la "arquitectura de la pospandemia". Vecino sugiere que estas cualidades que se expresan, materialmente, en las construcciones, dan cuenta de una profunda transformación en nuestros vínculos y en nuestra percepción subjetiva: "Yo creo que esto de reacondicionarnos, de repensarnos, son cuestiones que se van a tornar cada vez más habituales. Me parece que el ver que uno puede cambiar es algo que llegó para quedarse".

Miguel Ángel Vecino es docente en las carreras de Diseño de la UNNOBA y coordinador regional del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires.

 

La posibilidad de permanecer con distancia física es una de las nuevas condiciones que deben tener los espacios compartidos.

Diseño: Laura Caturla


Parasitar y enfermar

Por Ana Sagastume

Las enfermedades transmitidas por ectoparásitos —tales como pulgas, garrapatas, piojos y ácaros— están aumentando significativamente en la actualidad, probablemente, como consecuencia de la sostenida intromisión de los seres humanos en ecosistemas naturales.

Desde el Centro de Bioinvestigaciones (CeBio) de la UNNOBA, la doctora Juliana Sánchez se dedica a estudiar a los ectoparásitos, pequeños organismos que residen en otros animales y pueden ser vectores de enfermedades infecciosas. Es un hecho que las enfermedades transmitidas por ectoparásitos van en aumento. Una hipótesis sobre las causas está relacionada con la continua invasión de humanos en territorios que contienen animales silvestres que son reservorios de virus y bacterias”, sostiene.

Juliana Sánchez está a cargo del Laboratorio de Biodiversidad, Ecología y Epidemiología de Ectoparásitos de Mamíferos.

Así y todo, los estudios sobre aspectos epidemiológicos de los ectoparásitos son “prácticamente inexistentes en Argentina”, a excepción de las investigaciones sobre garrapatas. De ahí la importancia de abrir líneas de investigaciones específicas, como es el caso del laboratorio que dirige Sánchez, dedicado al estudio de la “biodiversidad, ecología y epidemiología de ectoparásitos de mamíferos”.

Aunque el dato resulte sorprendente, el parasitismo constituye la estrategia más diseminada en el planeta por parte de los organismos para sobrevivir. Mientras muchos parásitos sólo implican un leve perjuicio para sus hospedadores, otros pueden provocarle la muerte. En particular, los ectoparásitos se caracterizan por ser pequeños organismos que se encuentran por fuera de otro animal (en el pelo, plumas o piel) y se benefician de éste.

Algunos parásitos se alimentan de la sangre (hematófagos) del anfitrión en algún momento de su ciclo vital (por ejemplo, las pulgas en la etapa adulta), mientras que otros lo hacen a lo largo de toda su vida (por ejemplo, las garrapatas). Es en ese momento cuando pueden transmitir enfermedades a los animales que los hospedan, incluidos los humanos.

Sánchez estima que a partir de la aparición de la COVID-19, enfermedad que se considera que surgió por la interacción de humanos con especies silvestres, es que los estudios de las zoonosis (enfermedades transmitidas por animales a humanos) comenzarán a cobrar relevancia a nivel mundial. En ese sentido es que considera que “dentro de las ectoparasitoris hay todavía muchas cuestiones para pensar y prestarles atención”.

Ectoparasitosis en establecimientos ganaderos

Una de las líneas de investigación desarrolladas desde el laboratorio del CeBio está dirigida a estudiar las enfermedades transmitidas por ectoparásitos de roedores en establecimientos ganaderos del norte de la provincia de Buenos Aires (tesis doctoral de Melanie Ruiz, becaria del CeBio). Este trabajo es realizado junto al grupo que dirige el doctor Regino Cavia (investigador del CONICET), del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. “Principalmente observamos que predominan las ratas en estos establecimientos, lo cual constituye un problema, porque este roedor es reservorio de un montón de enfermedades”, advierte Sánchez, licenciada en Ciencias Biológicas y doctora en Ciencias Naturales.

La tesista doctoral Melanie Ruiz (centro) de la UNNOBA, junto a Regino Cavia (izq.) y Rodrigo Alonso (der.), de la Fac. de Cs. Exactas y Naturales de la UBA (foto de 2019).

El circuito de la rata se inicia cuando acude a los establecimientos ganaderos para alimentarse. “El alimento del ganado les viene bárbaro —comenta la investigadora adjunta del CONICET—. Este tipo de ratas son sinantrópicas, es decir, que están donde está el humano, se benefician con todo lo que las personas puedan dejarle a la vista”.

En ese “paseo” en búsqueda de comida, la rata, que “hospeda” diversos ectoparásitos (pulgas, ácaros y piojos), los “traslada” hacia los establecimientos ganaderos. Allí, estos pequeños organismos aprovechan para “mudarse” a otros animales, como mamíferos domésticos o ganado, de quienes se siguen sirviendo para vivir. Esto no sería un problema mayor, si no fuera porque los ectoparásitos, al succionar la sangre, son capaces de trasmitir enfermedades infecciosas. “Puede ser también que una persona entre a un galpón y sea picada por una pulga que estuvo previamente en la rata, o puede ser que esa pulga que estuvo en la rata pase al gato y el gato esté en contacto con el humano en su casa. Todos esos circuitos se dan en este tipo de establecimientos rurales”, amplía Sánchez.

Entre las bacterias halladas en los vectores y animales se encuentran las especies del género Rickettsia, capaces de causar enfermedades en el humano conocidas como “fiebre manchada” y “tifus”. También hallaron Mycoplasma, que afecta directamente al cerdo, causándole anemia y limitando el crecimiento del animal. “En muchos casos los lechones o los fetos se mueren”, agrega la investigadora de CITNOBA y CeBio.

La bacteria Mycoplasma fue hallada tanto en los piojos que parasitan cerdos, como en la sangre de los cerdos mismos. “Una hipótesis que manejamos es que el piojo sea un vector mecánico de la bacteria. Es decir, el piojo pica a un cerdo y cuando pica a otro cerdo, al haber quedado la bacteria en su tracto bucal, se lo pasa al animal. Es como si fuera por contaminación. Aunque también puede ser que la bacteria cumpla un ciclo dentro del piojo y que ese piojo lo transmita directamente a cerdos. En ese caso actuaría como un vector biológico. Eso aun lo tenemos que determinar”, especifica.

Una de las condiciones que favorecieron la proliferación de ectoparasitosis fueron las transformaciones que hubo en el modo de explotación ganadera, la cual tendió a ser más intensiva. “Ahora hay mucho más hacinamiento, y si hay más hacinamiento hay más posibilidades de contagio entre los animales. A diferencia de los animales que son criados a campo, los que están hacinados tienen más posibilidades de albergar mayor cantidad de ectoparásitos”.

El estudio dirigido por Sánchez involucró un aspecto ecológico, buscando determinar qué factores incidían en la presencia y abundancia de ectoparásitos, entre ellos, la temperatura, el clima y las características de los hospedadores. “Encontramos que, a mayor abundancia de ratas, mayor presencia de ectoparásitos; esto tiene que ver con que hay una mayor posibilidad de contacto entre los roedores. También determinamos que las estaciones cálidas propician mejores condiciones para la proliferación y supervivencia de los ectoparásitos”, comenta.

Los resultados plantean recomendaciones puntuales a los productores: disminuir el número de roedores y desparasitar a los animales, especialmente en las estaciones cálidas y, con mayor frecuencia, en los establecimientos en los que exista mayor hacinamiento. “El objetivo de estos proyectos es aportar información para el bienestar de la población”, resume la investigadora del CONICET.

Perros y fiebre manchada

Otra de las líneas de investigación desarrollada desde el Laboratorio de Ectoparásitos de la UNNOBA apuntó al estudio de los organismos que parasitan animales domésticos. “Con perros y gatos tenemos una relación muy cercana y pueden ser ellos una vía de contagio y circulación de enfermedades. Da la impresión de que no estamos enterados de esto, ni en las conductas que se dan a nivel individual ni en las políticas a nivel municipal”, informó Sánchez.

El estudio estuvo dirigido a determinar la presencia de ectoparásitos (como pulgas y garrapatas) y bacterias patógenas, en perros de Junín y Pergamino que habitan tanto en zonas urbanas, semiurbanas y rurales (tesis de Licenciatura en Genética de Facundo Zanocco, dirigida por Juliana Sánchez y codirigida por Diana Acosta, becaria del CONICET en CeBio). Los resultados fueron inquietantes: hallaron la presencia de bacterias del género Rickettsia, que pueden transmitir una enfermedad conocida como fiebre manchada leve. “El ectoparásito (pulga o garrapata) actúa como vector del patógeno (la bacteria). Mientras al animal hospedador (perro) no se enferma, el humano, sí”, describe la investigadora.

Si bien la fiebre manchada leve, en esta latitud, no es grave, tampoco existen registros fidedignos de su real incidencia en la región. “Son, en general, enfermedades que comienzan con síntomas muy similares a los de la gripe, entonces pasan desapercibidas. Cuando aparecen estas fiebres manchadas leves no terminan en algo complicado, pero existen fiebres manchadas en el norte de nuestro país que llegan a ser letales, lo cual está relacionado con otro tipo de vectores”, señala.

Resulta alentador para el campo de investigación en ectoparasitosis que, en 2019 el Ministerio de Salud de la Nación haya resuelto que las enfermedades provocadas por Rickettsia, tal como las fiebres manchadas, sean “de notificación obligatoria”, lo cual asegura contar, en un futuro, con datos más concretos sobre la incidencia de la enfermedad en la provincia. “Nosotros siempre nos acercamos a los médicos para dar cursos o charlas, e informarles que está circulando este patógeno. Esta resolución del Ministerio colabora con nuestros objetivos, porque antes estas enfermedades no quedaban registradas. Desde ahora vamos a poder hacer un relevamiento y conocer a cuántas personas afectan”, plantea.

Para prevenir la transmisión de las enfermedades a través de los animales domésticos, las recomendaciones son las mismas que con respecto al ganado: “Desparasitar y tener en cuenta que durante el verano es cuando más proliferan los ectoparásitos. Es decir, cuando hace más calor es cuando más hay que desparasitar”.

Las becarias doctorales Melanie Ruiz y Diana Acosta, junto a Facundo Zanocco (tesista en Genética) en el laboratorio del CeBio (foto de 2019).

Diseño: Laura Caturla