“El parto en casa puede disminuir la ansiedad de la mamá”

Fucini

Tomás Fucini es docente de la carrera Licenciatura en Enfermería que se dicta en la UNNOBA. Además ejerce como médico ginecólogo y obstetra en el Hospital Abraham Piñeyro de Junín. Diariamente enfrenta el desafío de atender los partos de las madres que llegan al centro médico de la región. Y en la Universidad enseña y vuelca esa experiencia para que las futuras enfermeras puedan colaborar con pericia los alumbramientos.

El Universitario consultó a este especialista, profesor de la materia Materno Infantil, sobre los denominados “partos domiciliarios”. “Hasta 1915 aproximadamente, todos los nacimientos tenían lugar en los hogares. Iban las matronas a las casas para realizar la tarea de asistencia”. Sin embargo, “si un parto se complicaba llamaban a un médico para hacer partos instrumentados”. Fucini afirma que “en esa época había mucha morbimortalidad, es decir había mucha posibilidad de sufrir daños, tanto la madre como el bebé”.

De todos modos con el correr del tiempo la historia fue cambiando su rumbo y “con el devenir el parto domiciliario se tomó como un tema para investigar y se realizaron muchos trabajos”. “En Europa hay muchos países en los que se controla a la paciente durante todo el embarazo -continúa Fucini- y en el momento del trabajo de parto se la asiste en el domicilio, con un sistema de apoyo con ambulancias por si hay complicaciones. En caso de ser necesario, se la traslada a un centro asistencial, como cuando surge una indicación estricta de cesárea”.

Según Fucini “en Argentina se ha puesto de moda actualmente que los centros materno infantiles privados ofrezcan este servicio, pero por supuesto tienen un costo elevadísimo”. Es decir que sólo la capa social alta se puede ver beneficiada con la práctica si quiere una cobertura total para un parto domiciliario. “El sistema tiene un costo, es necesario montar un andamiaje para la emergencia, por lo tanto sólo se podría extender si lo incorpora el sistema de salud social”, agrega.

– ¿En su opinión estaría bien que las obras sociales cubran esta práctica?

– Yo no lo vería mal. Pero sí creo que es fundamental un control prenatal completo, lo que implica como mínimo cinco consultas, con estudios profundos, y muchas madres apenas hacen una. Hay que saber que muchas de las complicaciones posibles se pueden diagnosticar con tiempo.

– ¿Cuáles serían los beneficios de optar por el parto domiciliario?

– Los informes e investigaciones que van en esa línea indican que el parto en el hogar tiene como beneficio el acompañamiento que puede hacer la pareja, lo que disminuye la ansiedad de la mamá. Sin embargo, aunque el parto es algo muy natural y no es una enfermedad, sí es una instancia médica potencialmente enfermable. Por lo tanto, siempre hay que entender que se puede desarrollar un parto domiciliario si no se detectan patologías de embarazo. Sólo se puede hacer si el control y la evolución del embarazo y del trabajo de parto están dentro de los parámetros normales.

Cesáreas versus partos naturales

Resultan muy extendidos los comentarios acerca de un posible abuso -por parte de las instituciones médicas- en la utilización de la cesárea en detrimento de fomentar los partos naturales. ¿Qué asidero tienen esos rumores? ¿Habrá algún determinante económico?

Fucini responde a esto: “Los motivos económicos los descarto. Hay una creencia de que la cesárea tiene un favor económico para el prestador o el médico actuante. Pero las obras sociales pagan lo mismo. Pero sí hay que reconocer que hay muchas cesáreas. La tendencia y la recomendación desde hace cinco años, y lo vengo escuchando en los congresos médicos, es a disminuir la cesárea y tratar de volver a un índice histórico que debería ser de un 18%. En Junín tenemos un índice elevado: más del 40%”.

– ¿Qué motivó entonces el crecimiento del índice de cesáreas?

– Los médicos formados en obstetricia nos podemos dar cuenta con la evolución del trabajo de parto, o incluso semanas antes, hacia dónde va la balanza, si al parto o a la cesárea. Pero hay pacientes que te das cuenta que no van a poder tener un parto natural por su actitud, por su forma de ser. También hay un segundo factor,que es la industria del juicio. Muchas veces el médico ve que la cosa no va bien por algún dato y decide la cesárea sólo por modo preventivo, por si pasa algo. Y eso es porque para la industria del juicio siempre tiene que salir todo perfecto. ¡Pero no es así! ¡No somos dioses! Vos tenés que cumplir con los métodos establecidos, pero no te pueden exigir resultados positivos. A veces hacés todo lo necesario, pero las cosas no salen bien. Y el médico sabe que detrás del problema viene la demanda.

– Distintos tipos de agrupaciones de mujeres, como las de pueblos originarios o grupos feministas, plantean que la ciencia -al encerrarse en su propia lógica- pierde la dimensión humana ¿Qué opina al respecto?

– Mi opinión es que los médicos cuando empezamos somos muy idealistas y muy humanitarios, y creo que es una de las cosas que hay que tratar de no perder nunca: el sentido humanitario de nuestro trabajo y el respeto a la gente.


PUNTOS CLAVE

La hormona del embarazo
La oxitocina natural (o endógena) es producida por el cuerpo de la madre y activa comportamientos a nivel mecánico en órganos como el útero y las mamas. Estimula y mantiene la contracción del útero durante el parto y el alumbramiento. A diferencia de ella, la oxitocina sintética es la que administran los obstetras tanto para “inducir” como para “acelerar” los partos. Su utilización sólo debería responder a una verdadera necesidad, evitando su uso rutinario o indiscriminado.

La cesárea, una alternativa ante casos de riesgo
Fucini explica que “la cesárea es una intervención de rescate”. Es decir, que solo debería llevarse adelante cuando un parto normal suponga un riesgo para la salud de la madre o del bebé.
De esta manera, ante la ausencia de patologías o inconvenientes, no debería ser una opción. Como es una intervención quirúrgica, implica la recuperación posoperatoria de la madre.

Sillones inclinados, la nueva tendencia
La posición de parto más extendida en los centros hospitalarios es aquella en que la mujer está tumbada de espaldas en la mesa de partos. Esta posición horizontal ha recibido muchas críticas por la pasividad a la que se somete a la mujer al momento de parir y porque no favorece la fisiología natural. Por ese motivo en el presente se están implementando “los sillones de parto que dan una inclinación favorable y son cada vez más comunes en los centros médicos”, según indica Fucini.