Más política, más democracia
Por el doctor Guillermo Tamarit
La política y los políticos están sometidos a fuertes críticas en todas las latitudes. En el caso de occidente es particularmente fuerte, sin que dejemos de observar las crecientes dificultades de organización política y social en otras tradiciones políticas, por caso los países árabes.
Nos encontramos frente a una profunda transformación de la sociedad, de sus economías, sistemas de relaciones, uso de tecnologías; frente a todo esto, las acciones clásicas de la política de la modernidad, en muchos casos no encuentran respuestas adecuadas a las nuevas demandas y formas de organización.
En la edad media la política se estructuró en torno al “Príncipe”. Nicolás Maquiavello, principal teórico que escribió sobre la época, identificó con claridad esa fórmula política medieval.
Las ciencias, las artes, la guerra y la paz, la economía y la sociedad, todas las dimensiones sociales económicas y políticas, giraban en torno a la voluntad despótica del Príncipe.
La Modernidad, a partir del concepto de Estado, crea un conjunto de instituciones que despersonalizan el poder. La irrupción de las ciencias con el concepto de “verdad”, y las artes en nombre de “libertad”, producen la ruptura con el poder centralizado. Las cortes de aduladores ceden su lugar a la verdad científica, y las libertades y derechos son los nuevos dogmas de Occidente.
El Estado se constituye así en garante del ejercicio de esos derechos y de esas libertades.
Lentamente, los niveles de participación, derechos y garantías se fueron ampliando, así como los mecanismos de participación ciudadana. Los distintos colectivos sociales se fueron integrando, entendiendo que la medida de la participación de los propios interesados es un resguardo de sus intereses y los del conjunto.
Así pasamos del voto masculino de propietarios al voto universal, al desarrollo de los partidos políticos, a las elecciones libres y periódicas, y a las garantías de los organismos estatales y multiestatales.
En la actualidad, esa dinámica se ha desacoplado. Las respuestas de la política no van al ritmo de las demandas de la sociedad.
Para muchos, lo que tenemos es un régimen liberal y procedimental de democracia, como plantea el profesor Steven Levitsky: “Una plena democracia cumple con cuatro requisitos básicos: (1) elecciones libres y justas; (2) pleno sufragio; (3) amplia protección de las libertades básicas (de asociación, expresión, prensa); y (4) control civil sobre las fuerzas armadas. Obviamente no es la única definición posible, pero, en mi opinión, sirve para distinguir las democracias de las no democracias en el mundo contemporáneo" (*).
Y, refiriéndose a muchos intelectuales latinoamericanos exiliados producto de las dictaduras, que fueran sus docentes, Levitsky amplía:
"Esa generación de intelectuales latinoamericanos me formó. Fueron (y son) mis héroes. Fueron ellos, que perdieron la democracia, pagaron un precio enorme, y aprendieron, quienes me enseñaron el valor de la democracia liberal. Me enseñaron que si queremos instituciones democráticas fuertes, tenemos que defenderlas siempre, y no sólo cuando los autoritarios son del otro lado político. Porque si nos callamos ante la violación de las normas y derechos democráticos por un gobierno de izquierda, estas normas y derechos no estarán para protegernos cuando (inevitablemente) vengan los gobiernos de derecha. Quizás fue la brillantez de O’Donnell; quizás fue la profundidad del mal que fue el autoritarismo burocrático, pero nunca olvidé esa lección, y no dejaré nunca de enseñarla a mis alumnos".
Como vemos, aún cuando lo que tenemos es “sólo” una democracia procedimental, debemos entender que es suficiente para seguir impulsando los procesos de transformación que logren crecientes niveles de desarrollo sustentable para nuestras sociedades.
Más política y más democracia son sin dudas los esfuerzos permanentes para lograr sociedades que permitan el desarrollo individual y colectivo.
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(*) Steven Levitsky, politólogo, profesor titular de las asignaturas de Government y Social Studies en Harvard University.
Elvira Rawson, rebelde, revolucionaria y vanguardista
“Los hospitales son del pueblo y no de los gobiernos”, afirmó Elvira Rawson de Dellepiane en 1890 en un abierto desafío a la orden del presidente Juárez Celman para que atienda solamente a los heridos propios durante la Revolución del Parque. Improvisó un hospital de campaña y asistió como voluntaria a los caídos de los dos bandos en pugna, aún cuando ponía en riesgo su vida. Una actitud de rebeldía que atraviesa toda la historia de esta mujer, que nació en Junín en 1867 y fue una revolucionaria que luchó junto a pares como Alfonsina Storni y Alicia Moreau de Justo por muchos de los derechos femeninos que se plasmaron durante el siglo XX.
Elvira Rawson tomó esa decisión cuando cursaba segundo año de Medicina, unos años antes de convertirse en la segunda mujer de la Argentina en graduarse como médica. Esta actitud fue reconocida públicamente tiempo después por el gobernador bonaerense Guillermo Udaondo y por Leandro N. Alem, que le entregó un pergamino y un reloj de oro.
Nació en el seno de una familia tradicional: su padre un coronel que luchó en las batallas de Cepeda y Pavón, su madre familiar de un integrante de la Primera Junta. A los 6 años se mudó junto a su familia a Mendoza, donde hizo sus estudios primarios y después se graduó como maestra.
Cuando decidió estudiar Medicina se encontró con la oposición de sus padres por considerarla una profesión para nada adecuada para una “jovencita de bien”. Le advirtieron que le quitaban la ayuda económica si insistía con formarse como médica, pero Elvira siguió su impulso y se inscribió en un curso de primer año de la carrera que la tenía como única mujer entre 84 hombres.
Decidió trabajar como maestra para costear sus estudios. La medicina fue para ella el disparador que le permitió luchar por una sociedad más justa e igualitaria con una impronta vanguardista para la época. Alcanzó el doctorado con la tesis “Apuntes sobre la higiene en la mujer”, un trabajo que ayudó mucho a comprender la sexualidad femenina.
Su tesis hablaba de pubertad, matrimonio, embarazo, alumbramiento y lactancia, considerado fundamental para las mujeres de la época, en especial para muchas adolescentes que ignoraban su propio cuerpo.
Elvira Rawson se opuso al casamiento precoz por los daños físicos y psicológicos que provocaba en las jóvenes y condenó los casamientos consanguíneos pactados en ciertos círculos familiares de la época.
Trabajó para que mujeres casadas sepan cómo cuidar sus órganos sexuales y para que vivan el embarazo como algo natural y no como una enfermedad, como muchas creían en aquellos tiempos. Seguramente en sus tratados habría mucho desde lo empírico, ya que fue madre de siete hijos.
Mientras ejercía la docencia como profesora de Higiene y Puericultura en la Facultad de Medicina, paralelamente formó parte del Consejo Nacional de Educación y desde allí fomentó la copa de leche obligatoria en las escuelas. Desde Uspallata, dirigió la primera institución para niños discapacitados.
Como militante de la Unión Cívica Radical yirigoyenista inició una carrera política en la que luchó por los derechos de las mujeres en Latinoamérica. “Queremos todos los derechos políticos debiendo tanto ser electoras como elegidas, porque desde que pagamos impuestos, trabajamos por el progreso del país y somos responsables ante las leyes debemos poder legislar en todo lo que atañe a la grandeza de nuestra patria”, dijo a principios del siglo XX.
Sus propuestas tenían que ver con buscar la igualdad de la patria potestad y la administración de bienes por parte de la mujer, tanto durante como después del matrimonio. Trabajó junto a otras grandes luchadoras por los derechos igualitarios, como Alfonsina Storni, Alicia Moreau de Justo y Adelia Di Carlo, y formó la Asociación Pro Derechos de la Mujer en 1919 para lograr la igualdad de derechos en lo jurídico, político y social. Esa asociación promovió la ley 11.317 de protección a la mujer trabajadora, que establecía entre otras cosas la prohibición del trabajo nocturno.
“Es una gran referencia”
Alicia Chinen, médica generalista y profesora de la cátedra Anatomía y Fisiología de la carrera Licenciatura en Enfermería que se dicta en la UNNOBA, señaló que Elvira Rawson es una referencia no sólo para las mujeres vinculadas a la medicina sino para todas las mujeres: “Era audaz, rebelde y revolucionaria. Luchó por derechos que la sociedad recién pudo asimilar 50 años después. El trabajo que hizo junto a otras mujeres de la época sentó las bases de lo que después fue la ley de divorcio, por ejemplo”.
“Ella hablaba de las necesidades sexuales de la mujer ya a fines del siglo XIX. Era adelantada a su época, si fuera contemporánea a nosotros estaría impulsando cambios que recién dentro de 40 ó 50 años veríamos como naturales”, agregó.
“Elvira nos enseña que nunca hay que bajar los brazos, que lo humano va por encima de los cambios científicos vinculados al avance de la tecnología. Para mí, lo más importante es la veta educadora que tenía, pues enseñó a prevenir y, mucho más importante, a cuidar antes el capital de salud que tenemos todos”, remarcó.
La profesora de la carrera Licenciatura en Enfermería remarcó especialmente que lo que consiguió Elvira Rawson de Dellepiane como profesional y como activista política es doblemente valioso, porque lo hizo mientras formó una familia y crió siete hijos.
Por último, Alicia Chinen puntualizó que para los docentes y los alumnos de la carrera Licenciatura en Enfermería Elvira Rawson debería funcionar como un ícono, de la misma manera que Florence Nightingale, reconocida como la creadora de la enfermería profesional.
“La escuela debe resolver problemas nuevos”
Con cada problema social que se pone en escena, la opinión pública parecería coincidir en que la solución es ir por “más educación”. Pueden ser problemas de marginalidad y pobreza, falta de empleo, incluso el aumento del delito, y hasta la ausencia de una adecuada cultura política. Siempre todo se solucionaría con más educación. Pero, ¿pueden las políticas educativas dar respuesta a esta cantidad de demandas?
El Universitario dialogó con la directora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA, profesora María Rosa Depetris, para indagar el asidero de estos imaginarios.
- ¿Cuánto se le puede pedir a la escuela y a la educación formal?
- El problema no radica en la cantidad de cosas que le pedimos a la escuela sino en que se requiere otro tipo de escuela. No puede ser una escuela de sólo cuatro horas. Se requiere de más tiempo y con más especialistas, no sólo docentes. La escuela tradicional fue la manera eficaz que la sociedad industrial encontró para extender los horizontes del ser humano. Ese modelo fue el de la Modernidad, pero hoy la sociedad del conocimiento ha desbordado esas necesidades. Estamos frente a una crisis del modelo clásico de escuela, en la cual el profesor tenía como único elemento la clase frontal. Si uno pretende seguir sosteniendo ese modelo organizativo e institucional generado hace más de cien años, no habrá manera de resolver las demandas.
- La formación en los profesorados sigue siendo orientada a "enseñar contenidos" de determinadas materias. Pero si el rol de la escuela pasa también por resolver la conflictividad social, o dar de comer, ¿no queda incompleta esa formación?
- Uno de los grandes desafíos es que la escuela debe resolver problemas nuevos para los cuales no tiene recursos ni conocimientos porque las situaciones son totalmente inéditas y cambian permanentemente. Cambian los niños, los adolescentes, los conocimientos, la familia, los contextos. Vivimos momentos de grandes transformaciones. Es evidente que cuando un maestro llega al aula a trabajar se encuentra con problemas frente a los cuales no tiene respuesta. Es preciso aprender a pensar en paralelo: los problemas sociales se tienen que resolver al mismo tiempo que los contenidos educativos. Lo educativo es social y hace a la calidad de vida que van a poder tener las personas en el presente y en el futuro. En este sentido, la ampliación de las fronteras de la escuela se presenta como un desafío urgente.
- ¿Cómo enfrenta la educación pública a esta coyuntura de cambios y a un crecimiento de la matrícula del sector privado?
- Si de comparaciones se trata, los especialistas coinciden en que ningún sistema, sea público o privado, garantiza de por sí calidad. Existe el mito de que la educación privada es mejor, pero eso no es cierto, algunas tienen proyectos malos y otras tienen proyectos muy buenos, como también hay muchas escuelas públicas que tienen proyectos interesantes y una conducción inteligente capaz de llevarlos a cabo. Es decir que no hay una respuesta concluyente en este sentido. Lo cierto es que el deterioro de la educación en Argentina es general producto de un largo proceso de desestructuración y abandono progresivo de la responsabilidad educativa por parte del Estado que desgarró el proyecto universalista de escuela.
- La universidad pública se enfrenta a un escenario en el que debe seguir manteniendo el prestigio de lo público y formar profesionales de nivel con una población estudiantil que cambia y que quizás propone desafíos de otro tipo, novedosos, hasta desconocidos.
- Los estudiantes esperan mucho de sus universidades, y eso que esperan suele no coincidir con las expectativas que había en décadas anteriores. La universidad contemporánea se enfrenta a mayores retos al trabajar con expectativas distintas por parte de los estudiantes. Para responder mejor a esa realidad, para lograr mejores graduados, es preciso realizar cambios.
En primer lugar, no se puede considerar al alumno como un mero receptor pasivo de conocimientos: es necesario establecer su participación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, es decir, renovar los procesos pedagógicos. También es fundamental la actualización permanente de los planes de estudio, renovar los contenidos, y acentuar el diálogo con las empresas y quienes las conducen. Incentivar los intercambios y la diversidad cultural mediante las relaciones internacionales es otro eje importante. Y en definitiva apuntar a que se incorporen las herramientas para que el aprendizaje se pueda producir a lo largo de toda la vida.
La agenda se debe adecuar y estar en función de los problemas globales y así desarrollar una conciencia crítica frente a los desarrollos económicos, políticos y sociales. El siglo XXI requiere de las universidades un espíritu de apertura para ayudar a los jóvenes a entender mejor el mundo, para que -a través de la educación que se les brinda- adquieran una autonomía que les permita prestar su valiosa contribución a la sociedad.
“El camino es volverse más mercosureños”
Enrique Martínez Larrechea, docente y doctor en Relaciones Internacionales, visitó la UNNOBA y analizó el proceso de integración latinoamericana. En sus clases del seminario de “Contexto político global y local” (de la Maestría en Gestión de la Cadena Agroindustrial) planteó su visión sobre la estructura de poder mundial. “Es un buen momento para reflexionar los grandes desafíos y las grandes oportunidades que da el contexto internacional”, aseguró.
Para Martínez Larrechea es necesario ir más allá de lo económico. “Hay que saber ver la oportunidad en lo político y también en lo científico-tecnológico. Nuestras sociedades conforman sistemas de ciencia, tecnología e innovación. Entonces debemos mirar cómo formar recursos humanos de alto nivel para incrementar la competitividad de nuestra producción”, explicó el especialista.
En este sentido brindó ejemplos de integración científico-tecnológica: “Entre Brasil, Argentina y México estamos haciendo avances muy importantes en la creación de sistemas de posgrado y de innovación tecnológica. Y en el Mercosur, por ejemplo, hay coordinación a nivel del sector educativo con un sistema de acreditación compartido, que es el Sistema de Acreditación Regional de Carreras Universitarias de los Estados partes del Mercosur y Estados asociados (ARCUSUR)”.
La industria, esa gran pregunta
El diagnóstico compartido es que durante la década de los 90 en esta región hubo una tendencia a la tercerización de la economía (sector servicios) y que en el presente la tendencia al crecimiento es del sector primario (materias primas). El problema que traería esta situación se da en la denominada división internacional del trabajo, donde Argentina -y su región- quedaría muy expuesta y dependiente. Si China se convierte en la fábrica del mundo y esta región sólo produce comida, ¿tendrá viabilidad ese rumbo?
Según Martínez Larrechea “es un hecho que la demanda internacional está induciendo una fuerte centralidad del sector primario”. Y ofreció su parecer: “Creo que las lecciones de los países desarrollados nos muestran que los estados tienen la posibilidad de recrear la oferta, de no depender de las ventajas estáticas y comparativas, sino que también se pueden crear ventajas competitivas y específicas”.
“Este gran flujo de excedentes financieros que nos está llegando por la demanda de la producción primaria debe ser bienvenido, pero tenemos que tener la inteligencia de traducirlo en la formación de recursos humanos de alto nivel y para financiar sistemas de innovación. Entonces esta etapa de primarización podrá dar las bases a una producción de valor agregado mucho más tecnológico”, agregó.
Un ejemplo que toman los especialistas es el caso de Finlandia, “un país pequeño y cubierto por el hielo gran parte del año, que tiene montañas, bosques, zonas inhóspitas y que sobre la base de su producción primaria logró crear Nokia”.
Y no es el único caso, también están los países asiáticos: “Si analizamos nuestra pauta de intercambio con Asia observamos que vendemos productos primarios a cambio de productos electrónicos. No debemos repetir lo que hicimos a comienzos del siglo XX”.
Mercosur, esa respuesta
La integración vista desde Argentina tiene un nombre, y es Mercosur. Pero la integración regional se torna difícil cuando los países tienen grados de desarrollo diferentes y tradiciones políticas que se pueden tornar antagónicas. También puede aparecer un fantasma, la posibilidad de ser el vagón de cola del gigante Brasil. Para el profesor Martínez Larrechea “la respuesta está en las cadenas globales de valor, en desarrollar una coordinación a nivel de Mercosur para que las cadenas de valor no sean únicamente brasileñas o argentinas, sino que en realidad incluyan a todos en un esquema compartido”.
“El desarrollo político es importante, pero tenemos que ser capaces de consolidar la integración de las economías y recrear la unión aduanera. Eso nos volverá más mercosureños”, señaló. Ese origen comercial y aduanero fue vulnerado por razones sistémicas: “Ante una crisis económica global aparecieron los gestos orientados a la protección, por eso ahora le está faltando al Mercosur un programa claro de consolidación de la unión aduanera”.
Integración y desarrollo
Los cortocircuitos en el plano económico pueden aparecer como el disparador de una constelación de acuerdos políticos y relaciones superestructurales entre los países, como si fueran un salto de escape hacia adelante. ¿Cómo afecta al Mercosur este escenario?
“Es un tema que he trabajado mucho -indicó el docente-, esto es, los mecanismos de concertación política. Hay que remontarse al Grupo de Río y al Grupo de Contadora en los inicios y mediados de la década de los 80. En esos años América Latina saca su libreta de autodeterminación ya que mediante mecanismos propios de concertación política logra resolver problemas importantes, como poner fin a la guerra centroamericana y renegociar la deuda externa”.
Martínez Larrechea agregó que, según su punto de vista, “la Comunidad Sudamericana de Naciones -luego UNASUR- es la concertación política del Mercosur que se vuelve sudamericana”.
“Yo veo un proceso político de crecimiento que ahora tiene su consolidación en la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la recientemente constituida CELAC, que a mi juicio es una recreación del Grupo de Río a través de mecanismos más formales”, destacó.
“Todo esto es algo que llama la atención, incluso los analistas dicen: '¡Esto es un plato de spaghettis, estamos en una maraña de tratados!'. UNASUR es un mecanismo político importante y que tiene un programa central, que es el IIRSA (Iniciativa de Infraestructura Regional de América del Sur), un proyecto muy ambicioso que moviliza miles de millones de dólares que supone ver a toda América del Sur como un conjunto para el desarrollo de infraestructura”. Y finalizó asegurando que “el gran instrumento de desarrollo y de integración comercial, política y cultural es el Mercosur”.
Los valores de la Reforma Universitaria, más vigentes que nunca
El rector Guillermo Tamarit valoró las posibilidades “públicas y populares” con que cuentan todos los que hoy están dispuestos a estudiar gracias a la gesta de los estudiantes cordobeses hace 95 años.
El guardasellos de la Universidad y ex rector organizador, ingeniero Luis Lima, rememoró el camino de apertura y liberación humana que surgió de la Reforma y destacó que a partir de los debates que plantearon los jóvenes en 1918 surgió la concepción de la educación continua: “Actualmente uno se pregunta si existen los graduados o si recibir un diploma es, simplemente, el primer paso dentro de lo que se denomina educación continua”.
La percepción de que los valores de la Reforma Universitaria tienen continuidad y están más vigentes que nunca surgió no sólo del discurso de quienes conducen la Universidad sino también de los estudiantes. Ema Baeza, flamante graduada, habló en representación de sus compañeros y en su discurso instó a todos los estudiantes a “luchar siempre por una educación pública y gratuita, que sea también igualitaria e inclusiva”.
“Es vital el rol del diseño en el desarrollo sostenible”
Expresado en calentamiento global, inundaciones, especies de animales y vegetales en extinción, sequías y aumento del nivel del mar, entre otros síntomas, el planeta nos advierte que algo no está bien y en forma de remolinos y aluviones de lodo y barro envía señales de alarma a los cuatro puntos cardinales.
Las miradas críticas señalan al modo de producción contemporáneo como factor excluyente de esta problemática que afecta a la tierra y lo denuncian como insostenible en el tiempo y perjudicial en el espacio. Con el diagnóstico consensuado, sectores productivos, sociales y educativos tomaron el termómetro y se pusieron a trabajar. Una de las aristas que se tomó en cuenta fue la del diseño, agregándole el remedio de la sustentabilidad. Nació así el “diseño sustentable”, entendido como “la integración de los aspectos sociales, económicos y ambientales a estrategias de diseño”, según explicó Miguel Angel Gardetti, ingeniero textil, doctor con especialización en Gestión Ambiental y docente de la UNNOBA.
Sin embargo, en una época de modas pasajeras y de tendencias que no duran un verano, conjugar el diseño con la sustentabilidad no
parece nada fácil: “El tema está en que el desarrollo sustentable es un cambio de paradigma. No nos podemos guiar por nuestra estructura mental anterior, tenemos que ir a foja cero y empezar a construir hábitos totalmente nuevos en comparación con lo que vino pasando en las últimas décadas”, advirtió Gardetti, también director del Instituto de Estudios para la Sustentabilidad
Corporativa. Si el desarrollo sostenible requiere de un “cambio de cultura muy fuerte”, ya que “es una noción del mundo tremendamente diferente a la que conocemos”, los ejemplos de diseño sustentable que triunfen en el mercado van a ser difíciles de ver en el corto plazo. Sin embargo, Gardetti los conoce: “Hay marcas en donde la diseñadora no comienza con un producto intermedio desde la tela sino que va hasta los procesos de la agricultura seleccionando materia prima orgánica, como algodón o
lana proveniente de ovejas criadas orgánicamente. La hilatura además se hace a mano, promoviendo el desarrollo social de comunidades aborígenes, y el tejido se hace de forma natural y no con químicos”. Y concluyó: “El resultado es mejor en el sentido de que es una prenda durable, no es una prenda que va en paralelo con las tendencias de la moda”.
En el otro extremo se encuentran las “resistencias naturales” de un sector que viene produciendo desde hace un siglo sin tener en cuenta el concepto de sustentabilidad: “Por ejemplo la marca de ropa Zara, que cambia de colección cada 22 días. Es terrible pensar lo que genera ese cambio, la degradación de los recursos naturales, la utilización del agua en el lavado, en fin...”, se lamentó el ingeniero textil, autor de diversaspublicaciones referidas a la materia. Por la actual coyuntura resulta entonces que el papel del diseñador es fundamental. Gardetti subrayó que “el desarrollo sustentable comenzó a integrarse en áreas en las
cuales era fácil ver su impacto positivo. De todo este proceso, que es de aprendizaje, surge que uno de los roles más vitales para lograr el desarrollo sostenible es el rol del diseñador, porque ya sea gráfico, industrial o textil es él quien puede
garantizar desde fases tempranas la sustentabilidad”.
Con la cura en marcha, apuntalada desde el sector educativo concientizando a los futuros diseñadores, los resultados se pueden llegar a vislumbrar en el mediano plazo: “Como todo proceso cultural, van a pasar décadas hasta que veamos los frutos. Pero cuanto más tardemos en el comienzo, más tardaremos en ver los resultados. Entonces a sabiendas de que es un proceso donde la educación es fundamental, cuanto antes empecemos antes vamos a ver el cambio”, remató Gardetti.
Nuevos profesionales universitarios para la región
Por el doctor Guillermo Tamarit, Rector de la UNNOBA
Esa ilusión que traen los graduados, de mejorar a través del esfuerzo de estudiar, es una realidad en nuestro país. Hay muchas generaciones que pueden dar testimonio de cómo han mejorado a partir de la educación y de cómo fue la universidad pública y popular la que estuvo al servicio de este desafío. En el último acto de colación de grado, casi sesenta graduados de toda la región recibieron su título universitario.
Licenciados en Diseño Gráfico, Ingenieros Industriales, Analistas de Sistemas, Programadores Universitarios son algunos de los nuevos profesionales que surgieron de la Escuela de Tecnología y vieron coronar su esfuerzo en esta celebración.
Desde la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales recibieron su diploma Ingenieros en Alimentos, Ingenieros Agrónomos y Licenciados en Genética que, seguramente, brindarán sus conocimientos profesionales a industrias, empresas e instituciones de la región.
También participaron del acto de colación los nuevos Contadores Públicos, Licenciados en Administración, Abogados, Técnicos Universitarios en Gestión de Pymes que se recibieron desde la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas, así como Enfermeros y Licenciados en Enfermería que contribuirán a mejorar el sistema sanitario del Noroeste bonaerense.
Hay que valorar las posibilidades que brinda la educación pública y popular a todos los que estén dispuestos a realizar el esfuerzo de estudiar. Hay un compromiso ineludible de los nuevos graduados con esta universidad y con la sociedad.Más que profesionales, son agentes sociales que tienen que devolver en cada uno de sus días por delante el enorme esfuerzo que hace la sociedad argentina para sostener estas instituciones públicas que son las universidades. En verdad, la idea de una universidad pública y al servicio de su sociedad tiene sus raíces en la Reforma Universitaria que se originó en Argentina en 1918, en la Universidad de Córdoba. La Reforma que discutía con la Universidad medieval europea apuntaba a poner la educación al servicio del pueblo. Las ideas que emergieron de la Reforma Universitaria tuvieron la virtud de actuar como una fuerza práctica: no fueron simplemente ideas, sino que transformaron fuertemente a la sociedad argentina. Esa Reforma Universitaria que surgió en Córdoba hace 95 años se sustenta en ideas que están lejos de ser un dogma. En todos estos años, sucesivas generaciones de argentinos y latinoamericanos fueron construyendo y discutiendo las ideas allí surgidas. En la actualidad, nosotros alentamos a seguir ese debate, ya que no creemos en ninguna idea pétrea.
El guardasellos de la universidad, Luis Lima, en su discurso durante el sexto acto de colación de grado recordó el 95º aniversario de la Reforma Universitaria, que se cumplió el 15 de junio: “Empezó a pasar algo en ese momento que nosotros lo seguimos viviendo en una universidad del siglo XXI como la UNNOBA, una universidad que se ha adaptado a los nuevos tiempos y, fundamentalmente, a los tiempos que vienen. Siempre siguiendo ese camino de apertura y liberación humana que marcó la juventud cordobesa”. Y los valores de la Reforma fueron también rescatados por una graduada, que exhortó a sus compañeros a luchar por una educación pública y gratuita, que sea también igualitaria e inclusiva.
“Necesitamos volver a ser un país triguero”
Con la llegada, permanencia y reinado de la soja en nuestros campos mucho se habló y debatió acerca de sus ventajas y sus riesgos. Y no es para menos: la Argentina pasó de sembrar en 1991 cinco millones de hectáreas con esta oleaginosa a unas 19 millones de hectáreas en 2010, lo que equivale a decir que el 59% de la tierra de nuestro país está sembrada con ese cultivo.
Al centrarse todas las miradas y estudios en los rindes, precios y mercados del “oro verde”, muchas veces se pasó por alto que su avance firme y extenso significaba una paulatina y constante pérdida de terreno del trigo.
Diversos estudios y publicaciones demuestran que en la primera década de 1900 Argentina exportaba alrededor de 3 millones de toneladas de trigo y ocupaba el primer lugar como exportador mundial con el 23% de la producción. Luego, entre los años 1900 y 1930 dicha superficie se incrementó a una tasa de casi 123 mil hectáreas por año.
Carlos Senigagliesi, ingeniero agrónomo de vasta trayectoria, investigador del INTA y docente de la UNNOBA, expuso su preocupación en números: “En 1928 sembrábamos nueve millones de hectáreas, después bajó a seis y ahora estamos debajo de los 4 millones de hectáreas. Es una locura que Argentina no produzca trigo”. Y ante el esplendor del boom sojero advirtió: “El trigo tiene y debe convivir con la soja porque no compiten, se complementan. Necesitamos volver a ser un país triguero”.
¿Por qué no se siembra trigo?
Con una cultura triguera legendaria, mercados ávidos del cereal, buenos valores de los precios internacionales y un clima propicio para su siembra, surge la pregunta para conocer las causas.
“Hoy al productor no le conviene sembrar trigo porque no tiene rentabilidad. Por un lado, tiene alrededor de un 20% de quita en el precio por retenciones más otra reducción que llegó a tener un valor similar por el sistema de comercialización que rige en la actualidad”, explicó Senigagliesi.
De hecho, el Estado otorga permisos de exportación (ROEs) de los saldos exportables en “cuotas”, con el justificativo de asegurar el consumo interno. De esta manera elimina la competencia entre los molinos y los exportadores por la compra y por lo tanto el productor recibe menor valor por su cosecha.
Por otro lado, está la diferencia cada vez más grande entre el dólar oficial y el paralelo que afecta a toda la actividad económica. “Lo que los productores venden tienen precios referenciados al valor oficial, pero los costos por insumos y servicios están afectados de alguna manera por la brecha cambiaria”, analizó el ingeniero distinguido recientemente por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.
Si bien en el último año hubo algunas señales de cambio cuando el Estado otorgó los permisos de exportación por el total del saldo exportable, lo que produjo alguna mejora en el precio, la falta de previsibilidad es la causa por la que el productor no va a cambiar la decisión de sembrar menos trigo.
La soja sigue siendo el cultivo que le da la mejor alternativa de rentabilidad y por lo tanto seguirá siendo preferida en la decisión de siembra.
Este cuello de botella de “origen político” significó para el país la pérdida no sólo de 5.200 millones de dólares desde 2009 sino también de mercados: “Concretamente el brasilero, al que le vendíamos entre 6 y 7 millones de toneladas todos los años, lo que equivale a 1.500 millones de dólares a valores actuales”, calculó Senigagliesi. Y concluyó: “El país está perdiendo una cantidad enorme de dinero, al igual que los productores, para los cuales el trigo es muy importante para financiar la implantación de todos los cultivos”.
¿Por qué debería sembrarse?
Más allá de la cuestión económica, el retroceso del trigo en la Argentina preocupa no sólo por la rentabilidad perdida y los mercados que buscaron otros proveedores sino también por las consecuencias sobre la sostenibilidad de los sistemas de producción agropecuarios. “Se necesita sembrar trigo por una cuestión de rotación de cultivos”, subrayó el coordinador de la carrera de Agronomía de la UNNOBA.
“Sembrando sólo soja no hay suficiente rastrojos que aporten carbono y, por ser muy extractiva en nutrientes, los suelos van perdiendo materia orgánica y fertilidad”, resumió Senigagliesi. Y ahondó: “El trigo aporta un alto volumen de rastrojo y recibe nutrientes por fertilización que ayuda a mantener la fertilidad. Ocupa el suelo durante un período que con la soja de primera se encuentra sin utilización y se complementa con la oleaginosa que se puede sembrar como cultivo de segunda. Junto con otros cereales como el maíz, el sorgo y la cebada, contribuiría para tener sistemas de producción en rotación y diversificados, más sustentables desde el punto de vista productivo y ambiental”.
“En el derecho penal se depositan sentimientos profundos de la sociedad”
Suele suceder que ante delitos de violencia extrema se escuchen voces que digan “hay que matarlos a todos”. Enunciados de ese tipo esconden múltiples problemas, más allá de la exclusiva dimensión de la seguridad ciudadana. Son las ciencias sociales las encargadas de analizar esas tramas culturales que esconden discriminación y sometimiento al poder.
Para Virginia Sabao, docente de Antropología Jurídica y Política en la UNNOBA, hay que remontarse al siglo XIX para entender esa posibilidad de tratar a otra persona como una cosa: “Con el nacimiento de la racionalidad tecnológica se comienza a entender al hombre como un medio para conseguir los fines del sistema. Esa racionalidad occidental lleva a distinguir y separar las prácticas que se realizan de sus consecuencias morales”.
Gracias a esa separación entre moral y práctica es que se puede pedir -de modo frío y mecánico- la muerte de un sujeto o aceptar su sufrimiento en una cárcel. Se trata de una simple técnica para administrar personas, como si fueran cosas, que pierde la dimensión humana.
Vigila, que algo quedará
La discriminación forma parte de ese tipo de discursos. Para entenderla, Sabao introduce el concepto de “Estado jardinero”, entendido como el que distingue “entre las buenas y las malas hierbas”.
“De este modo, se es 'malo' porque está en la naturaleza de la persona”, sostuvo la antropóloga. Entonces si es en la naturaleza humana que se encuentra la “maldad”, se impide pensar la posibilidad de un cambio (mediante la educación, por ejemplo). En verdad, tal como sugiere Sabao, se trata de fenómenos sociales, no naturales.
Ese Estado jardinero puede hacer la distinción, gracias a que vigila al conjunto de la sociedad: “La idea de gestión, de que la sociedad se puede gestionar mediante una ingeniería social sobre toda la población”, explicó.
Según Sabao, las funciones de protección del Estado sobre la población están cambiando y transformándose en un sistema de control mediante el registro, peritaje, fuentes documentales y sistemas depurados del control de la sociedad, “que no sirven para la integración, como ocurría durante el modelo del Estado de bienestar”.
En la actualidad se están configurando verdaderos “Estados de tipo Penal”, algo que viene de la mano con el constante pedido de aumento de las penas, “un tipo de poder de vigilancia que se establece hacia toda la población”.
“Hay un cambio en la escala: si antes se vigilaba en la institución carcelaria, ahora se vigila a la sociedad en su conjunto”, afirma la docente.
Derecho como propiedad
El derecho protege bienes jurídicos, como la vida o la propiedad privada. ¿Hay una prioridad de uno sobre otro? “En la sociedad moderna se establece una relación entre individuo, propiedad privada y derecho, en la cual el derecho es pensado también como una propiedad. Entonces es común escuchar -incluso a los especialistas- decir 'tenemos derecho', como algo que se posee. ¿Qué significa eso? Se trata de la figura de la propiedad privada que se extiende hasta configurar al derecho”, reflexionó Sabao.
De este modo, según la docente, la idea de hombre y del derecho del hombre se fue convirtiendo en una especie de religión del individuo, un camino en el cual se pierde lo social y lo colectivo.
Un grave problema de este tipo de funcionamiento social es que se abre la posibilidad a que haya grupos humanos carentes de derecho. Personas migrantes, refugiados, grupos minoritarios a los que se les niega la posibilidad del ejercicio de la ciudadanía: “Cuando un Estado tiene la potestad de negar la ciudadanía, puede negar la posibilidad de ejercer derechos, sólo por no haber nacido en ese país”.
En relación a los grupos humanos vuelven las ideas naturalistas. Se suele asociar una característica cultural a lo natural, sobre todo con los inmigrantes de los países limítrofes. “Los prejuicios, el sentido común, le deben mucho a la construcción naturalista, y hay que hacerse cargo de eso porque la ciencia del siglo XIX crea ese concepto de raza. La noción de diversidad cultural de la Antropología, en cambio, viene como una crítica a la teoría de las razas”, consideró Sabao.
Sentimientos y derecho
Sin embargo no todo es ciencia y hay autores que plantean que el derecho va más allá de su aparente racionalismo. Por ejemplo, cuando hay un caso criminal que los medios de comunicación toman como paradigmático se producen euforias colectivas por la pena de muerte o por subir los castigos. ¿Cómo es que el imaginario social es tan fácil de encender? La profesora plantea que para explicar esto es necesario retomar la sociología clásica: “El derecho penal es ese lugar donde se depositan los sentimientos más profundos. No las representaciones colectivas, sino algo más profundo: los sentimientos. Ahí hay procesos inconscientes colectivos que nos dan visiones comunes. En una sociedad tan fragmentada, el derecho penal funciona como una conciencia colectiva de sentimiento común”. Y por eso surge esa indignación común, que sale tan desde adentro, a veces incluso con una furia que frente a otro tipo de problemas no emerge del mismo modo.
Hacer del futuro un escenario más previsible
Como toda actividad económica, las actividades agropecuarias están sometidas a riesgos. Las variaciones de precios constituyen una fuente constante de inestabilidad para los productores y procesadores de commodities agrícolas. En este contexto: ¿hay instrumentos para administrar esos riesgos?, ¿el productor conoce las herramientas disponibles?, ¿qué rol juega la educación en la adopción de contratos de futuros en los esquemas de producción?
El doctor Hernán Urcola (investigador del INTA Balcarce) y la doctora Silvina Cabrini (docente de la UNNOBA e investigadora de INTA Pergamino) dictaron el curso sobre Manejo de Riesgos Agropecuarios desde la Unidad Integrada UNNOBA-INTA. “Los contratos de futuros son herramientas que le permiten al productor administrar riesgos. Conocer estos instrumentos brinda independencia y aporta elementos para evaluar y decidir sobre la producción de manera más inteligente. Como hay un gran desconocimiento, no todos los productores tienen acceso a ellos”.
“La existencia de una alta variabilidad en los precios, dentro y entre campañas, determina que la decisión de momentos de venta de la producción tenga grandes impactos en el ingreso de las empresas agropecuarias. La posibilidad de reducir la variabilidad de dicho ingreso mediante la implementación de diferentes estrategias de comercialización, es de sumo interés”, explicaron.
En este sentido, describieron que existen herramientas que dan flexibilidad al productor en cuanto al momento de fijar el precio de los commodities agrícolas. “Es posible hacer operaciones antes de la cosecha del grano, entregar y vender la producción a cosecha o almacenar y vender varios meses después”, apuntaron los docentes y señalaron que en general “los elevadores permiten fijar el precio en diferentes momentos de la campaña, independientemente del momento de entrega del grano”.
“Adicionalmente, se pueden incorporar futuros y opciones en las estrategias de comercialización. Mediante estos instrumentos los productores pueden, por ejemplo, fijar el precio para varios meses o ponerle un piso al precio comprando ‘opciones put’. También es posible establecer rangos de precios o apuestas más complejas combinando distintas posiciones en futuros y opciones”, detallaron.
A más conciencia, más información
Hernán Urcola planteó que se observa un mayor grado de conciencia de los productores agropecuarios y empresas respecto de los riesgos a los que está expuesta la producción. Sin embargo, alertó sobre “la falta de información y formación respecto de cómo administrarlos con los instrumentos del mercado de futuros disponibles”.
En este punto, marcó que “falta difusión y educación especializada sobre cómo se pueden usar, cuáles son los costos reales, lo que genera una distancia entre el productor y estos mercados y despierta algún grado de desconfianza”.
“Esto se solucionaría con educación sobre cuál es la función de estos contratos y el rol que pueden cumplir en un esquema de producción. La información juega un papel clave en la adopción de estas herramientas que transfieren los riesgos a otros agentes del mercado”, opinaron.
Los docentes explicaron que “en lo operativo los contratos de futuro y opciones fijan un precio, un piso o un techo dependiendo de los instrumentos que se utilicen, y en función de ello el productor puede despreocuparse temporalmente de las variaciones de precio y concentrarse en el proceso productivo”. Precisamente, la universidad pueden contribuir al uso apropiado de estos instrumentos.
Todo por hacer
Los profesionales describieron que existen dos grandes tipos de riesgo: de mercado y climáticos. “Los primeros se derivan a fluctuaciones imprevisibles de los precios y los otros de la ocurrencia de eventos climáticos que afectan la producción”.
Con respecto a los llamados “derivados climáticos” Urcola explicó que “el clima se vuelve cada vez más inestable y esto abre un campo para diseñar herramientas de seguro orientadas a cubrir o compensar el daño económico de estos fenómenos cada vez más extremos”.
“Tratar de asegurar la producción mediante derivados climáticos es algo relativamente reciente, hay mucho para hacer. Se precisa una infraestructura de generación de datos, medición del clima y difusión de esos datos que funcione de manera sostenida y confiable”, concluyó el docente.
¿Qué es un "futuro" financiero?
Es una operación de compra-venta que consiste en determinar las condiciones hoy pero posponer la ejecución real de la operación para otro momento futuro. El comprador de un contrato de futuro tiene la obligación de comprar el activo correspondiente en la fecha de vencimiento. Por su parte, el vendedor de ese mismo contrato de futuro tiene la obligación de entregar el activo al comprador en dicha fecha de vencimiento.
El ABC de los futuros y opciones
- En los contratos de opciones una parte, mediante el pago de una suma de dinero, adquiere el derecho (pero no la obligación) de exigir a la otra parte la compra o la venta de un activo a un precio fijo determinado.
- Los contratos de futuros y de opciones se negocian en los denominados "Mercados a Término", entidades cuyo objetivo es organizar, registrar, garantizar y liquidar la negociación de contratos.
- Con estos contratos se busca disminuir el riesgo que involucra la volatilidad de los precios y reducen el riesgo de pérdida financiera.