La investigación: medida de la calidad

Por Lorena Berro

“Las grandes transformaciones de la humanidad, esas que han modificado los estilos de vida para siempre, han surgido por obra de la razón y su manifestación más sofisticada: la ciencia”. Esta apreciación se ha constituido en el eje central de la gestión UNNOBA, para marcar la importancia que el trabajo científico en todas las disciplinas tiene en la dinámica universitaria, y en la posibilidad de realizar aportes concretos desde la Universidad pública para resolver los problemas de la sociedad de la que es parte. Investigar es generar conocimiento, apropiarse de un bagaje de saber y traducirlo en alternativas que aporten el sello distintivo al hacer universitario.

La doctora Carolina Cristina, secretaria de Investigación, Desarrollo y Transferencia de la UNNOBA, hizo un recorrido por las etapas fundantes y los avances conseguidos por la Universidad en materia de investigación. Asimismo, trazó los lineamientos que marcarán el rumbo.

--Para una universidad, ¿qué significa la investigación científica?

--Significa la oportunidad de crecimiento permanente. Investigar es generar el conocimiento desde una institución para transmitirlo en primer lugar a los estudiantes, pero también para volcarlo a los recursos humanos que se formen en investigación y a la sociedad mediante la transferencia de herramientas y tecnología. La investigación científica de excelencia es a la que debería aspirar toda universidad.

--¿Cómo empieza una institución nueva a hacer investigación?

--La mejor manera de hacer ciencia es teniendo todo: recursos humanos, infraestructura, equipamiento y políticas de investigación integrales. Pero esto no siempre es posible en las etapas iniciales de una institución universitaria. Entonces, la mejor estrategia es dotar a la estructura de recursos humanos formados que sostengan la base de la pirámide de investigación. En una etapa de inicio ese fue el pilar para la UNNOBA y el eje que institucionalmente fue marcando el camino que permitió determinar qué infraestructura se necesitaba y qué equipamiento había que adquirir. La formación de equipos de investigación posibilitó establecer un cimiento sólido para crecer. El proceso fue muy lento y se invirtieron muchos fondos y esfuerzos. Cuando las bases estuvieron hechas, fue más fácil crecer porque los que se formaron en el inicio siguieron formando a nuevos jóvenes y conformando los equipos que hoy investigan en las distintas áreas disciplinares.

--¿Qué valor tuvo el trabajo con organismos o instituciones que tienen una tradición más larga en el campo de la ciencia?

--Fue fundamental poder contar con direcciones externas para los investigadores jóvenes que se estaban formando y para los primeros becarios. También fue vital contar con estas alianzas para el uso de instalaciones y equipamiento que no teníamos. Los vínculos de la UNNOBA con instituciones de prestigio que hacen investigación nutrieron a la institución de un capital importantísimo.  Todo eso contribuyó al crecimiento. Y mientras tanto se fue generando la infraestructura propia y se la dotó de equipamiento básico primero y más específico en lo sucesivo. En las etapas iniciales, entonces, trabajamos en instalaciones que adaptamos a las necesidades y también viajamos para investigar en otros centros y universidades. Hoy contamos con nuestra propia infraestructura y con recursos humanos muy valiosos, producto de una política de investigación sostenida en el tiempo. Por ejemplo, se creó el programa de subsidios bianuales que sostiene las convocatorias para que cada vez más equipos se puedan presentar. Al irse generando más recursos formados capaces de dirigir proyectos, ha crecido el número de proyectos de investigación que se ejecutan con financiamiento propio de UNNOBA.

--¿Existen otras fuentes de financiamiento además de las propias?

--Sí, existe financiamiento externo proveniente de instituciones públicas y privadas. En este campo hay mucho por hacer porque no todos nuestros investigadores conocen o tienen el hábito de presentarse a las convocatorias externas que el sistema de ciencia y técnica tiene a nivel provincial y nacional. Es una cultura que hay que desarrollar. En este sentido hoy tenemos proyectos cofinanciados entre el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación y la Universidad que apuntan a fomentar la participación en este tipo de convocatorias. Por otra parte, los grupos ya consolidados buscan además fondos en el exterior, que generalmente incluyen, además de recursos para las investigaciones en sí, la posibilidad de acceder a pasantías para becarios e investigadores.

Investigar en áreas estratégicas

La secretaria de Investigación, Desarrollo y Transferencia de la Universidad se refirió a los ejes rectores del trabajo científico en la UNNOBA. Resaltó que han sido marcados por el proyecto institucional y la política de investigación de la Universidad para abarcar los distintos campos disciplinares. También describió el complejo proceso que supone transferir conocimientos a la sociedad, producto de lo que se investiga en los laboratorios.

“Se investiga en agronomía, genética, en ciencias del ambiente, en biomedicina, en alimentos, en las ingenierías así como en informática y diseño. Y también en el terreno de las ciencias sociales, aunque un poco menos, no porque no se haya promovido, sino porque es un campo en el que no hay tanto desarrollo científico, pasa en la UNNOBA y en el resto de las universidades”, describió.

"Nuestro desafío es fortalecer la investigación en todas las áreas disciplinares que tenemos, y esto incluye promoverla en el campo de las ciencias sociales con estrategias especiales”.

En este punto mencionó que en el Programa de Promoción de la Investigación Científica se está impulsando la participación en proyectos a docentes de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas. “Por el perfil de sus carreras resulta más difícil crear la cultura de investigación en el campo de las ciencias sociales. En cambio está muy internalizada la idea de investigar en quienes provienen de las ciencias exactas. Pero este es un paradigma que hay que transformar y estamos avanzando en muchas acciones para ello. Nuestro desafío es fortalecer la investigación en todas las áreas disciplinares que tenemos, y esto incluye promoverla en el campo de las ciencias sociales con estrategias especiales”.

--¿La UNNOBA hace ciencia básica o aplicada?

--Hay investigación básica, aplicada y traslacional. Esta última se define como el esfuerzo para construir desde la investigación científica básica nuevas terapias o procedimientos médicos. En el Centro de Bioinvestigaciones de la UNNOBA y en el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas (CIBA) hacemos mucha investigación básica y allí se genera el conocimiento para poder en un futuro transferirlo. Sin ese conocimiento esa transferencia no se da. Por otro lado, la sociedad necesita adquirir ese conocimiento para avanzar y por eso es importante la transferencia. Los investigadores básicos queremos transferir lo que descubrimos, y vamos desarrollando capacidades para eso. No siempre es una tarea sencilla. Es importante constituir buenos equipos de trabajo para lograrlo.

--¿Cómo se hace la transferencia de ese conocimiento?

--Se hace habiendo crecido mucho en el tema de investigación. La transferencia de conocimiento científico y tecnologías se hace cuando ese conocimiento está arraigado. Hay que tener muy identificado qué problema de la sociedad podría resolverse con el conocimiento que se está generando en un laboratorio. Muchas veces hay que asociarse para transferir conocimiento. Generar vínculos con el medio para conocer la demanda.

"Hoy hay mucha comunicación de la ciencia y esto es positivo porque por un lado se visibiliza nuestro trabajo, y por otro es necesario mostrar a la sociedad en qué invertimos los recursos".

--¿La UNNOBA está en la instancia de transferencia en alguno de los proyectos?

--Hay centros como el Laboratorio de Ensayos de Materiales y Estructuras o el Instituto de Investigación y Transferencia en Tecnología que hacen mucha transferencia y brindan servicios a terceros. Otros centros están en pasos más iniciales. Y en otros la transferencia de conocimientos y tecnología es aún una aspiración. Tenemos una convocatoria propia abierta para generar empresas de base tecnológica con la que buscamos generar las bases para la transferencia del conocimiento que producimos en la UNNOBA.

--¿La sociedad demanda la actividad científica que realiza la Universidad o aún la desconoce?

--Las dos cosas. Por un lado hay una demanda. Pero también hay un gran desconocimiento respecto del tipo de trabajo y de preparación que requiere la investigación científica en determinadas áreas y por sobre todo el tiempo que demanda hacer un desarrollo. Lo bueno es que hoy hay mucha comunicación de la ciencia y esto es positivo porque por un lado se visibiliza nuestro trabajo, y por otro es necesario mostrar a la sociedad en qué invertimos los recursos. Mostrar los resultados de lo que hacemos en los laboratorios con fondos del Estado o del privado es vital.

--¿Cuál es la motivación de los investigadores para publicar?

--Se publica para dar a conocer los descubrimientos al ambiente científico, a la sociedad y a la industria. Alguien en cualquier parte del mundo utiliza tu descubrimiento para seguir avanzando. Eso es increíble. Claro que existe una demanda de la sociedad en general, pero además los organismos de ciencia y tecnología y las instituciones que apoyan la investigación exigen la publicación de resultados. Los organismos que nos evalúan aún privilegian la publicación en revistas de prestigio respecto a la vinculación tecnológica y esto suma el mayor puntaje en la carrera del investigador. Con el tiempo algunas cosas van cambiando en el sentido de la transferencia, pero todavía en nuestro país se investiga para publicar, aunque todos conocemos el valor de la transferenciaAdemás, las publicaciones posicionan a la institución y la jerarquizan de acuerdo al nivel de producción científica. No es lo mismo publicar en un journal con referato que en uno donde no hay evaluación por pares o no esta indexado, por ejemplo.

La UNNOBA desarrolla proyectos de investigación en centros propios y en otros de dependencia compartida con organismos del sistema científico.

--¿Cómo estamos posicionados en el concierto de las universidades nacionales que hacen investigación?

--Si nos detenemos en la cantidad de investigadores, becarios, personal técnico y producción científica, estamos dentro de las universidades chicas o de desarrollo incipiente. Pero si nos ubicamos en los 17 años que tiene la UNNOBA, no estamos mal posicionados en cuanto a las políticas y acciones que hemos llevado a cabo para llevar adelante los desarrollos científicos. Tenemos infraestructura, equipamiento de alto porte y recursos humanos propios. Nos falta mucho. Pero ha habido un crecimiento muy grande. El balance es positivo. Ha sido sostenido el apoyo a la investigación, los que vivimos todo el trayecto lo sabemos y lo valoramos.

--Se habla mucho de la crisis económica y de su impacto en las actividades científicas ¿Esto ha tenido impacto en la UNNOBA?

--Esto se ha sentido indirectamente porque los investigadores que aplican a convocatorias para financiamiento externo han visto condicionadas sus posibilidades, pero la UNNOBA ha salido a sostenerlos con nuevas estrategias para que puedan trabajar y publicar. Nunca se dejó de apoyar con convocatorias, infraestructura y equipamiento para ampliar las capacidades propias.

Hacia el futuro

En relación a los lineamientos que deberían regir la política de investigación de cara al futuro, la doctora Carolina Cristina reflexionó: “Necesitamos seguir fortaleciendo la masa crítica de investigadores para seguir creciendo. Esto es un punto clave que vamos a atender especialmente para poder formar nuevos recursos. Creo que el esfuerzo deberá orientarse a seguir apoyando la formación de doctorado de nuestros graduados y categorizando docentes investigadores en el sistema nacional porque esto nos dará mayores oportunidades y otra visibilidad”.

"Descubrir en el laboratorio el eslabón que puede resolver un problema de la sociedad, es la satisfacción máxima que puede experimentar un investigador".

“Es fundamental instaurar la publicación en revistas científicas de alto impacto con referato. Así funciona el sistema científico nacional e internacional y en esa dirección debemos avanzar”, agregó, la secretaria de Investigación, Desarrollo y Transferencia de la UNNOBA que además realiza su trabajo como científica de UNNOBA y CONICET en el campo de las ciencias médicas, en las áreas de la neuroendocrinología y la oncología.

“En materia de equipamiento e infraestructura venimos creciendo mucho. También, necesitamos desarrollar nuestras capacidades de transferencia tecnológica”, añadió.

Además de la tarea de gestión, la doctora Carolina Cristina es investigadora y desarrolla su trabajo en el campo de las ciencias médicas. (Diseño: Laura Caturla)

 

La curiosidad por lo nuevo

--¿Se hace ciencia pensando que el trabajo científico puede cambiar algo de la sociedad en la que vivimos?

--El investigador hace ciencia para descubrir cosas. Y cuando va creciendo en su trabajo además advierte que ese conocimiento también podría servir para transformar la vida de alguien. Pero el conocimiento es el motor de la investigación. Es la curiosidad por lo nuevo; es ir armando las piezas de un gran rompecabezas que conjuga el conocimiento nuevo con el existente. Descubrir en el laboratorio el eslabón que puede resolver un problema de la sociedad, es la satisfacción máxima que puede experimentar un investigador.

En equipo: parte de los integrantes del grupo de trabajo de la Secretaría de Investigación, Desarrollo y Transferencia de la UNNOBA.

--¿El sello de calidad a una universidad se lo da la investigación?

--Un investigador es un docente que todo el tiempo está enseñando lo que sabe o lo que descubre. El investigador trabaja con el conocimiento. Eso transmitido al aula, es calidad de educación. Una universidad que realiza investigación de excelencia, brinda una educación integral y eso le aporta al proceso un valor agregado muy grande respecto de una institución que no hace investigación y no genera conocimiento. El conocimiento que puede generar un grupo de investigación, sea en el terreno de las ciencias sociales o exactas, y se vuelque a los estudiantes, le confiere a esa enseñanza otro valor, distinto del que proviene de una institución donde solo se enseña lo que está en un libro. Sin dudas la investigación es la medida de la calidad.

 

Diseño: Laura Caturla


Posgrado: con la mirada en el futuro

Por Lorena Berro

“Si nos comparamos con universidades históricas y de larga tradición tenemos mucho camino por recorrer, pero si la mirada se centra en la realidad de las universidades contemporáneas, desde la UNNOBA estamos liderando el campo del posgrado”. Con esta apreciación la doctora Adriana Andrés, directora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA inició un diálogo sobre la conformación de la oferta de la Universidad y la descripción de las alternativas que a su juicio otorgan “un sello distintivo y de calidad” que además marcan un rumbo institucional en un aspecto estratégico como es el de la formación de recursos humanos altamente calificados para enfrentar desafíos que plantea el futuro en materia de generación y adopción de conocimientos para la resolución de problemáticas complejas.

---¿Cuál es el principal desafío de la UNNOBA en lo que concierne a la formación de posgrado? 

---El principal desafío es formar tanto a nuestros egresados como a nuestros docentes, pero también atender la demanda que proviene de los sectores de ciencia y técnica regional, nacional e internacional, y de los profesionales que se referencian en la UNNOBA para continuar con su formación de posgrado.

---¿En el contexto actual es imprescindible el posgrado para el ejercicio profesional?

---Sabemos que la capacitación no termina en el grado y en función de eso es compromiso de las universidades diseñar ofertas que acompañen la formación de los recursos humanos con capacidad de gestionar la generación de nuevos conocimientos. El posgrado debe ofrecer alternativas pertinentes a las necesidades de aquellos profesionales que deberán intervenir en la resolución de problemas complejos y enfrentar los desafíos del futuro. Por supuesto que nuestro principal compromiso sigue siendo con la región; pero vamos avanzando en propuestas para propiciar la formación de recursos humanos a nivel nacional e internacional.  Y para esto estamos convocados a ir más allá de las maestrías y especializaciones y comenzar a transitar por los doctorados que son el mayor grado académico que confieren las universidades.

---¿Con el Doctorado en Mejoramiento Genético se están dando esos primeros pasos?

---Exactamente. Este doctorado que es único en el país de algún modo era una deuda que teníamos, pero para lanzarlo primero hubo que sentar bases sólidas. Es decir realizar un trabajo sostenido de conformar planteles docentes y consolidar equipos de investigación.  Hay que tener muy claro que la investigación es no solo un concepto central dentro de las universidades sino la piedra fundamental de los posgrados. Es crucial que la formación de posgrado en áreas de ciencia y técnica, vaya acompañada de la investigación y que estos desarrollos tengan impacto directo en el territorio. En el caso de la UNNOBA estas bases están establecidas y por eso fue posible conseguir la aprobación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) para el primer doctorado de la Universidad. El doctorado es, sin lugar a dudas, el salto de calidad que necesitábamos dar como Universidad.

---¿Por qué se cifran tantas expectativas en el dictado de esta carrera?

---En principio porque se trata de una oferta única en el país. Y porque abarca un área de conocimiento en la que la Universidad ha dado muestras de la capacidad que tiene en materia de investigación y transferencia. Estamos en una región estratégica del sector agropecuario donde la genética es el principal driver de los desarrollos tecnológicos de alto impacto, y faltan mejoradores. Pero esto no ocurre solo en Argentina y sabemos que esta carrera puede despertar el interés de profesionales del Cono Sur e incluso de algunos de lugares más lejanos.

Un crecimiento sostenido

La doctora Adriana Andrés reconoció que “aunque hay mucho camino por recorrer” en materia de posgrado, la Universidad ha experimentado “un crecimiento sostenido”. En este punto describió algunas alternativas de la oferta y aportó su mirada respecto de lo que considera son los desafíos.

---Así como en el grado se observa una consolidación de la oferta de la Universidad, ¿esto también ocurre en el posgrado?

---Nos falta mucho por recorrer todavía, pero hemos crecido y esto queda claramente plasmado en nuestra oferta. Por ejemplo, hay dos maestrías que son muy importantes  por la temática que abordan y por la transversalidad con que lo hacen.  Una es la Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis, y la otra es la Maestría en Energías Renovables y su Gestión Sustentable. Ambas atienden temas estratégicos para el país, y dan respuesta a necesidades de formación que tienen muchos profesionales y le aportan a la Universidad un sello distintivo. Algo parecido ocurre con la Maestría en Diseño orientada a la Estrategia y Gestión de la Innovación, una carrera que no solo nos ha permitido extender el alcance territorial, ya que se dicta en Pergamino, Misiones y Mar del Plata, sino que tiene como característica la interdisciplina. Hay otras como la Maestría en Bioinformática y Biología de Sistemas que avanzan en campos muy específicos de la actividad científica y han dado respuestas a la necesidad de formación de recursos humanos en estas áreas. Son todas alternativas que definen un perfil y marcan un rumbo.

Las alternativas de posgrado abarcan distintas áreas de conocimiento

---¿Qué rol desempeñan otras alternativas como las especializaciones y los cursos de posgrado no estructurados?

---Los cursos cortos no estructurados apuntan a resolver la demanda del corto plazo y están muy vinculados a las necesidades del entorno. Son alternativas de actualización y deben abarcar todas las áreas del conocimiento en las que la Universidad esté en condiciones de dar respuestas. Las especializaciones son una herramienta más amplia de gestión de los saberes en aspectos propios de cada profesión. Deben ser dinámicas y no competir con las maestrías. Nosotros tuvimos una especialización muy reconocida vinculada a la Gestión de la Innovación y la Vinculación Tecnológica en el Sector Agroindustrial que hoy se transformó en una maestría. Se trata de una propuesta de formación de profesionales con capacidades en la gestión de las innovaciones tecnológicas, de manera que los resultados que se logran en determinadas investigaciones lleguen al medio agroindustrial y se puedan adoptar. Estos conceptos quiebran una tendencia histórica en Argentina donde muchas veces los resultados de la actividad científico-tecnológica no se traducen en mayor competitividad.

Diseño: Laura Caturla

---¿Es en el posgrado donde más compromiso la Universidad toma con el futuro?

---Para mí el compromiso institucional nace en el grado. Si no formás correctamente en el grado y en las áreas de interés en las cuales estas proyectando para los próximos 50 años, dudo que se tengan los recursos humanos que luego realizan el posgrado. Es un continuo. Lo que sí sucede en el posgrado es que la oferta se diseña en función de una pertinencia que atiende mucho las demandas reales de la sociedad y esto exige una mirada muy atenta del entorno porque deben brindarse herramientas que les permitan a los profesionales entrenarse en el abordaje de problemáticas muy complejas y anticipar soluciones.

---¿Qué mirada tiene de Argentina en relación a la formación de posgrado?

---Personalmente opino que el país debería plantearse algunas cuestiones en materia de educación. Una de ellas tiene que ver con la edad a la que se termina egresando del grado. Si nos comparamos con otros países del mundo que están a la vanguardia, observamos que egresan de maestrías o doctorados con edades inferiores a 25 años. En Argentina, por diversas razones, una persona termina su formación de grado a los 28 o 30 años, y luego define realizar un posgrado, con la consecuencia de tener una  edad avanzada, en la que resulta más difícil insertarse laboralmente. Otra cuestión que entiendo debe ser central es aquella que tiene que ver con la pertinencia de la oferta.

La oferta de cursos y carreras tienen un fuerte anclaje en demandas del territorio

---Tomando esta consideración ¿en qué aspecto considera que debe estar puesta la mirada del Instituto de Posgrado de la UNNOBA para potenciar la pertinencia de su oferta?

---Creo que hay que trabajar fuertemente con la mirada puesta en el territorio. Sabemos que cada vez más las poblaciones que nos rodean, donde se hace agricultura, ganadería y donde funcionan industrias, están muy preocupadas por cómo impactan estos procesos en sus vidas, ya sea, en el agua que toman, en el aire que respiran, en los alimentos que ingieren y en la salud en general. La Universidad ha dado pasos importantes en el abordaje de estas temáticas, hay especializaciones que están tocando aspectos del efecto ambiental, hay cátedras abiertas que ofrecen miradas diversas sobre estas cuestiones. Pero considero que hay que construir una mirada integral que aborde estas temáticas no solo disciplinariamente, sino en forma holística. Entiendo que allí el posgrado tiene por delante un enorme desafío que debe involucrar a toda la Universidad y a las comunidades en su conjunto para reflexionar sobre cuál es el impacto ambiental, socioeconómico y productivo de determinadas prácticas y cómo se legisla sobre estas cuestiones, para así diseñar alternativas de formación que permitan dar respuesta a muchos interrogantes que se plantean en este terreno al tiempo que adoptar conocimientos que posibiliten producir de un modo sustentable.

---¿Cómo está posicionada la UNNOBA en materia de posgrado en el concierto de las demás universidades nacionales?

---Depende con quién nos comparemos. Lo cierto es que la UNNOBA es una Universidad nueva que se ha consolidado muy rápidamente, pero queda mucho camino por transitar. Nuestro mayor compromiso, además del que tenemos con la sociedad, es con nuestros propios docentes investigadores. Que todos alcancen el posgrado y trabajen en investigación es lo que va a imprimir un salto cualitativo porque les va a permitir formarse en las áreas que son centrales a nuestros intereses y a los de la comunidad en su conjunto.


Una radiografía de la agricultura familiar

Por Lorena Berro

La agricultura familiar es un modelo productivo de gran importancia para el país ya que representa al 66% de las familias que viven en el campo y a 250 mil establecimientos productivos que involucran a dos millones de personas. Los datos surgen del último censo nacional agrícola y resaltan la importancia de incluir al sector con políticas activas para garantizar su sustentabilidad.

Con el propósito de caracterizar esta actividad en la región, la Universidad ejecutó un proyecto de investigación del que participaron también profesionales del INTA. La iniciativa tomó como núcleo de relevamiento las ciudades de Pergamino y Junín y permitió hacer “una radiografía” de los establecimientos y su perfil productivo.

El ingeniero Carlos Senigagliesi, director del proyecto, señaló que se tomó como parámetro para la selección de los establecimientos que las tareas, tanto físicas como administrativas, fueran realizadas por familias. Precisó que se realizaron entrevistas para conformar “la tipología de la agricultura familiar” e indagar en los sistemas de producción que se utilizan, al tiempo que alentar algunas acciones de mejora que potencien su “sustentabilidad”.

“Tanto en Pergamino como en Junín existen varios tipos de agricultores familiares que fueron caracterizados en un proyecto de investigación que llevamos adelante y que profundizamos a través de otras iniciativas de investigación y extensión”, planteó.

Tipos diversos

“Hay un tipo de productores que llamamos 'de patio' que son los que producen en la zona periurbana.  Son producciones pequeñas que se emplean para autoconsumo. Desde el punto de vista económico, este sistema es poco sustentable porque no cuenta con estrategias definidas para la comercialización de los productos”, describió, refiriéndose a productores que en general se dedican a la horticultura y a la cría de animales de granja. En este grupo hay problemas de productividad, pero también de calidad y comercialización.

Entre los productores pequeños, Carlos Senigagliesi diferenció a los llamados “pequeños productores emprendedores”. "Son aquellos que tienen poca superficie, pero una mirada distinta de la actividad”, caracterizó. “En este grupo hay horticultores, pero que funcionan de manera más organizada. Se dedican a comercializar sus productos abasteciendo a las verdulerías y también los emplean para el autoconsumo. Muchos de ellos son bolivianos, realizan una tarea que demanda mucho esfuerzo físico, pero han logrado progresar. Varios han conseguido comprar la tierra que trabajan y hasta tienen sus propios comercios”, señaló.

“Hay otra tipología definida por aquellos que ven la producción a lo largo de la cadena y se preocupan por generar productos de calidad apuntando al mercado. Es gente que tiene buena formación y que trata de producir con marcas propias, agregando valor”, precisó. Así, comentó que son productores que en general cultivan hortalizas y se dedican a la cría de cerdos. Algunos producen miel y todos tienen la particularidad de observar de forma permanente lo que demanda el mercado para diversificar su producción, son como los describe la investigación “productores dinámicos”.

En vías de desaparición

El investigador de la UNNOBA comentó que existe en la región un grupo de productores que funcionan en “chacras o granjas” que han reducido su tamaño por divisiones de herencias. “Cada charca o granja no supera las 25 o 30 hectáreas y quienes las trabajan son personas mayores, propietarias de la tierra, que hacen una vida austera”.

“Estos productores hacen de todo un poco, comercializan lo que producen, pero la actividad no es rentable más allá de la subsistencia. Los hijos ya no están más en el campo y por esta falta de recambio generacional es un sector que está en vías de desaparición”, prosiguió.

“Hay otra categoría definida por aquellos que trabajan superficies más grandes, son los llamados productores preponderantemente familiares que trabajan 50 o 60 hectáreas en propiedad y arriendan otras superficies familiares”, detalló. Este grupo también está conformado por personas mayores que se dedican a la agricultura, la generación siguiente tampoco se ha quedado en el campo. “Es una tipología que también está en vías de desaparición porque no se ha tecnificado y la maquinaria que emplean ha quedado obsoleta”.

Varios hacen agricultura, pero no todos se han tecnificado ni diversificado su producción.

Productores capitalizados

El ingeniero destacó el perfil de los productores preponderantemente familiares capitalizados que son aquellos que trabajan superficies mayores- tienen hasta 100 hectáreas propias y arriendan otras- son más jóvenes, han comprado maquinaria y tienen “proyectos a futuro”.

“Aquí se observa que los hijos están cerca y participan de la actividad y buscan crecer ya sea diversificando la producción agropecuaria como mejorando los sistemas de comercialización”, resaltó.

La producción hortícola tiene potencial de crecimiento en la región, según la investigación realizada.

Un paso más allá

Al evaluar los resultados obtenidos en términos de sustentabilidad, Senigagliesi remarcó: “Los más sustentables son los horticultores. También los productores dinámicos y los capitalizados que tienen potencial de futuro, inventiva y buscan el modo de permanecer y crecer en la actividad”.

En relación a las estrategias que pueden ponerse en marcha para fortalecer la agricultura familiar en la región, puso la mirada en el mejoramiento de los sistemas de producción, en las buenas prácticas y en la búsqueda de herramientas para potenciar el trabajo cooperativo entre los propios productores.

"El sistema de producción hortícola podría mejorar mucho tanto en la tecnología de producción como en las cuestiones vinculadas a la bromatología".

En este punto comentó que la UNNOBA llevó adelante un segundo proyecto de investigación que indagó sobre dos producciones en particular: el sistema de producción hortícola y porcina,  ya que ambos tienen mucha incidencia en la región.

Respecto de los productores hortícolas, mencionó que lo que producen representa para Pergamino y Junín entre el 10 y 15 por ciento de lo que se consume en las ciudades. “Esto quiere decir que es una producción que tiene mercado”, marcó.

“El sistema de producción hortícola -continuó Senigagliesi- podría mejorar mucho tanto en la tecnología de producción como en las cuestiones vinculadas a la bromatología. Pero el nudo es la comercialización, que está muy poco organizada. Hoy el productor vende lo que cosecha en un sistema muy informal. El desafío es acercar esa producción de modo directo a los consumidores y para ello es válida la figura del mercado o la feria, que demandaría por parte de los productores un trabajo cooperativo muy beneficioso para ellos”.

"Aquellos que se formaron desde chicos, tomaron cursos y estuvieron vinculados a entidades cooperativas lograron trabajar con un ideal"

Asimismo, advirtió: “Hay un descuido en la aplicación de agroquímicos que requiere de una tarea de control por parte del Estado y contar con instrumentos adecuados para conocer qué tipo de residuos tienen estos productos que se comercializan”.

"En cuanto al sistema de producción porcina, hay una gran posibilidad para esta producción en un contexto en el que el consumo de este tipo de carne va en aumento y se abren mercados internacionales. Sin embargo, a nivel de la agricultura familiar las explotaciones son pequeñas”.

El sistema de producción porcina requiere de estrategias para volverse más competitivo.

En este punto marcó limitantes vinculadas al capital porque para ser competitivas estas producciones requerirían de inversiones no solo en infraestructura, sino en genética.  Así, resaltó la “asociatividad” de los productores como una clave.

“El mercado necesita cantidad y calidad. Un criadero de mil madres invierte en lograr una genética uniforme; para productores pequeños que trabajan en forma individual, esto es más difícil de lograr y por eso es tan importante pensar en formas asociativas y de trabajo cooperativo”.

Transformar la mentalidad

En el plano de los desafíos, el investigador resaltó la importancia de la formación en tanto recurso para transformar la mentalidad del productor. “Cuando uno analiza el perfil de la agricultura familiar de la zona advierte que aquellos que se formaron desde chicos, tomaron cursos y estuvieron vinculados a entidades cooperativas lograron trabajar con un ideal" concluyó resaltando el trabajo interinstitucional logrado en esta experiencia de trabajo que “seguramente deberá fortalecerse para avanzar hacia nuevos desafíos que potencien la agricultura familiar de esta región”.


Cannabis para la salud

Por Lorena Berro

La sanción de la ley que habilita el uso medicinal del aceite de cannabis abrió un horizonte de expectativas en el tratamiento de algunas enfermedades para las cuales existe cierta evidencia empírica de que este producto podría resultar efectivo. Aunque la norma contempla solo la epilepsia refractaria, hay inquietudes respecto de la posibilidad de profundizar los estudios y ahondar en el efecto posible frente a otras.

En este contexto, la UNNOBA lleva adelante un proyecto de Extensión en el marco del cual se desarrollan jornadas sobre Cannabis Terapéutico que sirven para abundar en diversos aspectos vinculados al uso medicinal de esta sustancia e informar sobre el marco normativo vigente. Con gran interés por parte de los participantes de ciudades como Pergamino y Alberti, profesionales de distintas disciplinas que conforman el equipo del proyecto dialogan en forma abierta sobre un tema en torno al cual surgen muchas inquietudes y algunas controversias.

Durante los encuentros se relatan experiencias de familiares de pacientes que utilizan el aceite de cannabis para el tratamiento de diversas patologías, incluso algunas no contempladas en la ley.

Paola Ferrero, directora del Proyecto de Extensión sobre Cannabis Terapéutico (UNNOBA).

El proyecto enfatiza sobre la necesidad de profundizar la investigación en relación a la utilización de esta sustancia en el abordaje terapéutico de distintas enfermedades y aspira a que en algún momento pueda ampliarse la legislación vigente para hacerla extensiva a otros cuadros clínicos, previa validación científica de sus efectos a través de trabajos de investigación.

“Estamos realizando charlas en el marco de un proyecto de extensión que generamos el año pasado y que cuenta con financiamiento de la Universidad”, destacó Paola Ferrero, directora del proyecto de Extensión.“Buscamos tener una noción del panorama de Pergamino y la región sobre las necesidades de las personas en relación a temas de salud y su vínculo con la posibilidad de ser tratados con cannabis o sus derivados”, explicó.

Nos resulta necesario conocer cuántos pacientes hay o quiénes tienen alguna dolencia que sea candidata para el tratamiento; saber quiénes ya lo están haciendo informalmente, qué médicos están interesados en informarse o en poder adquirir más conocimiento tanto de la parte médica como del contexto legal vigente”, abundó Ferrero.

"El imperativo es generar cierto marco de conocimiento, dado que hay varias cepas y para cada patología aplica una en particular"

En relación al marco legal, la investigadora recordó que existe una ley que promueve la investigación y posibilita el tratamiento de pacientes con un aceite en particular, previa inscripción en un registro. La ley considera muy pocas patologías, fundamentalmente la epilepsia refractaria.

Las charlas informativas concitan un gran interés en la comunidad.

En este punto, consideró que el abanico de posibilidades de uso es mayor y señaló que existen personas con otras patologías que se está tratando informalmente con cannabis o sus derivados. “Esto sucede con otras dolencias como esclerosis múltiple, Parkinson, dolor en pacientes oncológicos”, especificó y opinó: “Todo esto falta ser contemplado dentro de la ley y las posibilidades que los pacientes necesitan para tratar sus enfermedades”.

-¿La investigación que prevé la ley está orientada a ampliar el abanico de patologías que pudieran ser tratadas?

-Sí. Pero es muy difícil porque si bien se habla de que se puede investigar, en términos prácticos eso no está siendo posible como debiera, por varias cosas: el financiamiento destinado a los grupos de investigación, la consolidación de una red formal que esté representada adecuadamente ante los organismos encargados de las políticas de ciencia... a la vez tampoco tenemos acceso de la manera que quisiéramos a los elementos para trabajar, por ejemplo los extractos o los estándares, porque es muy difícil importarlos. Sigue siendo restrictivo porque se lo aborda como una droga de abuso. Todas estas cosas hacen que el marco para investigar todavía siga siendo limitado.

-Los pacientes que lo usan ¿cómo consiguen el extracto para tratar su enfermedad?

-Dentro del marco legal el productos se tiene que importar. Pero lo que la gente hace, y lo ha hecho incluso antes de la sanción de la ley, es tratarse informalmente con extracciones caseras o a través del autocultivo. Si bien algunas organizaciones podrían contar eventualmente con cierto amparo para llevar adelante eso, es inentendible decirle a una madre que no puede tratar a su hijo por restricciones legales. Entonces la gente lo consigue como puede, de donde puede y eso no está bien porque lo que obtienen no necesariamente es lo que necesitan. Hay muchas variedades y tampoco se sabe si la forma de administración es la correcta. Hay mucha gente que se está tratando de una manera que no sabemos si es la que corresponde. El imperativo es generar cierto marco de conocimiento a partir del cual se pueda tener noción, dado que hay varias cepas y para cada patología aplica una en particular. Es decir, no da lo mismo consumir una que otra. Hay mucho que considerar, desde lo agronómico hasta lo biomédico, pasando por la ciencia básica.

Lorenzo Morro, Magdalena Diab, Ana Laura López, Paola Ferrero, Sofía del Valle, Ivana Gómez, Natalia Sberna, María Eugenia Amarillo y Nahuel Selva, integrantes del equipo del proyecto. durante la jornada informativa realizada en Pergamino. (UNNOBA)

-¿Fabricar el aceite de cannabis es posible en el país?

-La fabricación es posible, hasta relativamente sencillo. Pero tiene que estar regulado, tiene que haber un determinado control de las condiciones de esa producción. Mi insistencia es desde el uso terapéutico.  Tiene que estar claro, tiene que hacerse y no se hace todavía. Lo que prima es la cuestión prohibicionista.

- Quienes lo usan en un marco de informalidad, ¿están infringiendo la ley?

- Si. Y es un tema complejo, porque esto sucede en función de los vacíos. Todo tiene que evolucionar. Estas cuestiones tienen que estar amparadas para que las personas puedan emplear esa sustancia y para que los médicos puedan prescribirla.

-¿Estas cuestiones no han sido consideradas en la ley?

- La ley es como un título, ahora falta el desarrollo. O bien la reestructuración de la ley donde se especifique que se podrían habilitar determinadas cosas. Eso no pasa. Por lo tanto es una ley en algún punto decorativa porque no alcanza a cubrir todo lo que se necesita. Es un comienzo, es importante y es valioso que exista. Pero es insuficiente.

El equipo de trabajo

El equipo que trabaja en el proyecto Relevamiento sanitario y abordaje educativo sobre el uso medicinal de cannabis y sus derivados en la comuna de Pergamino está integrado por: Paola Ferrero, Manuela Santalla, Natalia Sberna, Ivana Gómez, Marcelo Morante, María Eugenia Amarillo, Sofía del Valle, Lorenzo Morro, Magdalena Diab, Fernando Cejas y Ana Laura López.

Foto de portada: Freepik

Uno de los integrantes del equipo relató su experiencia personal.


Los caminos de la ESI

Por Lorena Berro

En un país donde se debate la legalización o no del aborto, en el que las noticias de abusos sexuales que tienen como víctimas a niños son la moneda corriente; en un contexto en el que las nuevas generaciones conviven con la diversidad y avanzan en nuevas construcciones de su identidad por fuera de los mandatos biológicos, hablar de Educación Sexual Integral se vuelve imprescindible.

Desde el punto de vista de la salud, los índices de embarazo adolescente van en aumento y se incrementan las infecciones de transmisión sexual entre los jóvenes por el mantenimiento de relaciones sin la adecuada protección. Resulta entonces crucial dotarlos de herramientas, para lo cual la escuela cobra relevancia significativa. Sin embargo, y a pesar de la existencia de una ley de Educación Sexual Integral (ESI), su implementación es errática y aparece atravesada por múltiples obstáculos.

Gabi Díaz Villa, disertante de la Cátedra Libre sobre Género y Educación Sexual Integral en el marco de los Derechos Humanos.

En la UNNOBA existe una Cátedra Libre sobre Género y Educación Sexual Integral. En un ciclo promovido por el colectivo Juntada Feminista Pergamino,  el tópico "Los caminos de la ESI" fue abordado por Gabi Díaz Villa, licenciado en Educación, con orientación en Educación y Género. En el mano a mano de una entrevista realizada en este marco, planteó los recorridos que ha transitado la institución escolar y marcó algunos desafíos para garantizar el cumplimiento de la ley.

"Las dificultades de implementación de la ESI aparecen cuando algunos preceptos se instalan con violencia"

Integrante del colectivo “Mariposas Mirabal” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Díaz Villa resaltó el valor de algunos hitos que se dieron dentro del sistema educativo para dar cumplimiento a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) :“Ha sido muy importante, porque porque contar con un currículum a nivel nacional que ampare a los docentes y propuestas para el trabajo en el aula hicieron que muchos se animaran, a título personal, a trabajar esto en las escuelas”.

En este punto remarcó que “en las instancias de concreción del proyecto estuvieron representadas compañeras del feminismo, de las organizaciones religiosas y de otros movimientos, lo que posibilitó llegar a acuerdos que establecieron el 'piso' de la Educación Sexual Integral". "Hoy, bajo el paraguas de la ley, esas bases están construidas”, aseguró.

A su juicio, "las dificultades de implementación aparecen cuando algunos preceptos se instalan con violencia y cancelan la posibilidad de que las chicas y los chicos se apropien del espacio que les brinda la educación sexual integral para plantear sus dudas e inquietudes”.

"... la ESI debe generar una apertura en la que las chicas y los chicos puedan expresar sus dudas reales"

“Los lineamientos de la ley permiten la entrada del discurso religioso y nadie puede oponerse a ello porque hay un ideario institucional que atraviesa. Nadie puede impedir que una escuela católica incorpore en la educación sexual integral sus propios valores morales. Eso va en sintonía con lo que esa escuela propone y con lo que los padres eligen. Sin embargo, el piso de saberes científicos validados que el marco de la ley también plantea otras cuestiones que el dogma católico no acepta”, planteó. Y en este sentido mencionó: “Somos varones y mujeres porque tenemos una identidad de género construida en ese sentido, no porque haya un sexo biológico que determine. Sabemos que el discurso católico no está de acuerdo con eso. Es ahí donde comienzan a primar las formas en que cada escuela negocia y cuanto atravesamiento moral incorpora al trabajar la educación sexual integral”.

“Más allá de esto, desde el punto de vista pedagógico la ESI debe generar una apertura en la que las chicas y los chicos puedan expresar sus dudas reales. Y ya se sabe que lo que se vive como un sermón cancela la posibilidad de apropiación de ese espacio por parte de los chicos”, remarcó.

Resistencias subjetivas

Desde su mirada como formador de docentes, Díaz Villa entiende que los mayores obstáculos puertas adentro de las aulas han sido “subjetivos”, producto de la sensación de inseguridad que sienten los educadores. “Ellos perciben que entre las culturas sexuales juveniles y lo que ellos han vivido hay un abismo y esto los afecta en su seguridad”, expresó.

“Sobre educación sexual los jóvenes saben mucho más que los adultos, en relación a prejuicios discutidos y herramientas disponibles"

“La cantidad de experiencias que las chicas y los chicos de hoy tienen disponibles forman parte de los espacios desde los cuales construyen su identidad sexual y esto para los adultos genera un nivel de inseguridad muy grande”, resaltó.

Así, refirió que este tema pone en discusión el saber docente y por lo tanto su autoridad: “Sobre educación sexual los jóvenes saben mucho más que los adultos, no en términos quizás de conocimiento académico, pero sí en relación a prejuicios discutidos y herramientas disponibles que brindan un saber del que se van nutriendo por fuera de la escuela”.

Formar a los docentes

“Hay un clima de época que impacta en las relaciones erótico-afectivas que los jóvenes están teniendo hoy, lo cual desafía al docente”, reflexionó.

La capacitación docente además de brindar herramientas pedagógicas, ofrece espacios de intercambio de experiencias.

Frente a ello consideró fundamental fortalecer los procesos de formación de los educadores: "Los docentes deben hacer un trabajo de construcción de las propias certezas sobre la sexualidad y para muchos resulta atemorizante que sean los alumnos quienes desafían el saber planteando que nada está determinado. Por eso es tan importante la capacitación, que además de brindar herramientas didácticas y un marco conceptual del cambio de paradigma, propone el encuentro entre pares para compartir preocupaciones y experiencias”.

La lógica patriarcal, el gran obstáculo

Respecto del contexto en el que la escuela debate estas cuestiones consideró que “hay una lógica patriarcal que representa un obstáculo para instrumentar una educación sexual integral real que atraviese a la institución y no quede solo en la incorporación de algunos temas en determinada materia”.

En un recorrido por distintas experiencias, marcó: “Todas las escuelas tienen algún espacio rudimentario de acción, pero el gran desafío es aunar criterios y garantizar recursos para que esas personas que se están cargando al hombro esta cuestión, con mucho trabajo a pulmón, puedan hacerlo respaldadas por un marco institucional apropiado y con la formación adecuada que respete la diversidad”.

"Todo es muy artesanal. Estamos en un momento en el que hace falta política"

En el plano de las cuestiones pendientes mencionó que “en muchas jurisdicciones del país no hay una materia específica dentro de la formación docente” y consideró que "la gran tarea es incluir la ESI en todos los niveles de la educación, desde una perspectiva crítica que permita discutir preceptos establecidos que aparecen como mandato y cómo fórmulas de felicidad que hay que discutir para que las chicas y los chicos puedan imaginar otro futuro”.

Díaz Villa valoró el rol de los colectivos sociales en la sensibilización sobre la importancia de la Educación Sexual Integral. (Foto: Juntada Feminista Pergamino)

En este aspecto, valoró la contribución al debate que hacen los colectivos sociales, como los movimientos feministas, aunque reconoció que “desde la militancia por fuera de la gestión en un gobierno que no abre mesas de diálogo, la acción es muy limitada”.

Igualmente destacó que esos colectivos tienen formas de acercarse a la escuela y generar cierta sensibilización. Sin embargo, opinó sobre estas acciones: "Todo es muy artesanal. Estamos en un momento en el que hace falta política”.


Enfermedades desatendidas

Foto: ANLIS

Por Lorena Berro

En 1871 en Argentina se produjo una epidemia de fiebre amarilla con epicentro en Buenos Aires que ocasionó 13.614 muertes. Por entonces la ciudad era una gran aldea de 187.000 habitantes, mezcla de inmigrantes y criollos. Esta enfermedad causada por el mosquito Aedes Aegypti es una zoonosis. En la actualidad siguen reportándose casos y la desaprensión ciudadana respecto de las conductas de cuidado para evitar la proliferación del vector que transmite la enfermedad al ser humano crea las condiciones propicias para generar una epidemia de mayor envergadura, atendiendo a que solo en el conurbano bonaerense la población se cuenta por millones.

Esta es la comparación con la que el doctor Jorge Bolpe, director de Zoonosis Rurales de Azul, se introdujo en un diálogo sobre las enfermedades transmitidas por animales, en oportunidad de abrir la tercera cohorte de la Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis que dicta la UNNOBA.

“Las zoonosis son enfermedades transmisibles entre los animales y las personas. Son largamente conocidas e involucran a un gran número de agentes causales. Surgen de la convivencia del ser humano con el reino animal”, indicó Bolpe.

Jorge Bolpe abrió la Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis.

Respecto de la atención que el sistema de salud les presta a estas patologías, el especialista refirió que varias de ellas entran en la categoría de enfermedades desatendidas porque en general son enfermedades que tienen una forma de presentación silenciosa o se manifiestan clínicamente después de haber infectado a la persona muchos años antes.

“... la política de salud se centra en el asistencialismo y esto va relegando los programas preventivos”

“En el caso de las emergentes, como dengue, fiebre amarilla o zika o hantavirus por mencionar solo algunas, como provocan una alta letalidad o situaciones de epidemia, el sistema de salud les presta mucha atención de acuerdo al impacto que tengan en la población”, explicó el especialista y aclaró que en general las tradicionales, tanto parasitarias como bacterianas, “no han tenido desarrollo en cuando a su control como el país merecería”.

“Como nuestro sistema de salud se orienta más a la atención médica de los pacientes, la política de salud se centra en el asistencialismo y esto va relegando los programas preventivos. En este esquemas las zoonosis han quedado un poco olvidadas”, abundó.

Igualmente diferenció que hay ciertas zoonosis como la Fiebre Hemorrágica Argentina, la enfermedad de Chagas o la brucelosis que han contado con programas específicos de control  y han logrado importantes avances.

La clave, formar recursos humanos

Para quebrar esta realidad, y evitar las consecuencias que generan las zoonosis emergentes, el especialista resaltó la importancia de formar recursos humanos que tengan herramientas apropiadas para actuar sobre las personas y el ambiente.

En este punto puso el ejemplo del brote de hantavirus ocurrido a principio de año en la localidad de Epuyén, en el sur del país, para referir que “confirmada la transmisión interhumana, la intervención sobre el agente causal y sobre las personas afectadas fue crucial”.

“...estas enfermedades no son erradicables, porque el agente que las produce está presente en la naturaleza...”

Así, sostuvo que en un país que tiene más de 1.300 municipios, es impensable no contar con recursos preparados, capaces de actuar localmente porque el control de una zoonosis depende tanto de la atención de salud de las personas, como de las acciones que se tomen sobre los animales y el ambiente.

Frente a estas enfermedades se requiere de recursos humanos formados localmente. Foto: Ministerio de Salud Provincia de Buenos Aires

A su juicio, en materia sanitaria, este es uno de los serios problemas que tienen los municipios de la provincia de Buenos Aires: “Cuando aparecen situaciones de emergencia como son las epidemias de dengue, hay necesidad de actuar sobre el ambiente y esto requiere de personal preparado para manejar situaciones complejas”.

“Frente a una zoonosis la atención del paciente es imprescindible, pero impedir una epidemia o controlarla, exige actuar sobre el agente causal y sobre el ambiente y esto implica un trabajo constante con la comunidad”.

Una atención dispar

En la opinión de este referente, otro de los problemas que conlleva el control de las zoonosis es que la propia comunidad suele atender a estas enfermedades cuando ocurre un brote u observa cercanamente el impacto negativo de una determinada enfermedad.

“Cuando se manifiestan problemas como zika o chicungunya o se da una situación epidémica que afecta a un núcleo importante de población, la sociedad se alarma, pero si esto no ocurre las acciones de prevención se relajan. Esto es muy peligroso”.

Algunas conductas de la propia comunidad incrementan el riesgo de que las zoonosis aparezcan. Foto: Ministerio de Salud Provincia de Buenos Aires.

De este modo, volvió sobre la referencia a la historia del país respecto de la fiebre amarilla y recordó: “Argentina tuvo la peor situación epidémica de su historia con una zoonosis como la fiebre amarilla que terminó con gran parte de la ciudad de Buenos Aires. Eso sucedió en el 1800 cuando no había conocimiento del agente causal ni la forma de transmisión. Hoy se conoce mucho más, pero sin embargo, no se termina de tomar conciencia de que con la presencia de reservorios como el mosquito Aedes Aegypti esto puede volver a repetirse con una población totalmente distinta y con un impacto mucho mayor, haciendo colapsar los servicios de asistencia hospitalaria”.

Educar para prevenir

Frente a las zoonosis y lo que representan para la salud de las personas, Jorge Bolpe insistió sobre el “compromiso de la auto-responsabilidad” para señalar que “como ciudadanos no hay que esperar todo de la asistencia hospitalaria”.

“Tenemos que tener una actitud de cuidado de manera tal que nuestra vida se prolongue, sin la necesidad de la atención médica que cada día es más cara y más compleja”, remarcó.

A través de una maestría la UNNOBA forma recursos humanos en prevención y control de las zoonosis

En esta línea y en relación a enfermedades que tienen un componente ambiental, explicó que las modificaciones provocadas por el ser humano suelen tener un impacto negativo y ejemplificó: “Antes las gaseosas venían en envases de vidrio retornable, hoy en día muchos envases son descartables y deberían reciclarse. Sin embargo, quedan dispuestos en cualquier lugar generando una innumerable cantidad de criaderos de mosquitos que antes no existían. Una acción tan sencilla tiene consecuencias para la salud que muchas veces resultan impensables”.

“...en un país que tiene más de 1.300 municipios, es impensable no contar con recursos preparados, capaces de actuar localmente”

“Esas conductas de la población tienen que ser modificadas y esto es muy difícil. Se requiere de una educación ambiental sostenida. Esto va más allá de la información que sirve para que la gente conozca. La educación contribuye a cambiar hábitos”, concluyó.


Educar para la igualdad

Por Lorena Berro

Los hechos de violencia de género y las referencias a cómo las mujeres aún están en desigualdad de condiciones en relación a los hombres en el terreno profesional ganan protagonismo en la crónica diaria, imponiéndose para mostrar cómo a pesar de los avances en materia de normativa, la vulneración del derecho a la igualdad sigue reproduciéndose en la sociedad actual.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, la doctora Mónica Pinto, exdecana de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), analizó la problemática en diálogo con El Universitario.

“Una democracia es más plena cuando los integrantes de la sociedad son más iguales”. Con esta apreciación se introdujo en la reflexión sobre las desigualdades que siguen reproduciéndose en relación a las mujeres. Aunque consideró que en Argentina se han mejorado las prácticas y están disponibles mecanismos para poder reclamar derechos y lograr asistencia, no es menos cierto que “aún falta seguir educando para la igualdad”.

"...hay una violencia hacia la mujer que está institucionalizada y se vuelve invisible"

La especialista en Género y Derechos Humanos planteó que “hay capítulos de educación que todavía están pendientes”. Y ejemplificó que a pesar de los avances logrados, sigue siendo difícil para las mujeres acceder a las posiciones de poder, algo que contribuye al establecimiento de relaciones desiguales. “Las mujeres que alcanzan puestos ejecutivos en empresas e instituciones son muchas menos que los hombres. Lo mismo ocurre con los puestos públicos”, advirtió.

En este contexto, apuntó que si bien Argentina tuvo una presidente mujer, “esto no agota la historia” porque “hay una enorme cantidad de lugares a los que las mujeres no llegan o lo hacen en condiciones desiguales”. Asimismo observó que a pesar del marco normativo hay una violencia hacia la mujer que está institucionalizada, se expresa en distintos ámbitos y muchas veces se vuelve invisible.

Mónica Pinto

Para Pinto, “la problemática de la discriminación hacia la mujer es más una cuestión de educación que de normativa”. Sobre ello se explayó en la conferencia sobre Género y Derechos Humanos que brindó en la UNNOBA en el marco del Primer Congreso Multidisciplinario realizado en la ciudad de Junín.

“En muchos aspectos la escuela sigue reproduciendo modelos de desigualdad”

“Con las leyes que tenemos podemos contar. Se han reconocido capacidades y derechos. Sin embargo, sigue siendo difícil llegar a los lugares más altos y de decisión”, apuntó la docente de la Facultad de Derecho de la UBA.

Los tiempos biológicos

A juicio de la especialista, hay un calendario biológico que determina la vida de la mujer y esos tiempos no siempre se consideran al momento de plantear el diseño de las carreras y desarrollo profesional, tornando desigual el escenario femenino. Frente a ello, alertó que si el modelo que se sigue reproduciendo en los manuales de escuela y en los medios de comunicación, aunque con imágenes más modernas, es el de mamá cocinando y papá leyendo el diario, la desigualdad se perpetúa, haciendo más difícil la posibilidad de naturalizar que un papá use delantal para ocuparse de las tareas domésticas mientras la mamá trabaja.

Educar en sentido amplio

La exdecana centró su mirada en la educación al referir: “En muchos aspectos la escuela sigue reproduciendo modelos de desigualdad”.

Para ilustrar esta situación puso el ejemplo de los grupos de Whatsapp de los colegios que se identifican como de “mamis” y no de “papis”. “No digo que haya mala intención, ni que las escuelas estén pensando que tenemos que quedarnos en casa preparando la comida, pero por alguna razón no se involucra a los varones en las cuestiones escolares, cuando en realidad el rol del padre es tan importante como el de la madre en la crianza”, remarcó.

Atendiendo a que los niños y niñas aprenden del ejemplo de sus adultos de referencia, insistió en la necesidad de educar tempranamente para la igualdad de género y el respeto a la diversidad. “Si crecen en una casa donde la violencia es el pan de todos los días, van a reproducir esos modelos o se van a ir al otro extremo sin encontrar límites. Hay que educarlos en un sentido amplio”, dijo.

“La educación por la igualdad y por la no discriminación de la mujer empieza en casa y en la primera toma de contacto que un niño o una niña tiene con la escuela”, resaltó.

Con este señalamiento, apostó a un cambio cultural que habilite relaciones más igualitarias y se mostró esperanzada por el interés que las cuestiones de género despiertan en los jóvenes.

Desde su óptica “hay que trabajar para hacer operativas las normas en la vida cotidiana de las mujeres y eso requiere de un cambio cultural y educaciones distintas.  Esto tienen que lograrlo las mujeres que están creciendo y los señores que van a acompañar estas chicas”, resaltó.

La exdecana de la Facultad de Derecho de la UBA disertó en el Primer Congreso Multidisciplinario realizado en la UNNOBA.

Feminismos y nuevas masculinidades

En su condición de haber sido la única decana mujer de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Pinto reconoció tener un enorme compromiso con la promoción de las cuestiones de género y se definió como “una igualitaria de la primera época, pero no una feminista de la primera época”.

“...hay que educar nuevas masculinidades”

En este sentido aclaró que se identifica con la posición de aquellas feministas que piensan un mundo “con hombres”.

“Considero que los movimientos feministas de los últimos tiempos lograron cosas importantes. El ‘Ni una menos’ es un ejemplo de esto, pero creo también que hay que educar nuevas masculinidades”, sostuvo.

Desde la perspectiva del respeto a un derecho humano fundamental como el derecho a la igualdad, opinó que a la democracia que consiguió la Argentina en el año 1983 “hay que darle una vuelta de tuerca para que sea más plena y para que las mujeres seamos más iguales de lo que lo somos hoy en día en relación a los hombres”.

Sobre la legalización del aborto

En otro tamo de la entrevista Mónica Pinto manifestó posiciones respecto de lo que fue el debate por la legalización del aborto. Valoró  que el tema se haya instalado en la agenda pública nacional porque a raíz de eso “hoy la sociedad sabe de este tema más de lo que sabía antes”.

“Creo que hay que separar las convicciones religiosas (...) las creencias religiosas van por un lado y la disponibilidad legal, por el otro”

“Personalmente participé del debate y me manifesté en favor de la legalización y  de la vida”, comentó y refirió que la aprobación hubiera colocado a las mujeres en una mejor posición relativa. “Creo que hay que separar las convicciones religiosas y valerse de casos como el de Italia donde queda en evidencia que las creencias religiosas van por un lado y la disponibilidad legal, por el otro”.


Por Lorena Berro