Los argentinos y el dólar

Por Sebastián Martino

Ya en el primer capítulo del libro «El dólar. Historia de una moneda argentina» se explica claramente la relación que tenemos en nuestro país con el –para nosotros– famoso billete verde: “El valor de la moneda estadounidense integra la información básica que comunican los medios argentinos . Cada mañana, nos dicen que lo primero que necesitamos saber es la temperatura, el estado del tránsito y la cotización del dólar”.

Suena lógico: el primer dato es para saber qué ropa usar, el segundo para elegir qué camino tomar si vamos a salir en auto, ¿y el tercero? No pareciera ser, en una primera instancia, una información que fuese relevante para la mayoría. ¿Acaso no es una cantidad más bien mínima de personas las que tienen, comercializan o utilizan dólares? ¿Cuántos productos se compran o venden en esa moneda? ¿Qué transacciones de la economía diaria requieren de billetes con la imagen de Abraham Lincoln?

En definitiva: ¿De dónde viene esa costumbre o necesidad de pensar en dólares cuando no es esa nuestra moneda?

Los sociólogos Ariel Wilkis y Mariana Luzzi, autores del libro, sitúan bastante atrás en el tiempo el inicio de este vínculo con la moneda norteamericana que hoy se volvió prácticamente patológico. Fue en el año 1931 –en un momento todavía dominado por la crisis internacional derivada de la “gran depresión” del 30– cuando nuestro país decidió que el Estado debía intervenir y regular la compraventa de divisas e implantó por primera vez un control de cambios. Casi noventa años después, cuando estaba comenzando el mes de septiembre de 2019, se produjo el último.

Y en el medio se sucedieron otros numerosos movimientos que le fueron dando al dólar cada vez más lugar en nuestra cotidianidad. Aunque su representación no siempre fue igual. “No es el mismo significado ni la misma valoración que tiene el dólar en la década del 50, en la del 60 u hoy, en 2019” explicó Wilkis en una entrevista con UNNOBA Radio. Y agregó: “Atender la dimensión cultural es prestar atención a la invención de los significados, a la creación de las interpretaciones que nosotros tenemos con la moneda norteamericana. Esto es algo clave, porque nos vinculamos con una moneda que tenemos que interpretar y la moneda, como cualquier objeto social, no tiene un significado intrínseco, natural e inmodificable, sino que requiere que las personas lo interpreten para usarlo”.

Moneda popular

Wilkis, docente universitario y decano del Instituto de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, sostiene que a lo largo de gran parte del siglo XX y del siglo XXI, el dólar se convirtió en “una moneda popular” en la sociedad argentina. Una categorización que tiene un doble sentido: “Por un lado, es una moneda que es parte de la cultura popular, de lo masivo, de lo público; y, además, porque cada vez más sectores, más segmentos de la sociedad argentina fueron incorporando al dólar como una moneda corriente, ordinaria en sus prácticas monetarias, ya sea de ahorro, inversión o cálculos”.

El dólar, que primero fue protagonista de las noticias vinculadas a lo financiero, pasó a ocupar lugar en espacios populares. De los monólogos de Tato Bores hasta las obras de teatro de revistas cuyos títulos estaban vinculados al dólar, pasando por comerciales de radio y TV, la moneda estadounidense se fue haciendo cada vez más presente.

En ese proceso, hubo factores culturales propios que influyeron en el modo en que los argentinos se vinculan con la divisa norteamericana. “Si uno compara la historia inflacionaria del siglo XX entre nuestro país y Brasil no va a encontrar grandes diferencias –analizó Wilkis– y pese a ello, si uno cruza la frontera, va a un negocio brasileño e intenta pagar con dólares, es rechazado. En el libro hicimos una historia social y cultural del dólar y a partir de ahí nosotros decimos que las interpretaciones, los significados, las maneras en que nominamos o hablamos sobre el dólar son sumamente relevantes para entender cuál es el rol del dólar en la sociedad argentina; y esas maneras de nominarlo, interpretarlo, significarlo durante parte del siglo XX y el siglo XXI han cambiado y se han transformado”.
A lo largo de la historia nuestro país tuvo distintos conflictos con el dólar, algunos de los cuales se ven reflejados en el libro para mostrar los diferentes significados que tuvo en cada momento. El “Rodrigazo” puede explicarlo de una manera diferente a la que lo hace la transferencia de Diego Maradona de Argentinos Junior a Boca en 1981, que generó una gran atención pública sobre el pase del jugador, pero también por la elevada cantidad de dólares que se pagó. Y otra significación puede atribuírsele al fracaso que significó el show de Frank Sinatra a la Argentina (en un espectáculo producido por Palito Ortega) a partir de una brusca devaluación que tuvo un impacto enorme sobre el precio de las entradas que estaban dolarizadas. Para Wilkis, sucesos de estas características “ayudan a instalar de manera pública la centralidad del dólar en la sociedad argentina”.

Institución política de la democracia

En cualquier lado, los conceptos de mercado cambiario, fuga de capitales, cotizaciones, reservas del Banco Central, serían nociones específicas para los profesionales de la economía. Sin embargo, en la Argentina se convirtieron en expresiones que forman parte del vocabulario cotidiano de, prácticamente, cualquier trabajador.

Es ahí donde los investigadores del Conicet Wilkis y Luzzi ven que el dólar es una moneda popular. En su dimensión vinculada a la cultura masiva, pública, la atención puesta en el dólar alcanza a prácticamente toda la sociedad, casi no hay sector que no le esté prestando atención al mercado cambiario. Sobre esto, Wilkis ejemplifica: “El mercado cambiario define de una manera determinante la suerte de un gobierno o las chances de una oposición para acceder a él, y desde ese punto de vista, y esta es una de las grandes hipótesis de nuestro libro, es una gran ‘institución política’ de la democracia argentina, por esta cuestión de jugar un rol central en la definición de las chances políticas de aquellos que aspiran al poder para llegar o para mantenerlo”. Es así como resulta difícil no hacer evaluaciones políticas sobre un gobierno o sobre su oposición sin incorporar información que está presente en el mercado cambiario. A ese nivel de popularización pública del dólar le corresponde una atención de gran parte de la comunidad.

En cambio, sobre la segunda dimensión, que tiene que ver con la incorporando al dólar en nuestras prácticas monetarias de inversión, de ahorro y de cálculo “se ve mucho más reducida la atención que le presta la sociedad” a la divisa.

En este contexto, hay quien se pregunta si no se podría optar por la dolarización de la economía, como una forma de sincerar definitivamente la relación de nuestro país con la moneda estadounidense. Sobre ello, Wilkis opina que esto terminaría por “negarle al Estado argentino la oportunidad de tener una política monetaria autónoma, que defina estilos y lógicas de desarrollo e inclusión social”.

Diseño e infografías: Laura Caturla