Elvira Rawson, rebelde, revolucionaria y vanguardista
“Los hospitales son del pueblo y no de los gobiernos”, afirmó Elvira Rawson de Dellepiane en 1890 en un abierto desafío a la orden del presidente Juárez Celman para que atienda solamente a los heridos propios durante la Revolución del Parque. Improvisó un hospital de campaña y asistió como voluntaria a los caídos de los dos bandos en pugna, aún cuando ponía en riesgo su vida. Una actitud de rebeldía que atraviesa toda la historia de esta mujer, que nació en Junín en 1867 y fue una revolucionaria que luchó junto a pares como Alfonsina Storni y Alicia Moreau de Justo por muchos de los derechos femeninos que se plasmaron durante el siglo XX.
Elvira Rawson tomó esa decisión cuando cursaba segundo año de Medicina, unos años antes de convertirse en la segunda mujer de la Argentina en graduarse como médica. Esta actitud fue reconocida públicamente tiempo después por el gobernador bonaerense Guillermo Udaondo y por Leandro N. Alem, que le entregó un pergamino y un reloj de oro.
Nació en el seno de una familia tradicional: su padre un coronel que luchó en las batallas de Cepeda y Pavón, su madre familiar de un integrante de la Primera Junta. A los 6 años se mudó junto a su familia a Mendoza, donde hizo sus estudios primarios y después se graduó como maestra.
Cuando decidió estudiar Medicina se encontró con la oposición de sus padres por considerarla una profesión para nada adecuada para una “jovencita de bien”. Le advirtieron que le quitaban la ayuda económica si insistía con formarse como médica, pero Elvira siguió su impulso y se inscribió en un curso de primer año de la carrera que la tenía como única mujer entre 84 hombres.
Decidió trabajar como maestra para costear sus estudios. La medicina fue para ella el disparador que le permitió luchar por una sociedad más justa e igualitaria con una impronta vanguardista para la época. Alcanzó el doctorado con la tesis “Apuntes sobre la higiene en la mujer”, un trabajo que ayudó mucho a comprender la sexualidad femenina.
Su tesis hablaba de pubertad, matrimonio, embarazo, alumbramiento y lactancia, considerado fundamental para las mujeres de la época, en especial para muchas adolescentes que ignoraban su propio cuerpo.
Elvira Rawson se opuso al casamiento precoz por los daños físicos y psicológicos que provocaba en las jóvenes y condenó los casamientos consanguíneos pactados en ciertos círculos familiares de la época.
Trabajó para que mujeres casadas sepan cómo cuidar sus órganos sexuales y para que vivan el embarazo como algo natural y no como una enfermedad, como muchas creían en aquellos tiempos. Seguramente en sus tratados habría mucho desde lo empírico, ya que fue madre de siete hijos.
Mientras ejercía la docencia como profesora de Higiene y Puericultura en la Facultad de Medicina, paralelamente formó parte del Consejo Nacional de Educación y desde allí fomentó la copa de leche obligatoria en las escuelas. Desde Uspallata, dirigió la primera institución para niños discapacitados.
Como militante de la Unión Cívica Radical yirigoyenista inició una carrera política en la que luchó por los derechos de las mujeres en Latinoamérica. “Queremos todos los derechos políticos debiendo tanto ser electoras como elegidas, porque desde que pagamos impuestos, trabajamos por el progreso del país y somos responsables ante las leyes debemos poder legislar en todo lo que atañe a la grandeza de nuestra patria”, dijo a principios del siglo XX.
Sus propuestas tenían que ver con buscar la igualdad de la patria potestad y la administración de bienes por parte de la mujer, tanto durante como después del matrimonio. Trabajó junto a otras grandes luchadoras por los derechos igualitarios, como Alfonsina Storni, Alicia Moreau de Justo y Adelia Di Carlo, y formó la Asociación Pro Derechos de la Mujer en 1919 para lograr la igualdad de derechos en lo jurídico, político y social. Esa asociación promovió la ley 11.317 de protección a la mujer trabajadora, que establecía entre otras cosas la prohibición del trabajo nocturno.
“Es una gran referencia”
Alicia Chinen, médica generalista y profesora de la cátedra Anatomía y Fisiología de la carrera Licenciatura en Enfermería que se dicta en la UNNOBA, señaló que Elvira Rawson es una referencia no sólo para las mujeres vinculadas a la medicina sino para todas las mujeres: “Era audaz, rebelde y revolucionaria. Luchó por derechos que la sociedad recién pudo asimilar 50 años después. El trabajo que hizo junto a otras mujeres de la época sentó las bases de lo que después fue la ley de divorcio, por ejemplo”.
“Ella hablaba de las necesidades sexuales de la mujer ya a fines del siglo XIX. Era adelantada a su época, si fuera contemporánea a nosotros estaría impulsando cambios que recién dentro de 40 ó 50 años veríamos como naturales”, agregó.
“Elvira nos enseña que nunca hay que bajar los brazos, que lo humano va por encima de los cambios científicos vinculados al avance de la tecnología. Para mí, lo más importante es la veta educadora que tenía, pues enseñó a prevenir y, mucho más importante, a cuidar antes el capital de salud que tenemos todos”, remarcó.
La profesora de la carrera Licenciatura en Enfermería remarcó especialmente que lo que consiguió Elvira Rawson de Dellepiane como profesional y como activista política es doblemente valioso, porque lo hizo mientras formó una familia y crió siete hijos.
Por último, Alicia Chinen puntualizó que para los docentes y los alumnos de la carrera Licenciatura en Enfermería Elvira Rawson debería funcionar como un ícono, de la misma manera que Florence Nightingale, reconocida como la creadora de la enfermería profesional.