Política, industria y agroproducción: el desafío de la sustentabilidad

sojaEl cuidado del ambiente fue el eje central de la Mesa “Medioambiente y Sociedad” en el VI Encuentro de Políticas Académicas y Científico Tecnológicas desarrollado en la UNNOBA. En diálogo con El Universitario los especialistas que disertaron sobre política, industria y agroproducción coincidieron en la necesidad de establecer políticas de largo plazo que aseguren el desarrollo sustentable. “Las políticas en este terreno tienen que tener el espíritu de la Ley General del Ambiente que nunca se puso en práctica”, afirmó Pablo Quiroga, licenciado en Ecología y primer disertante de la Mesa.

Así, Quiroga puso el foco en el ordenamiento territorial y en una serie de leyes, entre ellas las de suelo, bosques, glaciares e inversiones mineras, y exhortó a establecer nuevos lineamientos para la resolución de problemas actuales, tales como la extensión de la frontera agrícola o la desaparición de bosques nativos.

También se refirió a problemáticas “más urbanas” como la definición de los comités de cuenca y la discusión sobre el uso de agroquímicos. “Son temas que merecen un debate serio y es cierto que algunas decisiones son complejas en el contexto actual”, consideró.

Quiroga sostuvo que desde la recuperación democrática no se ha transformado la agenda ambiental en el país. “Lo que ha ocurrido es que se han incluido nuevas cuestiones y se ha avanzado en la institucionalidad”, añadió.
En esta línea subrayó: “Lo nuevo es la conflictividad ambiental. Antes el protagonista de la política era el Estado y hoy hay muchos actores que intervienen. Lo que está fallando es la interrelación y esto se evidencia en los fracasos ambientales”. En este punto opinó que hay que crear nuevos instrumentos que faciliten el vínculo entre la sociedad, el Estado y las políticas, además de otorgar a las comunidades locales “poder de decisión en la política ambiental”.

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La industria y sus retos

El ingeniero Federico Paloma, por su parte, habló de la tarea que le cabe a la industria en su relación con el ambiente. “En los últimos cien años la evolución ha sido favorable y las industrias saben que ya no son bienvenidas en todos lados, que hay estándares que deben respetar”, describió.

“En la actualidad ninguna empresa global consigue financiamiento si no cumple con determinados parámetros”, afirmó. Sin embargo, se mostró preocupado porque algunos Estados no están en condiciones de ejercer el poder de policía que requeriría cumplir con las políticas ambientales: “Allí es donde cada empresa juega su responsabilidad y ética”.

Al respecto, visualizó la potencialidad que tiene la vinculación de la industria con las universidades ya que, a excepción de las grandes empresas innovadoras, “las industrias, en general, no tienen sus núcleos propios de ciencia y tecnología y buscan en los claustros universitarios recursos humanos, información y una alianza para futuros desarrollos”.

El agro y las buenas prácticas

Por su parte, el ingeniero agrónomo Carlos Sosa, docente de la UNNOBA, se refirió al impacto de las actividades agropecuarias en el ambiente y destacó que “el hombre ha aumentado su presencia en la tierra y esto se nota en los sistemas de producción”.

“El desafío es que las actividades agropecuarias sirvan para satisfacer la demanda de alimentos en el mundo y, a su vez, puedan ser sustentables para las generaciones futuras”, sintetizó.

Sosa consideró que, aunque son factibles las prácticas sustentables, la solución reside más en la implementación de políticas que en la implementación de técnicas específicas: “Si uno analiza la zona núcleo, hay una influencia del cultivo de soja y esto no es sustentable porque está deteriorando la calidad del suelo. Sin embargo, para revertir esto es necesario cambiar las políticas y las regulaciones”. En este punto señaló que el productor agropecuario se muestra abierto a implementar buenas prácticas agrícolas: “El productor es conciente pero necesita un marco que le permita salir del monocultivo”.

En coincidencia con los otros especialistas, puso la mirada en las universidades y las consideró “ejes rectores de la actividad económica hacia el beneficio total de la comunidad”. “No pueden ser los mercados los que determinen libremente qué se produce y cómo. Como es en las universidades donde se genera el conocimiento, creo que tienen mucho que aportar en la discusión de políticas para el desarrollo sustentable”, resaltó.