“Que algo sea institucional no significa que sea moral”

roslerEn el marco del VI Encuentro Internacional de Políticas Académicas y Científico Tecnológicas se realizó la mesa “Desarrollo humano y calidad institucional”, en la que Andrés Rosler brindó una disertación bajo el título “¿Qué son y para qué sirven las instituciones?”.

El doctor en Derecho de la Universidad de Oxford e investigador del CONICET definió qué son las instituciones, para luego preguntarse y plantear ante el auditorio “por qué tienen tan buena prensa”.

Las instituciones y sus funciones

Rosler, profesor de Filosofía del Derecho en la UBA y docente en FLACSO, explicó que las instituciones son entes “cuya existencia depende de nuestra aceptación”.

En ese marco, señaló que el primer aspecto de toda institución es lo que “la teoría filosófica contemporánea designa como intencionalidad colectiva”, y advirtió que para que cierto colectivo actúe hace falta que los individuos que lo componen “cumplan con su parte”.

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La segunda propiedad institucional que destacó fue “la asignación de funciones: los seres humanos son capaces de asignar funciones que no son naturales sino culturales”. Para Rosler, en toda institución se debe diferenciar al individuo de la función que ejerce “de modo de asegurar la validez de los actos que cumple en nombre de la institución”.

El tercer ingrediente que distinguió fue el de “las reglas sociales”. Y ejemplificó: “La regla que prohíbe manejar por la izquierda supone, precisamente, la acción de manejar y por eso la regula, condenándola. Se suele llamar a estas reglas regulativas. Existen otras reglas llamadas constitutivas. Un típico ejemplo es el de las reglas del ajedrez, donde la regla que define el movimiento del alfil constituye la idea misma del alfil”.

La importancia de las instituciones

En otro tramo de la disertación, Rosler se preguntó: “Si hasta la mafia tiene sus reglas e instituciones, ¿por qué, entonces, es que tienen tan buena prensa las instituciones?”.

Ante la provocadora pregunta, fue el propio Rosler quien contestó: “Una respuesta es la que ofrece el énfasis institucionalista del republicanismo, que es un enemigo declarado del personalismo político”.

La duda planteada acerca de la confianza ciega del republicanismo en la ley y en las instituciones “no se debe necesariamente a que los gobernantes emplearán las instituciones al servicio de su interés privado, sino que en realidad, las leyes no se aplican solas o automáticamente, sino que requieren ser interpretadas, lo cual hace que el juicio hacia la persona que ocupa el cargo sea decisivo”.

En ese contexto, hizo un replanteo de su interrogante: “¿Por qué el republicanismo tiene tanta confianza en la legalidad y en el gobierno institucional si, al fin y al cabo, hasta la esclavitud misma fue durante siglos una institución legal paradigmática, sino ‘la’ institución?”.

Y ensaya una respuesta posible, apelando a que la clave está en la virtud de los miembros que las componen: “Decir que algo sea institucional no asegura que, además, sea moral. La clave parece ser, entonces, la virtud, que es la otra cara de las instituciones y la otra gran preocupación del republicanismo”.