Escuela de Dirigentes, trabajo con compromiso social
El origen de la Escuela de Dirigentes Sociales se remonta al año 2002. Nace por la iniciativa de la Sociedad de Comercio e Industria de Junín (SCIJ) a partir de la problemática política y social que vivía el país. A partir de la creación de la UNNOBA, la Secretaría de Extensión toma la gestión académica del proyecto en acuerdo con sus creadores.
“La Cámara vio la necesidad de empezar a trabajar en la creación de capital social y en la cohesión social por la conflictividad que se vivía, tanto en la ciudad como a nivel nacional. Con la llegada de la Universidad, nos transfirieron esa responsabilidad y desde hace casi diez años la venimos desarrollando en conjunto”, relata Juan Pablo Itoiz, secretario de Extensión de la UNNOBA.
-¿Por qué dirigentes sociales? ¿Lo toman como concepto más abarcador que el de dirigente político?
-El origen de la Escuela coincide con la salida de una de las peores crisis institucionales del país, un momento en el que la actividad política estaba mal vista. En ese momento se tomó la decisión de ampliar la mirada y no quedar en una idea de formación política tradicional. Lo que hemos visto con el desarrollo de la Escuela en estos años es que la actividad política de un dirigente no proviene exclusivamente de la militancia en un partido. Entonces se da una convivencia, tanto de aquel que proviene de la militancia social, de las organizaciones sociales, de la acción cooperativa, como del que tiene un recorrido a partir una idea político partidaria. En este sentido el rol de la Universidad es la transmisión de ciertas capacidades que permitan ayudar al desempeño de los dirigentes, por eso es un espacio abierto a todo aquel que tenga la intención o vocación de colaborar, participar, ser solidario, actuar cooperativamente. De hecho uno de los resultados destacados de la Escuela es la conformación de equipos y grupos que surgen a partir de la convivencia y el diálogo. Por eso pueden venir personas que partan solamente de la vocación, hasta dirigentes de muchos años de alguna entidad, o incluso militantes políticos o gremiales. Por ejemplo, el actual presidente de la Cámara es un egresado de la Escuela de Dirigentes.
-¿Qué tipo de contenidos se le brinda a alguien para capacitarse como dirigente social?
-La Escuela está estructurada en dos partes. La primera, más tradicional, aborda temas como la política y el poder, la democracia, la organización de los partidos políticos y sistemas electorales, derecho público y administrativo, el desarrollo económico local, la planificación económica, ética social, globalización, seguridad ciudadana, el funcionamiento de los municipios en la provincia, la organización económica y jurídica de las entidades intermedias, por ejemplo. Una vez culminada esa parte comienza la segunda, organizada en seminarios, en la que nosotros proponemos generalmente uno sobre liderazgo y otro sobre oratoria, pero también ofrecemos un abanico de alternativas para que los alumnos puedan seleccionar temas de interés. Ese formato que propone la Secretaría de Extensión no es rígido, es decir que se va adaptando e incorpora nuevas temáticas y nuevos docentes.
-¿Han podido sostener un trabajo continuo desde la creación o tuvieron que cerrar en algún período?
-En Junín se ha sostenido de manera continua desde su inicio. Cada año nos encontramos con una nueva inscripción y apertura, tenemos entre treinta y cuarenta y cinco alumnos por año. Se renuevan las expectativas y el desafío de implementar cada nuevo ciclo. En otras localidades vamos regulando la apertura según la expectativa y las necesidades que nos plantean.
-¿Cómo es que esta iniciativa nacida en Junín se implementa en otros municipios de la región?
-Una vez consolidada en Junín, y de común acuerdo con la SCIJ, entendimos que era bueno empezar a difundir el proyecto en toda la región. Empezamos con los municipios cercanos vinculándonos con entidades intermedias o con los municipios. Tenemos ciclos en Pergamino, en General Viamonte, lo hacemos desde hace cuatro años en 9 de Julio, estamos con un segundo ciclo en Arrecifes, y hemos trabajado en otras localidades, como en Salto, Lincoln, Carlos Casares, Chacabuco, en donde hay años en que se abre y otros que no. Una característica de este trabajo es que se puede llevar actividad universitaria a la región que de nuestra incumbencia, más allá de las sedes físicas de Junín y Pergamino. Entendemos que todo el noroeste de la provincia tiene necesidad de actividad universitaria.
-¿Qué requisitos hay para inscribirse, una cuota, participar en algún espacio?
-La inscripción es libre y se hace a través de la SCIJ. Lo de la cuota depende de cómo se estructure ese año. Hemos tenido la suerte, en varias oportunidades, de que empresas de la ciudad han acompañado y sostenido el programa, otras veces se ha cobrado un arancel, pero eso es variable y la Cámara dispone de un presupuesto para becar a quienes no puedan afrontar el pago. Es un curso que dura todo el año, por eso es meritorio sostener la matrícula. En Junín se comienza a cursar a principios de abril, los días martes a partir de las 20 y se culmina en noviembre. En diciembre se organiza una cena en la que se entregan los certificados a los egresados.