Árboles en la ciudad

Al imaginar el trabajo forestal pueden aparecer diversos lugares comunes, como el de un guardaparque solitario en la inmensidad del bosque, o un leñador como el corpulento de la serie Los Autos Locos, Brutus, que con su camisa roja a cuadros y un hacha al costado de su Troncoswagen podía hacer sus propios caminos.

Pero no. En estos tiempos la ingeniería forestal está cobrando visibilidad y protagonismo, y no sólo por el incremento de las plantaciones forestales: el arbolado urbano también es un tema a considerar.

A medida que avanza la ciudad y su febril movimiento, se hacen cada vez más necesarios los árboles que habitan las veredas, los de las plazas e incluso los que pueden constituir un perímetro o “cordón verde” en las ciudades agroproductivas. Por este motivo El Universitario entrevistó a Ana Clara Cobas, docente e investigadora de la UNNOBA, quien explica la importancia de planificar el trabajo con los árboles en la ciudad, debido al tiempo que lleva su crecimiento, a su porte, pero también por los beneficios que generan en la salud humana.

Cobas es nacida en Junín y, lejos del estereotipo de los leñadores, ella tiene manos delgadas y una sonrisa amable. Desde el conocimiento científico de la ingeniería forestal impulsa un proyecto junto a otros docentes y estudiantes de la UNNOBA que permitirá realizar un censo sobre el arbolado urbano de la ciudad en la que se crió. “Será un censo con herramientas digitales, con geolocalización y con carga de datos mediante tablets; le brindaremos esa información a la municipalidad para que tenga los datos de cada sector de la ciudad y pueda planificar así los trabajos necesarios con los árboles”, explicó. (Ver Censo de árboles)

La idea de censar la población del arbolado urbano en Junín parte de su valoración de su importancia. Sin embargo una pregunta posible sería, ¿por qué hay que tener árboles en una ciudad? Sobre todo si se tiene en cuenta que hay pueblos y ciudades (incluso de esta región) que toman la decisión de quitar árboles a granel. Entonces, ¿por qué sí al árbol?

“Primero, todos los impactos que benefician a nuestra salud -afirma Cobas-. El árbol acomoda las temperaturas de la calle porque el follaje aclimata. Otro factor es la capacidad de absorber el dióxido de carbono. Incluso la capacidad de contener el ruido: es mucho menor el ruido en las calles arboladas. Pero también visualmente no es lo mismo para la salud ver el color verde que no verlo, y en las calles en las que hay árboles el olor es distinto, es característico, es mejor y más bello. Creo definitivamente que el árbol mejora nuestra calidad de vida”.

Sin embargo, al momento de poblar las veredas de una ciudad o un pueblo con ejemplares de árboles no es posible hacerlo desde el sentido común o la desorganización. Es decir que se deben tener en cuenta algunos factores para que luego esos ejemplares no se conviertan en un problema. Cobas ejemplifica el caso: “A mí me encanta el jacarandá, sus flores lavanda, pero no lo puedo poner en la vereda de mi casa. Uno ve un árbol en un parque y es muy bonito, pero después en una vereda de tres metros, en la que por abajo pasan los caños de gas y agua, por arriba los cables de todo tipo… No puede ir cualquier árbol en la vereda porque tiene que convivir, pobre árbol, con nosotros”.

En primer lugar la planificación implica pensar “el tiempo de vida del árbol, porque planificar es pensar en el largo plazo”, dice la ingeniera Forestal. “¿Cómo será ese árbol dentro de cincuenta años?, ¿cuál es el momento justo para hacer el recambio?, son preguntas que debemos hacernos para no llegar a árboles que caigan en las calles o los techos por ceniles, por enfermos o por los daños que les hacen los vecinos. El recambio planificado es muy importante, así se evitan muchos problemas, incluso el de la variedad de especies”.

Para la docente, la especie de árbol a recomendar para cada barrio depende de varios factores y no de una simple “lista” para resolver el asunto: “¿Cuál es el tamaño de la vereda?, ¿cómo es ese espacio urbano?, ¿hay o no negocios?, ¿es un barrio alejado? Entonces tenemos árboles de porte medio, como el ciruelo de jardín, muy aptos para los espacios reducidos, o árboles de porte mayor para barrios con más espacio”.

-¿Hay que tener cuidado con las enfermedades de los árboles?

-El mayor problema son los hongos porque son los generadores de la pudrición. Las lesiones, como las que genera el clavito para colgar la bolsa de basura, producen cortes en la corteza que permiten el ingreso de hongos, que son los que degradan la madera y debilitan las ramas o el tronco, que produce el ahuecamiento en la base. En el arbolado urbano el principal problema es la pudrición, sobre todo en la parte de la base.


CENSO DE ÁRBOLES

El censo del arbolado urbano de la ciudad de Junín es un proyecto que comenzó en agosto y se realiza junto con dos Escuelas de la UNNOBA: Agrarias, Naturales y Ambientales (ECANA) y Tecnología (ET). Por parte de la ECANA la directora es Viviana Cornejo. En tanto, Ana Clara Cobas es quien está a cargo desde el Laboratorio de Ensayos de Materiales y Estructuras (LEMEJ, perteneciente a la ET). El proyecto fue presentado en una convocatoria de la Secretaría de Políticas Universitarias y surge como idea a partir de un diálogo con funcionarios de la Municipalidad de Junín.

“Con este censo se podría llegar a detallar un informe técnico en el que aparezcan todas las especies para saber cuáles son los árboles del arbolado urbano de Junín”. El proyecto contempla la labor de diez alumnos de Agronomía. La información que se va a obtener de cada árbol es: altura aproximada, diámetro, estado de salud general, posición geolocalizada y estado de la vereda.