El impacto de profesionales de la UNNOBA en la región

Por Ana Sagastume

La UNNOBA produjo más de 4000 profesionales desde que comenzó el dictado de sus carreras en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Pero, ¿qué hacen y a qué se dedican las graduadas y los graduados de la Universidad? ¿Consiguen trabajo fácilmente? ¿Qué impacto real tiene esta masa de personas con preparación académica y científica en la región y en el país?

Las preguntas formuladas intentan indagar en la contribución que hace la educación pública a la sociedad. En definitiva, si los resultados justifican la inversión sostenida que hizo el Estado históricamente en educación superior y que llevó a la creación de nuevas universidades con el objetivo de federalizar el sistema.

El primer dato relevante que aparece en los programas de seguimientos de graduados y graduadas sugiere que la formación de grado genera un impacto positivo en las posibilidades laborales de las personas que hicieron el esfuerzo de estudiar. De hecho, más del 95% consigue trabajo antes del año de haberse graduado y la gran mayoría lo hace en tareas vinculadas a la profesión.

“Prácticamente el 100 por ciento de nuestros graduados se encuentra trabajando y desempeñándose en lo que estudió”, asegura Mónica Sarobe, directora de la Escuela de Tecnología, donde se dictan carreras vinculadas a la informática, la ingeniería y el diseño. “La inserción laboral es realmente muy buena”, opina Virginia Pasquinelli, directora de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales, con carreras en las áreas de agronomía, ciencias de los alimentos y genética.

 

Virginia Pasquinelli es la directora de la Escuela de Ciencias Agrarias Naturales y Ambientales. Foto: Nicolás Requena.

La certeza del “valor agregado” que aporta un título universitario a la hora de ingresar en el mundo laboral se reitera en el resto de responsables de unidades académicas, quienes basan sus afirmaciones en estudios realizados a partir de encuestas hechas a graduados y graduadas. En otras palabras, los datos relevados permiten afirmar que el esfuerzo realizado para estudiar valió la pena, porque modificó sustancialmente la vida de estas personas (y de sus familias), al haber logrado espacios laborales mejores que los que se hubieran alcanzado sin un título profesional. “El 50% de nuestros graduados y graduadas son primeros universitarios en la familia”, añade María Lázzaro, directora del Instituto Académico de Desarrollo Humano donde se dicta la carrera Licenciatura en Enfermería.

Profesionales: dónde y en qué trabajan

La mayoría de los graduados de Ciencias Económicas y Jurídicas, que son quienes estudiaron las carreras de Contador Público, Abogacía, Licenciatura en Administración, Tecnicatura en Pymes y Tecnicatura en Gestión Pública, trabajan en el sector privado: un 72%, mientras que el resto lo hace el sector público. El mismo predominio de lo privado por sobre lo público ocurre en la Escuela de Tecnología, con un 71%.

Pablo Petraglia es director de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas. Foto: Lautaro Chiesa.

La situación cambia en las otras dos unidades académicas de la UNNOBA, que mantienen una relación más equilibrada público-privado: en Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales hay un 52% por ciento que trabaja en el sector privado, mientras que en el caso del Instituto Académico de Desarrollo Humano predominan los profesionales que trabajan en el sector público (un 57%). En ambos casos, la prevalencia de un sector por sobre otro es poco significativa a los efectos de establecer una tendencia marcada.

Pasquinelli aclara que, en rigor, los profesionales de alimentos y agronomía de la Escuela son quienes mayormente están trabajando en el sector privado, mientras que en genética están trabajando, en gran medida, en el sistema público. De ahí que los valores generales en la relación público-privado deben ser discernidos según cada profesión.

Puntualmente, las tareas que desarrollan la mayoría de los ingenieros e ingenieras agrónomas son diversas, dentro de empresas agropecuarias: dirección de ensayos, asesoramiento a productores, desarrollo y posicionamiento de productos. En el caso de los ingenieros de alimentos, las funciones de la mayoría se vinculan con el desarrollo de alimentos, logística y calidad de productos. Un porcentaje alto (88%) de quienes se reciben de la Licenciatura en Genética está dedicado a la tarea científica en instituciones (en su mayoría, públicas).

Mónica Sarobe dirige la Escuela de Tecnología, donde se dictan carreras en las áreas informática, ingeniería y diseño. Foto: Facundo Grecco.

La directora de la Escuela de Agrarias también remarca que, si bien la mayoría de los graduados de agronomía, alimentos y genética trabajan en el país, existe un grupo que están radicados en otros países, desempeñándose en centros de investigación y empresas del exterior. “Sus carreras profesionales tienen una proyección internacional“, subraya Pasquinelli.

Pablo Petraglia, director de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas, expone que la mayoría de las y los profesionales de la unidad académica que dirige ejercen la profesión liberal (en las carreras de Contador Público y Abogacía) en estudios contables y jurídicos, brindando un servicio independiente. En el caso de las y los licenciados/as en administración, buena parte de ellos trabaja en empresas de la región, del país y del mundo. Pero, además, un grupo de profesionales trabaja en los departamentos jurídicos y contables de administraciones del Estado local, provincial o municipal, mientras que otros de abogacía concursaron en el Consejo de la Magistratura obteniendo cargos en el Poder Judicial. Adicionalmente, existe un número de profesionales que está en proceso de integrar ternas para cargos de jueces y fiscales. De todos los graduados de la Escuela, tanto los que trabajan en el ámbito público como el privado, Petraglia asegura: “Son profesionales de la región con compromiso social. Se formaron en un ámbito de respeto y pluralidad como es la UNNOBA. Hay una serie de valores que tienen marcados a fuego como es el compromiso democrático y con los derechos humanos, el esfuerzo, la responsabilidad social, la solidaridad”.

En el caso de los graduados y las graduadas de las carreras Enfermería y Licenciatura en Enfermería de la UNNOBA (del Instituto Académico de Desarrollo Humano) la gran mayoría se desempeña en organizaciones de salud, cumpliendo funciones asistenciales y de gestión en clínicas, hospitales y centros de primer nivel de atención, aunque un porcentaje menor trabaja en otros ámbitos. Por ejemplo, ejercen la docencia en diferentes niveles de la educación, brindan de manera autónoma asesoramiento a empresas de salud, presentan emprendimientos que autogestionan o se desempeñan en empresas lo que se denomina “enfermería laboral”. En este último caso, proporcionan cuidados profesionales a las personas que trabajan en diferentes tipos de empresas, donde realizan actividades de promoción de la salud, realizan controles frecuentes, identifican factores de riesgos, establecen protocolos y medidas de prevención, entre otras”, especifica la directora del Instituto. “Las enfermeras y enfermeros de la UNNOBA contribuyen a cambiar la imagen que hasta hace poco se tenía de la enfermería. Ello se viene logrando con la sólida formación académica, que adquieren a lo largo de los cinco años que dura la carrera”, añade.

María Mónica Lázzaro es directora del Instituto Académico de Desarrollo Humano, donde se dicta Licenciatura en Enfermería. Foto: Lautaro Chiesa.

En tanto, la gran mayoría de las y los profesionales de informática se encuentra en relación de dependencia en empresas locales, nacionales o multinacionales. “Los informáticos pueden desempeñar sus tareas en cualquier parte, a partir del teletrabajo”, comenta Sarobe. La gran ventaja de esta profesión es, al mismo tiempo, su principal problema: al poseer un saber tan requerido en el mundo laboral, muchos de los graduados de Analista de Sistemas (que, en rigor, es una carrera de pregrado) no continúan estudiando (o lo hacen a un ritmo mucho más lento) en las dos opciones de grado a las que la Escuela aspira que sigan: Licenciatura en Sistemas e Ingeniería en Informática. Por eso, desde esta unidad académica se trabaja fuertemente desde el Programa Estímulo a la Graduación, con resultados muy positivos en el incremento de egresados en las dos carreras de grado.

Dentro de la Escuela de Tecnología, los ingenieros e ingenieras industriales y mecánicas/os se insertan en compañías de la región, del país y del mundo que necesitan personal formado y, además de la formación de base, requieren de habilidades “blandas” para el trabajo (como liderazgo, relaciones humanas, trabajo en equipo), algo que la UNNOBA hace mucho hincapié en sus planes de estudio.

En el caso de los profesionales del área de diseño (que incluye tres carreras de grado: Diseño Industrial, Gráfico y de Indumentaria), un alto porcentaje tiene emprendimientos propios, lo que, según Sarobe “habría que potenciar mucho más” en el resto de carreras de la Escuela: “Por eso, incorporamos asignaturas vinculadas al emprendedurismo. Me parece que es un área que se puede desarrollar, por la gran cantidad de saberes y herramientas que tiene un profesional universitario”.

Catalina Deus, diseñadora de indumentaria y textil, desarrolló en Florentino Ameghino un emprendimiento de indumentaria no binaria, para cuerpos diversos. La producción de la indumentaria está a cargo de una  red de costureras domiciliarias. La iniciativa apunta a promover el comercio justo, el consumo responsable y la construcción de una sociedad más igualitaria e inclusiva.

En su conjunto, las cuatro autoridades de las Escuelas subrayan los roles preponderantes que ejercen los graduados de la UNNOBA en empresas e instituciones, sobre todo de la región, pero también del país y del mundo. “Tenemos porcentajes altos de graduados que están en cargos de gestión conduciendo proyectos y que ocupan roles jerárquicos dentro de empresas”, remarca Pasquinelli. En tanto, Sarobe, especifica: “La mayoría de nuestros graduados de tecnología, un 60 por ciento, ocupan cargos de gestión, gerenciales o tienen personal a cargo”.

Marisol Korsunsky, ingeniera de alimentos, trabaja como ingeniera de procesos en una planta de molienda de soja y girasol. Además, es docente de la materia “Proyecto Industrial”. 

En este sentido, para el director Pablo Petraglia, el conjunto de profesionales de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas logran elevar “la vara en la discusión de la cosa pública”: “O sea hay más profesionales que tienen herramientas basadas en la evidencia científica, cuyo conocimiento está certificado”.

Aunque Sarobe lo plantea como un desafío a potenciar, puede afirmarse que el porcentaje de graduados de la Escuela de Tecnología que desarrollan su propio emprendimiento es significativo: casi un 20%. En Económicas y Jurídicas, el ejercicio de la profesión independiente está muy desarrollado por los servicios que, principalmente, brindan abogados y contadores a personas, empresas, organizaciones. Algo similar ocurre con Agronomía, que tiene un porcentaje de graduados trabajando como asesores o asesoras de productores agropecuarios. Pasquinellli, no obstante, aporta un nuevo dato vinculado a la emergencia de nuevos espacios, cuyo surgimiento solo es posible a partir de la generación de conocimiento científico producido en las Universidades: “Muchos de nuestros graduados están trabajando en startups (o empresas de base tecnológica) con impacto en el agro, la industria de los alimentos y la salud. En algunos casos, desarrollan su propio emprendimiento”.

Emiliano Vilardo, licenciado en genética, trabaja en ingeniería de organismos en una empresa rosarina dedicada a la generación de colorantes naturales.

En el caso de las enfermeras y enfermeros, Lázzaro menciona algunos emprendimientos de salud de la región, que brindan respuesta a demandas y necesidades de la población: “Tenemos graduados y graduadas que tienen residencias geriátricas, empresas de internación domiciliaria, cuidados paliativos”.

Impacto regional

La UNNOBA nació por decreto en 2002 y, a fin de 2003, su existencia se transformó en ley nacional. En 2005 se comenzó el dictado de las primeras carreras y, en 2008, esta institución dio sus primeros “frutos”, con graduadas que, puntualmente, pertenecían a la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas.

A esta altura, podríamos formularnos el interrogante: ¿qué sería de la región del noroeste bonaerense sin el aporte que hizo la Universidad en estos veinte años? La pregunta alienta la imaginación y las respuestas que intentamos trazar carecen de certezas absolutas. De cualquier forma, la evidencia del impacto positivo que tiene la Universidad en la región está dada, en gran medida, por los profesionales reales que se insertan en empresas e instituciones, o bien, que desarrollan su propio emprendimiento.

Renso Cingolani, abogado de la UNNOBA, está actualmente a cargo de la Asesoría de Incapaces del Departamento Judicial de Junín, luego de haber concursado ante el Consejo de la Magistratura. Este espacio se dedica a proteger los derechos de las personas con padecimientos mentales, niños y adolescentes.

Para Petraglia, las y los profesionales de ciencias económicas y jurídicas “aportan a la calidad en nuestras propias comunidades”: “Nuestros egresados integran ONGs, clubes, sindicatos, empresas, eso es parte del entramado que hace a la calidad de vida de la sociedad. Si esos miembros son de la UNNOBA, entonces es un ‘plus’ que tiene la sociedad del noroeste, porque intentamos, junto con la formación, transmitir una serie de valores: respeto, tolerancia ante el disenso, solidaridad. En la universidad, además de la formación en contenidos, se aprende a discutir ideas, a debatir, a convivir, todos aspectos que hacen a la vida social”.

De acuerdo a lo que plantea Lázzaro, la incorporación de las y los profesionales de enfermería en los servicios de salud regionales tiene un impacto directo en la eficiencia del sistema sanitario.El aporte en la calidad que hacen enfermeras y enfermeros se ve reflejado directamente en menos días de internación, en la disminución de enfermedades intrahospitalarias y en la disminución de malas praxis”, señala.

Rocío Champagne, ingeniera en alimentos, trabaja en una empresa líder en la producción de galletitas en el área de Control de Gestión.

“Muchas veces cuando se encuentran con graduadas y graduados de la carrera de Enfermería de la UNNOBA en los servicios de salud, —comenta Lázzaro— me dicen que su atención es excelente. ¿Por qué? Porque tiene una visión integral de la persona. Son profesionales que desarrollan planes de cuidados holísticos, considerando cada una de las dimensiones de la salud y su contexto, alcanzando también a la familia”. En ese sentido, para la directora del Instituto, la capacidad de educar e informar es una competencia desarrollada por las enfermeras y enfermeros de UNNOBA que impacta positivamente en la salud de la población: “No se trata solamente de colocar un catéter o realizar una medición, sino también de identificar necesidades, planificar, ejecutar cuidados, y acompañar con información para que esa persona, cuando vuelva a su casa, pueda valerse por sí misma y tomar decisiones en todo lo relativo a su salud y bienestar. La educación es una herramienta de la salud pública que habilita a que las personas reconozcan sus necesidades, sus derechos, los recursos y servicios con los que cuenta y finalmente tomen decisiones sobre su cuidado, para mantenerse saludables y/o recuperar la salud. Una enfermera o enfermero que eduque tiene un impacto incalculable en la prevención de enfermedades y en la promoción de la salud”.

La directora de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales, por su parte, expresa algunos indicios que dan cuenta del aporte de calidad que hace la UNNOBA en la región, a través del ejercicio profesional de sus graduados: “Cuando uno se reúne con las empresas, en general el feedback es que todos estos graduados están muy bien formados y han aportado al crecimiento de las compañías”.  Inversamente, ese contacto con el sector privado contribuye a mejorar la formación: “Ese vínculo nos permite complementar la formación con habilidades y conocimientos que nos demandan”.

Antonela Zinani, ingeniera en alimentos, es líder del equipo de inocuidad y directora técnica en un molino de Entre Ríos, donde se procesa arroz orgánico.

En la misma línea, Sarobe asegura para las profesiones vinculadas a la tecnología: “Hay mucha demanda de nuestros profesionales en la región, lo cual es importante para el desarrollo de la industria, dando un salto de calidad”.

La clave de una educación de calidad

Las cuatro autoridades de las unidades académicas aseguran que la clave de la calidad de la educación impartida en la UNNOBA está relacionada con la formación práctica en el campo laboral. En la Universidad esto posee una figura puntual: Práctica Profesional Supervisada (PPS).

“Con la reforma del plan de estudio se le dio un vuelco a la formación en el sentido de profundizar la práctica profesional. Se da muy frecuentemente que ese alumno o alumna que la realizó, después sigue trabajando en el estudio contable o jurídico, o en esa empresa. O sea, el dueño o presidente pudo certificar la expertise de esa persona y la toma luego como empleada. También ocurre, que, en el Poder Judicial o el Ministerio Público muchas veces retienen a ese buen alumno o buena alumna, luego de realizada la PPS”, comenta Pablo Petraglia.

La licenciada en enfermería de la UNNOBA, Evangelina Chavero (centro), es directora asociada del Hospital Interzonal de Pergamino. Es la primera enfermera en ocupar un cargo directivo en un Hospital Interzonal de Pergamino (San José) y una de las primeras en ejercer un cargo directivo en la provincia de Buenos Aires.

Para Pasquinelli, esa cualidad que tiene la educación de la UNNOBA y que le otorga un lugar importante a la práctica, sobre todo en los últimos años de la carrera, tiene un impacto directo positivo en las Pymes e instituciones de la región: “Las prácticas profesionales supervisadas son una forma concreta en que el futuro graduado se vincula con empresas y Pymes, desde una cerealera hasta una carnicería. También las hacemos en laboratorios de bromatología de los municipios y otros espacios del sector público. En todos ellos, el o la estudiante no solamente aprende a insertarse laboralmente, sino que aporta una visión de cómo crecer, proyectarse, organizar procedimientos, normalizarlos, escalarlos, mejorar la producción y/o reducir los desechos”. Tal como ocurre con los y las graduadas de ciencias económicas y jurídicas, “los y las estudiantes que hicieron la PPS, en muchos casos, terminan trabajando en esa empresa o Pyme”.  Esto ocurre porque, a partir de la experiencia, las organizaciones se percatan de la existencia de un campo de conocimiento que puede mejorar los procesos habituales que desarrollan: “Cuando les llevábamos la propuesta, muchos directivos nos decían, por ejemplo, ‘¿para qué voy a tener un ingeniero en alimentos en mi empresa?’. La realidad es que después lo terminaban incorporando. Pensaban que no era necesario, pero se dieron cuenta que transformaba positivamente la manera de trabajar”.

Lo mismo ocurre en las carreras de tecnología, de acuerdo a Sarobe: “Las PPS implican que los futuros profesionales entren en contacto con la vida laboral tempranamente, lo que les permite, en muchos casos, formar parte de esas compañías, luego de su graduación”.

Luisina Santos y Martín Barotto se graduaron en la carrera Ingeniería en Informática de la UNNOBA. Hoy trabajan en una empresa de Junín dedicada al desarrollo de software para el mundo.

Cuando hablamos del rol de la práctica en la formación del futuro profesional, Lázzaro remarca que está presente a lo largo de todo el plan de estudios de la Licenciatura en Enfermería. En esta carrera, existe un espacio físico puntual donde las futuras enfermeras y enfermeros se entrenan para las situaciones que se les pueden presentar una vez que se desempeñen como profesionales: el Laboratorio de Simulación Clínica. “En el laboratorio, los equipos docentes generan escenarios de habilidades, de mediano y alto realismo, en los que desarrollan habilidades técnicas, y ponen en práctica habilidades blandas —explica Lázzaro—. Se les presentan situaciones simuladas para que, cuando les toque resolverlos y tomar decisiones en el ámbito laboral, ya se encuentren entrenados. Tratamos de que las situaciones sean lo más realistas posibles, de manera tal que cuando llegan a las prácticas preprofesionales, se sientan seguros, y confiados, con otras experiencias y, cuándo se gradúan, aún más”.

Además de la formación teórica en las aulas y la práctica en el laboratorio de simulación, las y los estudiantes de Licenciatura en Enfermería realizan prácticas clínicas y comunitarias supervisadas. Luego del cierre de cada ciclo, previo a la titulación, desarrollan prácticas integradoras, siempre con el acompañamiento de las y los docentes. “En esta formación, tanto la teoría como la práctica son importantes, y ambas promueven la autonomía profesional, a través del pensamiento crítico y reflexivo de los futuros profesionales”, asegura Lázzaro.

Sede de Junín del Instituto Académico de Desarrollo Humano, donde se desarrollan prácticas de enfermería.

En la misma línea, Pasquinelli también subraya la “intensidad y centralidad” que tiene la formación práctica en las y los estudiantes de agronomía, ciencias de los alimentos y genética de la Escuela: “Desde la primera asignatura, se realizan visitas y actividades prácticas en empresas, fábricas y establecimientos”.

Adicionalmente, la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales cuenta con espacios para el desarrollo de nuevas competencias profesionales vinculadas a la práctica: el Campo Experimental “Las Magnolias” (Junín) y la Unidad Integrada INTA-UNNOBA (Pergamino). “En estos lugares se realizan ensayos y salidas a campo, y las y los estudiantes pueden adquirir habilidades prácticas vinculadas a cada una las disciplinas”, comenta la doctora Pasquinelli.

Brian Acosta, ingeniero agrónomo, está trabajando en Suiza en un establecimiento agropecuario.

Un espacio institucional que pone en juego el desarrollo de competencias prácticas es el Programa de Alimentos, que depende del Campo Experimental y “físicamente” se desarrolla en la exfábrica Argenlac y en el Campo “Las Magnolias”. “A partir del Programa de Alimentos, las y los estudiantes pueden realizar prácticas vinculadas al proceso de elaboración de alimentos, trabajando desde la materia prima hasta su comercialización”, señala Pasquinelli.

El aporte de graduados y graduadas desde la ciencia y la extensión

El impacto de los graduados y graduadas de la UNNOBA en la región no solo se visualiza en los aportes que hacen como profesionales a las empresas e instituciones, sino también en los conocimientos científicos que producen y en los saberes que aportan para la mejora de la vida de las comunidades. Lo hacen a través de su participación en proyectos de investigación y de extensión.

Matías Becchi, ingeniero mecánico, trabaja en una operadora de hidrocarburos de Neuquén como ingeniero de perforación. Su labor consiste en la planificación de pozos petroleros en yacimientos no convencionales.

Por ejemplo, graduados y graduadas de la Escuela de Agrarias, Naturales y Ambientales integran equipos de investigación de la Universidad que abordan una gran diversidad de temáticas. Desde el punto de vista genético, aportan al estudio de infecciones, tumores y enfermedades degenerativas. También son parte de grupos que estudian el impacto de los insectos en la región y problemáticas relacionadas con la producción agrícola-ganadera (como plagas). En el área de ciencias de los alimentos, varios equipos —desde una perspectiva que apunta a reducir la pérdida y desperdicio de alimentos— estudian alternativas para agregar valor a los subproductos de las industrias alimenticias.

Muchos de los integrantes de estos grupos de investigación, también participan de proyectos de vinculación tecnológica que tiene como beneficiaria a la sociedad. De hecho, actualmente existen iniciativas que contribuyen a la determinación de marcadores de tumores (junto a instituciones externas), a la detección de patógenos de importancia para la salud y para la producción agrícola, entre otros. Un  ejemplo claro de cómo la universidad es capaz de contribuir, desde su saber, a las urgencias de la sociedad, ocurrió durante la pandemia, cuando se realizaron análisis de COVID-19 en los centros de investigación de la UNNOBA (en especial, el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas de Junín y el Centro de Bioinvestigaciones de Pergamino)  en una iniciativa conjunta conjunta con instituciones públicas de la región (hospitales interzonales de Junín y Pergamino, regiones sanitarias, etc.). En estas acciones que se revelaron como urgentes para responder a las demandas sociales de aquel momento, no solamente participaron investigadores y becarios de investigación, sino también graduados y graduadas de genética de la UNNOBA.

Nerina El Kafu, abogada de la UNNOBA, tiene su propio estudio jurídico y se especializa en propiedad intelectual.

Desde la extensión universitaria, en tanto, la Escuela de Agrarias aborda problemas que van desde la reducción de desechos de alimentos en escuelas, el bienestar animal, la agroecología y la disminución del riesgo agropecuario (proyecto con productores). Además, con el Instituto de Oficios de la Universidad se desarrollan cursos y distintas capacitaciones relacionadas con competencias laborales demandas por la comunidad.

Existen, también, importantes líneas de investigación en informática en las que participan graduados y graduadas de la Escuela de Tecnología. Entre ellas, pueden mencionarse: inteligencia artificial, procesamiento de imágenes, tecnologías aplicadas a la educación, realidad aumentada, realidad virtual (dentro del Instituto de Investigación y Transferencia de Tecnología).

También se destacan la asistencia técnica y los servicios a terceros brindados desde el Laboratorio de Estructuras y Materiales, proyectos en los que participan graduados y graduadas de ingeniería. En el caso de la extensión universitaria, hay iniciativas relacionadas con merenderos sustentables, energías renovables y emprendedurismo que han tenido un fuerte impacto en la comunidad.

“En el caso de los graduados de ciencias económicas y jurídicas, muchos participan en investigaciones que involucran al sector Pyme y propiedad intelectual (desde el Instituto de Política y Gobierno). A partir de ello, nacen programas de extensión que apuntan, precisamente, a fortalecer el sector Pyme, incrementar la responsabilidad empresarial y brindar asistencia a empresas en su defensa de las marcas.

Luisina Orlando, contadora, es responsable de Contabilidad y Tesorería de la Universidad Nacional de San Antonio de Areco.

Una actividad de extensión que involucra a graduados y graduadas de Abogacía cuenta ya con un largo recorrido: los consultorios jurídicos gratuitos, proyecto que, por su importancia, pasó a convertirse en un programa universitario.

En el caso de la investigación en enfermería, puede afirmarse que es incipiente, pero tiene un gran potencial. Entre las líneas que actualmente desarrolla la carrera de Enfermería, se encuentran: nuevas metodologías de evaluación en la enseñanza de enfermería, inserción laboral de las y los egresados de la carrera, autonomía de las y los profesionales en el primer nivel de atención, diagnósticos sociosanitarios en la ciudad de Junín y Pergamino, ética profesional en las unidades de cuidados intensivos de las organizaciones de salud, desarrollo de simuladores de bajo costo, entre otras.

La extensión universitaria en enfermería, en cambio, está muy desarrollada a partir de proyectos en los que participan docentes, no docentes, graduados y estudiantes. De hecho, desde el primer año, las y los estudiantes realizan actividades de extensión como parte de su formación en cada una de las asignaturas. De esta manera, se vinculan con la comunidad ofreciendo conocimientos y servicios. Así, se realizan activadas de extensión en escuelas primarias, secundarias, residencias de adultos mayores, comunidades originarias, comedores, merenderos, instituciones penitenciarias. “En las distintas prácticas extensionistas, los futuros graduados y graduadas logran afianzar su compromiso y responsabilidad social como profesionales”, señala Lázzaro.

Antonela Culaciati, licenciada en Enfermería de la UNNOBA, se especializó en epidemiología y control de infecciones. Actualmente, coordina un Comité de Prevención de las Infecciones en el Hospital Interzonal de Junín.

La directora del Instituto también destaca el programa de RCP llevado adelante en las escuelas de nivel primario y secundario, que ya formó a 2000 estudiantes de la región en la técnica de reanimación pulmonar y maniobra de Heimlich. “Existe una ley nacional que hace referencia a que en las escuelas secundarias deben enseñarse estas prácticas a la comunidad educativa. El problema es que no cuentan con recursos para ello. Entonces, nos vinculamos con algunas de ellas y colaboramos con su cumplimiento”, relata Lázzaro y agrega: “El programa RCP es un ejemplo clarísimo de la alianza que se puede dar entre la universidad, las instituciones y la sociedad”.

En suma, el impacto de la UNNOBA en la región no solo se verifica por la mejora en la calidad de vida personal de estos graduados y graduadas quienes, por medio del esfuerzo de estudiar, ampliaron sus posibilidades laborales y obtuvieron ingresos más altos (lo que se llama “movilidad social ascendente”). También puede advertirse en que las empresas e industrias de la región optimizaron sus procesos productivos a partir del conocimiento puesto en práctica, así como las instituciones del Estado pudieron mejoraron la calidad de los servicios sociales brindados. Adicionalmente, la participación de graduadas y graduados en proyectos de investigación y extensión aportó a la generación de nuevos conocimientos valiosos y significó una respuesta a necesidades concretas de las comunidades.

Diseño y adaptación de imágenes: Laura Caturla

Agradecimientos: a las cuatro unidades académicas de la UNNOBA, por aportar fotos de graduados y graduadas que ilustran este artículo. A Sebastián Martino, por la primera lectura y correcciones de esta nota.