Universidades de gestión pública y de gestión privada

Rector TamaritPor el doctor Guillermo R. Tamarit, rector de la UNNOBA.

Vemos por estos días, con preocupación, la difusión de ciertos análisis que manifiestan una persistente intención de comparar los rendimientos y desarrollos de las universidades públicas con los de las universidades privadas.

La proliferación de estos debates ha venido en recurrentes momentos de la historia a inducir o justificar la aplicación de ajustes al sistema de educación pública.

Debemos señalar que resulta difícil y engañoso comparar sistemas tan diferentes. Veamos algunos de los elementos propios de ambos sistemas que los hacen tan disímiles.

El sistema público cuenta con 1,4 millones de estudiantes, esto es, cuatro veces más que el sistema privado, que alcanza aproximadamente a 380 mil alumnos.

A su vez los sistemas de educación pública se encuentran desplegados a lo largo y ancho del país garantizando el acceso a un gran número de población heterogénea, mientras que la actividad educativa de gestión privada sólo se desarrolla en torno a los grandes conglomerados urbanos y, en consecuencia, atiende a una demanda específica y limitada.

Si bien tanto los estudiantes del sistema de educación pública como los del sistema de educación privada se concentran en medio centenar de instituciones de cada sector, la administración pública de la educación distribuye en promedio 28 mil estudiantes por institución, mientras que las administraciones privadas lo hacen con 7.600 alumnos.

Si tomamos en cuenta las cifras anteriores, podemos ver que el total de los estudiantes del sistema de gestión privada sería equivalente al de dos instituciones públicas: la Universidad de Buenos Aires, que atiende a 328.000 estudiantes, y la Universidad Nacional de Tucumán, con 61.600 alumnos. Es decir, ambos grupos sumados alcanzan casi 390.000 estudiantes, frente a los 382.000 alumnos del total del sistema de gestión privado.
A su vez, un 20% de los alumnos de la gestión privada se encuentran concentrados en dos instituciones cuya principal modalidad es la educación a distancia. Además, podemos ver que el crecimiento de los nuevos inscriptos se congrega en estas dos mismas instituciones en un 30%.

Analizados estos datos entendemos que no resulta consistente señalar un nuevo comportamiento en la matrícula de las universidades privadas, ya que el crecimiento analizado se condensa en una modalidad específica, como es la de educación a distancia, y en sólo dos instituciones. La misma distorsión se generaría si se analizara el sistema de gestión público exclusivamente de acuerdo a lo que suceda en la Universidad de Buenos Aires.

Respecto a las contribuciones que el sistema de educación superior realiza en términos de desarrollo social y nacional, todos coincidimos en que lo determinante son las ciencias básicas y aplicadas y en cómo el sistema universitario debe orientarse hacia esa dirección en vista de los desafíos a enfrentar.

Pues bien, es imprescindible señalar al respecto que las universidades públicas incorporan 14 veces más alumnos a las ciencias básicas y 5 veces más a las aplicadas y gradúan en una proporción de 10 veces más en ciencias básicas y 4 veces más en ciencias aplicadas que las universidades de administración privada.

En el mismo sentido es sustancial recalcar que en el 2012 en las universidades públicas recibieron su título de Doctor 1.500 graduados, mientras que sólo 213 lo hicieron en instituciones privadas. Esto implica una relación de 7 a 1.

Todos estos datos explican las razones por las cuales el sistema de ciencia y tecnología nacional cuenta con el aporte del 90% de sus recursos humanos relacionados o graduados en el sistema de universidades nacionales.

Cualquier comparación entre ambos sistema de gestión debe también considerar en el análisis todo el conjunto de los numerosos productos sociales que el sistema de administración de las universidades públicas produce, entre las que cabe mencionar a los hospitales públicos, las escuelas secundarias, los proyectos de investigación y las actividades culturales.

Este análisis y los elementos que hemos remarcado no tienen la intención de soslayar las dificultades que presenta la administración pública del sistema de educación superior ya que estamos convencidos de la imperiosa necesidad de abocarnos al bajo nivel de los índices de graduación, a mejorar la oferta territorial desde el punto de vista de la correspondencia de los contenidos curriculares con las necesidades de la región, a brindar incentivos que permitan a los aspirantes optar por las carreras prioritarias de ciencias básicas y aplicadas, entre otras muchas preocupaciones.

Sin embargo, sí queremos enfatizar que los elementos antes señalados suelen ser omitidos al momento de comparar los rendimientos y desarrollos de las universidades públicas con los de las universidades privadas con la, más o menos, implícita intención de hacerle decir a las estadísticas lo que se quiere que digan.

Por último, es esencial señalar que si bien ambos sistemas de gestión presentan diferencias de carácter complementario, no caben dudas de que a lo largo de nuestra historia, el sistema de universidades públicas ha liderado ese proceso virtuoso que favoreció la movilidad social ascendente, la integración de distintos sectores sociales y produjo tanto recursos humanos idóneos para el desarrollo nacional como un gran conjunto de productos sociales relacionados con la salud pública, la investigación, la educación media y la cultura.

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* Cifras: Estadísticas Universitarias Argentina 2012. Depto de Información Universitaria- SPU.