Cimiento y legado: a 20 años de los primeros ingresantes
Por Lorena Berro
La llegada a la universidad es un paso trascendente en la construcción del proyecto de vida de cualquier persona. La experiencia universitaria es transformadora y propone un recorrido que moldea el porvenir. Para quienes se inscribieron en la UNNOBA en 2004, y comenzaron a cursar al año siguiente, ese hecho significó algo más: fue la instancia fundante que le dio sustento a un proyecto que representaba la concreción de un sueño colectivo.
Este año se cumplieron 20 años del inicio de ese primer ciclo lectivo que nutrió a la UNNOBA de sus primeros estudiantes. El doctor Guillermo Tamarit, actual rector, fue secretario académico durante el período de organización de la Universidad. Su recuerdo de aquel momento evoca el voto de confianza que depositaron en la institución aquellos que se inscribieron en una universidad nueva. También recrea las vicisitudes que se vivieron frente a lo que era la materialización de un proyecto innovador que se instalaba en la región del noroeste bonaerense.
“La institución había sido creada en 2002 y tenía que ponerse en valor. Si bien las universidades tienen un período de cuatro años para iniciar sus actividades académicas, el ingeniero Luis Lima, rector organizador de la UNNOBA, se propuso acortar ese tiempo. Con el antecedente de los centros universitarios de Pergamino y Junín, que ya tenían actividad, pudimos iniciar el dictado de carreras propias de la UNNOBA en 2005“, menciona Tamarit. “En aquel momento la premisa era hacer realidad lo que estaba planteado en el proyecto institucional, el desafío era traducir esas ideas de una universidad muy innovadora y hacerlas reales”, señala.

Tamarit reconoce que el modelo generaba algunos interrogantes: “Era un modelo departamental y de coordinación de carreras distinto a los más tradicionales. Eso causaba algunas resistencias y cierta perplejidad. Pero, con el paso del tiempo, ese modelo resultó no solo el más adecuado, sino el que permitió poner en marcha carreras muy rápidamente, con menos estructura burocrática y más flexibilidad”.
Una universidad de su tiempo y su territorio.
La UNNOBA fue creada como “la Universidad del siglo XXI, una institución moderna, de su tiempo y su territorio” y su anclaje territorial fue medular: “La pertinencia estaba dada por lo que esta región ya había hecho durante toda su vida. El desafío era crear una institución que pudiera sumarse a esa perspectiva”.
“La fortaleza inicial de la UNNOBA fue de la mano del perfil productivo de la región, y esto hizo que muy rápidamente la gente se apropiara de esta herramienta que construye futuro”, insiste Tamarit. Al respecto, aclara: “Luis Lima hubiera podido dar forma a una universidad en la que se pudiera estudiar matemáticas, física y filosofía, siguiendo las tradiciones universitarias, y abarcar, de ese modo, el mundo de las cosas y el de las ideas. Pero difícilmente la gente hubiera sentido a esa institución como propia, porque eso resultaba una abstracción”.
“La pertinencia fue el resultado de ese proceso, y es lo que hace la UNNOBA hoy: agronomía, genética, alimentos, ingenierías, diseño, administración, enfermería y derecho”, recalca. Y prosigue: “Quizás, dentro de cien años, la institución se transforme en un centro que abarque todas las dimensiones de la ciencia. Esa es la aspiración de toda universidad. Pero, si en aquella instancia inicial hubiéramos traído, filósofos, matemáticos y físicos, difícilmente la sociedad hubiera visto en ese proyecto, su universidad“.
Los primeros
En el primer ciclo lectivo, ingresaron a la UNNOBA 1.324 estudiantes. El 66 por ciento eran de Junín o Pergamino y el 33 por ciento provenía de ciudades vecinas. Muchos eran los primeros universitarios de su familia, un dato distintivo que mostraba claramente lo que la Universidad representaba en la región en términos de oportunidad. “Estudiamos mucho la composición de esa matrícula”, expresa Tamarit observando esa primera demografía.
“Había un importante predominio de jóvenes que no había podido irse a estudiar o había hecho alguna experiencia y no había podido avanzar. En la elección, había una inclinación hacia las carreras tradicionales, principalmente derecho y ciencias económicas”, describe.
“En la región también se daba que, aquel que tenía posibilidad de irse a estudiar a otro lado, lo hacía, e incluso optaba por opciones privadas que se iban poniendo de moda”, apunta, reconociendo que, en esos años, aunque existían muchas expectativas en relación a la UNNOBA, había reparos frente a “lo nuevo”.
“Los sectores más postergados, sin experiencia universitaria familiar, comenzaban a ver en nosotros una oportunidad. Teníamos por delante la gran tarea de hacer de la UNNOBA una universidad abierta a todos que, al mismo tiempo, explicara muy claramente lo que implicaba estudiar en la universidad“, recalca y recuerda que se pusieron en marcha diversas estrategias orientadas a propiciar el ingreso y la contención de los estudiantes dentro del sistema. “Asimismo, debíamos convencer a la comunidad de que era una universidad de tan buena calidad como cualquier otra”, agrega.
“Hoy, transcurridas dos décadas de aquella primera inscripción y del inicio de nuestras carreras, estamos en un momento virtuoso en el que no solo somos la primera opción universitaria, sino que llegan a la UNNOBA estudiantes de todos los sectores sociales, muchos de ellos atraídos por nuestra oferta de carreras no tradicionales”, destaca.
Tomar y hacer propia la herramienta
A juicio del rector, aquellos primeros estudiantes fueron determinantes en la legitimación de la UNNOBA: “Ellos dieron testimonio de lo que representa el paso por la Universidad. Volvieron a su casa, a su barrio, contaron su experiencia y muchos de ellos, se graduaron. Los primeros egresados de la UNNOBA fueron quienes legitimaron este proyecto“.
De acuerdo a las estadísticas, de la cohorte 2005, 255 estudiantes obtuvieron su título universitario; varios continuaron sus estudios de posgrado en la UNNOBA y se insertaron laboralmente en tareas inherentes a su profesión. Al respecto, Tamarit recalca: “La experiencia de un estudiante es una vivencia íntima y ese testimonio en estas comunidades es muy fuerte”.
“A partir de la UNNOBA, familias que nunca habían tenido un universitario, comenzaron a tenerlo; muchos de ellos eran los primeros de su grupo de amigos y de sus barrios. Se empezó a ver con mucha claridad que había un instrumento valioso”, abunda.
“Hoy, más del 90 por ciento de nuestros graduados trabaja en instituciones públicas o empresas privadas en tareas propias de su formación. Eso habla de la calidad y retroalimenta un proceso virtuoso, porque la universidad se nutre de esas experiencias que son individuales, pero tienen impacto colectivo”, subraya el rector de la UNNOBA.

De las resistencias iniciales, al presente
El rector de la UNNOBA considera que, con el paso del tiempo, fueron quedando atrás las resistencias iniciales provocadas por el desconocimiento. ” En los comienzos de la UNNOBA todas las resistencias eran naturales, porque tanto Pergamino como Junín eran ciudades con larga tradición de contacto con las mejores universidades del país, y nosotros no éramos igual a ninguna de ellas”.
“De acuerdo al último informe académico, en la actualidad, 13.842 personas eligen la UNNOBA: 11.698 son estudiantes preuniversitarios, de pregrado, grado y posgrado, y 2.150 participantes de actividades de extensión. Esto muestra claramente la evolución, no solo de la matrícula universitaria, sino de lo que la presencia de la UNNOBA representa para la sociedad”, precisa el rector.
Los desafíos
En relación a los desafíos, Tamarit insiste en la necesidad de “facilitar el acceso a todo aquel que sienta que puede ir a la universidad, generar expectativas desde el secundario respecto del valor de la educación universitaria y acompañar esa experiencia que está llamada a ser cada vez más flexible”.
En otro aspecto, acota: “La baja formidable de las tasas de natalidad hará que en el futuro haya menos estudiantes potenciales. Esto interpela al sistema, y le plantea varios retos: hacer que los jóvenes elijan ir a la universidad, que estén dispuestos a hacer el esfuerzo de estudiar y que las universidades ofrezcan propuestas acordes a intereses diversos”. “Debemos acompañar un tiempo de profundas transformaciones, demostrar que la universidad es un instrumento útil durante un largo proceso, el cual, no termina en la graduación, y hacer todo esto sin renunciar a la calidad”, menciona.

“En el caso de la UNNOBA, es imprescindible incorporar más carreras, nutrir a la universidad de otras ciencias y, como nos plantea Guillermo Jaim Etcheverry, ‘darle a los que vienen la herencia de toda la cultura y de todo lo que hemos construido como humanos, que son las humanidades’”.
“Cuando los graduados de la UNNOBA llegan a las posiciones de gestión, la institución va a adquirir su carácter definitivo y lo hará sobre una base muy sólida que exhibe resultados elocuentes”, resalta. Y concluye: “La educación es un legado. La UNNOBA está llamada a seguir construyéndose”.
Diseño de infografía e imagen de portada: Rafael Ignacio Guerrero
Diseño y adaptación de imágenes interiores: Laura Caturla