Cannabis para la salud

Por Lorena Berro

La sanción de la ley que habilita el uso medicinal del aceite de cannabis abrió un horizonte de expectativas en el tratamiento de algunas enfermedades para las cuales existe cierta evidencia empírica de que este producto podría resultar efectivo. Aunque la norma contempla solo la epilepsia refractaria, hay inquietudes respecto de la posibilidad de profundizar los estudios y ahondar en el efecto posible frente a otras.

En este contexto, la UNNOBA lleva adelante un proyecto de Extensión en el marco del cual se desarrollan jornadas sobre Cannabis Terapéutico que sirven para abundar en diversos aspectos vinculados al uso medicinal de esta sustancia e informar sobre el marco normativo vigente. Con gran interés por parte de los participantes de ciudades como Pergamino y Alberti, profesionales de distintas disciplinas que conforman el equipo del proyecto dialogan en forma abierta sobre un tema en torno al cual surgen muchas inquietudes y algunas controversias.

Durante los encuentros se relatan experiencias de familiares de pacientes que utilizan el aceite de cannabis para el tratamiento de diversas patologías, incluso algunas no contempladas en la ley.

Paola Ferrero, directora del Proyecto de Extensión sobre Cannabis Terapéutico (UNNOBA).

El proyecto enfatiza sobre la necesidad de profundizar la investigación en relación a la utilización de esta sustancia en el abordaje terapéutico de distintas enfermedades y aspira a que en algún momento pueda ampliarse la legislación vigente para hacerla extensiva a otros cuadros clínicos, previa validación científica de sus efectos a través de trabajos de investigación.

“Estamos realizando charlas en el marco de un proyecto de extensión que generamos el año pasado y que cuenta con financiamiento de la Universidad”, destacó Paola Ferrero, directora del proyecto de Extensión.“Buscamos tener una noción del panorama de Pergamino y la región sobre las necesidades de las personas en relación a temas de salud y su vínculo con la posibilidad de ser tratados con cannabis o sus derivados”, explicó.

Nos resulta necesario conocer cuántos pacientes hay o quiénes tienen alguna dolencia que sea candidata para el tratamiento; saber quiénes ya lo están haciendo informalmente, qué médicos están interesados en informarse o en poder adquirir más conocimiento tanto de la parte médica como del contexto legal vigente”, abundó Ferrero.

"El imperativo es generar cierto marco de conocimiento, dado que hay varias cepas y para cada patología aplica una en particular"

En relación al marco legal, la investigadora recordó que existe una ley que promueve la investigación y posibilita el tratamiento de pacientes con un aceite en particular, previa inscripción en un registro. La ley considera muy pocas patologías, fundamentalmente la epilepsia refractaria.

Las charlas informativas concitan un gran interés en la comunidad.

En este punto, consideró que el abanico de posibilidades de uso es mayor y señaló que existen personas con otras patologías que se está tratando informalmente con cannabis o sus derivados. “Esto sucede con otras dolencias como esclerosis múltiple, Parkinson, dolor en pacientes oncológicos”, especificó y opinó: “Todo esto falta ser contemplado dentro de la ley y las posibilidades que los pacientes necesitan para tratar sus enfermedades”.

-¿La investigación que prevé la ley está orientada a ampliar el abanico de patologías que pudieran ser tratadas?

-Sí. Pero es muy difícil porque si bien se habla de que se puede investigar, en términos prácticos eso no está siendo posible como debiera, por varias cosas: el financiamiento destinado a los grupos de investigación, la consolidación de una red formal que esté representada adecuadamente ante los organismos encargados de las políticas de ciencia... a la vez tampoco tenemos acceso de la manera que quisiéramos a los elementos para trabajar, por ejemplo los extractos o los estándares, porque es muy difícil importarlos. Sigue siendo restrictivo porque se lo aborda como una droga de abuso. Todas estas cosas hacen que el marco para investigar todavía siga siendo limitado.

-Los pacientes que lo usan ¿cómo consiguen el extracto para tratar su enfermedad?

-Dentro del marco legal el productos se tiene que importar. Pero lo que la gente hace, y lo ha hecho incluso antes de la sanción de la ley, es tratarse informalmente con extracciones caseras o a través del autocultivo. Si bien algunas organizaciones podrían contar eventualmente con cierto amparo para llevar adelante eso, es inentendible decirle a una madre que no puede tratar a su hijo por restricciones legales. Entonces la gente lo consigue como puede, de donde puede y eso no está bien porque lo que obtienen no necesariamente es lo que necesitan. Hay muchas variedades y tampoco se sabe si la forma de administración es la correcta. Hay mucha gente que se está tratando de una manera que no sabemos si es la que corresponde. El imperativo es generar cierto marco de conocimiento a partir del cual se pueda tener noción, dado que hay varias cepas y para cada patología aplica una en particular. Es decir, no da lo mismo consumir una que otra. Hay mucho que considerar, desde lo agronómico hasta lo biomédico, pasando por la ciencia básica.

Lorenzo Morro, Magdalena Diab, Ana Laura López, Paola Ferrero, Sofía del Valle, Ivana Gómez, Natalia Sberna, María Eugenia Amarillo y Nahuel Selva, integrantes del equipo del proyecto. durante la jornada informativa realizada en Pergamino. (UNNOBA)

-¿Fabricar el aceite de cannabis es posible en el país?

-La fabricación es posible, hasta relativamente sencillo. Pero tiene que estar regulado, tiene que haber un determinado control de las condiciones de esa producción. Mi insistencia es desde el uso terapéutico.  Tiene que estar claro, tiene que hacerse y no se hace todavía. Lo que prima es la cuestión prohibicionista.

- Quienes lo usan en un marco de informalidad, ¿están infringiendo la ley?

- Si. Y es un tema complejo, porque esto sucede en función de los vacíos. Todo tiene que evolucionar. Estas cuestiones tienen que estar amparadas para que las personas puedan emplear esa sustancia y para que los médicos puedan prescribirla.

-¿Estas cuestiones no han sido consideradas en la ley?

- La ley es como un título, ahora falta el desarrollo. O bien la reestructuración de la ley donde se especifique que se podrían habilitar determinadas cosas. Eso no pasa. Por lo tanto es una ley en algún punto decorativa porque no alcanza a cubrir todo lo que se necesita. Es un comienzo, es importante y es valioso que exista. Pero es insuficiente.

El equipo de trabajo

El equipo que trabaja en el proyecto Relevamiento sanitario y abordaje educativo sobre el uso medicinal de cannabis y sus derivados en la comuna de Pergamino está integrado por: Paola Ferrero, Manuela Santalla, Natalia Sberna, Ivana Gómez, Marcelo Morante, María Eugenia Amarillo, Sofía del Valle, Lorenzo Morro, Magdalena Diab, Fernando Cejas y Ana Laura López.

Foto de portada: Freepik

Uno de los integrantes del equipo relató su experiencia personal.


Los caminos de la ESI

Por Lorena Berro

En un país donde se debate la legalización o no del aborto, en el que las noticias de abusos sexuales que tienen como víctimas a niños son la moneda corriente; en un contexto en el que las nuevas generaciones conviven con la diversidad y avanzan en nuevas construcciones de su identidad por fuera de los mandatos biológicos, hablar de Educación Sexual Integral se vuelve imprescindible.

Desde el punto de vista de la salud, los índices de embarazo adolescente van en aumento y se incrementan las infecciones de transmisión sexual entre los jóvenes por el mantenimiento de relaciones sin la adecuada protección. Resulta entonces crucial dotarlos de herramientas, para lo cual la escuela cobra relevancia significativa. Sin embargo, y a pesar de la existencia de una ley de Educación Sexual Integral (ESI), su implementación es errática y aparece atravesada por múltiples obstáculos.

Gabi Díaz Villa, disertante de la Cátedra Libre sobre Género y Educación Sexual Integral en el marco de los Derechos Humanos.

En la UNNOBA existe una Cátedra Libre sobre Género y Educación Sexual Integral. En un ciclo promovido por el colectivo Juntada Feminista Pergamino,  el tópico "Los caminos de la ESI" fue abordado por Gabi Díaz Villa, licenciado en Educación, con orientación en Educación y Género. En el mano a mano de una entrevista realizada en este marco, planteó los recorridos que ha transitado la institución escolar y marcó algunos desafíos para garantizar el cumplimiento de la ley.

"Las dificultades de implementación de la ESI aparecen cuando algunos preceptos se instalan con violencia"

Integrante del colectivo “Mariposas Mirabal” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Díaz Villa resaltó el valor de algunos hitos que se dieron dentro del sistema educativo para dar cumplimiento a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) :“Ha sido muy importante, porque porque contar con un currículum a nivel nacional que ampare a los docentes y propuestas para el trabajo en el aula hicieron que muchos se animaran, a título personal, a trabajar esto en las escuelas”.

En este punto remarcó que “en las instancias de concreción del proyecto estuvieron representadas compañeras del feminismo, de las organizaciones religiosas y de otros movimientos, lo que posibilitó llegar a acuerdos que establecieron el 'piso' de la Educación Sexual Integral". "Hoy, bajo el paraguas de la ley, esas bases están construidas”, aseguró.

A su juicio, "las dificultades de implementación aparecen cuando algunos preceptos se instalan con violencia y cancelan la posibilidad de que las chicas y los chicos se apropien del espacio que les brinda la educación sexual integral para plantear sus dudas e inquietudes”.

"... la ESI debe generar una apertura en la que las chicas y los chicos puedan expresar sus dudas reales"

“Los lineamientos de la ley permiten la entrada del discurso religioso y nadie puede oponerse a ello porque hay un ideario institucional que atraviesa. Nadie puede impedir que una escuela católica incorpore en la educación sexual integral sus propios valores morales. Eso va en sintonía con lo que esa escuela propone y con lo que los padres eligen. Sin embargo, el piso de saberes científicos validados que el marco de la ley también plantea otras cuestiones que el dogma católico no acepta”, planteó. Y en este sentido mencionó: “Somos varones y mujeres porque tenemos una identidad de género construida en ese sentido, no porque haya un sexo biológico que determine. Sabemos que el discurso católico no está de acuerdo con eso. Es ahí donde comienzan a primar las formas en que cada escuela negocia y cuanto atravesamiento moral incorpora al trabajar la educación sexual integral”.

“Más allá de esto, desde el punto de vista pedagógico la ESI debe generar una apertura en la que las chicas y los chicos puedan expresar sus dudas reales. Y ya se sabe que lo que se vive como un sermón cancela la posibilidad de apropiación de ese espacio por parte de los chicos”, remarcó.

Resistencias subjetivas

Desde su mirada como formador de docentes, Díaz Villa entiende que los mayores obstáculos puertas adentro de las aulas han sido “subjetivos”, producto de la sensación de inseguridad que sienten los educadores. “Ellos perciben que entre las culturas sexuales juveniles y lo que ellos han vivido hay un abismo y esto los afecta en su seguridad”, expresó.

“Sobre educación sexual los jóvenes saben mucho más que los adultos, en relación a prejuicios discutidos y herramientas disponibles"

“La cantidad de experiencias que las chicas y los chicos de hoy tienen disponibles forman parte de los espacios desde los cuales construyen su identidad sexual y esto para los adultos genera un nivel de inseguridad muy grande”, resaltó.

Así, refirió que este tema pone en discusión el saber docente y por lo tanto su autoridad: “Sobre educación sexual los jóvenes saben mucho más que los adultos, no en términos quizás de conocimiento académico, pero sí en relación a prejuicios discutidos y herramientas disponibles que brindan un saber del que se van nutriendo por fuera de la escuela”.

Formar a los docentes

“Hay un clima de época que impacta en las relaciones erótico-afectivas que los jóvenes están teniendo hoy, lo cual desafía al docente”, reflexionó.

La capacitación docente además de brindar herramientas pedagógicas, ofrece espacios de intercambio de experiencias.

Frente a ello consideró fundamental fortalecer los procesos de formación de los educadores: "Los docentes deben hacer un trabajo de construcción de las propias certezas sobre la sexualidad y para muchos resulta atemorizante que sean los alumnos quienes desafían el saber planteando que nada está determinado. Por eso es tan importante la capacitación, que además de brindar herramientas didácticas y un marco conceptual del cambio de paradigma, propone el encuentro entre pares para compartir preocupaciones y experiencias”.

La lógica patriarcal, el gran obstáculo

Respecto del contexto en el que la escuela debate estas cuestiones consideró que “hay una lógica patriarcal que representa un obstáculo para instrumentar una educación sexual integral real que atraviese a la institución y no quede solo en la incorporación de algunos temas en determinada materia”.

En un recorrido por distintas experiencias, marcó: “Todas las escuelas tienen algún espacio rudimentario de acción, pero el gran desafío es aunar criterios y garantizar recursos para que esas personas que se están cargando al hombro esta cuestión, con mucho trabajo a pulmón, puedan hacerlo respaldadas por un marco institucional apropiado y con la formación adecuada que respete la diversidad”.

"Todo es muy artesanal. Estamos en un momento en el que hace falta política"

En el plano de las cuestiones pendientes mencionó que “en muchas jurisdicciones del país no hay una materia específica dentro de la formación docente” y consideró que "la gran tarea es incluir la ESI en todos los niveles de la educación, desde una perspectiva crítica que permita discutir preceptos establecidos que aparecen como mandato y cómo fórmulas de felicidad que hay que discutir para que las chicas y los chicos puedan imaginar otro futuro”.

Díaz Villa valoró el rol de los colectivos sociales en la sensibilización sobre la importancia de la Educación Sexual Integral. (Foto: Juntada Feminista Pergamino)

En este aspecto, valoró la contribución al debate que hacen los colectivos sociales, como los movimientos feministas, aunque reconoció que “desde la militancia por fuera de la gestión en un gobierno que no abre mesas de diálogo, la acción es muy limitada”.

Igualmente destacó que esos colectivos tienen formas de acercarse a la escuela y generar cierta sensibilización. Sin embargo, opinó sobre estas acciones: "Todo es muy artesanal. Estamos en un momento en el que hace falta política”.


Enfermedades desatendidas

Foto: ANLIS

Por Lorena Berro

En 1871 en Argentina se produjo una epidemia de fiebre amarilla con epicentro en Buenos Aires que ocasionó 13.614 muertes. Por entonces la ciudad era una gran aldea de 187.000 habitantes, mezcla de inmigrantes y criollos. Esta enfermedad causada por el mosquito Aedes Aegypti es una zoonosis. En la actualidad siguen reportándose casos y la desaprensión ciudadana respecto de las conductas de cuidado para evitar la proliferación del vector que transmite la enfermedad al ser humano crea las condiciones propicias para generar una epidemia de mayor envergadura, atendiendo a que solo en el conurbano bonaerense la población se cuenta por millones.

Esta es la comparación con la que el doctor Jorge Bolpe, director de Zoonosis Rurales de Azul, se introdujo en un diálogo sobre las enfermedades transmitidas por animales, en oportunidad de abrir la tercera cohorte de la Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis que dicta la UNNOBA.

“Las zoonosis son enfermedades transmisibles entre los animales y las personas. Son largamente conocidas e involucran a un gran número de agentes causales. Surgen de la convivencia del ser humano con el reino animal”, indicó Bolpe.

Jorge Bolpe abrió la Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis.

Respecto de la atención que el sistema de salud les presta a estas patologías, el especialista refirió que varias de ellas entran en la categoría de enfermedades desatendidas porque en general son enfermedades que tienen una forma de presentación silenciosa o se manifiestan clínicamente después de haber infectado a la persona muchos años antes.

“... la política de salud se centra en el asistencialismo y esto va relegando los programas preventivos”

“En el caso de las emergentes, como dengue, fiebre amarilla o zika o hantavirus por mencionar solo algunas, como provocan una alta letalidad o situaciones de epidemia, el sistema de salud les presta mucha atención de acuerdo al impacto que tengan en la población”, explicó el especialista y aclaró que en general las tradicionales, tanto parasitarias como bacterianas, “no han tenido desarrollo en cuando a su control como el país merecería”.

“Como nuestro sistema de salud se orienta más a la atención médica de los pacientes, la política de salud se centra en el asistencialismo y esto va relegando los programas preventivos. En este esquemas las zoonosis han quedado un poco olvidadas”, abundó.

Igualmente diferenció que hay ciertas zoonosis como la Fiebre Hemorrágica Argentina, la enfermedad de Chagas o la brucelosis que han contado con programas específicos de control  y han logrado importantes avances.

La clave, formar recursos humanos

Para quebrar esta realidad, y evitar las consecuencias que generan las zoonosis emergentes, el especialista resaltó la importancia de formar recursos humanos que tengan herramientas apropiadas para actuar sobre las personas y el ambiente.

En este punto puso el ejemplo del brote de hantavirus ocurrido a principio de año en la localidad de Epuyén, en el sur del país, para referir que “confirmada la transmisión interhumana, la intervención sobre el agente causal y sobre las personas afectadas fue crucial”.

“...estas enfermedades no son erradicables, porque el agente que las produce está presente en la naturaleza...”

Así, sostuvo que en un país que tiene más de 1.300 municipios, es impensable no contar con recursos preparados, capaces de actuar localmente porque el control de una zoonosis depende tanto de la atención de salud de las personas, como de las acciones que se tomen sobre los animales y el ambiente.

Frente a estas enfermedades se requiere de recursos humanos formados localmente. Foto: Ministerio de Salud Provincia de Buenos Aires

A su juicio, en materia sanitaria, este es uno de los serios problemas que tienen los municipios de la provincia de Buenos Aires: “Cuando aparecen situaciones de emergencia como son las epidemias de dengue, hay necesidad de actuar sobre el ambiente y esto requiere de personal preparado para manejar situaciones complejas”.

“Frente a una zoonosis la atención del paciente es imprescindible, pero impedir una epidemia o controlarla, exige actuar sobre el agente causal y sobre el ambiente y esto implica un trabajo constante con la comunidad”.

Una atención dispar

En la opinión de este referente, otro de los problemas que conlleva el control de las zoonosis es que la propia comunidad suele atender a estas enfermedades cuando ocurre un brote u observa cercanamente el impacto negativo de una determinada enfermedad.

“Cuando se manifiestan problemas como zika o chicungunya o se da una situación epidémica que afecta a un núcleo importante de población, la sociedad se alarma, pero si esto no ocurre las acciones de prevención se relajan. Esto es muy peligroso”.

Algunas conductas de la propia comunidad incrementan el riesgo de que las zoonosis aparezcan. Foto: Ministerio de Salud Provincia de Buenos Aires.

De este modo, volvió sobre la referencia a la historia del país respecto de la fiebre amarilla y recordó: “Argentina tuvo la peor situación epidémica de su historia con una zoonosis como la fiebre amarilla que terminó con gran parte de la ciudad de Buenos Aires. Eso sucedió en el 1800 cuando no había conocimiento del agente causal ni la forma de transmisión. Hoy se conoce mucho más, pero sin embargo, no se termina de tomar conciencia de que con la presencia de reservorios como el mosquito Aedes Aegypti esto puede volver a repetirse con una población totalmente distinta y con un impacto mucho mayor, haciendo colapsar los servicios de asistencia hospitalaria”.

Educar para prevenir

Frente a las zoonosis y lo que representan para la salud de las personas, Jorge Bolpe insistió sobre el “compromiso de la auto-responsabilidad” para señalar que “como ciudadanos no hay que esperar todo de la asistencia hospitalaria”.

“Tenemos que tener una actitud de cuidado de manera tal que nuestra vida se prolongue, sin la necesidad de la atención médica que cada día es más cara y más compleja”, remarcó.

A través de una maestría la UNNOBA forma recursos humanos en prevención y control de las zoonosis

En esta línea y en relación a enfermedades que tienen un componente ambiental, explicó que las modificaciones provocadas por el ser humano suelen tener un impacto negativo y ejemplificó: “Antes las gaseosas venían en envases de vidrio retornable, hoy en día muchos envases son descartables y deberían reciclarse. Sin embargo, quedan dispuestos en cualquier lugar generando una innumerable cantidad de criaderos de mosquitos que antes no existían. Una acción tan sencilla tiene consecuencias para la salud que muchas veces resultan impensables”.

“...en un país que tiene más de 1.300 municipios, es impensable no contar con recursos preparados, capaces de actuar localmente”

“Esas conductas de la población tienen que ser modificadas y esto es muy difícil. Se requiere de una educación ambiental sostenida. Esto va más allá de la información que sirve para que la gente conozca. La educación contribuye a cambiar hábitos”, concluyó.


Educar para la igualdad

Por Lorena Berro

Los hechos de violencia de género y las referencias a cómo las mujeres aún están en desigualdad de condiciones en relación a los hombres en el terreno profesional ganan protagonismo en la crónica diaria, imponiéndose para mostrar cómo a pesar de los avances en materia de normativa, la vulneración del derecho a la igualdad sigue reproduciéndose en la sociedad actual.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, la doctora Mónica Pinto, exdecana de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), analizó la problemática en diálogo con El Universitario.

“Una democracia es más plena cuando los integrantes de la sociedad son más iguales”. Con esta apreciación se introdujo en la reflexión sobre las desigualdades que siguen reproduciéndose en relación a las mujeres. Aunque consideró que en Argentina se han mejorado las prácticas y están disponibles mecanismos para poder reclamar derechos y lograr asistencia, no es menos cierto que “aún falta seguir educando para la igualdad”.

"...hay una violencia hacia la mujer que está institucionalizada y se vuelve invisible"

La especialista en Género y Derechos Humanos planteó que “hay capítulos de educación que todavía están pendientes”. Y ejemplificó que a pesar de los avances logrados, sigue siendo difícil para las mujeres acceder a las posiciones de poder, algo que contribuye al establecimiento de relaciones desiguales. “Las mujeres que alcanzan puestos ejecutivos en empresas e instituciones son muchas menos que los hombres. Lo mismo ocurre con los puestos públicos”, advirtió.

En este contexto, apuntó que si bien Argentina tuvo una presidente mujer, “esto no agota la historia” porque “hay una enorme cantidad de lugares a los que las mujeres no llegan o lo hacen en condiciones desiguales”. Asimismo observó que a pesar del marco normativo hay una violencia hacia la mujer que está institucionalizada, se expresa en distintos ámbitos y muchas veces se vuelve invisible.

Mónica Pinto

Para Pinto, “la problemática de la discriminación hacia la mujer es más una cuestión de educación que de normativa”. Sobre ello se explayó en la conferencia sobre Género y Derechos Humanos que brindó en la UNNOBA en el marco del Primer Congreso Multidisciplinario realizado en la ciudad de Junín.

“En muchos aspectos la escuela sigue reproduciendo modelos de desigualdad”

“Con las leyes que tenemos podemos contar. Se han reconocido capacidades y derechos. Sin embargo, sigue siendo difícil llegar a los lugares más altos y de decisión”, apuntó la docente de la Facultad de Derecho de la UBA.

Los tiempos biológicos

A juicio de la especialista, hay un calendario biológico que determina la vida de la mujer y esos tiempos no siempre se consideran al momento de plantear el diseño de las carreras y desarrollo profesional, tornando desigual el escenario femenino. Frente a ello, alertó que si el modelo que se sigue reproduciendo en los manuales de escuela y en los medios de comunicación, aunque con imágenes más modernas, es el de mamá cocinando y papá leyendo el diario, la desigualdad se perpetúa, haciendo más difícil la posibilidad de naturalizar que un papá use delantal para ocuparse de las tareas domésticas mientras la mamá trabaja.

Educar en sentido amplio

La exdecana centró su mirada en la educación al referir: “En muchos aspectos la escuela sigue reproduciendo modelos de desigualdad”.

Para ilustrar esta situación puso el ejemplo de los grupos de Whatsapp de los colegios que se identifican como de “mamis” y no de “papis”. “No digo que haya mala intención, ni que las escuelas estén pensando que tenemos que quedarnos en casa preparando la comida, pero por alguna razón no se involucra a los varones en las cuestiones escolares, cuando en realidad el rol del padre es tan importante como el de la madre en la crianza”, remarcó.

Atendiendo a que los niños y niñas aprenden del ejemplo de sus adultos de referencia, insistió en la necesidad de educar tempranamente para la igualdad de género y el respeto a la diversidad. “Si crecen en una casa donde la violencia es el pan de todos los días, van a reproducir esos modelos o se van a ir al otro extremo sin encontrar límites. Hay que educarlos en un sentido amplio”, dijo.

“La educación por la igualdad y por la no discriminación de la mujer empieza en casa y en la primera toma de contacto que un niño o una niña tiene con la escuela”, resaltó.

Con este señalamiento, apostó a un cambio cultural que habilite relaciones más igualitarias y se mostró esperanzada por el interés que las cuestiones de género despiertan en los jóvenes.

Desde su óptica “hay que trabajar para hacer operativas las normas en la vida cotidiana de las mujeres y eso requiere de un cambio cultural y educaciones distintas.  Esto tienen que lograrlo las mujeres que están creciendo y los señores que van a acompañar estas chicas”, resaltó.

La exdecana de la Facultad de Derecho de la UBA disertó en el Primer Congreso Multidisciplinario realizado en la UNNOBA.

Feminismos y nuevas masculinidades

En su condición de haber sido la única decana mujer de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Pinto reconoció tener un enorme compromiso con la promoción de las cuestiones de género y se definió como “una igualitaria de la primera época, pero no una feminista de la primera época”.

“...hay que educar nuevas masculinidades”

En este sentido aclaró que se identifica con la posición de aquellas feministas que piensan un mundo “con hombres”.

“Considero que los movimientos feministas de los últimos tiempos lograron cosas importantes. El ‘Ni una menos’ es un ejemplo de esto, pero creo también que hay que educar nuevas masculinidades”, sostuvo.

Desde la perspectiva del respeto a un derecho humano fundamental como el derecho a la igualdad, opinó que a la democracia que consiguió la Argentina en el año 1983 “hay que darle una vuelta de tuerca para que sea más plena y para que las mujeres seamos más iguales de lo que lo somos hoy en día en relación a los hombres”.

Sobre la legalización del aborto

En otro tamo de la entrevista Mónica Pinto manifestó posiciones respecto de lo que fue el debate por la legalización del aborto. Valoró  que el tema se haya instalado en la agenda pública nacional porque a raíz de eso “hoy la sociedad sabe de este tema más de lo que sabía antes”.

“Creo que hay que separar las convicciones religiosas (...) las creencias religiosas van por un lado y la disponibilidad legal, por el otro”

“Personalmente participé del debate y me manifesté en favor de la legalización y  de la vida”, comentó y refirió que la aprobación hubiera colocado a las mujeres en una mejor posición relativa. “Creo que hay que separar las convicciones religiosas y valerse de casos como el de Italia donde queda en evidencia que las creencias religiosas van por un lado y la disponibilidad legal, por el otro”.


Por Lorena Berro