La enseñanza de fruticultura en la Universidad

En el año 2016 la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales de la UNNOBA (ECANA) se propuso jerarquizar la fruticultura como sector estratégico del aparato productivo nacional. Es por ello que desde el ámbito académico convocó a las ingenieras agrónomas María Eugenia Sticconi (INTA Pergamino) y María Josefina Durand (Escuela Agrotécnica N° 1 de Pergamino) para el dictado de la materia Fruticultura en el último año de la carrera de Agronomía. Pero no sólo era el dictado de dicha materia, o el desarrollo de los contenidos lo que se proponía la ECANA. De la mano de la materia estaba también la puesta en valor de los montes frutales que la Universidad posee en las ciudades de Pergamino y Junín.

“Fueron dos desafíos paralelos”, asegura Sticconi. “Por una lado armar la cátedra, priorizar los temas que nosotras queríamos que tuvieran más importancia y luego el tema de los montes que, si bien son biodiversos, tienen un popurrí de diferentes especies con un estado fisiológico complejo, ya que al no tener un ‘alambrado vivo’ a estos árboles les ha costado muchísimo desarrollarse”, explica. Y agrega: “Hoy el desafío es que en el mismo momento de la cursada podamos explicar a los alumnos lo que debería ser. Es decir, los montes frutales nos sirven como escenario para mostrar lo que está bien y lo que está mal. Trabajamos con problemas reales”.

En ambas sedes los montes ya estaban instalados, pero sin cortina forestal o alambrado vivo, las cuales protegen a esos árboles. Josefina Durand explica su importancia: “La cortina forestal es el alambrado vivo de un monte frutal, que puede ser biodiverso [compuesto por diferentes especies ] o de una sola especie. La cortina protege no sólo contra los fuertes vientos, sino que también se necesita para crear un ambiente calmo por la actividad de los polinizadores, ya que si hay viento fuerte, ellos no pueden volar, y si no vuelan no polinizan, ¡y si no polinizan no hay frutas!”. Adicionalmente, ese “cerco vivo” sirve también para frenar las emanaciones de lotes vecinos, por ejemplo, en la aplicación de químicos que, eventualmente, pueden perjudicar el normal desarrollo de las plantas.

Las docentes explicaron que los contenidos de la materia se relacionan con un manejo tendiente hacia la agroecología: “Debemos apostar a convivir de una razonable forma técnica y sustentable con plagas y malezas. Tratamos de ver el manejo agroecológico como algo posible, mas allá de que hoy no sea una realidad muy difundida”. Este manejo agroecológico tiene que ver, por una lado, con amigarse con la idea de que hay que cohabitar con el resto de los seres vivos que están dentro de un monte frutal, haciéndolo de tal manera que no suponga ningún tipo de fundamentalismo: “Ni las plagas están por encima de lo que se quiere cosechar, ni tampoco debemos esperar que no quede ni una sola hormiga, porque el mundo se va a terminar. No tenemos que exterminar a las hormigas, pero sí podemos controlarlas”.

Para las docentes “los desafíos siempre están presentes” y por ello destacan el apoyo recibido para poder concretar los diferentes objetivos. Por ejemplo, “la puesta en valor de los montes de ambas sedes está siendo posible gracias a la colaboración que se recibió por parte de Marcelino Sierra y Eliano Salvucci, que trabajan en ECANA Pergamino, y en el campo Experimental de Junín de la mano del ingeniero Leandro Fariña”.


ESPECIES EN LOS MONTES FRUTALES

En ambos montes existen variados cítricos, como limones, quinotos, pomelos, mandarinas y naranjas. Algunas variedades de duraznos y ciruelos y otras de avellanos, almendros y nogal. En menor medida hay ejemplares de pera, membrillo y manzana. Desde la cátedra se focaliza la actividad en el cuidado y puesta en valor de los frutales de la región como duraznos o naranjas, ya que son los más representativos de la fruticultura en esta región.