“Es vital el rol del diseño en el desarrollo sostenible”
Expresado en calentamiento global, inundaciones, especies de animales y vegetales en extinción, sequías y aumento del nivel del mar, entre otros síntomas, el planeta nos advierte que algo no está bien y en forma de remolinos y aluviones de lodo y barro envía señales de alarma a los cuatro puntos cardinales.
Las miradas críticas señalan al modo de producción contemporáneo como factor excluyente de esta problemática que afecta a la tierra y lo denuncian como insostenible en el tiempo y perjudicial en el espacio. Con el diagnóstico consensuado, sectores productivos, sociales y educativos tomaron el termómetro y se pusieron a trabajar. Una de las aristas que se tomó en cuenta fue la del diseño, agregándole el remedio de la sustentabilidad. Nació así el “diseño sustentable”, entendido como “la integración de los aspectos sociales, económicos y ambientales a estrategias de diseño”, según explicó Miguel Angel Gardetti, ingeniero textil, doctor con especialización en Gestión Ambiental y docente de la UNNOBA.
Sin embargo, en una época de modas pasajeras y de tendencias que no duran un verano, conjugar el diseño con la sustentabilidad no
parece nada fácil: “El tema está en que el desarrollo sustentable es un cambio de paradigma. No nos podemos guiar por nuestra estructura mental anterior, tenemos que ir a foja cero y empezar a construir hábitos totalmente nuevos en comparación con lo que vino pasando en las últimas décadas”, advirtió Gardetti, también director del Instituto de Estudios para la Sustentabilidad
Corporativa. Si el desarrollo sostenible requiere de un “cambio de cultura muy fuerte”, ya que “es una noción del mundo tremendamente diferente a la que conocemos”, los ejemplos de diseño sustentable que triunfen en el mercado van a ser difíciles de ver en el corto plazo. Sin embargo, Gardetti los conoce: “Hay marcas en donde la diseñadora no comienza con un producto intermedio desde la tela sino que va hasta los procesos de la agricultura seleccionando materia prima orgánica, como algodón o
lana proveniente de ovejas criadas orgánicamente. La hilatura además se hace a mano, promoviendo el desarrollo social de comunidades aborígenes, y el tejido se hace de forma natural y no con químicos”. Y concluyó: “El resultado es mejor en el sentido de que es una prenda durable, no es una prenda que va en paralelo con las tendencias de la moda”.
En el otro extremo se encuentran las “resistencias naturales” de un sector que viene produciendo desde hace un siglo sin tener en cuenta el concepto de sustentabilidad: “Por ejemplo la marca de ropa Zara, que cambia de colección cada 22 días. Es terrible pensar lo que genera ese cambio, la degradación de los recursos naturales, la utilización del agua en el lavado, en fin…”, se lamentó el ingeniero textil, autor de diversaspublicaciones referidas a la materia. Por la actual coyuntura resulta entonces que el papel del diseñador es fundamental. Gardetti subrayó que “el desarrollo sustentable comenzó a integrarse en áreas en las
cuales era fácil ver su impacto positivo. De todo este proceso, que es de aprendizaje, surge que uno de los roles más vitales para lograr el desarrollo sostenible es el rol del diseñador, porque ya sea gráfico, industrial o textil es él quien puede
garantizar desde fases tempranas la sustentabilidad”.
Con la cura en marcha, apuntalada desde el sector educativo concientizando a los futuros diseñadores, los resultados se pueden llegar a vislumbrar en el mediano plazo: “Como todo proceso cultural, van a pasar décadas hasta que veamos los frutos. Pero cuanto más tardemos en el comienzo, más tardaremos en ver los resultados. Entonces a sabiendas de que es un proceso donde la educación es fundamental, cuanto antes empecemos antes vamos a ver el cambio”, remató Gardetti.