Soberanía alimentaria, satisfacer las necesidades con recursos propios
Sergio Florentino Rodríguez es un ingeniero agrónomo cubano que visitó la UNNOBA a partir de la puesta en marcha de un plan de cooperación e intercambio internacional. Junto a la Universidad Nacional de Villa María y a la Universidad de Granma (Cuba) se comenzaron a tejer los lazos y a compartir conocimientos. “Este intercambio ha sido posible porque ha habido un gran interés de ambos países en fortalecer el trabajo de las universidades”, enfatizó.
Docente, investigador y funcionario de su universidad, Rodríguez visitó Junín y mantuvo reuniones con autoridades de la UNNOBA, referentes locales y empresarios. Debatieron acerca de las ideas de desarrollo económico local y de las experiencias relacionadas con la soberanía alimentaria cubana, un panorama que brindó en su exposición el doctorado en ciencias agrícolas de Cuba. Luego de las reuniones mantenidas destacó: “Me llevo una muy buena impresión de lo que hacen aquí con la escuela de dirigentes”, y señaló que sería bueno aplicar un modelo de capacitación similar en su país.
Proyectar el futuro
Sergio Rodríguez explicó que el tema del desarrollo local se irá profundizado desde lo trabajado en cada una de las universidades articuladas. “Vamos a publicar dos libros, el primero es sobre las experiencias de soberanía alimentaria en ambos países y el segundo es sobre las Pymes en el sector agropecuario, porque casualmente dentro de los objetivos regionales de las tres universidades hay un componente muy fuerte de lo agroproductivo”.
Como responsable de las Relaciones Internacionales en la Universidad de Granma, Rodríguez informó que en Cuba existen prioridades para la cooperación internacional: “La primera es la soberanía alimentaria, en su sentido más amplio; luego están el medio ambiente, la energía sostenible, y el desarrollo local”.
¿Pueden las universidades potenciar las estrategias de cambio focalizadas en lo local? Para Rodríguez “es muy importante capacitar en todo nivel y desarrollar todo tipo de programas”.
Para ejemplificar esa relación con la realidad, el docente relató: “Los estudiantes de mi universidad hacen sus investigaciones y trabajos de curso en empresas, y no sólo relevan información, también le brindan documentación al productor. Así, lo que nace como un trabajo práctico de una materia, se convierte en investigación aplicada”.
Soberanía y alimentos
– ¿Por qué fomentar un desarrollo focalizado en lo local?
– En Cuba el desarrollo local es una prioridad, sobre todo porque tiene como base la sostenibilidad. En lo local se puede respetar tradiciones, exaltar experiencias productivas y culturales para que no se pierdan. Cuba apuesta por el desarrollo local en todos los ámbitos también para exaltar el conocimiento que hay en las bases.
– Usted brindó conferencias sobre soberanía alimentaria. ¿Qué implica esta idea y en qué se diferencia de otra muy utilizada a nivel internacional, la seguridad alimentaria?
– El concepto de soberanía alimentaria lo patrocinó en sus orígenes el movimiento campesino internacional denominado Vía Campesina. La FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura] plantea la seguridad alimentaria y envía toneladas de alimentos a los países con hambre, pero cuando se acaba la ayuda, se acaban los alimentos. Por lo tanto la seguridad alimentaria no es sostenible. Debido a eso, desde hace más de veinte años que la Vía Campesina plantea el concepto de soberanía alimentaria. En síntesis implica que a nivel local, provincial o nacional se pueda ser capaz de satisfacer la alimentación con recursos propios. Cuba tiene el objetivo de llegar producir el ochenta por ciento de los alimentos que consume, para no tener que gastar tres mil millones de dólares al año en alimentos importados, como nos viene sucediendo.
– ¿La soberanía alimentaria implica diferencias en la forma de producir?
– Sí, en Cuba apostamos por la soberanía alimentaria porque tiene más amplitud. Se trata de que la producción sea lo más natural posible y reducir en todo lo que se pueda el uso de agroquímicos, como tendencia. La soberanía alimentaria implica también conservar saberes, buscar las semillas tradicionales y la feria. Esta es otra gran diferencia: la seguridad alimentaria crea dependencia. Si por algún motivo se cae un mercado al que le se le compra alimentos, se puede generar una crisis alimentaria.
– Lo que usted plantea implica pensar de modo crítico todo tipo de monocultivo, pero su país mantiene extensas superficies con producción de caña de azucar, ¿cómo se entiende eso?
– En el modelo de la soberanía alimentaria hay policultivo y diversidad biológica. Es verdad que en Cuba hay grandes extensiones de caña de azucar, sí, pero dentro de esa gran producción de caña, cada variedad no puede ocupar más del veinte por ciento de la superficie cultivada. En cambio, cuando visité Tucumán vi que el noventa por ciento de las áreas cañeras era ocupado por una misma variedad. Eso no debe ser, porque Cuba pasó por eso, y si viene una enfermedad sobre esa variedad puede devastar toda la producción.
– Como vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural, ¿qué opina de las migraciones del campo hacia la ciudad?
– En Cuba el campo fue perdiendo personas, gente que fue migrando a las ciudades al igual que en el resto del mundo, y hasta la propia Revolución lo propició. Pero a raíz de la estrategia de la soberanía alimentaria se ha comenzado a revertir el fenómeno. Actualmente, en Cuba cualquiera que produce alimentos tiene una de las mejores fuentes de ingreso del país porque el Estado ha priorizado la compra de alimentos a los campesinos. En el campo hay personas, y pese a la tendencia a tecnificarlo, hay que tener en cuenta siempre que quienes producen, en última instancia, son las personas.
– ¿Cómo se puede relacionar el conocimiento científico de la genética, sobre el que usted ha investigado y dictado cursos, con el modelo productivo de la soberanía alimentaria?
– Vamos a suponer un cultivo como el frijol. Hay campesinos que en Pinar del Río [provincia de Cuba] tienen en producción más de doscientas variedades de frijoles recolectadas en toda Cuba. Ellos conservan eso, hacen ferias de semillas entre comunidades agrícolas. Desde nuestro punto de vista, el mejoramiento genético busca la diversidad. Para la investigación científica esa diversidad es lo más valioso, ya que es una fuente de genes que nunca hay que perder.
– La idea de desarrollo sustentable implica una manera diferente de pensar la industria. ¿Cómo lo planifican en su país?
– Cuando venga la misión de la UNNOBA a Cuba los vamos a llevar a que vean la experiencia de los campesinos, que además de tener su producción diversificada, son capaces de producir su propio biogas, porque para Cuba la energía sostenible es la tercera prioridad. El Estado apuesta mucho por la investigación en energía sostenible. Se hizo un mapa eólico y ya hay un parque eólico similar al de España. Se está invirtiendo en energía solar, por ejemplo con las comunidades aisladas en las montañas distantes. Y es la tercera prioridad porque no se puede tener desarrollo sin energía. Tenemos que depender cada vez menos del petróleo y ser soberanos también en la producción de energía. En síntesis, el modelo sostenible de la agricultura cubana es ese, que una comunidad produzca la mayor parte de sus alimentos y que, a la vez, pueda ser energéticamente sostenible.
Relaciones internacionales
La red para el desarrollo local que se ha conformado tiene tareas concretas para el futuro inmediato. Rodríguez señaló que esos pasos se pueden dar sobre tierra firme: “En Cuba tenemos una regla, y es que la cooperación internacional pasa primero por las relaciones interpersonales. Si no nos conocemos hay barreras. Esa etapa ya la vencimos”.
Hacia adelante se perfila otra etapa en la que “se planificarán trabajos mediante reuniones online, publicaciones académicas, intercambio de experiencias”. “Venimos acá a aprender más que a demostrar”, aseguró. Y agregó: “Ver qué experiencias tienen con las pequeñas empresas, por ejemplo, ver qué es lo que puede servirnos para adecuarlo a nuestras características locales”.
Por último, enfatizó la importancia del trabajo en red: “Con las redes vamos a dar un salto importante, y es una tendencia en el mundo, porque nadie es fuerte en todo, entonces tenemos que aprender a complementarnos”.