Campo experimental, un puente entre la teoría y la práctica
Leandro Fariña, responsable de dirigir el Campo Experimental de la UNNOBA, se siente orgulloso de este espacio recientemente inaugurado y valora la posibilidad de que la universidad cuente con un lugar para unir teoría y acción en este verdadero “terreno de la práctica”.
Aunque la inauguración formal fue en mayo de este año, desde hace tres años se vienen realizando trabajos de investigación y mejoras en la infraestructura del lugar. ¿Qué actividades realizan docentes y estudiantes aquí? ¿Cuál es la trascendencia para la vida académica? Fariña da cuenta de estos ejes, desde su rol de director del Campo Experimental, pero también como egresado y actual docente de la carrera de Agronomía de la UNNOBA.
En primer lugar, destaca que desde que se compró el Campo “se comenzó a trabajar con ensayos relacionados a proyectos de investigación, tesinas, trabajos finales de grado y trabajos prácticos de las asignaturas que lo fueron requiriendo”, es decir que se fue constituyendo como un espacio abierto a las necesidades de la práctica de las distintas carreras que componen la Universidad.
La génesis del Campo también está relacionada con esas necesidades, ya que en el inicio hubo “un grupo de estudiantes que trabajaba en un predio que la municipalidad le cedía a la Universidad. Esos estudiantes habían generado una cooperadora y fueron quienes empezaron a hacer los primeros trabajos y ensayos de la carrera de Agronomía”.
De esas prácticas se fue visibilizando la necesidad de contar con un espacio propio para sistematizar los ensayos. Para Fariña es fundamental contar con un campo de experimentación “porque le sirve al alumno, en primer lugar, para poder articular teoría y práctica, poder aplicar y trabajar en un campo lo visto en el aula”. Se logra así “concretar y fortalecer los conocimientos”. Lo grafica con un ejemplo: “No es lo mismo ver la regulación de un sembradora en una presentación Power Point, que en vivo y en directo. Porque en la práctica de campo existen una cantidad de variables que en el aula sólo se tienen en cuenta de manera teórica, pero que afectan significativamente el resultado”.
De este modo se configura un modelo de trabajo en el que los docentes pueden realizar actividades prácticas de las asignaturas y también desarrollar sus proyectos de investigación, a la vez que los estudiantes son formados de una manera integral.
Ubicado en el kilómetro 146,5 de la Ruta Nacional 188, Junín, el Campo Experimental de la UNNOBA posee un total de 84 hectáreas divididas en dos sectores: uno destinado a producción y otro a ensayos, que pueden ser originados por convenios con empresas o asociaciones, por proyectos de investigación de los docentes o por actividades prácticas de las distintas asignaturas.
El director del Campo destaca las inversiones realizadas: “Se invirtió en el Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Energías Renovables (LIDER), que tiene un edificio con dos aulas y un laboratorio en el que se instalan los prototipos de las distintas energías. Se trata de un edificio novedoso y moderno, construido con containers”, describe Fariña. Al llamativo edificio del proyecto LIDER se agrega otro con dos aulas y un Salón de Usos Múltiples (SUM), un laboratorio de zoología agrícola y un galpón destinado al almacenamiento de herramientas y maquinaria.
– ¿Cómo estaba el predio cuando la Universidad se hace cargo?
– Sólo había una tapera, con un molino roto, no tenía alambrado ni electricidad. Al parecer esa casa abandonada había sido un tambo, pero no quedaba casi nada, por lo que se tuvo demoler y arrancar de cero, limpiar el lugar, crear senderos de tránsito, nivelar y hacer terraplenes. Incluso tuvimos que levantar el camino de entrada porque quedaba cortado por el agua cuando llovía. Además se hizo todo un perimetral de alambrado en la parte que da a la calle y se trajo la electricidad desde la ruta, casi dos kilómetros de tendido.
– Y ahora están construyendo un criadero de cerdos. ¿Cómo es esa parte?
– El criadero de cerdos es un proyecto de la Universidad para trabajar en el área de producción animal. Tendrá una capacidad productiva de treinta madres. Son cuatro naves que ya se están construyendo: un galpón de gestación, una maternidad, un galpón de destete y otro de recría y engorde. También se está por comenzar con la segunda etapa, que es la de equipamiento y población del criadero. Este proyecto apunta a trabajar en el área de porcinos, que tiene un potencial muy grande como generador de proteína animal. Desde la UNNOBA apuntamos a intensificar esta producción y a promocionarla con actividades de investigación.
– ¿Qué funciones tendrá el criadero en la formación e investigación?
– Este criadero va a estar diseñado para que los estudiantes de la carrera de Agronomía puedan realizar allí sus actividades prácticas en áreas de reproducción y nutrición animal. La posibilidad que tienen de convivir en un mismo espacio diversos proyectos hace que se pueda generar sinergia. Un ejemplo de sinergia es lo que sucede entre el criadero y los investigadores de la Escuela de Tecnología, que mediante su proyecto LIDER de energías renovables utilizarán el estiércol del criadero para producir biogas.
– ¿Cómo hacen desde la dirección del Campo para coordinar los usos y riesgos según el tipo de trabajo y producción requerida? Deben convivir en un mismo predio distintos modelos y eso implica riesgos de daño o contaminación entre los distintos ensayos.
– En primer lugar trabajamos en conjunto con el área de Seguridad e Higiene de la Universidad para poder establecer manuales de procedimientos en cuanto a las tareas operativas que se van a realizar, ya sea aplicación de productos químicos o manejo de maquinaria. Además, cuando empezamos a trabajar en el campo experimental, y en conjunto con la Secretaría de Investigación, realizamos la metodología de solicitud. Al docente que realiza un pedido y luego se le asigna un lugar, se le informa lo que puede hacer y cómo debe entregar la parcela, cuáles son los puntos que debe respetar en relación al trabajo de los demás. Les pedimos que se informen las tareas operativas con veinticuatro horas de anticipación para poder estar presentes nosotros ese día y supervisar que no se perjudiquen otros ensayos.
Investigación en acción
Uno de los primeros ensayos que se realizaron en este campo fue impulsado por la Red de Evaluación de Cultivares de Soja (RECSO) para el testeo de distintas variedades presentes en el mercado. Otra red nacional es la de los Cultivares de Arveja y, como la de soja, es coordinada desde INTA. Fariña agrega que “aunque la arveja está menos difundida, es un cultivo extensivo con el que ya se han hecho varios ensayos y constituye una alternativa de invierno a tener en cuenta”.
La agricultura extensiva tiene su complejidad particular. Por eso es necesario contemplar sus múltiples dificultades, como el manejo de plagas. Desde la cátedra de Zoología Agrícola se investigan los insecticidas para evaluar cómo impactan en lo que se denomina “fauna benéfica del cultivo”. Desde allí se evalúa el uso de insecticidas de banda verde, menos agresivos que los convencionales y que, a su vez, permiten respetar la fauna benéfica para un cultivo.
Otro aspecto de interés para la agricultura extensiva son los recursos que permiten favorecer el crecimiento de las plantas, como los inoculantes. Por eso hay otro proyecto vinculado a la microbiología agrícola que trabaja en soja, trigo, agropiro y alfalfa con distintos tipos de inoculantes, que son “bacterias benéficas para la planta, ya que generan una relación simbiótica con su raíz y le permiten fijar el nitrógeno”. Actualmente, en el Campo se evalúan diferentes cepas de inoculantes.
Fariña destaca que también se realizan ensayos comparativos de rendimiento a pedido de terceros. “Es decir, si una empresa requiere un ensayo, la Universidad puede prestar el servicio desde el Campo Experimental”, amplía.
– Aunque la agricultura extensiva es lo más relevante o conocido en esta región, el Campo da lugar a proyectos de agricultura intensiva. ¿Cuáles son y por qué lo hacen?
– Como Campo Experimental se apunta no solamente a intensificar las producciones actuales sino también a diversificar las alternativas existentes. Se trabajan cultivos extensivos alternativos como la arveja y cultivos intensivos que van proponiendo las cátedras. Por ejemplo, la cátedra de Horticultura está trabajando con el alcaucil, que es un cultivo que se adapta muy bien a esta zona pero que seguramente no se produce por desconocimiento. Hay una alcaucilera con alrededor de trescientas plantas que ya está en producción, de hecho el año pasado se realizó una cosecha. Además ya hay alumnos que están realizando su trabajo final de grado sobre el alcaucil. También tenemos un monte frutal con árboles adquiridos por la Universidad. Lo diseñamos en conjunto con las docentes de Fruticultura y Horticultura y se plantó en Junín y en Pergamino [en el predio de la Escuela de Agrarias] el mismo monte frutal. Con el monte se plantea lo mismo: investigar cultivos alternativos para la zona. Se plantó durazno, damasco, cerezo, ciruela, membrillo, manzana, pera, limón, quinoto, naranja, mandarina y pomelo. Se realizaron las podas y esperamos tener buena producción a futuro.