No abandonemos a los Ni-Ni

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Por el doctor Guillermo R. Tamarit
@RectorUNNOBA

Con cierta regularidad, los diarios y portales de noticias ofrecen cifras sobre los padecimientos de los jóvenes en distintos lugares del planeta y recurren al término Ni-Ni para referirse a aquellos que ni estudian, ni trabajan. En particular, desde las crisis que plantearon las políticas neoliberales en América Latina, el tema Ni-Ni ha servido como atajo para explicitar problemas estructurales de pobreza intergeneracional o la falta de empleo “joven”.

Sin embargo, parece que la situación ha llegado para quedarse y exige de la sociedad algo más que su sola descripción. En América Latina, 1 de cada 5 jóvenes entre 15 y 24 años puede ser considerado Ni-Ni, ya que no se encuentra en el sistema de educación formal ni trabaja al momento del relevamiento. La situación, que en sí misma es de suma gravedad, adquiere una dimensión inquietante que surge del estudio realizado por Székely y Karver publicado en el año 2015 luego de analizar 238 encuestas de hogares de 18 países de América Latina entre 1980 y 2011 (*). Con la investigación, confirman que a pesar del crecimiento del Producto Bruto Interno en más de un 50% en términos reales para el período 2001-2010 y del descenso significativo de la pobreza y la desigualdad en la región, se registró una disminución apenas marginal en la proporción de Ni-Ni.

Argentina y sus desafíos

En América Latina, el porcentaje de Ni-Ni fluctúa entre el 10% (en Perú) y el 25% (en Honduras). Nuestro país acompaña el panorama continental: registra para el año 2010 (última estadística disponible) un 13,5 % de jóvenes entre 15 y 24 años “económicamente inactivos y sin estudiar”, en tres o más observaciones estadísticas y según datos del INDEC. Si consideramos que la población de 15 a 24 años que compone este sector es de 6,4 millones, estamos hablando de 1,8 millones de jóvenes en Argentina.

La envergadura y persistencia del problema obligan a pensar políticas públicas de largo aliento que aborden y resuelvan las dos principales dimensiones esta situación: garantizar el acceso y permanencia de los jóvenes en la educación y el empleo formal.

Entre las medidas a tomar mencionamos: el control de la escolaridad y el desarrollo de incentivos de escolaridad primaria y media, capacitaciones en buenas prácticas y oficios, tutorías, servicios de empleos con seguimiento a cohortes específicas, reentrenamiento laboral, subsidios y créditos para emprendedores, entre las distintas acciones que pueden tender a evitar que, en los períodos de falta de actividad laboral, los jóvenes queden sin poder aprovechar ese tiempo para el estudio o cursos de capacitación.

Con el objetivo de superar la actitud de preocupación periódica e iniciar acciones destinadas a establecer políticas permanentes, la UNNOBA y los municipios de la región -junto al Centro de Políticas Públicas que dirige el Profesor Gustavo Iaies, el Banco Santander y un importante conjunto de empresas y organizaciones sociales- estamos trabajando en el desarrollo de un programa de educación y empleo destinado a construir herramientas específicas que permitan comenzar a enfrentar y resolver alguno de los graves problemas que atraviesan buena parte de nuestros jóvenes. Nuestra expectativa a futuro es que una mayor cantidad de organizaciones, empresas y vecinos se incorporen para ampliar y mejorar esta iniciativa.

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Nota:

* Hoyos, Rafael, Halsey Rogers y Miguel Székely. 2016. “Ninis en América Latina: 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades.” Banco Mundial, Washington, DC.