Un diseño orientado a las personas
El diseñador Martín Churba define al diseño como “una herramienta capaz de generar un cambio social a través del trabajo cooperativo”. Así comenzó la charla sobre “Diseño Social”, que el autor de la marca Tramando ofreció en la ciudad de Pergamino en el marco de los diez años de las carreras de Diseño de la UNNOBA.
“Cuando creé Tramando -recuerda- necesitaba generar una imagen con una identidad poderosa, y nada mejor que ahondar en el contexto social para tener identidad. Pensamos en la trama social como distintos proyectos, en la que Tramando iba a generar, a través del diseño, lazos sociales. Cuando me presentaron a [Héctor] ‘Toty’ Flores, de la cooperativa La Juanita, ya había hecho campañas de promoción de mensajes sociales. Con Toty tuve la posibilidad de entender cómo está hecha la trama social y ver cómo somos capaces de relacionarnos y transformarla”.
Comenzó a colaborar con ellos hace 10 años, cuando el dirigente social le comentó que tenían un taller textil y no sabían usar las máquinas. “No aceptaban Planes Trabajar y buscaban la reinserción laboral. Finalmente, lograron fabricar guardapolvos con diseño que se exportaron a Japón y hasta se usaron en el coro de la obra Evita, en Tokio. Hace años que diseñan el packaging para el pan dulce que vende la cooperativa”, cuenta. En ese sentido es que Churba afirma que el “diseño social” está íntimamente ligado al “compromiso social”: “Cuando hablamos de diseño, imaginamos productos para ser vendidos y fabricados por una industria y dirigidos a los consumidores. Pero muchos diseñadores hemos aprendido que es necesario el compromiso social en la práctica del diseño. Es decir, un diseño orientado hacia las personas, que busca trabajar para y por las personas, y que tenga algo más que el beneficio de una transacción monetaria”.
Cuando habla de este compromiso, también recuerda su viaje a Tilcara (Jujuy), donde conoció a tejedoras de fibra de llama que le plantearon la necesidad de capacitarse. Eso se propuso desde la Red Puna, organización que agrupa a 35 organizaciones campesinas y aborígenes. Finalmente, en el año 2005, se pusieron en contacto. “Nos necesitábamos mutuamente. Yo quería conocer talleres textiles del norte del país y las tejedoras querían mejorar sus diseños, como por ejemplo en las terminaciones, para poder lograr un producto mejor acabado y de mayor comercialización. Hoy estas tejedoras exportan su trabajo, comercializan sus productos en más lugares y en mayor cantidad. ¡Japón y París conocen las prendas textiles de la Puna!”.
Para Churba, el diseño puede ser también un “agitador cultural” y sostiene que es capaz de crear puentes de relaciones: “La idea es que el diseño nos transforme en agentes de capilaridad, en puentes, y que se puedan generar vínculos que luego se integren. Y en esto podemos trabajar todos. El diseño social, entonces, se amplía hasta los principios y procesos del diseño para trabajar en la dinámica humana, con una profunda comprensión del contexto y creando las condiciones para el éxito. Esto implica la participación de los interesados, la construcción de relaciones sólidas y, sobre todo, compartir el acceso al conocimiento”.