Los caminos de la ESI
Por Lorena Berro
En un país donde se debate la legalización o no del aborto, en el que las noticias de abusos sexuales que tienen como víctimas a niños son la moneda corriente; en un contexto en el que las nuevas generaciones conviven con la diversidad y avanzan en nuevas construcciones de su identidad por fuera de los mandatos biológicos, hablar de Educación Sexual Integral se vuelve imprescindible.
Desde el punto de vista de la salud, los índices de embarazo adolescente van en aumento y se incrementan las infecciones de transmisión sexual entre los jóvenes por el mantenimiento de relaciones sin la adecuada protección. Resulta entonces crucial dotarlos de herramientas, para lo cual la escuela cobra relevancia significativa. Sin embargo, y a pesar de la existencia de una ley de Educación Sexual Integral (ESI), su implementación es errática y aparece atravesada por múltiples obstáculos.
En la UNNOBA existe una Cátedra Libre sobre Género y Educación Sexual Integral. En un ciclo promovido por el colectivo Juntada Feminista Pergamino, el tópico “Los caminos de la ESI” fue abordado por Gabi Díaz Villa, licenciado en Educación, con orientación en Educación y Género. En el mano a mano de una entrevista realizada en este marco, planteó los recorridos que ha transitado la institución escolar y marcó algunos desafíos para garantizar el cumplimiento de la ley.
“Las dificultades de implementación de la ESI aparecen cuando algunos preceptos se instalan con violencia”
Integrante del colectivo “Mariposas Mirabal” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Díaz Villa resaltó el valor de algunos hitos que se dieron dentro del sistema educativo para dar cumplimiento a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) :“Ha sido muy importante, porque porque contar con un currículum a nivel nacional que ampare a los docentes y propuestas para el trabajo en el aula hicieron que muchos se animaran, a título personal, a trabajar esto en las escuelas”.
En este punto remarcó que “en las instancias de concreción del proyecto estuvieron representadas compañeras del feminismo, de las organizaciones religiosas y de otros movimientos, lo que posibilitó llegar a acuerdos que establecieron el ‘piso’ de la Educación Sexual Integral”. “Hoy, bajo el paraguas de la ley, esas bases están construidas”, aseguró.
A su juicio, “las dificultades de implementación aparecen cuando algunos preceptos se instalan con violencia y cancelan la posibilidad de que las chicas y los chicos se apropien del espacio que les brinda la educación sexual integral para plantear sus dudas e inquietudes”.
“… la ESI debe generar una apertura en la que las chicas y los chicos puedan expresar sus dudas reales”
“Los lineamientos de la ley permiten la entrada del discurso religioso y nadie puede oponerse a ello porque hay un ideario institucional que atraviesa. Nadie puede impedir que una escuela católica incorpore en la educación sexual integral sus propios valores morales. Eso va en sintonía con lo que esa escuela propone y con lo que los padres eligen. Sin embargo, el piso de saberes científicos validados que el marco de la ley también plantea otras cuestiones que el dogma católico no acepta”, planteó. Y en este sentido mencionó: “Somos varones y mujeres porque tenemos una identidad de género construida en ese sentido, no porque haya un sexo biológico que determine. Sabemos que el discurso católico no está de acuerdo con eso. Es ahí donde comienzan a primar las formas en que cada escuela negocia y cuanto atravesamiento moral incorpora al trabajar la educación sexual integral”.
“Más allá de esto, desde el punto de vista pedagógico la ESI debe generar una apertura en la que las chicas y los chicos puedan expresar sus dudas reales. Y ya se sabe que lo que se vive como un sermón cancela la posibilidad de apropiación de ese espacio por parte de los chicos”, remarcó.
Resistencias subjetivas
Desde su mirada como formador de docentes, Díaz Villa entiende que los mayores obstáculos puertas adentro de las aulas han sido “subjetivos”, producto de la sensación de inseguridad que sienten los educadores. “Ellos perciben que entre las culturas sexuales juveniles y lo que ellos han vivido hay un abismo y esto los afecta en su seguridad”, expresó.
“Sobre educación sexual los jóvenes saben mucho más que los adultos, en relación a prejuicios discutidos y herramientas disponibles”
“La cantidad de experiencias que las chicas y los chicos de hoy tienen disponibles forman parte de los espacios desde los cuales construyen su identidad sexual y esto para los adultos genera un nivel de inseguridad muy grande”, resaltó.
Así, refirió que este tema pone en discusión el saber docente y por lo tanto su autoridad: “Sobre educación sexual los jóvenes saben mucho más que los adultos, no en términos quizás de conocimiento académico, pero sí en relación a prejuicios discutidos y herramientas disponibles que brindan un saber del que se van nutriendo por fuera de la escuela”.
Formar a los docentes
“Hay un clima de época que impacta en las relaciones erótico-afectivas que los jóvenes están teniendo hoy, lo cual desafía al docente”, reflexionó.
Frente a ello consideró fundamental fortalecer los procesos de formación de los educadores: “Los docentes deben hacer un trabajo de construcción de las propias certezas sobre la sexualidad y para muchos resulta atemorizante que sean los alumnos quienes desafían el saber planteando que nada está determinado. Por eso es tan importante la capacitación, que además de brindar herramientas didácticas y un marco conceptual del cambio de paradigma, propone el encuentro entre pares para compartir preocupaciones y experiencias”.
La lógica patriarcal, el gran obstáculo
Respecto del contexto en el que la escuela debate estas cuestiones consideró que “hay una lógica patriarcal que representa un obstáculo para instrumentar una educación sexual integral real que atraviese a la institución y no quede solo en la incorporación de algunos temas en determinada materia”.
En un recorrido por distintas experiencias, marcó: “Todas las escuelas tienen algún espacio rudimentario de acción, pero el gran desafío es aunar criterios y garantizar recursos para que esas personas que se están cargando al hombro esta cuestión, con mucho trabajo a pulmón, puedan hacerlo respaldadas por un marco institucional apropiado y con la formación adecuada que respete la diversidad”.
“Todo es muy artesanal. Estamos en un momento en el que hace falta política”
En el plano de las cuestiones pendientes mencionó que “en muchas jurisdicciones del país no hay una materia específica dentro de la formación docente” y consideró que “la gran tarea es incluir la ESI en todos los niveles de la educación, desde una perspectiva crítica que permita discutir preceptos establecidos que aparecen como mandato y cómo fórmulas de felicidad que hay que discutir para que las chicas y los chicos puedan imaginar otro futuro”.
En este aspecto, valoró la contribución al debate que hacen los colectivos sociales, como los movimientos feministas, aunque reconoció que “desde la militancia por fuera de la gestión en un gobierno que no abre mesas de diálogo, la acción es muy limitada”.
Igualmente destacó que esos colectivos tienen formas de acercarse a la escuela y generar cierta sensibilización. Sin embargo, opinó sobre estas acciones: “Todo es muy artesanal. Estamos en un momento en el que hace falta política”.