Nuestro mito de origen

Por Agustín Orsi

Profesor de Historia de la Escuela Secundaria Domingo F. Sarmiento de la UNNOBA.


 

El 25 de mayo de 1810 había comenzado una revolución en el Río de la Plata con el objetivo explícito de formar un gobierno autónomo debido a que el Rey Fernando VII se encontraba detenido por el ejército de Napoleón Bonaparte. Se apelaba así al principio de retroversión de la soberanía, el cual planteaba que frente a la ausencia del monarca considerado legítimo el poder debía retornar a los pueblos que originalmente se lo habían otorgado. Esto no implicaba exigir la independencia de España; por el contrario, tenía la pretensión de que los habitantes del hasta entonces Virreinato del Río de la Plata pudieran elegir sus propias autoridades y manejar sus asuntos económicos hasta que el Rey volviera a su cargo.

A partir de ello fueron surgiendo distintas posiciones entre los revolucionarios, predominando aquella que tenía la intención de continuar perteneciendo a la corona pero conservando la autonomía. Este proyecto no pudo prosperar. Con el retorno de Fernando VII al trono español en el año 1814 y su consecuente restauración monárquica, las alternativas se habían reducido a sólo dos posibilidades: se regresaba a una sumisión total a la metrópoli como quería el Rey o se ponía un punto final a esa relación y se declaraba formalmente la independencia.

Agustín Orsi, junto a sus alumnos de la Escuela Secundaria de la UNNOBA.

En un panorama sumamente conflictivo, entre guerras e intensas luchas políticas, el 24 de marzo de 1816 en la pequeña San Miguel de Tucumán se abrían las sesiones del Congreso convocado por el gobierno central. Un Congreso que no había sido sencillo reunir pero que la situación reclamaba urgente, debía tomarse una decisión. Luego de largas sesiones, el 9 de julio los veintinueve diputados presentes optaron por la opción más radical: declararon la Independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica de la dominación española y de toda dominación extranjera.

El historiador Gabriel Di Meglio, quien visitó a la UNNOBA en 2017, planteó en su libro 1816: la verdadera trama de la Independencia que el Congreso de Tucumán encerró una paradoja: sus integrantes eran notablemente más conservadores que sus predecesores revolucionarios, pero fueron ellos quienes terminaron dando el paso independentista. Movidos por las circunstancias, creían que de esa manera podrían reconstruir un poder fuerte y legítimo, y terminar con años de conmociones políticas y sociales. Así lo expresaban en el Manifiesto del Congreso a los Pueblos que dieron a conocer el 1 de agosto: “Fin a la revolución, principio al orden”.

“Para muchos 1816 fue una gran desilusión. Aunque nosotros conozcamos el final de la historia, para sus protagonistas el destino todavía era incierto”.

Sin embargo, esta fuerte decisión abría paso a otra serie de problemáticas que también requerirían solución. En primer lugar, como sostienen muchos historiadores, la referencia a las Provincias Unidas de Sudamérica estaba expresando una situación de indefinición con respecto a cuáles serían concretamente los territorios que quedarían bajo la nueva condición jurídica. La Banda Oriental (actual Uruguay) y las provincias del Litoral (Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y Misiones) no habían formado parte del Congreso y aún existían extensos territorios que se encontraban en manos de pueblos indígenas ajenos a esa situación. Por otro lado, tampoco se había podido resolver en él cuál sería la forma de gobierno a adoptar, ni sancionarse una constitución.

El Congreso había sido imaginado inicialmente como el medio necesario para la superación definitiva de la crisis y generado entusiasmos a partir de la declaración de la independencia; sin embargo, dejaba más cosas por hacer de las que había podido resolver. La región se encontraba en medio de una situación económica sumamente delicada y casi todas las demás insurrecciones del continente se hallaban derrotadas, su futuro no estaba asegurado. Para muchos 1816 fue una gran desilusión. Aunque nosotros conozcamos el final de la historia, para sus protagonistas el destino todavía era incierto.

9 de Julio de 2019 se conmemora un nuevo aniversario de la Independencia. Desde aquí, 203 años después, podemos decir con tranquilidad que fue un hito fundamental para la formación de lo que posteriormente sería la Argentina. Ha sido recordada, enseñada y celebrada, en conjunto con la Revolución de Mayo, como el inicio de la nación, nuestro mito de origen. Sin embargo, muy lejos se estaba entonces de algo parecido a ello, sus protagonistas no tenían las cosas tan claras: vivieron cada situación con una gran incertidumbre, actuaron según sus convicciones y, fundamentalmente, las circunstancias.

Orsi, docente de la Escuela, profesor en Historia y doctorando por la UNLP.