Humedal artificial para tratamiento de desechos cloacales

 

Por Gricelda Incerti

La localidad de Morse pertenece al partido de Junín y se encuentra a 30 km de la ciudad cabecera, tiene aproximadamente 2000 habitantes y tomó el nombre de la estación inglesa Buenos Aires al Pacífico que se llamaba Morse en homenaje a Samuel Morse, inventor del telégrafo, sistema de comunicación fundamental en los orígenes ferroviarios.

Región netamente agropecuaria, desde 1996 Morse celebra la Fiesta Provincial del Cosechero. Fue en julio de 2021 que se creó el primer almacén y bar autóctono que enaltece el patrimonio histórico, cultural y gastronómico local. “El Terruño” fue recomendado entre los 8 lugares de la provincia de Buenos Aires para comer locro patrio el 25 de Mayo.

Pese a todo este bagaje sociocultural, Morse no posee red colectora cloacal ni planta depuradora. Las aguas residuales de cada domicilio se vierten en pozos absorbentes (o pozos ciegos) que son vaciados periódicamente con camiones atmosféricos, recolectando aproximadamente 6000 litros/día de desechos cloacales. Muchas ciudades y pueblos rurales bonaerenses sin servicios cloacales utilizan estos pozos como tecnología de disposición de las aguas residuales domésticas. En suelos arcillosos, los pozos se impermeabilizan por el contenido de grasas y jabones, aumentando la necesidad de ser vaciados frecuentes por camiones atmosféricos. Los líquidos extraídos poseen concentraciones elevadas de contaminantes (materia orgánica, nutrientes, patógenos) y son volcados en plantas de tratamiento que no están diseñadas para recibirlos.  O, clandestinamente, se vacían en ríos o arroyos. Esta situación, sumada a otras descargas de aguas residuales domésticas con nulo o escaso tratamiento, contamina las aguas de ríos, lagunas y napas, afectando su utilización para actividades recreativas, pesca, riego, agua de consumo.

El Laboratorio de Limnología, Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (CITNOBA, UNNOBA-UNSAdA-CONICET), en colaboración con el Municipio de Junín, la Delegación Municipal y la Cooperativa de la localidad de Morse están impulsando un ensayo a escala piloto, utilizando humedales artificiales para tratar parte del material extraído por los camiones atmosféricos de Morse. La información obtenida en este experimento servirá para el diseño de un humedal artificial, adaptado a las condiciones de la región, a escala para toda la población de Morse.

El proyecto fue presentado y seleccionado como uno de los ganadores del concurso Aguas Claras 2022 de la Fundación Bunge y Born, que busca financiar y escalar ideas-proyecto que conecten la ciencia con problemáticas reales del agua como recurso, hábitat y agente de daños, sinergizando la producción de conocimiento y la búsqueda de soluciones transformadoras. Como consecuencia de ello, el proyecto recibió el apoyo económico y asesoramiento a nivel proyectual para llevarlo a cabo. Ver más, acá

“Esta idea-proyecto propone ensayar una tecnología ecológica, de bajo costo e impacto ambiental para la gestión de los lodos extraídos de pozos absorbentes, replicable en muchos lugares del país. Para este tratamiento, utilizamos una tecnología, llamada lecho de secado con plantas, que no es más que un humedal artificial de flujo vertical”, explica la doctora Romina Schiaffino, investigadora (CONICET, CITNOBA, UNNOBA-UNSAdA) y docente de la UNNOBA.

Schiaffino señala que el humedal está formado por un “medio poroso de piedras de distintos tamaños y arena, y plantas acuáticas en la superficie, que sirven para filtrar los contaminantes”. “Estamos ensayando estos lechos a pequeña escala y realizando la parte experimental para ver si eso funcionan bien en estas latitudes, con este tipo de clima, y con el tipo de desechos cloacales que vamos a probar”, comenta.

El objetivo general del proyecto es abordar el tratamiento de residuos cloacales extraídos por camiones atmosféricos, utilizando la tecnología de humedales artificiales, para prevenir la contaminación de suelos, aguas subterráneas y superficiales. Los objetivos específicos son: reducir los sólidos provenientes de las descargas cloacales mediante la separación del agua de los lodos, reducir las concentraciones de fósforo total, nitrógeno total y microorganismos patógenos en el agua, y analizar las características físicas, químicas y microbiológicas de los sólidos acumulados al final del ensayo.

 Una solución sostenible

Un lecho de secado con plantas (LSP) es un humedal artificial formado por una estructura de hormigón que contiene piedras de distintos tamaños, arena y plantas en su superficie. Está ubicado en la localidad de Morse, en la entrada al predio del basural.

 

La tecnología LSP (Lecho de secado con plantas) utiliza humedales construidos/artificiales para separar los sólidos y los líquidos de los lodos y tratar ambas matrices por separado. En el ensayo piloto planteado, cada LSP recibe lodos de los camiones un día por semana. En los seis días de descanso entre aplicaciones, el agua infiltra y sale por el drenaje del fondo y los sólidos se acumulan y deshidratan en la superficie del humedal.

De esta forma se evalúa la eficiencia de saneamiento de los humedales mediante el análisis de muestras del agua de ingreso y de salida. Los resultados del ensayo, con el efluente real a tratar y bajo las condiciones climáticas de la zona, servirán como base para diseñar un sistema a escala para tratar todos los lodos de los camiones atmosféricos provenientes de la localidad de Morse mediante la tecnología de humedales artificiales.

¿Pero cómo se está armado técnicamente el pequeño humedal? Romina Schiaffino lo explica sencillamente: “Son dos pequeñas piletas hechas con paredes de ladrillos y fondo de cemento. Cada lecho tiene 2 x 2,5 metros (5 m2), y un metro de profundidad. En el fondo tiene un caño de PVC perforado que recibe los lixiviados o líquidos que se infiltran. Después vienen varias capas de piedra de distintos tamaños y en la superficie una capa de arena plantada con plantas acuáticas emergentes, juncos o totoras”.

La investigadora cuenta que se recomienda utilizar plantas nativas, adaptadas a las condiciones del lugar. “Una vez colocadas las plantas —explica— se riegan con lodos diluidos. Después de aproximadamente un mes de adaptación y estabilización, se puede comenzar el ensayo, que consiste en volcar lodos provenientes de los camiones atmosféricos en la parte superficial de cada lecho y, mediante análisis químicos y microbilógicos, evaluar cuánto mejora la calidad de los lixiviados”.

La tecnología de humedales artificiales se comenzó a utilizar entre los años setenta y ochenta en Estados Unidos y Europa para el tratamiento de aguas residuales. En Latinoamérica, en general y en nuestro país en particular, es una tecnología poco utilizada, a pesar de la extensión y disponibilidad de terreno con la que disponemos en la mayor parte de nuestro territorio. Lo novedoso e innovador en este proyecto es implementar y adaptar esta tecnología a las problemáticas locales, considerando su alta relación costo-beneficio económico, ya que no requiere insumos ni energía, tiene alta eficiencia y se integra bien al paisaje rural.

“Estos ensayos  van a permitir obtener los criterios de construcción y manejo del humedal artificial a escala real a construir en el futuro, es decir, que vamos a conocer qué dimensiones debe tener, la tasa de carga óptima, la eficiencia de saneamiento que se puede obtener con esta tecnología”, especifica Schiaffino, líder del proyecto.

 

El reto del tratamiento de las aguas contaminadas

Los humedales conforman un tipo de ecosistemas únicos, donde el medio acuático y el terrestre se funden y dan lugar a un sinfín de procesos biogeoquímicos. Para aprovechar las capacidades de estos ecosistemas naturales, desde hace décadas se construyen humedales artificiales (constructed wetlands, en inglés) con el fin de depurar aguas residuales urbanas e industriales.

“La falta de tratamiento de las aguas residuales domésticas es un problema que atraviesa a la Argentina y a toda Latinoamérica, y afecta no sólo a las poblaciones rurales sino también a la periferia de las grandes ciudades. La idea con este tipo de proyectos es reducir la contaminación de suelos, aguas subterráneas y superficiales. Son desechos que generamos nosotros, así que tenemos que ser conscientes de ello y buscar soluciones apropiadas”, enfatiza Schiaffino.

 

Un proyecto colaborativo

Parte del equipo multidisciplinario, integrado por funcionarios, investigadores, profesionales, y ciudadanos de la comunidad.

 

Para llevar a cabo este proyecto se formó un equipo multidisciplinario, integrado por funcionarios, investigadores, profesionales, y ciudadanos de la comunidad local. Cuenta con el apoyo logístico y colaboración de Perla Casella y Cecilia Laffaye, integrantes del área de Medio Ambiente, y de Franco Castellazzi de Obras Sanitarias de la Municipalidad de Junín, de Matilde Calaza delegada Municipal de Morse y su Cooperativa (Micaela Arias, Gerardo Potavez, Samuel Garbarini y Jorge Ciraulo) para la ejecución, cuidado y mantenimiento del ensayo piloto. El asesoramiento del doctor Alejandro Mariñeralera (Investigador CIC, Profesor de postgrado UNLP) especialista en humedales artificiales que participa en la planificación y construcción del humedal artificial piloto, su funcionamiento, mantenimiento y eficiencia. También colaboran Guillermina Nuozzi, Mara Sagua, Pía Quiroga, Fabián Correa y Antonella Viale, integrantes del Laboratorio de Limnología del CITNOBA (UNNOBA-UNSAdA-CONICET) para la realización de los análisis físicos, químicos y microbiológicos necesarios.

El viernes 28 de abril, en el Centro Cívico de Morse, se realizó el primer taller bajo el título “Posibles soluciones al tratamiento de desechos cloacales”. Fue abierto a la comunidad. Los responsables informaron acerca del proyecto e intercambiaron opiniones con el público.