“La gestión permite hacer universidad todos los días”
Por Lorena Berro
Este artículo da continuidad a una serie que traza una semblanza de las y los responsables de las unidades académicas de la UNNOBA en el inicio de un nuevo período de gestión.
Pablo Germán Petraglia es el director de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas de la UNNOBA. Su segundo período, a cargo de esta unidad académica, se inició en el mes de febrero de 2023, tras haber resultado electo por unanimidad. Tiene 49 años, es abogado y cuenta con una nutrida trayectoria por cuanto a la par de su ejercicio profesional tiene participación en la vida pública a través de la política y la gestión universitaria.
Nació circunstancialmente en la ciudad de Buenos Aires, porque sus padres estudiaban allí, pero es integrante de una familia con raíces en Junín. “Mis papás, José y Silvia se habían ido a estudiar a Buenos Aires y trabajaban allí, pero cuando yo era muy chico regresaron a Junín, donde crecí. Somos cuatro hermanos, siendo yo el mayor, luego Martín, María Silvia y Estefanía y siempre fuimos muy unidos”, menciona en el comienzo de una entrevista que le propone trazar su biografía personal, asociada a sus orígenes, a la elección de su profesión y al desarrollo de una vida profesional que encontró en la vida universitaria un pilar.
Curioso de la historia y respetuoso de sus raíces familiares, cuenta con orgullo juninense que “el primer Petraglia que llegó a Junín lo hizo aproximadamente en 1880 y los primeros de la familia de mi mamá, en 1892. Tanto mi madre como mi padre pertenecieron a familias muy arraigadas en la comunidad”. Cuenta que su mamá trabajaba en la Municipalidad de Buenos Aires y su papá tenía un cargo como jefe de la División Contable en Pami Central. “Cuando regresaron a Junín, primero lo hizo ella en 1976; él siguió trabajando en Capital y venía los fines de semana, hasta que en el año 1980 finalmente le otorgaron el pase y volvimos a estar todos juntos”.
Fue al Jardín de Infantes N° 907, y la primaria y secundaria en el Colegio Marianista que quedaba a unas cuadras de su casa y tenía doble escolaridad. Descubrió su pasión por el derecho estando en el secundario, cuando su vocación se debatía entre la diplomacia y las relaciones internacionales. “Me incliné por la abogacía y, a poco de transitar la carrera, descubrí que había elegido bien”, refiere. Y se confiesa un apasionado de las ciencias sociales. Le gusta la historia, la filosofía y la sociología y es un lector voraz.
Optó por irse a estudiar a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) porque reconoce que personalmente necesitaba vivir esa experiencia de cierto desarraigo. Allí consolidó algo más que su vocación. Comenzó a incursionar en la militancia a través de la Agrupación Franja Morada y más tarde fue consejero académico por el claustro estudiantil. “De ahí viene mi formación en la gestión universitaria”, destaca y valora las experiencias vividas en ese momento de su vida. “Fui parte del grupo que recuperó el centro de estudiantes que estaba en manos de Nuevo Derecho”, menciona. Y abunda: “Nos tocó vivir las luchas en contra de la ley de educación superior, la reforma del estatuto de la Universidad con manifestaciones y hechos de violencia. Yo estaba en la Facultad en mayo de 1997 cuando la Policía reprimió. No se puede comparar con otras luchas históricas, pero son las que a mi generación le tocó vivir”.
“También tuve la posibilidad de realizar un intercambio estudiantil. Estuve en la Universidad de Ottawa, Canadá. Conocer otra realidad fue fundamental en mi formación. Esto quedo muy marcado en mí y aliento a las y los estudiantes a que participen en los programas de movilidad”, agrega Petraglia.
Siendo estudiante universitario comenzó a trabajar en el IPS, a través de una pasantía rentada. Y tuvo experiencia docente como ayudante alumno de manera informal en la cátedra de Derecho Político del doctor Juan Carlos Rubinstein. “También recibí el ofrecimiento de la doctora María Clelia Rosenstock para ser ayudante en la cátedra de Derecho Penal, pero no lo acepté porque se me superponían los horarios”.
Ya con su título de abogado, obtuvo una beca de la Fundación Universitaria del Río de la Plata que le dio la posibilidad de viajar a Austin y a Washington, donde tuvo una experiencia de aprendizaje sumamente rica. En 1998, regresó a Junín donde comenzó a trabajar en un estudio jurídico.
En paralelo siempre participó en política y con un grupo que acompañaba al intendente Abel Miguel asumió un rol activo en la Juventud Radical y luego en el Comité “Hipólito Yrigoyen” del que fue presidente.
La docencia
Cuando se produjo una vacante en el Colegio Marianista comenzó a dar clases de Derecho Usual y Práctica Forense, Derecho Administrativo e Instrucción Cívica para estudiantes de cuarto y quinto año. Tras hacer la capacitación docente, tomó algunas horas en el terciario, en el Instituto N° 129 en el profesorado de Historia y Geografía. Hoy es docente de la UNNOBA y considera que la docencia es una actividad que permite formar no solo profesionales sino ciudadanos comprometidos con la sociedad de la que forman parte.
Fruto de su vinculación política y de su compromiso con la educación, la creación de la UNNOBA lo encontró colaborando con el Centro Universitario Regional Junín. Recuerda el nacimiento de la Universidad como un hecho trascendente que iba a ampliar las posibilidades de educación superior no solo en Junín sino en la región.
“El funcionamiento del Centro Universitario tenía algunas dificultades, no siempre había certezas en torno a su sostenimiento. La Universidad llegaba para dar un marco de previsibilidad. El tener un presupuesto asignado ya cambiaba el contexto y además posibilitaba no solo el dictar carreras, sino promover actividades de investigación y extensión y todo lo que significa ser una universidad”, señala Petraglia.
Se sumó a la vida de la UNNOBA desde los comienzos de la institución. Fue convocado para sumarse al primer equipo de profesores de la cátedra de Derecho Público que encabezaba el doctor Guillermo Tamarit. Más tarde, cuando ya estuvieron realizados los concursos y era profesor ordinario, encabezó la lista de profesores por el Departamento de Económicas y Jurídicas para constituir el primer Consejo Superior.
Cuando la Asamblea Universitario eligió a Guillermo Tamarit como rector, recibió la convocatoria para integrar el equipo de gestión. Aceptó el desafío y se transformó en secretario General de la UNNOBA. “El ofrecimiento me tomó por sorpresa. Pero acepté con entusiasmo, la UNNOBA está iniciando una nueva etapa, había terminado la etapa de normalización, había grandes objetivos por cumplir. Recuerdo que la Asamblea Universitaria se realizó el 15 de junio y al día siguiente nació mi hijo y a los dos días asumí mi cargo como funcionario de la Universidad”. En paralelo siguió siendo docente de Derecho Público y de Derecho Constitucional.
En lo personal se siente honrado de haber visto nacer a la Universidad pública en la región y de haber aportado desde su lugar a la construcción de la estructura funcional. “Cuando se creó la UNNOBA no existía la infraestructura que hoy tenemos. Vista la historia transcurridos estos primeros veinte años, es increíble lo que la institución ha crecido. Uno lo advierte por los inmuebles, pero la Universidad es mucho más que sus edificios, es una institución de prestigio que se ha construido con mucho trabajo y acompañamiento de la comunidad”.
“Cuando uno mira el camino transitado hasta aquí toma dimensión de las oportunidades que le dio la vida y siente el agradecimiento por haber podido estar en esos momentos fundantes. Sabemos que eso queda para la nostalgia, porque todo lo demás aún está por construir”, reflexiona, quien en otro momento de la vida institucional se desempeñó como secretario Legal y Técnico de la UNNOBA.
La gestión de la Escuela
En 2019 fue electo director de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas, tarea que asumió con compromiso entendiendo que “es la Unidad Académica más grande de la universidad en cuanto a la cantidad de alumnos y la más representativa en el volumen de graduados”.
“Conducir la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas es una gran responsabilidad. Poner la firma en cada diploma es un enorme compromiso porque acredita que alguien tiene la suficiencia de los conocimientos para ejercer su profesión”, resalta.
“La gestión de la Escuela da la posibilidad de hacer universidad todos los días. Es un punto neurálgico y un espacio icónico que se nutre de los docentes que dictan sus clases y reflexionan, de los alumnos que demandan y de la problemática y desafíos que plantea toda unidad académica”, describe.
La política en armoniosa convivencia
Además de la gestión universitaria, Pablo Petraglia es concejal de la ciudad de Junín —ya había cumplido dos mandatos durante los años 2005-2013 y había presidido el cuerpo cuando el Intendente era Mario Meoni— y en el presente cumple su tercer mandato hasta 2025. “La convivencia entre ambas actividades se ha dado con la honestidad intelectual que siempre me ha caracterizado. Cumplo los roles que debo cumplir en cada lugar”, afirma.
En la misma línea asegura que ha estado en cada lugar defendiendo las banderas que considera justas y reconoce que “muchas veces el exceso de academia conspira con un lenguaje más llano y eso me ha valido algunas críticas”.
“Pero he compatibilizado la academia y la política y no ser ni un ratón de biblioteca, ni tener solo los pies en el barro sin un sustento teórico”, resalta, en una consideración que lo define.
Entiende que la UNNOBA ha sido “una hija de la política” y considera que el gran aporte que la política está llamada a hacer en el presente del sistema universitario es el de contribuir al fortalecimiento de la autonomía para lograr calidad e inclusión. “La bandera de la autonomía es fundamental. La Universidad es el lugar donde construir conocimientos en contra del statu quo”, agrega.
Una familia que acompaña
Cuidadoso siempre de resguardar a los suyos de los avatares de la actividad pública, conformó su familia y la transformó en el pilar que sostiene todo lo demás. “Estoy casado con Lorena, que tiene un cargo de vicedirectora de un jardín de infantes de gestión estatal. Y soy papá de dos hijos: María Victoria (19) y Ramiro (15)”.
“Mi familia siempre me ha acompañado. Mis hijos nacieron con el papá siendo político y universitario así que me conocen haciendo de todo, congeniando tiempos y horarios para ejercer la paternidad del modo más pleno posible”, señala y se muestra orgulloso de esa construcción. Cuenta que su hija está estudiando abogacía en la UNNOBA y su hijo, está en el colegio secundario.
Un defensor de la educación
Cuando habla de la educación de sus hijos vuelve sobre su propia historia. Sabe que en la calidad de la educación está la clave del futuro. “Fui a una escuela confesional religiosa, pero tenía la característica de ser muy progresista. En mi colegio los derechos humanos se hablaban antes que en ningún otro, porque en el mismo salón en el que cursé cuarto grado, siete años antes habían secuestrado a uno de los hermanos marianistas. Era una escuela privada, pero en sexto grado, en 1985, teníamos educación sexual. Era un colegio al que íbamos hijos de ferroviarios, de médicos, de escribanos, repartidores, empleados públicos. El tránsito por esa escuela me dio una base de formación integral, pero además me regaló a mis amigos de la vida”, relata. Y prosigue: “Después la facultad me mostró otra cosa. En la primera clase que era de “Historia Constitucional” estaba en el último lugar colgado de una ventana. La Universidad me permitió conocer a gente de otras provincias, historias diferentes de vida. También me permitió viajar, formarme como profesional, pero también como ciudadano”.
“La educación es lo que brinda la oportunidad de hacer una vida, de encontrar puntos de contacto en las similitudes con otras personas, pero fundamentalmente crecer en las diferencias. El paso por la universidad pública me permitió formarme, escuchar a grandes profesores y me mostró que, si uno está atento y aprovecha las oportunidades, el camino se despeja. En la educación están las oportunidades, pero con el esfuerzo como consigna”, concluye.