“La salida de la OMS nos vuelve más vulnerables”

 

 

Por Lorena Berro

“Hace muchos años ya, el desarrollo de la vacuna Candid#1, contra la Fiebre Hemorrágica Argentina, fue posible gracias a un proyecto colaborativo internacional que involucró al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la Oficina Sanitaria Panamericana, el Ministerio de Salud de la Nación, el Instituto Maiztegui, que se creó a consecuencia de ese proyecto, y la Unidad de Enfermedades Infecciosas de la Oficina de Defensa de los Estados Unidos. Ese proceso fue un ejemplo claro de la importancia que tiene para un país integrar organismos que promueven la colaboración en materia de salud”. Con esta apreciación, la doctora Delia Enria, médica especialista en Salud Pública, planteó su posición respecto de la decisión del Gobierno nacional de salir de la OMS y expuso de manera tangible eventuales implicancias.

La exdirectora del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Doctor Julio Maiztegui” (INEVH) ha dedicado buena parte de su vida al estudio de enfermedades “huérfanas” o “desatendidas”, que son las que mayor impacto suelen tener frente a este tipo de medidas.

Hay enfermedades que denominamos ‘huérfanas’ u ‘olvidadas’, que requieren de trabajo colaborativo y compromiso de los Estados y organismos como la OMS porque están ligada a la defensa de los países. Yéndonos de la OMS, perdemos defensas”, advirtió.

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) es una institución que convoca a expertos de un conjunto de naciones para coordinar acciones sanitarias a escala global. La decisión del Gobierno nacional de abandonar su participación en este espacio, ha generado repercusiones en diversos ámbitos y despertado una serie de alertas, por cuanto esto podría afectar la posibilidad de acceder no solo a información estratégica, sino a programas específicos que se implementan desde la OMS”, sostuvo, aunque aclaró: “Personalmente aún no puedo determinar la real dimensión de esta medida que aplicará el gobierno, porque desconozco cómo la va a implementar, pero observo con cautela la salida de este foro internacional que, con todas las críticas que se le pueden hacer, ha sido muy importante para el país”.

Durante más de 25 años, Delia Enria fue directora de un Centro Colaborador de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) para Referencia e Investigación de Arbovirus y Fiebres Hemorrágicas Virales. Con el bagaje de esa experiencia, su voz aporta claridad sobre un tema que se ha instalado en la agenda pública solo por lo coyuntural. En este sentido, su mirada pone el foco en las posibles consecuencias sanitarias que podría acarrear la medida, que, a su criterio, “dejará a los argentinos más indefensos” frente a amenazas de salud globales.

Retirada de cualquier espacio de conducción que condicione su postura, su conocimiento de la dinámica de funcionamiento de la OMS y su saber, contribuyen por un lado a poder mensurar la importancia que tiene la pertenencia institucional de un país a un órgano de estas características; y por el otro, a sopesar los riesgos que conlleva el apartarse.

La OMS coordina programas internacionales de salud y la implementación de estrategias sanitarias.

—¿Qué consideración le merece la decisión del Gobierno nacional de apartar al país de la Organización Mundial de la Salud?

Creo que la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos vuelve más vulnerables en los temas de salud. Es una decisión que está tomada pensando en lo que se cree fue el manejo de la OMS durante la pandemia; una determinación basada en problemas financieros, en lo que se considera una falta de habilidad de la OMS para actuar frente a las influencias políticas; y en el hecho de no haber accedido a emprender reformas profundas. Algunos de estos argumentos pueden ser válidos, pero no justifican la salida de Argentina de la OMS.

—¿Qué representación tenía el país en el seno de la OMS?

Históricamente tenía la presencia de expertos, yo misma he sido una de ellas. Si se formaliza la decisión de abandonar la institución, el país ya no tendría esa representación. Si el país abandona la OMS, no habría ningún especialista argentino tomando parte de los paneles de expertos ni participando de las decisiones que se toman en el organismo.

—¿Cuál ha sido su rol en la OMS?

Durante más de 25 años fui directora de un Centro Colaborador de la OPS/OMS. Pero mi opinión no está influida por esa pertenencia, es una postura personal que asumo desde mi condición de médica, y que sustento en el conocimiento de lo que ser parte de la OMS le ha aportado al país. Integrar la OMS le ha dado a la Argentina la posibilidad de tener voz dentro de la institución, acceder a alertas tempranas y conocer diferentes estrategias de manejo de cuestiones sanitarias, además de influir en las decisiones que se toman.

—Habitualmente la gente lee estas cuestiones como decisiones políticas sin dimensionar cómo pueden impactar en la vida cotidiana. ¿Qué implicancias reales tiene la salida de la OMS?

Los espacios de representación institucional entiendo que se perderán. Y esto traerá consecuencias. Por dar solo un ejemplo, en este momento tendría que estar decidiéndose la composición de la vacuna de la influenza para este período, un tema en el que históricamente Argentina tuvo un peso muy fuerte. Hay que considerar que gracias a la OMS fue posible la erradicación de la viruela y el control de la poliomielitis. Y hay otro ejemplo que nos toca muy de cerca: el control de la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA). El desarrollo de la vacuna Candid #1 no hubiera sido posible sin el proyecto colaborativo internacional en el que la OMS/OPS desempeñó un rol clave.  Son múltiples las dimensiones en las que yéndonos de la Organización Mundial de la Salud quedamos más vulnerables.

—Volviendo sobre el ejemplo de la Fiebre Hemorrágica Argentina, ¿considera que el impacto mayor de esta determinación puede recaer sobre las enfermedades desatendidas?

Estimo que sí, porque las enfermedades que llamamos ‘olvidadas’ o ‘desatendidas’ cuentan con programas especiales dentro de la OMS. Pienso en el programa de control y erradicación de la lepra, en las enfermedades parasitarias y muchas otras que afectan a regiones del mundo remotas y que tienen impacto global. Las Fiebres Hemorrágicas Virales son enfermedades olvidadas que cuando ocurren generan brotes que ponen en jaque a los sistemas de salud pública. Frente a ellas, el papel de la OMS es vital para el estudio y la instrumentación de estrategias.

—¿Estar fuera de la OMS condiciona la posibilidad de tener acceso a esos programas específicos?

Si, en principio sí, porque uno no toma conocimiento. Sinceramente, aún no puedo valorar la dimensión exacta de lo que va a ocurrir. Sí estoy segura que nuestro país no se beneficia saliendo de la OMS, e incluso podría colaborar en las reformas que hace falta instrumentar hacia adentro de la institución.

—¿Qué tipo de reformas considera que deben tomarse en el seno de la OMS?

Las reformas son estructurales y van en coincidencia con varios de los argumentos que ha esgrimido el Gobierno argentino al anunciar su decisión. La OMS controla y coordina los programas globales de salud y las estrategias de control de enfermedades. En función de ese rol, tengo cierta inhibición para hablar en público del tenor que, entiendo, deben tener los cambios, pero la OMS sabe qué reformas tiene que hacer y sabe además que no es fácil llevarlas adelante.

 

—¿A su juicio, podría morigerar el impacto de las consecuencias el hecho de que el país sostenga su participación en la Organización Panamericana de la Salud?

Desconozco cómo se darán esos mecanismos de participación y si es posible mantenerse en un espacio prescindiendo del otro, son cuestiones que hacen más al derecho internacional. La OPS tiene su propia constitución y gobernanza, su propio presupuesto y desde 1948 es reconocida como la Oficina Regional de las Américas de la OMS. Recibe recursos técnicos y financieros de la OMS como las demás regiones, pero tiene sus propios mecanismos de funcionamiento, pero más allá de esto, antes de tomar cualquier determinación de salida, habría que sopesar las eventuales consecuencias. Algunas son tangibles como la disponibilidad de vacunas y el acceso a información de calidad.  Quizás la decisión del Gobierno aún pueda revertirse, personalmente, no lo sé.

—¿Tiene una mirada respecto de cuál pueden haber sido las razones que motivaron esta decisión del Gobierno nacional?

No. Los argumentos que se plantearon tienen que ver con el manejo de la pandemia. En cuanto a ello quiero hacer una aclaración: el grupo asesor de la OMS en infecciones, que fue quien emitió lineamientos para el manejo de la pandemia de COVID-19, no dijo nada de lo que se hizo en este país y en otros. Las recomendaciones fueron puramente sanitarias. De hecho, se puede acceder a esas publicaciones de manera pública. Personalmente opino que no se le puede atribuir a la OMS lo que cada país hizo durante la pandemia. Los expertos no toman decisiones políticas. No se puede responsabilizar a la Organización Mundial de la Salud de las medidas que tomó cada gobierno y que en muchos casos son cuestionables. La opinión de los expertos se redujo a recomendaciones de índole sanitaria. No es función de la OMS tomar decisiones que son soberanas de cada país.

—¿Entiende que la OMS sigue siendo una herramienta válida, atendiendo a lo que como experiencia dejó la emergencia sanitaria de Covid-19?

Mi función es hacer abogacía en favor de una institución que tiene defectos, pero no hay otra que pueda reemplazarla. No existe otro foro ni otro ámbito como el que ofrece la Organización Mundial de la Salud. A lo mejor deba cambiar y transformarse en una institución nueva. Eso no puedo decidirlo yo. Pero sé que nada se destruye, sin tener algo construido a la par. Y por el momento, no existe otro instrumento capaz de reemplazar a la OMS. No entiendo que ha pasado para que el Gobierno nacional tome esta decisión. Considero que en las democracias uno tiene que ser parte de estas instituciones, para poder influir en los cambios que pretende. Lo que se le critica a la OMS, quizás haya que verlo también en casa.

 

Diseño: Laura Caturla.