Buscan modos de controlar enfermedades del maíz a través de la genética

Un grupo de científicos de la UNNOBA trabaja en un proyecto de investigación orientado a lograr un modo de control de las enfermedades causadas por insectos conocidos como “chicharritas” que afectan el cultivo de maíz.

El modelo que emplean toma algunos ejes de los avances logrados por investigaciones desarrolladas en la Universidad para el estudio de las vinchucas. Esto sucede porque estudian insectos que tienen características similares en su comportamiento.

En el seno del Centro de Bioinvestigaciones de la UNNOBA (CeBio), la doctora Inés Catalano dirige el proyecto financiado por la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), en el marco del cual se estudian dos especies de “chicharritas”: Delphacodes kuscheli, vector del agente que causa el “Mal de Río Cuarto”; y Dalbulus maidis, que causa el achaparramiento del maíz. “Mientras el mal de Río Cuarto afecta la zona núcleo, el que es conocido como ‘achaparramiento’ se produce más hacia el norte del país. Con distinto alcance, toda el área maicera fue afectada en alguna u otra campaña por estas enfermedades”, afirmó Catalano.

Puntualmente, el equipo de investigación está abocado a estudiar distintos aspectos del vector que transmite el patógeno causal de estas enfermedades. Lo que buscan es determinar qué genes inciden en el desarrollo o supervivencia de estos insectos para tratar de encontrar un método de control que preserve el cultivo y no afecte su rendimiento.

El proyecto comenzó a ejecutarse en diciembre de 2016 y tiene dos años de plazo para el reporte de resultados. “Tenemos el transcriptoma secuenciado en todos los estadios y contamos con una colonia infectada que vamos manteniendo para poder trabajar en la búsqueda de genes de inmunidad”, precisó. Con ambas especies intentan lo mismo: descubrir genes que puedan servir para idear modos en que la planta misma pueda ejercer algún control sobre la plaga.

“En la actualidad el manejo de estas enfermedades se efectúa mediante el uso de insecticidas. Nuestra idea es contar con el conocimiento para desarrollar una planta que contenga genes que puedan tener la capacidad de inhibir otros del insecto para hacer que su vida no persista”, expresó.
Según Catalano, todo el conocimiento que se genere en este campo resultará novedoso porque “no hay estudios en chicharritas que sean tan específicos. No está estudiado el transcriptoma ni el genoma, así que cualquier gen que descubramos será un avance”.

La vicedirectora del CeBio remarcó que la pertinencia de la investigación está dada por el impacto que estos insectos y las enfermedades que transmiten tienen en el cultivo de maíz. Al respecto, valoró los aportes realizados por investigadores de la UNNOBA en el estudio de las vinchucas: “Esas investigaciones han sido la madre de este proyecto”.

En rigor, las “chicharritas” tienen un sistema bucal similar al de las vinchucas. “Las chicharritas y las vinchucas son del mismo orden de insectos, cuentan con el mismo aparato bucal y tienen un comportamiento similar. La única diferencia es que las vinchucas se alimentan de sangre humana y las chicharritas de ‘la sangre de la planta’”, explicó.

“Nuestra máxima aspiración sería lograr un método insecticida, brindar el conocimiento para el desarrollo de una planta que lleve consigo determinadas características que incidan en el desarrollo y supervivencia de estas plagas”, concluyó la directora del proyecto.


TRABAJO EN EQUIPO
El desarrollo de este proyecto supone la participación de profesionales de distintas disciplinas. Con anclaje en la genética, cada uno de ellos despliega una tarea en el marco de esta investigación.
•Victorio Palacio, desde la Bioinformática, está abocado al análisis del transcriptoma de las especies estudiadas.
•Lucía Dalaison, que está realizando su tesis final de grado de la Licenciatura en Genética, logró desarrollar todo el ciclo de vida de las chicharritas de manera artificial. También está abocada al estudio del desarrollo embrionario normal de los insectos.
•Hugo González es ingeniero agrónomo, tiene una beca doctoral de CONICET y se ocupa del mantenimiento de los insectos infectados en colonias. También tendrá la tarea de comparar el transcriptoma de sanos e infectados.
•Lucila Pérez tiene una beca CIN y está haciendo el trabajo final de grado de la Licenciatura en Genética. Se insertó en el proyecto para estudiar neuropéptidos en “chinches”, un insecto que afecta al cultivo de soja.
•Elías Gazza es licenciado en Genética, tiene una beca doctoral de CONICET y está poniendo a prueba técnicas de edición de genoma.
“Confluyen en el proyecto distintas disciplinas lo que supone un gran trabajo en equipo”, sostuvo Catalano.