Educar para la igualdad
Por Lorena Berro
Los hechos de violencia de género y las referencias a cómo las mujeres aún están en desigualdad de condiciones en relación a los hombres en el terreno profesional ganan protagonismo en la crónica diaria, imponiéndose para mostrar cómo a pesar de los avances en materia de normativa, la vulneración del derecho a la igualdad sigue reproduciéndose en la sociedad actual.
Desde la perspectiva de los derechos humanos, la doctora Mónica Pinto, exdecana de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), analizó la problemática en diálogo con El Universitario.
“Una democracia es más plena cuando los integrantes de la sociedad son más iguales”. Con esta apreciación se introdujo en la reflexión sobre las desigualdades que siguen reproduciéndose en relación a las mujeres. Aunque consideró que en Argentina se han mejorado las prácticas y están disponibles mecanismos para poder reclamar derechos y lograr asistencia, no es menos cierto que “aún falta seguir educando para la igualdad”.
“…hay una violencia hacia la mujer que está institucionalizada y se vuelve invisible”
La especialista en Género y Derechos Humanos planteó que “hay capítulos de educación que todavía están pendientes”. Y ejemplificó que a pesar de los avances logrados, sigue siendo difícil para las mujeres acceder a las posiciones de poder, algo que contribuye al establecimiento de relaciones desiguales. “Las mujeres que alcanzan puestos ejecutivos en empresas e instituciones son muchas menos que los hombres. Lo mismo ocurre con los puestos públicos”, advirtió.
En este contexto, apuntó que si bien Argentina tuvo una presidente mujer, “esto no agota la historia” porque “hay una enorme cantidad de lugares a los que las mujeres no llegan o lo hacen en condiciones desiguales”. Asimismo observó que a pesar del marco normativo hay una violencia hacia la mujer que está institucionalizada, se expresa en distintos ámbitos y muchas veces se vuelve invisible.
Para Pinto, “la problemática de la discriminación hacia la mujer es más una cuestión de educación que de normativa”. Sobre ello se explayó en la conferencia sobre Género y Derechos Humanos que brindó en la UNNOBA en el marco del Primer Congreso Multidisciplinario realizado en la ciudad de Junín.
“En muchos aspectos la escuela sigue reproduciendo modelos de desigualdad”
“Con las leyes que tenemos podemos contar. Se han reconocido capacidades y derechos. Sin embargo, sigue siendo difícil llegar a los lugares más altos y de decisión”, apuntó la docente de la Facultad de Derecho de la UBA.
Los tiempos biológicos
A juicio de la especialista, hay un calendario biológico que determina la vida de la mujer y esos tiempos no siempre se consideran al momento de plantear el diseño de las carreras y desarrollo profesional, tornando desigual el escenario femenino. Frente a ello, alertó que si el modelo que se sigue reproduciendo en los manuales de escuela y en los medios de comunicación, aunque con imágenes más modernas, es el de mamá cocinando y papá leyendo el diario, la desigualdad se perpetúa, haciendo más difícil la posibilidad de naturalizar que un papá use delantal para ocuparse de las tareas domésticas mientras la mamá trabaja.
Educar en sentido amplio
La exdecana centró su mirada en la educación al referir: “En muchos aspectos la escuela sigue reproduciendo modelos de desigualdad”.
Para ilustrar esta situación puso el ejemplo de los grupos de Whatsapp de los colegios que se identifican como de “mamis” y no de “papis”. “No digo que haya mala intención, ni que las escuelas estén pensando que tenemos que quedarnos en casa preparando la comida, pero por alguna razón no se involucra a los varones en las cuestiones escolares, cuando en realidad el rol del padre es tan importante como el de la madre en la crianza”, remarcó.
Atendiendo a que los niños y niñas aprenden del ejemplo de sus adultos de referencia, insistió en la necesidad de educar tempranamente para la igualdad de género y el respeto a la diversidad. “Si crecen en una casa donde la violencia es el pan de todos los días, van a reproducir esos modelos o se van a ir al otro extremo sin encontrar límites. Hay que educarlos en un sentido amplio”, dijo.
“La educación por la igualdad y por la no discriminación de la mujer empieza en casa y en la primera toma de contacto que un niño o una niña tiene con la escuela”, resaltó.
Con este señalamiento, apostó a un cambio cultural que habilite relaciones más igualitarias y se mostró esperanzada por el interés que las cuestiones de género despiertan en los jóvenes.
Desde su óptica “hay que trabajar para hacer operativas las normas en la vida cotidiana de las mujeres y eso requiere de un cambio cultural y educaciones distintas. Esto tienen que lograrlo las mujeres que están creciendo y los señores que van a acompañar estas chicas”, resaltó.
Feminismos y nuevas masculinidades
En su condición de haber sido la única decana mujer de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Pinto reconoció tener un enorme compromiso con la promoción de las cuestiones de género y se definió como “una igualitaria de la primera época, pero no una feminista de la primera época”.
“…hay que educar nuevas masculinidades”
En este sentido aclaró que se identifica con la posición de aquellas feministas que piensan un mundo “con hombres”.
“Considero que los movimientos feministas de los últimos tiempos lograron cosas importantes. El ‘Ni una menos’ es un ejemplo de esto, pero creo también que hay que educar nuevas masculinidades”, sostuvo.
Desde la perspectiva del respeto a un derecho humano fundamental como el derecho a la igualdad, opinó que a la democracia que consiguió la Argentina en el año 1983 “hay que darle una vuelta de tuerca para que sea más plena y para que las mujeres seamos más iguales de lo que lo somos hoy en día en relación a los hombres”.
Sobre la legalización del aborto
En otro tamo de la entrevista Mónica Pinto manifestó posiciones respecto de lo que fue el debate por la legalización del aborto. Valoró que el tema se haya instalado en la agenda pública nacional porque a raíz de eso “hoy la sociedad sabe de este tema más de lo que sabía antes”.
“Creo que hay que separar las convicciones religiosas (…) las creencias religiosas van por un lado y la disponibilidad legal, por el otro”
“Personalmente participé del debate y me manifesté en favor de la legalización y de la vida”, comentó y refirió que la aprobación hubiera colocado a las mujeres en una mejor posición relativa. “Creo que hay que separar las convicciones religiosas y valerse de casos como el de Italia donde queda en evidencia que las creencias religiosas van por un lado y la disponibilidad legal, por el otro”.
Por Lorena Berro