Chau efectivo

La reducción del uso de dinero en efectivo, junto con el incremento sostenido del empleo de transferencias y pagos electrónicos, configuran una tendencia cada vez más asentada en las economías más desarrolladas del mundo. En Argentina el proceso ha sido algo más lento pero se está consolidando paulatinamente.

En ese marco, la actual administración central apunta a profundizar ese camino a través de algunas medidas puntuales. El contador Marcelo Storani, secretario Académico de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas de la UNNOBA, puntualiza: “Se empezó a desarrollar un programa para que los contribuyentes paguen sus obligaciones tributarias y fiscales a través de los Volantes Electrónicos de Pago, normalmente denominados VEP”.

De esta manera, la Administración Federal de Ingresos Públicos apuesta a que las liquidaciones de algunos tributos se hagan a través de pagos electrónicos. Storani detalla que el organismo acepta seis formalidades: home banking, débito automático, débito en cuenta en el cajero automático, débito directo en una cuenta bancaria, pago telefónico con una tarjeta de crédito, y pago con tarjeta de débito en las entidades recaudadoras.

Asimismo, desde el Banco Central se desarrolló, a través del Banco Nación, el programa PIM, un monedero virtual mediante el cual se les paga a los beneficiarios del plan Progresar, mientras se piensa en extenderlo a otros programas sociales. “La idea del PIM es la de poder acreditar en el celular el pago de esta asignación y, de una manera muy simple, poder pagar bienes y servicios”, detalla el contador.

Beneficios

El pago electrónico y la eliminación o disminución del uso del dinero efectivo tiene consecuencias beneficiosas, que pasan por la seguridad y la rapidez. “Si te roban el celular, tenés a salvo tu cuenta porque se paga a través de una clave, mientras que si te roban el billete, lo perdiste”, ejemplifica Storani. Y agrega: “Hoy en día, en Capital Federal y otros lugares se ve cómo se paga el transporte con la SUBE, una tarjeta personalizada que, en caso de perderla, recupera el crédito que tenía cuando saca otro plástico”.

De acuerdo al docente de la UNNOBA, eliminar el uso de efectivo trae aparejado una disminución significativa de los costos logísticos: “En la actualidad trasladar dinero es muy caro. Si una empresa solicita a una entidad bancaria que le administre un sistema de recaudación de efectivo, los bancos le van a decir que no, o le van a cobrar muy caro. Se intenta manejar el dinero a través de transferencias, evitando el movimiento del físico”.

Sin retorno

Para Storani, esta tendencia es “un camino que no tiene retorno”. Y en tal sentido, agrega: “Antes nos costaba tomar la decisión de pagar un impuesto por internet. En la actualidad, evitamos hacer la fila y dedicamos ese tiempo a otra cosa. Lo podemos hacer desde nuestra casa, a cualquier hora sin esperar a que esté abierta la boca de cobranza”.

En ese escenario, resta “coordinar varias patas” para que este sistema termine de implementarse en el país. “No creo que sea algo rápido o de un día para el otro, pero cuando uno hace una mirada retrospectiva a cinco años atrás, ve cómo han cambiado nuestras costumbres en el tiempo. Yo creo que con esto ocurrirá algo similar”, concluye Storani.