El desafío de las redes sociales educativas
Las redes sociales responden a una lógica propia de las redes informáticas: permiten la conexión entre personas. Esa conectividad telemática permitió que paulatinamente, y gracias a herramientas gratuitas y masivas, se desarrollen vínculos humanos. El “boom” actual representado por el sitio Facebook no es un caso aislado y es sólo un momento en este desarrollo tecnológico.
Federico Nasso, investigador y docente de Informática en la UNNOBA, explicó que “las redes se van armando por gustos comunes, como por ejemplo las que están orientadas al trabajo, a los gustos por la fotografía, a los juegos, a lo que sea posible imaginar”. ¿Y por qué sería deseable que esta lógica comunicacional se traslade a lo educativo? Para el docente, la creación de redes sociales “favorece la educación porque potencia el conocimiento al permitir que se comparta con otros”.
Ideas como “compartir información” o “construir conocimiento de modo colectivo y en red” son constitutivas a la era que abre Internet. Se habilitan de este modo otras perspectivas a la clásica mirada del conocimiento en soledad, y así cobra valor y más peso la fecundidad del entorno social.
Un espacio virtual
Federico Nasso integró un equipo de docentes y estudiantes de la UNNOBA que investigaron el funcionamiento de las redes sociales aplicadas a la educación durante el año 2012. Los resultados de sus trabajos fueron presentados en tres artículos académicos en congresos de investigadores.
Según el docente, este tipo de herramientas refuerzan todas las actividades de tipo no presencial que pueda proponer la universidad. “En una red social educativa no solamente importa la herramienta sino que lo central es la metodología de enseñanza, porque el estudiante es el centro de atención y utiliza todas las herramientas para colaborar con otros. El profesor guía todo el proceso de circulación y elaboración de la información”, afirmó.
Nasso explicó que resultan muy interesantes herramientas como Mahara ya que permiten su integración con las aulas virtuales. De esta manera se le podría dar un “plus social” al Moodle, que es el programa utilizado para manejar los contenidos en cada materia de manera virtual. “Consideramos que a Moodle le está faltando esa parte social donde los estudiantes pueden compartir, colaborar, comunicar, coordinar información, tareas o actividades junto a otros”, opinó.
“Se podría fomentar redes sociales educativas por materias, o podría ser por áreas para toda la comunidad universitaria a partir de encontrar temas académicos o de interés general como pueden ser los deportes. La división no es tan clara porque como el centro de atención son los usuarios de la red, es decir los estudiantes, son ellos mismos quienes dan gran parte de esta definición a partir de sus elecciones”, detalló Nasso.
Usos y riesgos de la conectividad
¿Pueden las redes sociales virtuales ir en detrimento de los vínculos sociales tradicionales? La preocupación por este tipo de problemas comienza a ser extendida en la actualidad. “Hoy no podés estar ajeno a la realidad de lo virtual, muchas cosas pasan ahí, pero no puede funcionar como un reemplazo de prácticas como salir con amigos o hacer un deporte”, opinó Nasso.
Con la aparición de las redes sociales en la web, como Myspace, Twitter, Facebook o Google Plus, cayó en picada el uso de una herramienta fundacional de Internet: el correo electrónico. Incluso la mensajería instanténea (MSN, ICQ, entre otros) se deja de usar porque los usuarios utilizan el chat que les ofrece la red social. Nasso explica que “Facebook no fue el primer proyecto, pero sí fue el primero en tener un éxito masivo mundial. Atrás de Facebook hubo una cantidad de diferentes intentos”.
Y por supuesto que la competencia en este terreno es implacable, como lo demuestra la aparición reciente de Google Plus que pretende hacer sombra a la hegemonía de Facebook. Los usuarios se van sumando a distintas redes, cada una con comunidades y fines específicos, entre ellas las que pueden conformar un espacio educativo.
Respecto de la participación de los estudiantes se plantea un interrogante: ¿acoplar la red social a una plataforma académica no termina inhibiendo la parte más espontánea de este tipo de vínculos virtuales? Para Nasso, “hay que ver cuál es la propuesta que se les hace a los estudiantes. La red social no es una bala de plata para atacar todos los problemas. Por eso en este tipo de desarrollos educativos conviene ir despacio, haciendo pruebas y estudios”.