El potencial del sauce
Por Ana Sagastume
Investigadores de la UNNOBA estudian la madera de sauce como material para la construcción, ya que el crecimiento de este árbol, que es pariente cercano del álamo, posee ciertas ventajas entre las que se destacan su rápido y fácil modo de crecimiento.
Ana Clara Cobas es doctora en Ciencias Forestales y dirige el proyecto desde el Laboratorio de Ensayos de Materiales y Estructuras de la UNNOBA, ubicado en Sarmiento 1169, ciudad de Junín. “A partir de una rama, lo que se llama una estaca, podés hacer un árbol nuevo. Esto implica que a los dos años tenés un nuevo ejemplar de tamaño considerable y a los quince lo podés estar cortando, frente a un roble o quebracho que tardan cuarenta años en crecer. Entonces es mucho más rápido el proceso”, comenta Cobas. Esta forma de reproducción (por estaca) se denomina clonación, a diferencia de la que tiene lugar a partir del cruzamiento sexual.
El proceso de clonación, a la vez, permite reproducir las características genéticas del árbol original. Sin embargo, el árbol podrá sufrir variaciones de acuerdo al ambiente. “Sus propiedades van a variar dependiendo del lugar donde esté. Además, dentro del mismo árbol tenés variaciones de las propiedades que van desde la base al ápice, y desde la médula hacia la corteza”, plantea.
Si esas variaciones en la calidad de madera fueran muy grandes, el material podría presentar dificultades para su uso industrial. Por eso, uno de los objetivos del proyecto es estudiar la significancia de esas variaciones. Cobas puntualiza: “Nos interesa conocer cuán importantes son esas variaciones, si resultan significativas y si las propiedades de resistencia mecánica permitiría su uso en construcción”.
La docente e investigadora aclara que, como el material de un árbol es de origen biológico, nunca es homogéneo: “No se produce de la misma forma que el acero y el hormigón. Podés elegir la especie, el clon, pero luego va a variar el material de acuerdo al lugar donde esté plantado (calidad de sitio), la cuestión genética y la interacción entre ambos factores. La idea es estudiarlo bien para saber para qué puede servir”.
Construcción con madera
¿Por qué sería importante estudiar la madera de un árbol? Cobas señala: “En la actualidad, hay una tendencia a la construcción de viviendas sustentables, económicas, sociales, ya que el hormigón y los ladrillos generan contaminación ambiental, además de que su empleo en construcción resulta más caro”.
Sin embargo, en la decisión de construir con madera o con ladrillos, las personas tienen en cuenta no solamente factores ideológicos (apoyo a la ecología), o económicos (nivel de ingreso). También cobran peso las costumbres y las creencias de una sociedad. “Acá, en Argentina no es muy común el empleo de la madera en construcción, a diferencia de lo que sucede en otros países, como Estados Unidos”, plantea Cobas en relación al primero de los dos aspectos.
Respecto de las creencias, Cobas reconoce que la madera “tiene mala prensa en construcción”. Así fundamenta, entonces, la importancia de la investigación: “Construir en madera no tiene por qué implicar construir en mala calidad. Hay que desmitificar eso. Se puede construir en madera si se hacen las cosas bien. Y para hacer las cosas bien, primero hay que conocer”.
Además de la variación que presenta el sauce, el proyecto de investigación tiene previsto estudiar su durabilidad y resistencia: “El estudio podría determinar si es apto para construcción o en qué sector se podría utilizar. Por ejemplo, podría determinarse que es poco durable pero muy resistente, entonces en ese caso se podría usar en tirantes, previa preservación de la madera. O que es durable pero poco resistente, entonces se podrían usar para la fabricación de muebles”.
Los hallazgos hasta el momento determinaron que la madera del sauce es semidensa. “Encontramos que tiene una densidad media de 400 kilogramos/metros cúbicos. O sea, no está tan mal en cuanto a la densidad”, especifica Cobas. Y en relación a la variación de esa densidad informa: “De médula a corteza hallamos que hay una variación poco significativa. Pero sí encontramos una diferencia respecto de lo que es la base y los dos metros. Eso es bueno tenerlo en cuenta para clasificar la primer troza (de la base a los 2 metros de altura) como de mayor calidad, y la segunda troza (superior a los 2 metros) como de calidad inferior”.
El otro aspecto que estudian es la durabilidad. “Nos estaría faltando culminar los ensayos mecánicos”, aclara la ingeniera Forestal y añade: “Una cosa es estudiar la durabilidad natural de la madera, sin añadirle ningún producto. Y otra cosa es estudiar cuánto extienden esos productos la vida útil de la madera”.
Los principales enemigos de la salud de la madera son los hongos. Para atacarlos y así aumentar la durabilidad de la madera, existen distintas alternativas que no son tan amigables con el medioambiente. “Algunos postes, por ejemplo, pueden tener un producto de cromo-cobre-arsénico (CCA) en su interior que evita que la madera sea atacada. O biocidas, que son sustancias químicas que impiden la proliferación de organismos nocivos”. Sin embargo, aunque esos productos estén en el interior y, por tanto, no generen un daño inmediato, Cobas reflexiona que “la madera alguna disposición final tiene que tener”. “Por ejemplo, quemarse, y cuando eso sucede se liberan tóxicos al medioambiente. Lo mismo si los enterrás: la madera termina degradándose y se liberan”.
En coherencia con un proyecto que podrá tener como aplicación futura la construcción de viviendas sustentables, la investigadora defiende el uso de métodos alternativos para preservar la madera. Puntualmente, a partir de métodos químicos y térmicos se puede modificar la estructura interna de la madera, para que ella “no sea apetecible para los hongos e insectos”. “De esta manera, nos evitamos añadir productos como los biocidas que en Europa ya están prohibidos”, subraya. Debido a que cada especie particular de árbol reacciona de manera diferente frente a esos tratamientos, el proyecto de investigación también apunta a encontrar un modo alternativo para preservar la madera del sauce.
La investigadora espera poder determinar con exactitud, una vez que culminen todos los ensayos mecánicos, si la madera de sauce es útil para la construcción en estructuras. “Si logramos determinar que no sirve estructuralmente, podríamos establecer qué otras aplicaciones podría tener”, finaliza.
El proyecto de investigación dirigido por Ana Clara Cobas está integrado también por los ingenieros Miguel Tortoriello, María Victoria Doblari y Renso Cichero, y el técnico Luis Seewald. Participan además los siguientes alumnos: Lautaro Zorrilla, Paula Aragón, Jacqueline Gallo, Francisco Carboni. Por parte del Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica de la UNLP participan la doctora María Verónica Correa y el ingeniero Gustavo Veloso.
Infografías y diseño: Laura Caturla