El posgrado en la región, una realidad tangible

Por Lorena Berro

Este artículo forma parte de una serie de notas vinculadas a los 20 años de la UNNOBA. En esta ocasión se aborda la evolución del posgrado desde la voz de quienes han tenido responsabilidades de gestión.

La universidad cambia la vida de las comunidades en distintas dimensiones y el establecimiento de la UNNOBA en la región del noroeste bonaerense no fue la excepción. Al desafío de instalar su oferta académica de grado, durante los primeros años de vida institucional, se impuso la necesidad de crear el Instituto de Posgrado y, con esa decisión, propiciar el dictado de cursos y carreras que permitieran la continuidad de los estudios superiores y el acceso a alternativas de formación más allá del grado. Hasta entonces, los profesionales de una amplia zona debían viajar o incluso establecerse en grandes centros urbanos para acceder a una oferta de educación de posgrado de calidad. En algunos casos, referir en el exterior para alcanzar un doctorado.

Por la presencia de instituciones científicas de prestigio (como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA) había algunas experiencias que acercaban cursos y entrenamientos, pero solo en campos muy específicos del conocimiento. Transcurridos veinte años de la creación de la UNNOBA y trece del funcionamiento del Instituto de Posgrado, hoy la posibilidad de realizar cursos no estructurados o carreras de maestrías, especializaciones y doctorado es una realidad que muestra cómo aquel sueño colectivo de contar con una universidad pública, propicia desarrollos y condiciones que nutren a la comunidad y la hacen crecer de la mano del conocimiento, en una alianza virtuosa.

Una hoja de papel en blanco

María Rosa Depetris fue la primera directora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA y quien tuvo a su cargo la tarea fundante. “Fue como encontrarme frente a una hoja de papel en blanco que tenía que completarse con normativas y propuestas académicas que fuesen pertinentes y necesarias para la región”, refirió, recordando aquellos primeros pasos dados en 2009, cuando se creó el Instituto.

“Fue un enorme desafío no solo para mí, sino para la Universidad. En ese momento la formación de grado ya estaba consolidada y era necesario complementarla con el posgrado. Pero, además, era preciso instaurar una cultura del posgrado no sólo hacia los graduados de la UNNOBA, sino hacia aquellos profesionales residentes en la región y que provenían de otras universidades”, señaló Depetris.

En las instancias iniciales, conjuntamente con la Secretaría Académica de la Universidad, se elaboró la normativa de funcionamiento del Instituto y su correspondiente aprobación por parte del Consejo Superior. Cada Escuela realizó las propuestas de carreras, como así también de los cursos en distintas áreas del conocimiento.  La primera oferta académica comenzó en 2010 y tuvo en cuenta la demanda nacional, pero con especial atención a las necesidades de la región.

La organización y acreditación de las carreras fueron las tareas fundantes.

Depetris remarcó la acreditación de las especializaciones y maestrías por parte de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), como uno de los retos más importantes de esa instancia inicial. “Otro desafío fue poder contribuir a la actualización, capacitación y perfeccionamiento de los profesionales, como así también a la formación de recursos humanos a través de propuestas académicas dirigidas a esclarecer y profundizar los temas políticos, económicos y sociales contemporáneos, a través de una oferta seleccionada y de calidad”, sostuvo.

La primera directora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA consideró que, a trece años de su creación, la evolución y fortalecimiento del posgrado en la UNNOBA es “evidente” y mencionó el aumento sostenido de la matrícula y la consolidación de su oferta como fortalezas. “Esto se ha dado en un contexto en el que los posgrados en Argentina han tenido una gran expansión”, resaltó y con una mirada sobre el conjunto del sistema universitario, planteó: “Las universidades están llamadas a innovar en su quehacer de forma tal que su existencia responda a las necesidades y desafíos, de manera pertinente, oportuna y de calidad. Las áreas de posgrado deben liderar y acompañar procesos de cambio desde su propia gestión”.

En este sentido, valoró el trabajo desarrollado por la UNNOBA, por cuanto “responde a esas demandas y contiene, además, una adecuada capacidad de articulación con los sectores productivos”. Frente a una hoja que ya no está en blanco y, a título personal, María Rosa Depetris celebró el haber podido ser parte de la vida institucional de la UNNOBA: “Fue una de las experiencias más enriquecedoras por lo que significó el haber tenido la posibilidad de sentar las bases de un área que continuó creciendo y fortaleciéndose. Y por haber sido parte de una institución que no cesó en apostar al crecimiento”.

Consolidar el rumbo

Silvina Sansarricq sucedió a la primera directora del Instituto de Posgrado en 2015 y su gestión consolidó el rumbo trazado inicialmente. “El desafío se centró principalmente en la revisión del funcionamiento del área en relación a las normativas, los circuitos y también de la agenda propuesta”, señaló. En esta línea comentó que, como las carreras de posgrado requieren de la acreditación de la CONEAU, parte de la gestión se orientó a ordenar la información para las acreditaciones, de modo de “facilitar los procesos de evaluación de las carreras en lo referido a la descripción de la estructura de la Universidad”.

La exdirectora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA, remarcó que en la consolidación del posgrado resultó vital la articulación con empresas e instituciones radicadas en el territorio: “Las carreras de posgrado requieren de un cuerpo de profesores que tengan titulaciones equivalentes a las que se ofrecen y, en este aspecto, la presencia previa de instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Doctor Julio Maiztegui” (INEVH) y empresas privadas vinculadas a la agroindustria, como Rizobacter, fue generando una masa crítica integrada por profesionales de reconocida trayectoria y experiencia en docencia e investigación que constituyó una fortaleza para dar los primeros pasos en el posgrado”.

Silvina Sansarricq recordó que el primer posgrado de la UNNOBA fue la Especialización en Gestión de la Innovación y la Vinculación Tecnológica que se formuló en al marco del Programa de Formación de Gerentes y Vinculadores Tecnológicos del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. “La participación en el proyecto, el diseño y desarrollo de la especialización fue posible porque la UNNOBA contaba en su claustro con profesores que tenían el perfil requerido por la carrera. De hecho, el Consejo ad hoc estuvo integrado por un representante de Rizobacter”, comentó.

El primer posgrado de la UNNOBA fue la Especialización en Gestión de la Innovación y la Vinculación Tecnológica.

En el mismo sentido mencionó la creación de la Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis, gracias a la vinculación con el Instituto Maiztegui, y resaltó la radicación de profesores investigadores de otras disciplinas para la atención de áreas de vacancia, lo cual dio lugar a la creación de otras carreras para la formación de los primeros graduados de la UNNOBA, por ejemplo, la Maestría en Gestión del Diseño y la Innovación.

En coincidencia con la reflexión de María Rosa Depetris, Sansarricq, quien se desempeña actualmente como vicerrectora de la Universidad Nacional de San Antonio de Areco (UNSAdA), consideró que “en estos veinte años se ha hecho un gran trabajo”.

La Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis fue ejemplo de una alianza virtuosa.

“Las primeras estrategias estuvieron bien orientadas y el esfuerzo colectivo dio muy buenos resultados, dado que el posgrado ofrece carreras de especialización, maestrías y un doctorado, además del conjunto de cursos de posgrado no estructurados“, consideró.

Sansarricq destacó que “la UNNOBA tiene un acervo científico y tecnológico que se está consolidando progresivamente y cuenta con un núcleo de personas muy comprometidas con el desarrollo del posgrado”. “Creo que potenciar la articulación entre posgrado e investigación continúa siendo un desafío para seguir contribuyendo desde la Universidad al desarrollo del territorio”, opinó.

El presente

Adriana Andrés es la actual directora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA. Su mirada sobre la evolución que ha tenido el área es retrospectiva y auspiciosa. “Como todas las universidades nuevas, el posgrado comenzó de cero, con cursos no estructurados que ofrecieron una variada propuesta de formación continua para profesionales y esa fue la base para contar, luego, con carreras propias”.

“Sabíamos que había una demanda de nuestros propios docentes investigadores y de profesionales externos a la Universidad, y estuvimos muy atentos a esas necesidades para sentar las bases del Instituto. Desde aquel momento y hasta el presente, la evolución ha sido virtuosa y la oferta de posgrado de la UNNOBA creció en número de carreras y cursos, siempre con la premisa de la calidad”, expresó.

“Con el paso de los años, la sociedad científicotecnológica y el medio productivo fueron teniendo otras demandas y el posgrado tomó cada vez más importancia, porque hoy en las distintas áreas disciplinares resulta imprescindible tener una Maestría, Especialización o Doctorado. Eso empujó a fortalecer la oferta”, prosiguió.

 

Con el paso de los años la demanda de posgrado creció y la UNNOBA acompañó ese proceso con nuevas propuestas.

En sintonía con quienes la antecedieron en la gestión, Adriana Andrés destacó la vinculación estratégica de la Universidad con actores de su comunidad para la creación y consolidación de propuestas de posgrado. En ese sentido, recordó algunos hitos: “La relación con el INTA ayudó mucho a definir las prioridades en el área de Ciencias Agrarias. También el contacto con otras universidades fue vital para el desarrollo de algunas carreras, como la Maestría en Bioinformática y Biología de Sistemas, que se dicta con la Universidad Nacional de Quilmes. Para las ingenierías, en tanto, el vínculo con otras universidades fue central, lo mismo que el haber podido tomar la experiencia y el conocimiento que tenían nuestros docentes de las carreras de diseño para impulsar la Maestría en Gestión del Diseño y la Innovación”.

“De la mano de alianzas estratégicas también se construyó una especialización que fue muy importante, que luego pasó a ser Maestría, que fue la de Gestión de la Innovación y la Vinculación Tecnológica, un campo en el que había una importante demanda del sistema científico y tecnológico”, abundó.

La relación con otras universidades fue clave. Un ejemplo es la Maestría en Bioinformática y Biología de Sistemas. 

“Otros socios estratégicos fueron los municipios. La Maestría en Energías Renovables y su Gestión Sustentable, por ejemplo, surgió por demanda de los gobiernos locales, empresas e instituciones que necesitaban ofertarles a sus profesionales herramientas para la toma de decisiones”, puntualizó.

Con la misma impronta, la Maestría en Prevención y Control de las Zoonosis surgió gracias a la alianza con el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Doctor Julio Maiztegui” y el Hospital Muñiz. “En la figura de Delia Enría y Alfredo Seijo había un diagnóstico de cuál era la demanda que existía en la región y a nivel nacional en materia de zoonosis. Ellos pusieron toda su expertise, se acercaron a la Universidad y pudo armarse la carrera”, detalló.

“Nuestros socios han sido cruciales en la consolidación del posgrado. Así fueron creciendo nuestras carreras, fruto de la conjunción de vinculaciones estratégicas, de docentes propios que se fueron formando, de las potencialidades que teníamos en investigación y desarrollo, y de una escucha atenta de las necesidades, no solo de la región, sino del país”, sostuvo.

Convencida del cambio que generó la presencia de la UNNOBA, recordó que antes de su creación, para realizar una carrera de posgrado había que irse a Buenos Aires, Rosario o Córdoba e, incluso, al exterior, porque los doctorados no se obtenían en Argentina (recién en el año 1991 las universidades argentinas empezaron a acreditarlos).

“Previo a la UNNOBA, el posgrado como tal no estaba instalado en la región”, comentó y refirió, como antecedente, la Maestría en Mejoramiento Genético Vegetal que dictaba originalmente el INTA con la Universidad Nacional de Buenos Aires (en Castelar) y que luego comenzó a dictarse en la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino, a través de un convenio con la Universidad Nacional de Rosario. “Esa fue la génesis del posgrado. Luego, con la creación de la UNNOBA y la conformación del Instituto de Posgrado, la oferta creció de manera exponencial y se consolidó”, destacó.

La coronación del trabajo

La actual directora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA definió la creación del Doctorado en Mejoramiento Genético como “la coronación del trabajo realizado a lo largo de los años, no solo por el Instituto, sino por los docentes e investigadores que han desarrollado líneas muy valiosas. Porque sin investigación, no hay posgrado. El Doctorado representa la síntesis de vínculos virtuosos”.

El Doctorado en Mejoramiento Genético se creó en 2019 y la primera cohorte comenzó al año siguiente.

En relación a la posibilidad de contar con otros doctorados, observó un futuro prometedor, aunque reconoció que “estas carreras no se crean con tanta facilidad”. “En la medida que las maestrías crezcan, otros doctorados seguramente partirán de esas carreras. Del mismo modo, si los cuerpos de docentes investigadores crecen en líneas no exploradas, se podrán conformar nuevas propuestas”.

Las tres funcionarias que se desempeñaron en la gestión del Instituto de Posgrado de la UNNOBA coincidieron en resaltar el posicionamiento de la institución en el concierto de otras Universidades. “Entre las Universidades jóvenes estamos en los mejores lugares porque no es fácil, con tan pocos años, consolidar la oferta de posgrado”, planteó Adriana Andrés. Y continuó: “Las carreras no solo requieren acreditación, sino que son sometidas a procesos de revisión constantes que aseguran la calidad y señalan el camino en la generación del conocimiento presente y futuro”.

En el marco de los 20 años de la UNNOBA se realizó el primer acto de colación de posgrado.

Un futuro promisorio

En relación al futuro, la actual directora del Instituto destacó que “la hoja de ruta ya no está en blanco”. Hemos empezado a escribir una historia que nos trasciende y nos pone en un lugar de responsabilidad y compromiso. Estamos llamados a observar la demanda, diseñar propuestas pertinentes y de calidad y ofrecer respuestas, sabiendo que ellas serán las herramientas con las que nuestros estudiantes de posgrado enfrentarán el futuro”, sintetizó Adriana Andrés.

Muchos profesionales no se van, ya que eligen hacer su carrera de posgrado en la UNNOBA. Otros llegan a la región para formarse. Aquí investigan y generan conocimientos. Ese es el testimonio del valor de la universidad pública comprometida con su sociedad”, añadió.

Diseño: Laura Caturla