La salud desde una visión transdisciplinar
Por Ligia Nicolai
Para quienes recorremos la universidad a diario y luego dialogamos con amigos, familiares y parte de la sociedad de Junín, Pergamino y la región hay un enunciado que nunca falta: “Me dijeron que viene la carrera de medicina, ¿es verdad?”.
Esa pregunta, allá por 2015, había tomado fuerza, como otras tantas veces durante estos 20 años de vida de UNNOBA, cuando la sociedad escuchaba acerca de la creación de un nuevo espacio para la carrera de enfermería y afines. Nos referimos al Instituto Académico de Desarrollo Humano (IADH), una unidad académica para la formación disciplinar, interdisciplinar y profesional en áreas dedicadas a la producción del conocimiento y destinada a la promoción de la salud.
El mismo suceso llevó a que esa pregunta, ya casi en tono afirmativo, pasará a ser nuevamente una duda, hasta que —como innumerables veces— el rector Guillermo Tamarit negara su dictado explicando: “Nosotros consideramos que ya hay muy buenos lugares donde realizar esos estudios y Junín necesita la formación y capacitación de enfermeras y enfermeros. Además, en la actualidad, estamos frente a nuevos paradigmas, pensando la relación no solo desde el control biológico, sino desde los nuevos parámetros que nos plantea el siglo XXI”.
En este sentido, la formación del Instituto estuvo enfocada en trabajar sobre la problemática del bienestar, es decir, desde el entendimiento de la salud con una visión integral y transdisciplinar.
El Instituto Académico de Desarrollo Humano es la unidad académica de grado más joven de la UNNOBA, constituyéndose como tal en el 2015 y sumándose a las ya creadas Escuelas de Tecnología, de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales, y de Ciencias Económicas y Jurídicas.
Este instituto también se crea de cara a darle formalidad a carreras como la Licenciatura en Enfermería, que ya llevaba un recorrido fructífero en nuestra Universidad, y con la clara intención de jerarquizarla y posicionar a la UNNOBA como referente de su dictado a nivel regional. “La enfermería debe estar en el núcleo de nuestra Universidad”, resaltaba Tamarit en su discurso cuando presentaba formalmente este espacio.
En este sentido, Nélida “Beba” Yaryour cuenta que su desafío de siempre fue la educación formal de enfermería en Junín y región: “Desde su creación, en 1973, dirigí la segunda Escuela de Enfermería de la provincia de Buenos Aires que el Ministerio de Salud fundó en Junín. Posteriormente, gestioné y coordiné distintos convenios con universidades nacionales como la de Lanús, que es el primer antecedente de grado a nivel local, la de Quilmes y la UBA. Años más tarde, lo hice en nuestra Universidad para la creación de una propuesta propia”.
“Beba” fue la primera coordinadora de la carrera de Enfermería que se dicta en la UNNOBA, desde sus inicios hasta entrado el 2015, cuando se creó el IADH. “Siempre, y sobre todo en ese tiempo, trabajé mucho para la enseñanza formal de enfermería y por la autonomía profesional, convencida de que a mejores niveles de formación mayor es la calidad de los cuidados y mayor la independencia profesional. Hoy los profesionales de enfermería integran los equipos de salud, son un recurso humano fundamental e irremplazable, constituyen más del 50% de los trabajadores de la salud y, a través de sus cuidados, basados en conocimientos científicos y el desarrollo de diferentes competencias, logran ayudar y guiar a las personas y las comunidades a alcanzar mejores niveles de salud y bienestar”, sintetizó la excoordinadora.
Por su parte, Leandro Torsiglieri, primer director del IADH, expresó que en sus inicios el desafío más importante fue la puesta en funcionamiento de la unidad académica como tal: “Hasta ese momento la carrera de enfermería funcionaba con la coordinación de Beba y su administración estaba en otra Escuela (de Económicas y Jurídicas) y, por supuesto, era necesario darle otro marco a esa carrera y a las ofertas que vendrían después”.
“El gran desafío fue armar para luego trabajar de manera conjunta el equipo de trabajo. Un equipo formado por destacados profesionales como: María Mónica Lázzaro, Gabriel Erbiti, Tomás Szumilo, Marcos Jaureguizar y Cristina Curia”, recordó.
“Junto a Marita (Mónica Lázzaro) y al resto del equipo iniciamos lo que iba a ser el desarrollo del instituto, que además tenía como objetivo expandir la oferta académica, más allá de la carrera de enfermería, así como mejorarla para lograr una mayor cantidad de ingresantes, una tasa más alta de graduación, y que el recorrido de las y los alumnos fuera el mejor posible”, añadió.
Torsiglieri contó que se planteó modificar el plan de estudio y una serie de tareas para evaluar y diagnosticar dónde estaban las deficiencias y fortalezas: “Desde siempre el ingreso, el desgranamiento de los estudiantes, la deserción y la no graduación, fueron problemas que no sólo nos preocuparon sino que nos ocuparon”.
Para Torsiglieri, el trabajo en equipo fue el principal factor que posibilitó el crecimiento del Instituto y también la acreditación de enfermería, un paso fundamental para darle formalidad: “La acreditación nos sirvió para realizar las modificaciones y actualizaciones que ya con el equipo de gestión veníamos pensando. Aprovechamos para hacerlo según los estándares y las normas de acreditación”.
Durante esa primera gestión, en 2017, se inauguró un nuevo espacio para el funcionamiento del Laboratorio de Enfermería, con equipos que permitían la simulación de las prácticas y con varias unidades de aprendizaje relevantes para la formación de los futuros licenciados de esa carrera.
El exdirector contó que además se generaron otras ofertas académicas, como la Licenciatura en Educación Física y el segundo ciclo de la Licenciatura en Bioimágenes (el primer ciclo se había desarrollado previo a la creación del IADH).
También se sumaron dos ciclos de complementación curricular dirigidos a técnicos en enfermería, que quisieran obtener el título de grado universitario “Licenciatura en Enfermería”. Esto se concretó como una respuesta a la importante demanda local y regional.
Los desafíos constantes
La actual directora del IADH es María Mónica Lázzaro, quien además formó parte del equipo que previamente dirigía Torsiglieri. Ella asegura que el desafío de su gestión coincide en parte con la línea que siempre se trabajó: “Siempre apuntamos a mejorar la calidad educativa, a formar profesionales que la sociedad y el sistema de salud necesita, con sólidos conocimientos científicos, responsabilidad y compromiso ético, con capacidad para la toma de decisiones para adaptarse a las diferentes situaciones de salud y realidades sociales. También para que puedan participar en las políticas sanitarias y que entiendan la salud como un proceso social, dinámico, multidimensional, multifactorial que requiere un abordaje integral e intersectorial”.
En el año 2021 se inauguró el edificio propio del Instituto donde funcionan las salas administrativas de la Dirección, Secretaría Académica del IADH y el Laboratorio de Simulación de Enfermería, que consta de diferentes espacios: una cámara Gesell, dos aulas multipropósitos y una sala de Debriefing.
Durante 2022, ALEX se incorporó al Laboratorio de Simulación. Se trata de un simulador de comunicación, con apariencia de ser humano adulto. A través de un software interactúa con estudiantes en tiempo real actuando como si fuera un paciente.
ALEX simula funciones de habla y escucha, lo que promueve la comunicación terapéutica. Su tecnología logra establecer una conversación, entre el simulador y estudiantes, lo que enriquece el entrenamiento y desarrollo de habilidades para el cuidado de enfermería, generando experiencias valiosas.
La labor colaborativa con instituciones locales, educativas, de salud y empresas y con la sociedad en general, es también una línea en la que el Instituto continuó su desempeño reafirmando su compromiso a lo largo de todos estos años. “Hemos llevado adelante distintos proyectos de extensión donde trabajamos con los grupos más vulnerables. Además, otro gran desafío es la consolidación de la investigación”, añadió Lázzaro.
La investigación es una de las áreas sustantivas de cualquier universidad y fortalece todo el sistema educativo. “En la medida que el plantel docente mejore su calidad de formación, esto tendrá un impacto en la calidad de enseñanza y también en la investigación”, sostiene la actual directora del IADH.
En línea con las tareas que están llevado adelante, Lázzaro planteó: “Otro desafío es la acreditación, ya que estamos por iniciar nuestro segundo proceso de acreditación, lo que significa una importante responsabilidad y una gran apuesta, ya que al acreditar nuevamente la carrera tenemos que poder demostrar que hemos crecido y mejorado”.
Uno de los desafíos que el Instituto se plantea es mejorar la graduación de los estudiantes, ya que muchas alumnas y alumnos inician su primer trabajo antes de terminar la carrera, lo que trae como consecuencia una mayor deserción. En este sentido la actual secretaría Académica del Instituto, Graciela Giménez, contó que es una línea donde el trabajo es constante: “Recientemente hemos implementado el Seminario Integrador Final, en el marco del Programa de Estímulo a la Graduación. En este espacio las y los estudiantes planifican su tesis, a través del aprendizaje de los procesos de investigación (bibliográfica o de campo) de manera metódica y exhaustiva, reflexionando sobre un tópico de sus disciplinas, generando a la vez, un diagnóstico para futuras propuestas de intervención. Esta actividad es una estrategia más que nos permitirá mejorar la tasa de graduación”.
Al ser consultada por la vinculación con la comunidad de la región, Lázzaro explicó: “Es un espacio que inherentemente se vincula fuertemente con las personas, con la comunidad, con los grupos, y lo hace a través de diferentes proyectos, como pueden ser, por ejemplo, de extensión o de investigación, proporcionando servicios de asesoramientos o capacitaciones”.
“En esta línea destaco el trabajo hacia afuera que el IADH tuvo durante la pandemia y la necesidad de que la Universidad conozca cuáles son las necesidades reales del medio donde está inserta para poder responder. En ello veníamos trabajando y lo seguimos haciendo”, sostuvo Lázzaro.
La funcionaria recordó que el Instituto es la unidad académica más joven de la universidad, y que, desde su creación, para su consolidación y desarrollo, fue necesario que se integrara y trabajara colectivamente con todas las áreas de la Universidad, además de que generara vínculos y los mantenga activos con la sociedad y todas las instituciones. “De esta manera ha logrado el crecimiento y fortalecimiento de enfermería, una carrera prioritaria y estratégica a nivel local, regional y nacional y ha logrado también el desarrollo de las actividades de extensión y de investigación”, concluyó Lazzaro.
Haciendo carrera
La palabra de quienes transitan las aulas y que, indiscutiblemente, son la pieza fundamental de cualquier unidad académica de la Universidad, también fue consultada. Sus voces coinciden en pensar a la UNNOBA como la institución que les permitió formarse como profesionales e, incluso, iniciar la carrera docente.
“La UNNOBA me dio la posibilidad de estudiar y durante mis años como alumna pude incorporar aptitudes profesionales y valores que adquirí de cada profesora, las que influyeron en mi carrera tanto profesional como docente. Comencé como ayudante alumna en 2012 y hoy soy adjunta en muchas de las materias del área materno infantil, que es mi especialidad”, manifestó Luciana Molina, quien fue la primera graduada de la Licenciatura de Enfermería dictada por la UNNOBA.
Por su parte, Paula Chintio, licenciada en Enfermería y docente de la UNNOBA, también resaltó la importancia de la Universidad como formadora y destacó: “Si bien mi formación técnica no la hice aquí, sí cursé la Licenciatura en uno de los ciclos complementarios que se abrieron en esta Universidad y, de esa manera, me convertí en la primera universitaria de mi familia, lo que representó un logro no sólo para mí, sino para todo mi círculo”.
Todos los testimonios a los que accedió El Universitario, ya sea de autoridades, docentes como de estudiantes, fueron los que nos permitieron mirar hacia atrás y contar el recorrido de este espacio fundamental para UNNOBA, que este año alcanza su segunda década. En cada una de las palabras hemos visualizado cada logro, cada desafío y, por supuesto, cada problemática por la que el Instituto Académico de Desarrollo Humano, ha tenido que atravesar para ser en la actualidad una unidad académica con enormes proyectos y desafíos, capaz de formar estudiantes que se vinculen con las necesidades y problemáticas de la región.
En adelante, seguiremos recopilando la palabra de las y los protagonistas de las distintas Escuelas de la Universidad para relatar un poco más de esta historia de UNNOBA, que alcanza sus 20 años.