La tecnología como herramienta de progreso
Por Ligia Nicolai
Este 2022 no es un año más en la trayectoria de la UNNOBA, la que se construyó siempre con la idea de contribuir al desarrollo de la región y que caló hondo en toda la comunidad. Una Universidad que desde sus inicios concibió a la educación anclada en los pilares de la ciencia, la calidad y la inclusión como claves para el desarrollo de la región. Esto fue sentando las bases para lo realizado en estos 20 años. En definitiva, es esa educación la que ha permitido generar identidad colectiva, a través de una enseñanza que permita brindar igualdad de oportunidades.
En esta línea, sus unidades académicas forman una parte esencial de la constitución y del progreso de la UNNOBA y, entre ellas, la Escuela de Tecnología con su amplia oferta académica y su vinculación con el medio y la sociedad es evidencia fundamental.
Las voces protagonistas
Claudia Russo, doctora en Informática, aclaró que al momento de asumir como directora normalizadora (en 2009) había carreras que ya estaban en funcionamiento: “La tarea fue importante, debíamos trabajar en ese desarrollo de las carreras y lograr la primera cohorte de graduados”.
El crecimiento de esta Escuela, dentro de la incipiente UNNOBA, iba marcando sus pasos para contribuir al crecimiento y consolidación de la Escuela en particular y de la UNNOBA en general.
Quienes primero se graudaron lo hicieron en el año 2010 y fueron estudiantes de las carreras Licenciatura en Diseño de Indumentaria y Textil, Licenciatura en Diseño Gráfico, Licenciatura en Sistemas y Tecnicatura en Diseño Industrial. Al año siguiente, la región contaba también con nuevos ingenieros mecánicos e industriales. También técnicos en Desarrollo de Sistemas Informáticos y analistas de Sistemas.
Todas estas carreras representan para la comunidad un recurso humano indispensable para el desarrollo y crecimiento del territorio. Son propuestas estratégicas que permiten el progreso de la región y, mediante las cuales existe una vinculación constante entre la Universidad y la sociedad, tanto mientras las y los estudiantes se encuentran cursando como al momento de insertarse en el mundo laboral.
Russo, quien fue electa dos veces para la dirección de la Escuela de Tecnología, explicó que en la etapa de normalización previa (antes de que hubiera elecciones) había grandes retos para llevar adelante: “La normalización de la Escuela fue todo un desafío, es decir, la creación del consejo directivo y el trabajo constante para que las y los estudiantes ingresaran a cursar con nosotros y poder brindarles calidad educativa”.
Las metas y desafíos cada vez eran más. Luego del período de normalización, el fortalecimiento de las carreras y la inserción en la región pasaron a ser prioridades: “Era necesario que se conociera la oferta académica de nuestra Escuela y no sólo en los lugares donde la Universidad tenía sede, en eso también trabajamos fuertemente”.
Otra vez y, en línea con la mirada de la UNNOBA de aquellos años y que hoy sigue pisando fuerte, la Escuela de Tecnología y sus carreras eran una opción para el crecimiento de la región. Es así que diversos convenios con empresas de Junín, Pergamino y la región comenzaron a gestarse y, años más tarde, el desarrollo del Encuentro Escuela-Empresas (3E) permitió una extensa y dinámica comunicación con los actores involucrados.
Este encuentro (3E), cada vez que se realiza, trata temáticas como el desarrollo de la práctica profesional supervisada, la realización de proyectos y los cursos de actualización. También aborda la vinculación del medio con las asignaturas de las diversas carreras y pasantías. De esta manera, se genera un feedback entre estudiantes y el entorno en el que posteriormente van a llevar adelante su actividad laboral. Además, nutre esa importante relación de lo público y lo privado que el territorio y el mundo laboral requieren.
Russo recordó uno de los momentos más importantes de su gestión: la acreditación de todas las carreras de la Escuela de Tecnología. Esto implicó un enorme esfuerzo y refleja, en parte, el logro del objetivo por el que se trabajó durante todos esos años: asegurar la calidad de la oferta académica. También destacó la creación de la Red de Graduados, la realización de los Rally Latinoamericanos de Innovación y el primer TEC UNNOBA. Este último resultó ser una iniciativa con gran convocatoria y atractiva, lo que llevó a que la actividad se extendiera a todas las Escuelas y fuera organizado los años subsiguientes por la Secretaría Académica de la Universidad.
Actualmente, la Escuela de Tecnología también realiza el Congreso de Diseño como un espacio que permite enriquecer la formación. En 2022, se llevó adelante el “IV Congreso “Diseño como Proceso Innovador”, a través del cual las y los estudiantes generan espacios de intercambios y aprendizajes.
“La formación de docentes propios fue uno de los desafíos más importantes”, subrayó la exdirectora de la Escuela de Tecnología. Un ejemplo del trabajo llevado a cabo por la Escuela es el caso de Leonardo Esnaola, quien se graduó como licenciado en Sistemas en UNNOBA en el año 2012 y, actualmente, se desempeña como profesor Adjunto en el área Ingeniería de Software y Sistemas de Información: “Mi vocación docente empezó mucho antes de recibirme. Me formé en el sistema educativo público toda mi vida y soy un agradecido de las oportunidades que me brindó, por lo que a través de la docencia trato de retribuir esto a la sociedad”.
Por su parte, Mónica Sarobe, licenciada en Sistemas y actual secretaria Académica de la Escuela, manifestó que muchos fueron los objetivos, algunos cumplidos y otros en los cuales aún se trabaja. “Se realizaron actividades de articulación con los distintos niveles de la educación para despertar vocaciones científicas de manera temprana y también para fortalecer el ingreso de los estudiantes”, expresó.
A lo largo de estos años, también se organizaron talleres para fortalecer las prácticas profesionales estudiantiles. “El trabajo de vinculación con el medio es indispensable para una apropiada incorporación del estudiante al ámbito laboral“, subrayó Sarobe. También, para incentivar la participación de estudiantes en proyectos y convocatorias de movilidad, de investigación y de extensión. “Por supuesto, queda mucho por hacer, —añadió— desde continuar trabajando para mejorar la tasa de ingreso, permanencia y egreso de nuestros estudiantes hasta realizar las revisiones y cambios necesarios en nuestros planes de estudio que mantengan la calidad y, a la vez, se ajusten a las necesidades actuales, incorporando nuevas metodología y modalidades”.
Uno de los aspectos sustantivos de la Universidad es la investigación y, en este sentido, Oscar “Cacho” Spada, actual director de la Escuela de Tecnología, sostuvo que una de las metas centrales fue trabajar y consolidar los grupos de investigación: “Trabajamos en la incorporación de alumnos en los proyectos de investigación. Sobre todo faltaba generar estos espacios en las ingenierías. Entonces, brindamos apoyo para que sucediera y, de esta manera, se pudo llevar adelante un proyecto exclusivo de la Escuela que denominamos Jóvenes Investigadores.”
Al igual que su antecesora Russo, Spada explica la importancia de generar proyectos para la incorporación de ayudantes alumnos para todas las materias. “Eso nos permitió generar una base crítica a futuro de docentes que sean de nuestra Universidad”.
Quien preside en estos momentos esta unidad académica asumió en 2019. Por eso, buena parte de su gestión transcurrió en pandemia. Sin dudas, esta situación obligó a transformar los modos y las distintas estrategias de enseñanza. “La pandemia, que para la humanidad ha sido un desastre, para la tecnología implicó avanzar de manera acelerada. Por ejemplo, estamos atravesando un proceso de evaluación institucional y se realiza de manera virtual, salvo algún recorrido específico que se necesite hacer”.
Spada ejemplifica esta situación también con una hecho puntual: “Conseguimos un financiamiento del CONFEDI (Consejo Federal de Decanos de Ingeniería) mediante el que se llevó adelante un proyecto que se llama ‘remotización del laboratorio’. Esto implica que un alumno desde su casa, con solo apretar un botón, pone en marcha dos o tres máquinas”.
En relación a cómo fue la enseñanza durante la pandemia, cuando quienes estudiaban no podían acceder a la universidad de manera presencial, Spada recordó que la Universidad y la Escuela de Tecnología ya venían trabajando en plataformas virtuales. Consecuentemente, los esfuerzos se volcaron en acelerar ese proceso que ya se venía gestando, capacitando a docentes para que pudieran dictar sus clases de esa manera: “Hoy quienes estudian pueden elegir si quiere cursar de manera virtual algunas horas. Las carreras acreditadas permiten cursar hasta un 50 por ciento de la materia de manera virtual”.
También comentó que en la actualidad están trabajando fuertemente en la generación de asignaturas básicas transversales para las carreras de ingeniería, de manera conjunta con ECANA: “Esto nos va a permitir no tener tanta diversidad de profesores y, en segundo lugar, acortar la duración de las carreras, siempre preservando la calidad en cada una de las materias”.
En línea con lo expresado explicó que esta tarea podría aportar algunas soluciones a las deserciones de los estudiantes, las cuales muchas ocurren porque ingresan tempranamente al mercado laboral y las cargas horarias les resultan incompatibles.
“Hoy los horarios han cambiado, la pandemia aceleró todo lo que se venía gestando. Por lo que ahora hay que generar un cambio. Nosotros tenemos la ventaja que somos una Universidad pequeña, con una Escuela pequeña y que la tarea es más fácil relativamente, aunque, por supuesto, no es un tema sencillo”, profundiza Spada.
El actual director, se refirió a la importancia de la vinculación de la Escuela de Tecnología con la sociedad de Junín, Pergamino y región: “A través de las prácticas profesionales se realizan de manera constante convenios con empresas e instituciones. Por ejemplo, hemos realizado desarrollos de programas para el hospital de Pergamino y también relevamientos en las escuelas para la instalación de termos solares”.
Otro de los logros que Spada resaltó con orgullo es que varios de los equipos que se utilizan en los distintos laboratorios son producciones propias: “Hay algunas adquisiciones que hemos realizado, pero muchas otras son desarrollos nuestros”.
Entre ellos se pueden nombrar el biodigestor, el secador solar de alimentos, el parral de cañerías (un equipo que permite simular una estación de bombeo y analizar fenómenos indeseables que pueden causar daños y pérdidas materiales), el banco de neumática y el banco de refrigeración (este último, en proceso).