Práctica profesional: el desafío del mundo del trabajo

Por Marcelo Maggio

La estrategia de implementar Prácticas Profesionales Supervisadas (PPS) se extiende en el sistema educativo y son cada vez más las carreras que a nivel nacional deciden incorporar este modelo de finalización de la cursada de grado. Ante la demanda social por acercar teoría y práctica, el sistema universitario argentino fue desarrollando cambios en los planes de estudio que permitieron crecer en este sentido.

“Desde 2017 todas las universidades que dictan la carrera de Contador tienen la obligación de acreditar nuevos planes de estudio”, explica Marcelo Storani, secretario Académico de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas y docente de materias del área de Contabilidad. El procedimiento para las reformas, sea en esta carrera o en otras, incluye tanto a las universidades como a las instancias nacionales que dependen del Ministerio de Educación con el objetivo de “integrar conocimientos académicos con la realidad profesional”. “Las PPS son, además, un mecanismo de evaluación de la institución junto a la comunidad, porque aparecen empresas y organismos públicos que le brindan espacios al futuro graduado, son un estímulo y, además, estas prácticas permiten encontrar distancias, diferencias, problemas, entre la demanda social y la oferta académica”, sostiene el funcionario.

En agosto de este año comenzó la cursada del seminario en materia jurídico tributaria, a partir de un convenio con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), una práctica que les permite a los estudiantes de Abogacía y Contador cumplir con las 100 horas previstas, tanto en Junín como en Pergamino.

Storani detalla que se trata de un recorrido con teoría y práctica: “Se utiliza la plataforma de AFIP para el desarrollo de trabajos prácticos sobre cada uno de los impuestos que se estudian, con casos reales, quitando los datos sensibles. Luego el estudiante tiene que elegir un tema y desarrollarlo ante un jurado, así se recibe, esa es su última materia”.

El nuevo plan de estudio para la carrera de Contador data del año 2018 y contiene la obligatoriedad de culminar la carrera con 100 horas de práctica. Y en Abogacía ya estaba prevista esa práctica, que atravesó varias reformas. “Tenemos varias modalidades para cumplir esas horas. Una de ellas es la tradicional tesina, que consiste en la investigación de un tema —relata el docente—. Pero ahora también tenemos la interacción con las empresas y organismos mediante estas prácticas, que implican la firma de convenios con cada uno”. En particular, Storani destaca este convenio con AFIP porque la modalidad de seminario permite hacerlo de modo grupal, con una docena de estudiantes que practican todos juntos.

Además de ir abordando cada uno de los distintos tributos y temas (desde la relación entre sistema tributario y el los poderes del Estado hasta temas específicos como monotributo, relación de dependencia o cargas según el sector productivo) con docentes y funcionarios del organismo, luego los estudiantes realizan una visita guiada al organismo, donde se entrevistan con los responsables de cada sector, desde atención al público y revisión de recursos hasta la parte jurídica, de particular interés para estudiantes de Abogacía. Aunque hacen el seminario de manera separada, la Universidad mantiene una relación entre lo jurídico tributario y lo estrictamente contable tributario.

Derecho y economía

—¿Cómo funciona lo jurídico tributario? Es decir, ¿cómo es esta práctica para los abogados?

—En el organismo está la parte jurídica. Cuando uno tiene, como contribuyente, un proceso de fiscalización, puede impugnar o puede presentarse con una disconformidad ante el organismo. Existe un cuerpo de abogados de AFIP que analiza el pedido que hace el contribuyente. Lo admite o lo rechaza. Si se lo rechaza, el contribuyente tiene la posibilidad de ir a un tribunal fiscal, salir de la órbita de AFIP e ingresar a la esfera judicial, seguir así un proceso en un tribunal.

—Es decir que sólo abordan litigios y conflictos.

—Exactamente. AFIP tiene muchísimos abogados trabajando, casi la misma cantidad que contadores.

—¿Ese nivel de conflictividad es normal, es algo exclusivo de Argentina?

—El conflicto es permanente. En materia tributaria existen plazos y recursos. Son dos instancias distintas: lo administrativo y lo judicial. Y es algo normal, en todos los países existe. Muchas veces extender el conflicto permite no pagar, extender el tiempo, quizás conseguir una moratoria. O mantener la expectativa de un fallo a favor porque pudo existir algún error en el proceso de fiscalización por parte de los agentes.

—¿Cómo es la obligación de la práctica en la carrera de Abogacía?

—Es algo previsto en el plan de estudio. Y estas prácticas orientadas a la experiencia profesional equiparable nos permiten que el futuro egresado se adelante a la vida laboral, tenga contacto con el no sólo con el Poder Judicial, sino con una empresa o un organismo, como en este caso, para así mejorar la formación cuando finaliza su carrera. Pero también las prácticas tienen otra ventaja, por ejemplo para estudiantes de distintas localidades que terminaron la cursada y que pueden hacer estos trabajos en su lugar de origen. Entonces se vincula a la Universidad con los diversos distritos de la región.

Impacto académico y salida laboral

“Las PPS también nos han dado la satisfacción de poder vincular al estudiante con una primera salida laboral —indica con gusto el profesor Storani—, porque allí, en esa práctica, suelen encontrar su primer trabajo como premio a su desempeño”.

Claro que para realizar un trabajo en el marco de una PPS se tienen que dar una serie de acuerdos legales que no son improvisados. Es un trabajo que se da mediante la firma de un convenio específico entre un empresa/organismo, la universidad, el estudiante y los tutores, “porque se designa un tutor por el lado de la empresa y otro por el lado de la universidad”. Todo esto permite pactar “un plan de trabajo, donde figura qué es lo que tiene que realizar el estudiante en ese trayecto formativo durante el cumplimiento de las horas”.

Así se puede garantizar que se trata de una práctica formativa y no de una simple utilización de mano de obra gratuita, o un uso improductivo del tiempo estudiantil. Storani, como secretario Acedémico de la Escuela, tiene una visión amplia y estratégica del tema.

—Este tipo de cambios en la formación era algo que aparecía en los discursos públicos. Se pedía una formación que no estuviera tan apartada de la práctica, ¿usted lo ve así también?

—Claro. Cuando me recibí hace treinta años, también reclamábamos esto. Y por eso también buscamos que las carreras de grado se acorten, tener planes de estudio con menor carga horaria, que esa carrera esté más cerca de la práctica profesional del graduado; que brinde una formación generalista para luego seguir mediante el posgrado y la formación permanente enfocados en el área que más le interesa o que le brindó la oportunidad laboral, que muchas veces pueden ir de la mano.

—¿Estas reformas también impactan o se orientan en ampliar la base de estudiantes graduados?

—Entre otras cosas, se busca achicar la deserción y acortar el período de graduación. Los promedios de graduación pueden llegan al doble de lo estimado por el plan de estudio, y eso no es bueno, esa dilación, por eso buscamos acompañar a los estudiantes ya desde el inicio. Por ejemplo, en los primeros años de la carrera buscamos, sobre todo, que no se abandone haciendo seguimientos y ofreciendo más opciones de cursada a quienes tuvieron problemas.

—¿En estas carreras también son los primeros años los más críticos en términos de deserción?

—Sí, lamentablemente. En primer año la deserción puede llegar al cincuenta por ciento. Y se se dan muchas cosas como para poder analizar, desde que la base que un estudiante trae de la secundaria, que nunca alcanza, hasta el tema vocacional, porque cursando se pueden dar cuenta de que en realidad buscaban otra cosa. Ahí lo que tenemos que hacer es acompañar esos procesos de búsqueda.

Relación con AFIP, el rol del Estado y los impuestos

—¿Cómo es la génesis de esta práctica profesional en concreto, cómo llega la Universidad a articular con un organismo de la dimensión de AFIP?

—Desde hace más de diez años AFIP tenía un convenio con la universidad mediante el cual se dictaban seminarios de cultura tributaria. Eran cursos abiertos, no formaban parte de la currícula, y tenían como objetivo generar conciencia en el estudiante. Luego, hace unos seis años, aparece la idea de los “núcleos de asistencia fiscal” (NAF) y para eso participé en un programa de capacitación en la casa matriz de AFIP, dentro del Ministerio de Economía. Los NAF eran como “minioficinas” del organismo dentro de las universidades donde el estudiante trataba de atender y colaborar los ciudadanos. Pero este proyecto no prosperó por diversas cuestiones propias del organismo. A partir de estas experiencias pasadas, del buen vínculo que veníamos teniendo, y teniendo en cuenta que varios funcionarios de AFIP a nivel regional ya eran graduados UNNOBA, pensamos desde Junín armar este seminario, con características bien específicas. Desarrollamos un programa, lo presentamos a AFIP para que sea aprobado y lo vieron bien. Incluso lo tomaron como ejemplo de experiencia para replicar en otras agencias de AFIP para el resto del país.

—AFIP es un espacio para la práctica y la formación en un momento histórico en el cual el concepto de impuesto aparece en el foco de la crítica política, hasta lo impositivo en general. ¿Cómo podemos interpretar, en este marco, la formación impositiva, contable o jurídica?

—Nosotros tenemos que ser profesionales en la liquidación de los distintos tributos, independientemente de la política y más allá de nuestra crítica, o no, a la carga tributaria. Lo cierto es que cuando nos recibimos tenemos que saber liquidar los impuestos existentes. Entonces hay que tratar de trabajar de un modo profesional acatando cada normativa y cada procedimiento. Es más, en esa línea estamos intentando sumar a ARBA (ente responsable en la provincia de Buenos Aires) para ver también los impuestos provinciales y sumar también a los municipios para estudiar el tema tasas. Si el día de mañana hay una reforma que reemplaza impuestos, los elimina, o los reforma, tendremos que adecuar el seminario a los tributos vigentes. Tenemos que ser prácticos y objetivos para la labor del profesional del futuro, ya que tanto sus clientes como la sociedad toda dependen de que hagan bien su tarea.