Diseñar en un ambiente universitario

Por Marcelo Maggio

En la última Feria del Libro que se realizó en Junín una familia visitó el stand de la UNNOBA. Mientras el pequeño hijo se sentaba en el suelo para mirar los dibujos de Indiecito dormido, la madre mantenía la mirada atenta y aprovechaba para ojear Presente. Relatos de ex combatientes. Le gustaba la portada. Nada de esto vio el padre, que recorría con la cara pegada a las hojas, casi oliendo, cada una de las revistas científicas exhibidas. Le mostró un artículo al encargado del lugar y le preguntó algo. Cuando se fueron, habían comprado sólo un ejemplar, el que había pedido el hijo, pero dejaron la promesa de volver, más tranquilos, para mirar bien eso que ahí tenían y que no estaba en ningún otro lugar de la feria.

Esa escena, ese momento, abrió la inquietud por entrevistar al Centro de Edición y Diseño de la UNNOBA, que entre sus tareas tiene la de publicar esos libros y revistas y, también, la de tomar contacto con un público general en una feria. Un diálogo que pueda partir de esa experiencia editorial para preguntarnos por las incursiones, cada vez más exigentes, como las del mundo digital. Del libro en papel al libro electrónico, de la publicidad en un diario blanco y negro a una animación para Instagram, de pensar la identidad gráfica de una institución a la gigantografía de un edificio. Cambia la interfaz, ¿cómo se piensa desde el diseño?

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María de las Mercedes Filpe, directora del CEDI desde su creación (año 2005). Es, también, directora del Instituto de Diseño e Investigación (IDI) y docente de Diseño en la UNNOBA.

Un camino de veinte años

El Centro de Edición y Diseño de la UNNOBA (CEDI) fue creado en 2005. Desde aquel año, María de las Mercedes Filpe es quien dirige el espacio. Ella recuerda que entre las primeras necesidades de la Universidad estaba la de “generar identidad y un posicionamiento en el territorio, darse a conocer en la comunidad”. Para lograrlo, hicieron un desarrollo de marca “en una época en la que todavía se usaba mucho el papel y la imprenta”.

La UNNOBA llevaba casi tres años de vida y la necesidad de comunicar con una identidad visual se imponía como un requisito. “Hicimos varios cambios en el desarrollo de marca hasta llegar a la actual —rememora Filpe—. En aquella época aún no teníamos la tarea de edición como una demanda presente, pero de todos modos lo incorporamos en el nombre de nuestra área, porque era algo que sabíamos que iba a venir con el tiempo”. Una universidad que recién nacía no tenía una masa crítica de material para publicar, pero luego de los primeros años apareció esa demanda.

Cristian Rava es coordinador del CEDI y docente de Diseño en la UNNOBA. Respecto las tareas de edición, destaca: “Con el CEDI integramos desde el año 2012 la Red de Editoriales Universitarias (REUN), donde participan todas las universidades que tienen editorial”. En el marco de esta red, la UNNOBA fue seleccionada para colaborar en diversos proyectos. Rava destaca la asignación al CEDI para la tarea de la Colección Malvinas Argentinas: “Se trataba de producir el diseño de una colección completa, un material luego publicado por UNLP, UBA, UNC, entre otras. Como la REUN es una red colaborativa, nuestra tarea estuvo centrada en el diseño; éramos la única editorial con la totalidad de diseñadores en el equipo”.

Exterior del Salón de Usos Múltiples “Ministro Mario Meoni” UNNOBA, en momentos de la realización de la Feria del Libro 2024 de Junín.

El libro

Este año se realizó la Feria del Libro número veinte en Junín. Pergamino relanzó la feria en un nuevo espacio. En todos los casos el CEDI tuvo participación. Incluso los libros de la UNNOBA están presentes en los stands de todo el país gracias a la REUN. ¿Qué pasa cuando el público general toma contacto con una editorial universitaria?

Mercedes Filpe—Tratamos de tener una participación activa para todas las escalas de feria, sean la feria de Buenos Aires, Pergamino o Junín. Es importante estar en las ferias porque muchas veces va un público que no va a librerías, van las familias, y el libro puede hacer otro recorrido. La Feria del Libro de Buenos Aires es una de las más importantes de la región, por la que pasan miles de personas por día, con público escolar y general, y ahí hemos presentado muchos de nuestros libros y hasta nuestras revistas académicas. Lo primero que advertís en un espacio así son las ventas, porque libros como Indiecito dormido (Atahualpa Yupanqui, 2017) o Presente. Relatos de excombatientes (2012) se mueven y uno se pregunta los motivos. Pero eso creo que pasa con todos los libros, como si siempre estuviera esa media naranja que falta, ese destinatario objetivo para cada título.

Cristian Rava—La importancia de tener un stand en una feria también implica la visibilidad. Hay gente que puede conocer EUDEBA (la editorial de la Universidad de Buenos Aires), pero quizás desconocen que la UNNOBA tiene una editorial. Otros, en cambio, quienes ya nos conocen, pasan y preguntan “¿qué tienen ahora?”, o nos piden libros de otras editoriales universitarias. Creo que año tras año damos un pasito más hacia adelante en posicionar la editorial universitaria.

Stand del CEDI en la última Feria del Libro de Junín.

¿Cómo se piensa el contenido a publicar para la editorial, lo que se denomina la curaduría? ¿Hay convocatorias, concursos, pedidos de áreas de la universidad, iniciativas propias?

MF—Fuimos cambiando la dinámica a lo largo del tiempo. Al principio teníamos que salir a buscar a alguien que se anime a publicar. Buscamos dar un impulso con la revista Núcleos para abrir el campo a los investigadores, una revista abierta a todas las áreas que generó un panorama interesante. Después decidimos lanzar convocatorias, hasta llegar a la actualidad en que nos encontramos superados en la demanda, de modo que no estamos publicando todas propuestas que nos llegan. En parte nos estamos acotando a partir de la crisis de recursos que tiene la universidad. Hay costos de producción que van más allá de si un producto es digital o en papel. El recurso humano siempre tiene que estar y eso hay que tenerlo presente.

¿Un texto analógico y otro digital?

¿Cómo piensan el diseño de textos en una cultura que se va reconvirtiendo cada vez más al consumo de lo visual a partir de la digitalización? ¿Es necesario pensar los textos y la comunicación de otra manera?

MF—Nuestra formación disciplinar hace que pensemos a los textos como imagen, siempre fue así. Después esa imagen, que es un texto, puede ser estática, dinámica, tener distintos contrastes, jugar con ilustraciones o con cuadros. Pero siempre el bloque de texto es una imagen. El texto es comunicación más allá del signo letra. Para nosotros la letra es una forma que cumple una función dentro de un texto, pero también es una imagen. Esa imagen, depende del campo en el que juegue, se trabaja de una manera o de otra.

CR—Está el ejemplo de la revista Núcleos. Estamos acostumbrados a ver revistas de divulgación científica muy básicas en cuanto al diseño. Cuando llevamos el primer número de Núcleos a una reunión con otras universidades nos preguntaban si era una revista científica. Creemos que esta revista tiene un plus, que es el diseño.

Cristian Rava, coordinador del CEDI y docente de Diseño en la UNNOBA.

Más allá del usuario y sus demandas

¿Se encuentran con otras demandas sobre el diseño, nuevas exigencias? Tal vez el nuevo escenario de usuarios cada vez más participativos y que producen contenidos para las redes sociales genera nuevas miradas o sensibilidades.

MF—Ezio Manzini, que es el autor más prestigioso que tenemos en este momento a nivel internacional, publicó un libro titulado Cuando todos diseñan (2019). Ya el nombre lo dice: hoy cualquier persona genera contenido para su red social y para eso tuvo que saber qué imagen elegir, cómo la utiliza, experimentar; pero ese usuario sigue siendo un explorador. Está bien que convivan las publicaciones domésticas con las profesionales en las redes, es como cuando alguien va a un taller de plástica y pinta, ¿eso te convierte en Picasso? No, pero está muy bien. Entonces aunque cambien los escenarios y los soportes, sigue sin cambiar lo sustancial. Cuando todos diseñan es eso, todos pueden escribir poesía también, es algo que fluye. Es más, es interesante que un usuario de redes pueda desarrollar su sensibilidad, su estética, encontrar lo que le gusta, es como una nueva puerta que se está abriendo.

CR—Las redes sociales como Instagram mejoraron mucho a sus usuarios en relación a la calidad de imágenes a utilizar. Ese es un aspecto. Por otro lado, los encasilló y todos empezaron a publicar lo mismo, con el mismo patrón. Que todos se acostumbren a hacer lo mismo es un problema, se copia un modelo y falta lo disruptivo. Creo que en esa labor estamos los que venimos del diseño. Y en el caso de Canva o las plataformas de inteligencia artificial también se maneja lo estandarizado, ¿dónde está el contexto? No lo hay, es un vacío, pura repetición de patrones.

Mercedes Filpe en la presentación de la revista DIS, una publicación impulsada por el Instituto de Diseño e Investigación (IDI) de la UNNOBA.

Sin embargo, incluso teniendo en cuenta estos problemas, ¿no podemos pensar que estos usuarios podrían ser más exigentes?

MF—Claro, se va desarrollado una sensibilidad estética que puede ver sobre todo en el armado y en las producciones que estos usuarios hacen visibles. Por eso la nuestra es una profesión en la que todos opinan, todos saben y son “expertos”, pero esos condicionamientos desde la demanda siempre los tuvimos.

¿Cómo resuelven la convivencia de las nuevas demandas digitales con las tradicionales, denominadas “analógicas” o materiales?

MF—Nosotros siempre partimos de defender la idea de sistema, la unidad en la diferencia. Para nosotros es lo mismo tener que amalgamar diferentes colecciones de libros, una señalética de un edificio o publicaciones para una red social. Partimos del concepto de la sistematicidad orgánica de una marca, que después se va ampliando a una base enorme de un sistema marcario que funciona tanto en digital como en analógico. Por supuesto que hay demandas particularmente analógicas, como una gigantografía para un edificio, donde juegan otras variables que no aparecen en un posteo, como el volumen, el peso, las sombras, el sol. Pero desde el diseño todo esto convive siempre: hay que saber generar algo analógico a veinte metros de altura contemplando la separación con la pared y la seguridad personal, hasta una tarjeta de fin de año que circula por WhatsApp.

Sala del Consejo Superior de la UNNOBA, Sede Pergamino. Homenaje al presidente Arturo Umberto Illia.

Libro electrónico

Ustedes están incorporando cada vez más publicaciones digitales en formato de libro electrónico. ¿Cómo se define un libro electrónico?

CR—La primer respuesta sería por la negativa: no es un PDF. Cuando vos mandás a imprimir un libro mandás un archivo PDF, sí, pero ese archivo tiene una cantidad de características para que la imprenta lo pueda transformar en un formato analógico. Si vos publicás en digital cambian esas características, aunque el soporte pueda ser el mismo. En digital hay variables como el reconocimiento de las tipografías, la compatibilidad con los dispositivos, la luminosidad del fondo respecto del texto. Por ejemplo, están quienes prefieren leer desde una pantalla de computadora, también quienes eligen dispositivos específicos, como el ebook-reader, o quienes leen con pantalla negra y tipografía blanca, o quienes leen online. Por lo tanto, el mundo del diseño digital tiene cada vez más aristas que evaluar y nuestro desafío es pasar ese documento de texto que nos llega, ese original, hacia algo digital que se siga viendo como si fuera papel, con la posibilidad del descanso entre líneas, con espacios blancos, con un manejo de la imagen. El desafío de lo digital es que al correrse los límites hay que pensar muy bien todas esas características.

MF—Creo que podemos volver al inicio de la charla: para nosotros el texto es imagen. Entonces es imagen tanto en papel como en digital. Hay características en la terminación física de los libros que hacen que el libro comunique y se convierta en un objeto de comunicación. En lo digital pasa lo mismo, también es un objeto de comunicación: no es que por ser algo virtual ya no comunica. Por lo tanto hay que cuidar todos sus elementos y características en el diseño.

¿Qué pasa con la información que ya no está por ese pasaje del objeto físico al digital? Por ejemplo en un libro todo lo que transmite una tapa, la contratapa, el volumen del objeto.

MF—No es pérdida, es transformación.

CR—Quienes mantienen una experiencia de lectura saben que determinadas características pueden traer limitaciones. El papel blanco cansa la vista, lo sabemos. Un fondo blanco en la pantalla, también cansa. Entonces, ¿qué podemos hacer? Bueno, hay que darle otra tonalidad al fondo, como emular el papel, o bajar el tono negro de la tipografía para disminuir el contraste. Hay una gran cantidad de posibilidades que se ofrecen, aunque no siempre se pueda explorar todo a fondo, porque también existen tiempos de entrega marcados por la dinámica de trabajo.

Muestra anual de las carreras de Diseño de la UNNOBA.

Publicar la ciencia en la web

Ustedes mencionaban Núcleos. En relación a las revistas, resulta interesante cómo está cambiando el concepto de los tiempos de recepción y publicación, por ejemplo mediante una metodología abierta durante todo el año, algo que ha llegado gracias a la web.

CR—Hay una plataforma que implementó el Conicet que es la que nos permite eso a las universidades. Se llama Open Journal Systems (OJS). No podemos publicar la revista en un sitio web cualquiera, tiene que ser utilizando este sistema, muy complejo y que contempla todas las instancias, desde autoría y revisión hasta corrección y publicación. Cada uno que ingresa, carga y realiza sus tareas, y todo el proceso se puede resolver en menos de un mes. Todos pueden trabajar dentro de la misma plataforma, se puede avanzar y resolver toda la publicación de un modo eficaz. ¿Qué es lo que no se contempla? La parte de diseño. Por eso tuvimos una charla con la gente del Conicet para mejorar la plataforma en este sentido, porque el diseño no está.

Diseñar en tiempos de crisis

¿Qué desafíos tiene el CEDI de cara al futuro?

MF—Somos un área especial, porque trabajamos mucho por los pedidos que nos hacen y en ese sentido el margen de decisión es limitado. A la vez sabemos que somos una herramienta que le da visibilidad a la Universidad. Nos gustaría que, en función de esa importancia que cobra el trabajo una vez realizado, podamos contar con un crecimiento acorde. Hemos logrado avanzar en el posicionamiento de marca, en la implementación de un sistema, y luego pasarlo a las redes. Nos está faltando poder dedicarle todos los recursos necesarios al área editorial.

CR—Esperamos siempre los tiempos institucionales para dar los pasos; por ejemplo nos ha pasado de presentar proyectos sobre los que nos dijeron que sí pero que no era el momento. Eso hay que entenderlo, no tenemos que tener la ansiedad de querer hacer todo cuando surge la idea y comprender los tiempos de la Universidad.