Cuando la biología y la informática se encontraron
“La bioinformática es un área multidisciplinar relativamente nueva, una interfase entre la biología y la informática que permite la aplicación de herramientas tecnológicas para responder a problemas biológicos y plantear soluciones”. Con esta apreciación la doctora Gabriela Fernández, directora de la Maestría en Bioinformática y Biología de Sistemas de la UNNOBA, definió este campo del trabajo científico “relativamente nuevo” y con enorme potencial en un mundo en el que surge la necesidad de almacenar y procesar grandes cantidades de datos cada vez más complejos. “Para analizar sistemas biológicos complejos se requiere de herramientas informáticas que permitan plantear modelos y predecir comportamientos y funciones biológicas”.
Fernández explicó que en la actualidad los instrumentos de la informática se aplican en diferentes áreas como la genética clínica, la biología celular y molecular y la genética evolutiva, y precisó que la importancia creciente de la bioinformática está relacionada con la necesidad de “procesar grandes cantidades de datos en el contexto de los marcos teóricos adecuados, con el objetivo de obtener resultados y predicciones más precisas y robustas en las diferentes áreas de aplicación”.
En esta línea, sostuvo que para el profesional que se desarrolla en el área de las ciencias biológicas incorporar herramientas del campo de la informática resulta un proceso necesario. “Antes el procesamiento de datos lo hacían los informáticos; el problema era que solo acercaban las herramientas pero desconocían el problema biológico”. En este contexto opinó que “la posibilidad de formar recursos humanos especializados en bioinformática es crucial para el trabajo científico”.
“Esta disciplina propone un acercamiento entre áreas, tanto para informáticos como para los profesionales de las ciencias biológicas, generando un espacio conceptual y un lenguaje en común, en el cual confluye el conocimiento científico y las herramientas tecnológicas. Es el cruce de dos mundos que se unen en la búsqueda de soluciones y en generar conocimiento científico, bien soportado estadísticamente, para poder confiar en las predicciones que uno puede llegar a hacer frente a determinados escenarios biológicos”, enfatizó.
Para la bióloga que es especialista en Genética y Biología Molecular, hay cada vez mayor tecnología puesta al servicio del procesamiento de datos, un desarrollo tecnológico “puesto a disposición del trabajo científico”. “Es una tecnología cada vez más accesible, que puede aplicarse en múltiples áreas de investigación. Lo importante es formar profesionales idóneos y dispuestos a desarrollarse en un área de trabajo multidisciplinar que cobra cada vez más relevancia”.
Educar e investigar
En relación a la evolución que ha tenido la Maestría en Bioinformática y Biología de Sistemas que dirige en la UNNOBA, Gabriela Fernández recordó que la iniciativa surgió en 2009 en el marco del trabajo de la Red Argentino-Cubana de Bioinformática y Biología de Sistemas. “Nosotros iniciamos el dictado de la primera cohorte en el año 2014. Es una carrera cotitulada con la Universidad Nacional de Quilmes, cuya coordinación está a cargo de Daniel Ghiringhelli, en representación de esa Universidad. Nuestros alumnos están terminando de cursar sus últimas materias así como elaborando sus tesis de maestría”.
Con respecto al perfil de los profesionales que se están formando en este campo, refirió que hay algunos que vienen del campo de la informática, mientras que otros provienen de las áreas biológicas. “La mayoría son egresados de la Licenciatura en Genética de la UNNOBA, también tenemos informáticos, bioquímicos y biotecnólogos y una estudiante de México que es Licenciada en Genómica. Es una carrera que ha generado mucho interés y es la única oferta en el país como maestría”, subrayó.
Gabriela Fernández insistió en la importancia de la bioinformática: “La potencialidad en este campo aumenta en la medida que crece el desarrollo tecnológico y los recursos para la investigación. Cada vez existe mayor cantidad de datos que requieren ser tratados y procesados correctamente con el fin de generar predicciones e inferencias biológicas más precisas y rigurosas. Tanto en medicina como en la investigación científica en general es fundamental la herramienta bioinformática”.