La Secundaria de la UNNOBA, reconocida por su acción ambiental

Por Ana Sagastume

La escuela vive estos días un clima de euforia, entusiasmo y expectativa, por haber sido seleccionada, junto a otras 49 instituciones del planeta, para los Premios “Mejores Escuelas del Mundo” (The World’s Best School Prizes 2023).

La Escuela Secundaria de la UNNOBA, Presidente Domingo Faustino Sarmiento, fue una de las dos elegidas de toda la Argentina, y de ellas, la única de gestión pública. Además, fue la única del país nominada en su categoría (“Acción Ambiental”), preselección que comparte junto a otras nueve instituciones del mundo.

La nominación surge como consecuencia de la puesta en marcha de varios proyectos: entre ellos, uno para reciclar colillas de cigarrillos, otro para generar “ecoladrillos” y con ellos construir “ecocuchas” destinadas a perros callejeros y, además, otro para investigar el impacto que pueden tener dos plantas acuáticas en la extracción de metales pesados empleados por la agroindustria.

Por los comentarios de estudiantes, se trasluce que, adicionalmente, esta distinción permitió afianzar aún más los lazos entre pares y el sentimiento de pertenecer a un colectivo humano (la escuela, en este caso), algo que resulta tan fundamental en la etapa vital que las y los estudiantes están atravesando. Martina Andriola (17 años), de sexto año, comenta: “Cada proyecto nos fue entusiasmando a todos. Se crea un ambiente más unido, de comunidad”.

“Ecoideas” para minimizar el daño de las colillas

Ariana Valenzuela (16), de quinto año, recuerda que se sintió “schockeada” cuando la ONG AmbientArg les brindó una charla sobre el daño que producían al medioambiente las colillas de cigarrillos. “Por eso nos reunimos y generamos este proyecto”, dice. “Antes, yo veía las colillas tiradas por el piso, en las calles y veredas, y no me imaginaba el daño que podían causar”, agrega Milo Luján (15).

Ariana Valenzuela fue parte del proyecto para reciclar ecocolillas.

De acuerdo a la ONG, una colilla de cigarrillo es capaz de contaminar 50 litros de agua. Representan, además, entre el 30 y 40% de todos los desechos anuales recogidos en la limpieza urbana. Por ser tan pequeños, es casi inevitable que estos residuos sean arrastrados (por acción del viento y de la lluvia) a distintos cursos de agua. En el caso de que queden en la tierra, afectan su pH y alteran la vida de microorganismos e insectos, pero también de los animales que ocasionalmente los ingieren.

Mediante el taller “Construcción de juventudes y escuela”, que coordina el profesor Cristian Alonso, estudiantes de cuarto, quinto y sexto año crearon cestos para colillas, construidos con materiales reciclados (botellas de plástico) que dispusieron en distintos puntos estratégicos. Esta campaña tenía como meta, a la vez que concientizar a las personas del daño que causa este tipo de residuo, neutralizar sus efectos tóxicos.

Ecoladrillos y cuchas con materiales reciclados

La clave del entusiasmo de estos estudiantes parece residir en la participación en temáticas que los conmueven e interpelan. Por ejemplo, el problema ambiental, que condiciona la vida futura de la humanidad. Milo, de cuarto año, cuenta: “Algo para destacar del proyecto Ecoladrillos es que los compañeros se sumaron y trajeron botellas para reciclar. Entonces, a medida que vas haciendo, aprendés y compartís con tus compañeros”.

Milo Luján destaca el entusiasmo y la participación activa de toda la comunidad educativa.

El proyecto al que se refiere Milo implicó la recolección de botellas de plástico para transformarlas en “ecoladrillos”. Con estos insumos reciclados, la comunidad de la escuela colaboró en la construcción de “Ecocuchas”, destinadas a perros callejeros, una iniciativa realizada en conjunto con el proyecto de Extensión Universitaria “Huellitas” (en el que trabajó Daniela Pérez, trabajadora no docente y auxiliar docente en el Departamento de Ciencias Económicas, Jurídicas  y Sociales) y la Asociación Juninense Protectora de Animales.

Con esta actividad, las y los estudiantes abordaron junto a docentes de la escuela y de la Universidad otra temática altamente sensible: el bienestar animal. Lo hicieron a partir debates, investigación bibliográfica y acciones concretas. María Pía Rojo (15), de cuarto año, comenta: “En la escuela investigamos sobre delitos cometidos contra animales que en su momento no fueron juzgados de la manera correcta, o personas que fomentaron violencia. También pudimos conocer sobre leyes que los protegen y sobre casos en los que no se le dio la pena apropiada a la persona que ejerció violencia contra el animal”. Una docente de la Universidad estuvo a cargo de brindar algunos contenidos específicos: Antonella Docampo, quien dicta el seminario optativo de Derecho Animal en la carrera de Abogacía de la UNNOBA.

La iniciativa concluyó con la construcción de las “Ecocuchas” elaboradas a partir de una estructura de alambre y caño que se completó con “ecoladrillos”, bajo la guía del ingeniero Renso Cichero, docente de la UNNOBA. “Para hacer una sola ‘ecocucha’, necesitábamos entre 80 y 90 botellas. Fue increíble, porque toda la escuela, todos los compañeros se coparon trayendo botellas”, recuerda María Pía.

Lo que el relato de María Pía intenta sugerir es que el proyecto, no solo implicó aprendizajes para estudiantes y tuvo un impacto concreto en la sociedad, sino que también permitió fortalecer las relaciones humanas hacia el interior de la escuela. Milo lo expone con claridad: “Cada idea, cada proyecto nos va convocando a todos, eso es lo lindo de la escuela. Acá nos conocemos todos, de primero a sexto. Además de ayudar al medioambiente, con los proyectos generamos esto entre nosotros. Somos todos una comunidad”. María Pía agrega: “En la escuela somos como una gran familia, como un equipo que se mueve y tratamos de ayudarnos entre todos”.

María Pía Rojo: “En la escuela somos como una gran familia”.

Plantas acuáticas y metales pesados

Otro de los proyectos que permitió la selección de la escuela dentro de la categoría “Acción ambiental” involucró la puesta en marcha de una investigación para conocer la capacidad de dos plantas acuáticas en la absorción de metales pesados. Esta iniciativa implicó el trabajo interdisciplinario de tres áreas (química, física y biología) y estuvo a cargo de la docente de la escuela Guillermina Buzetti, quien es licenciada en Genética de la UNNOBA y doctoranda en el Centro de Bioinvestigaciones (CeBio) con beca Conicet.

Concretamente, la investigación (en curso) se propuso conocer la potencialidad que tienen las plantas —denominadas comúnmente “lenteja de agua” (Lemna sp) y “librito” (Salvinia sp)— para extraer uno de los metales pesados que están presentes en agroquímicos, plaguicidas y alguicidas: el sulfato de cobre.

Los primeros experimentos midieron directamente la acción que ejercieron las plantas en agua que contenía sulfato de cobre. Para lograrlo, estudiantes de la Secundaria de la UNNOBA trabajaron en el propio laboratorio que tiene la escuela, pero también visitaron el laboratorio de Limnología (ubicado en el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas de la UNNOBA), donde emplearon algunos de sus instrumentos de medición.

Los próximos pasos previstos son: el análisis de muestras de agua de la Laguna de Gómez para conocer la presencia (o no) de metales pesados (así como sus niveles) y la experimentación sobre la influencia de las dos plantas en el agua misma de la laguna. La hipótesis de la investigación es que ambas plantas son capaces de extraer metales pesados. Si bien existe bibliografía que avala que la “lenteja de agua” sería capaz de extraer sulfato de cobre, no se conoce la acción que podría ejercer “librito” (una planta común de las lagunas de la zona) sobre este metal.

Martina Andriola participa en el proyecto de investigación sobre plantas acuáticas y metales pesados.

Del proyecto, Martina destaca la experiencia enriquecedora que le significó relacionarse con investigadoras e investigadores de la UNNOBA, la visita a un laboratorio de la Universidad y el contacto humano, tanto entre pares como con personal científico: “Es lindo porque trabajamos con gente de otros años de la escuela. Es una experiencia interesante porque además de que adquirís conocimiento, tomás contacto con la gente de la Universidad”.

María Pía, en tanto, describe con entusiasmo las actividades logradas en el laboratorio y, en la misma línea que Martina, sugiere otros aprendizajes adicionales logrados: cooperación, trabajo en equipo. “Venir al laboratorio es siempre una experiencia diferente, es un aprendizaje a través de la práctica y de los cuidados que uno tiene que tener en un laboratorio. Aparte, es impresionante el respeto y el compañerismo que adquirimos. Nos ayudamos, cooperamos, vivimos esa idea de que somos un equipo y trabajamos todos por un objetivo”, expresa.

Separación de residuos

Las y los estudiantes de la escuela son también quienes manifiestan mayor entusiasmo y demuestran una participación más activa en el Sistema de Gestión Ambiental (SGI) del Área de Seguridad, Higiene y Protección Ambiental de la UNNOBA que implica, entre otras cuestiones, la separación de desechos. Martina asegura: “Desde primer año, nosotros nos acostumbramos a la separación de residuos”. “Es una educación en la práctica sobre la importancia del reciclaje”, considera María Pía.

“Sólo Yerba” es una de las iniciativas en las que colaboran junto al SGI. De esta manera, la yerba de la institución se descarta en un cesto específico, cuyo contenido se lleva a una compostera que lo convertirá, pasados algunos meses, en tierra fértil. “Este abono se lo introduce luego en frasquitos que se donan a la comunidad”, informa Martina.

Animales autóctonos

“Alebrijes” es el nombre de otra iniciativa vinculada a la temática medioambiental, la cual se desarrolló con el área artística de la escuela y fue coordinada por la profesora Carolina García. Mediante este proyecto, estudiantes indagaron en la fauna autóctona de la zona e implementaron distintas técnicas plásticas para la elaboración de pequeñas esculturas.

Los “alebrijes” son seres imaginarios inspirados en partes del cuerpo de distintos animales. Para elaborar estas producciones, la escuela convocó al fotógrafo y periodista Claudio Spiga, quien se dedica, junto a un grupo de fotógrafos de la región, a capturar imágenes de la fauna del noroeste bonaerense. Mediante estas acciones, entonces, la escuela no solamente promueve aprendizajes y compromiso con el medioambiente, sino que establece vínculos con otras instituciones de la región que son capaces de motivar al alumnado, construyendo así nuevos conocimientos significativos.

La fortaleza de la educación pública

El rector Guillermo Tamarit se refirió al reconocimiento que recibió la Escuela Secundaria de la UNNOBA respecto de la categoría en que fue seleccionada: acción ambiental. En ese sentido, comentó que desde la puesta en marcha de la escuela, en el año 2018, la comunidad educativa en su conjunto tuvo un rol activo en la promoción de “prácticas multidisciplinarias e innovadoras para abordar los problemas de la sostenibilidad a nivel local, regional e internacional”. “Esto lo hicimos a partir de las directrices que emanaban de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, añadió Tamarit.

El rector Tamarit habló a la comunidad educativa por el logro de la Secundaria, al haber sido seleccionada para los Premios “Mejores Escuelas del Mundo 2023”.

La Escuela de la UNNOBA es la única de Argentina de gestión estatal que ha sido seleccionada, ya que la otra institución, la Escuela Técnica Roberto Rocca (que fue elegida en la categoría “innovación), es de gestión privada. “Esta distinción ratifica la fortaleza de la educación pública argentina, al ser, la de la UNNOBA una de las 10 mejores preseleccionadas para el Premio en la categoría Acción Ambiental”, consideró el rector Tamarit.

Los Premios “Mejores Escuelas del Mundo 2023” abarcan cinco categorías. Además de acción ambiental e innovación, las otras categorías son: colaboración con la comunidad, superación de la adversidad y promoción de vidas saludables.

“Nos llena de orgullo —manifestó Tamarit—, como expresión de la educación pública de nuestro país, que nuestra tarea sea reconocida y que las escuelas de todo el mundo, sin distinción de fronteras, puedan conocer y replicar las acciones que hemos emprendido”.

Certamen internacional

El World’s Best School Prizes es un certamen internacional del que participan escuelas de todo el mundo. Al presentarse, las escuelas deben seleccionar una de las cinco categorías.

El proceso de selección es extenso y minucioso, e incluye varias etapas que van desde la presentación, el aporte de evidencia, hasta entrevistas con los responsables institucionales, familias y personas ajenas a las escuelas participantes.