Anticiparse a los problemas a través del conocimiento
Por el doctor Guillermo Tamarit, Rector de la UNNOBA
Producida la inundación en la ciudad de La Plata, la comunidad universitaria de la UNNOBA -ligada a la Universidad y el pueblo platense de todas las maneras imaginables- se puso “manos a la obra” solidarizándose y diciendo presente ante la penosa circunstancia vivida por los vecinos de esa ciudad.
Colectas por las calles y comercios de Junín y Pergamino, un festival musical, solidario dieron por resultado donaciones de alimentos, ropas y colchones que en tres camiones de la Municipalidad de Junín, fueron entregados a las autoridades de la Universidad Nacional de La Plata, quienes se hicieron cargo para que esta colaboración llegara a quienes correspondía sin interferencias de ninguna naturaleza. Agradecemos a todos los vecinos del Noroeste, artistas, personal de la universidad y estudiantes por el esfuerzo y testimonio dado.
Pasada esta primera etapa, debemos reflexionar para que nada parecido vuelva a suceder. Una ciudad planificada, capital de la principal provincia de nuestro país, que tiene una las universidades más relevantes de habla hispana y, en particular, un departamento de Hidráulica en su Facultad de Ingeniería que se encuentra entre los mejores de Latinoamérica: ¿puede sufrir una catástrofe de estas características? La pregunta resuena aún más cuando el sistema científico-tecnológico permite, en primer lugar, prevenir la situación y, en todo caso, desarrollar alertas tempranas y planes de contingencia que alivien el desastre.
Tener conocimientos -aún de los planes hidráulicos específicos, como en el caso de ciudad de La Plata- es condición necesaria para evitar esas situaciones, pero no suficiente. En la medida en que el sistema de toma decisiones de la política (contemplando tanto a votantes como a representantes) no prioricen estas cuestiones, la probabilidad de que se repitan persiste.
Si como sociedad estamos solo pensando en nuestras conveniencias inmediatas y no queremos escuchar y debatir las advertencias sobre los problemas futuros que generan nuestras actuales formas de vida, no podemos exigir a quienes nos gobiernan soluciones planificadas y al largo plazo.
Nuestra tarea es crear condiciones para que estas nuevas generaciones, además de ser solidarias cuando suceden las tragedias, puedan vivir en una sociedad que sea capaz de anticiparse a los problemas planificando y respetando a la naturaleza y exigiendo a los gobernantes acciones al largo plazo.
La mujer de la lámpara
El caso de Florence Nightingale es uno de los más gráficos y contundentes si se quiere explicar el concepto de vocación. Una mujer proveniente de familia acomodada, a mediados del siglo XIX, y nada menos que en Inglaterra, difícilmente podía pensar en atravesar las barreras de las clases sociales y el sexismo. Con imaginación y tesón pudo lograr su ansiada meta: la profesionalización de la enfermería.
La joven Florence gozó de una educación privilegiada gracias a la dedicación personal de su padre, William Edward, un liberal progresista. La formación de elite, sumada a la sensibilidad social que se respiraba en la familia, abonaron la constitución de una personalidad contundente. ¿Cómo canalizar en la práctica ese torrente de voluntad?
En 1845, Florence se decidió por aprender la enfermería desde la práctica en una clínica donde un médico -amigo de la familia- facilitaría los medios. Sin embargo sus padres consideraban que no era un trabajo adecuado para una dama de su posición social.
“Para ellos era como si hubiese decidido ser ayudante de cocina”, comentaría Florence muchos años después. Incluso para los médicos de aquella época, “una enfermera no necesitaba más formación que una criada”, por lo que no tenía sentido estudiar la enfermería.
Pese a las negativas familiares pudo recorrer y estudiar en diferentes hospitales de Europa, sobre todo en Alemania y Francia. Observó en París con detenimiento los sistemas arquitectónicos hospitalarios y su función para canalizar la luz y el aire, algo que impactaría en su posterior práctica.
El momento crucial para poner a prueba sus conocimientos llegaría durante la Guerra de Crimea (1853-1856), una conflagración que en lo político tuvo mucho que ver con la naciente Modernidad. El Imperio Ruso y el Imperio Otomano se disputaban el dominio naval del mar Negro, y allí dieron la muestra de agotamiento y extinción de esos modelos despóticos que cedían frente a las jóvenes repúblicas. La ciencia y sus métodos llegaron a los hospitales británicos (que apoyaba al bando otomano) para atender un problema crucial: el creciente número de soldados que morían por simples heridas. Ese conocimiento hospitalario arribaría de la mano de Florence Nightingale.
Crimea fue la primera guerra europea registrada ampliamente con material fotográfico. La muerte de los soldados ya era un tema que comenzaba a preocupar desde la prensa escrita. El entonces secretario de Guerra británico, Sidney Herbert (que conocía a Florence), le pidió que supervisara el papel de las enfermeras en los hospitales de la zona en guerra. Nightingale no lo dudó y arribó a Constantinopla junto a 38 enfermeras el 4 de noviembre de 1854 con el cargo de Superintendente del Sistema de Enfermeras de Hospitales Ingleses en Turquía.
¿Cómo hizo Nightingale para bajar unas cifras que indicaban que cuatro de cada diez soldados heridos en combate fallecían a un ínfimo 2% de mortalidad en tan sólo seis meses? Una de las primeras medidas fue reunir estadísticas sobre la mortalidad (algo novedoso, ya que la estadística no era utilizada aún para comprender problemas). Y con ello pudo descubrir los motivos y causas de la mortandad. Sus medidas centrales fueron promover la higiene y asignar a la enfermera un rol destacado en la organización del entorno.
Ninguna mujer había ocupado antes un puesto oficial en el ejército, pero no estaba dispuesta a aceptar órdenes de personas en cargos no médicos. También sus enfermeras respondían a los médicos (y no a jerarquías eclesiales o militares). Instaló una lavandería en el hospital y en tan sólo un mes ya había conseguido mejoras en el mantenimiento de las salas, había obtenido ropa de cama y prendas nuevas para los soldados y había mejorado las comidas del hospital.
Pero Florence no era alguien que sólo dictaba la estrategia a seguir. Para ella “la labor práctica de la enfermera es algo imposible de aprender en los libros y sólo se puede aprender a fondo en las salas de un hospital”. Es por eso que cada noche recorría los pasillos del hospital, caminando largos kilómetros con un candil, velando por la salud. Sus enfermeras luego contarían que un soldado agradecido besaba la sombra de la “dama del candil” cuando ella pasaba por su lado.
La Escuela Nightingale
En 1860 se inauguró la Nightingale Training School en el Hospital Saint Thomas de Londres. Fue la primer escuela de enfermería laica del mundo.
Hacia 1887, 42 hospitales contaban con enfermeras jefes formadas en la Escuela Nightingale. Las enfermeras egresadas también comenzaron a emigrar a países como Australia, Canadá, India,
Finlandia, Alemania, Suecia y Estados Unidos. Así se fue creando una red internacional de escuelas que aplicaban el sistema Nightingale.
A medida que el oficio de enfermería se convertía en todo el mundo en una ocupación digna, el “candil” de Florence Nightingale se fue convirtiendo en un ícono de la profesión.
Paz Gago: “La moda ocurre cuando el vestuario trasciende su función primaria”
Moda y comunicación; estilo, literatura y arte; revoluciones sociales e internet, tribus urbanas y estética. Términos que a simple vista pueden resultar inconexos, toman sentido, se funden y se explican en el mundo de José María Paz Gago, escritor español, gestor cultural y profesor universitario de Literatura Comparada.
Oriundo de Celanova, pequeño pueblo gallego que asoma sobre Portugal, el currículum de Paz Gago informa que es secretario general de la Asociación Internacional de Semiótica; catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de A Coruña y Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo.
Por ello, su paso por la UNNOBA en el V Disur (congreso de carreras de Diseño) no pasó inadvertido y sus ponencias fueron abundantes en ideas, conceptos y disparadores. Entre otras cosas, Paz Gago definió a aquello a lo que solemos nombrar, consumir, leer en revistas y mirar en vidrieras, sin saber precisamente qué es y qué significa: “La moda ocurre cuando el vestuario trasciende de su función primaria, que es la de cubrirnos de las inclemencias del tiempo, de las mirada de los demás. Cuando pasa a tener un significado secundario, de connotación, una cierta dimensión estética donde uno dice 'me visto así para ser como los demás o para distinguirme de los demás', ahí entra la moda”, introduce el catedrático, ganador el premio de periodismo Pérez Lugín en 2002.
De esta definición se desprende que la moda va más allá de lo superficial. Parecería ser que en el ropero de cada uno las prendas de vestir escondiesen en sus telas procesos históricos y sociales. De hecho, para el profesor “la moda tiene tanta fuerza que está detrás o incluso adelante de todas las revoluciones”. Y agrega: “La revolución francesa, por ejemplo, fue una revolución de moda. ¿Cómo se conocen a los revolucionarios? Como los sans-culottes, es decir, aquellos que se sacaron los culotes [calzas cortas y ajustadas usadas por las clases altas] y se pusieron los pantalones. O sea que hay un movimiento de moda que está detrás y manifiesta esa revolución”.
Con esta pequeña anécdota, el escritor se aproxima a la dimensión estética de la revolución francesa. Aquella que pregonaba la libertad, la igualdad y la fraternidad y que comenzó simbólicamente en 1789 cuando los ciudadanos de París tomaron la prisión de la Bastilla y pusieron fin al absolutismo monárquico.
En aquellos años, la sociedad francesa estaba compuesta por tres sectores sociales llamados estados. Por un lado, la nobleza y el clero asomaban como sectores privilegiados. Dueños de todo lo que fuese posible, no pagaban impuestos y recibían diezmo por parte de los campesinos. Por el otro, el resto de la sociedad. Un 98 por ciento de la población que carecía de poder y decisión política. Es en esta heterogénea base social donde recaían los trabajos más duros, donde no existía derecho alguno y se pagaban todos los impuestos. Y es desde aquí donde surgirán los sans-culottes, el sector más duro y revolucionario del pueblo francés, protagonistas esenciales de la escena política en los primeros años de la revuelta.
“Pero los del otro bando no se quedaron atrás. Los antirrevolucionarios también se convirtieron en tribus urbanas vestidas de determinadas formas. Son los increíbles, los maravillosos. Que en vez de llevar ese vestuario tan sobrio de pantalón y saco oscuro comenzaron a llevar un vestuario maravilloso, muy recargado. Hubo ahí un fenómeno de moda”, continúa Paz Gago.
Es por ello que para el profesor la revolución francesa permitió el no tan estudiado fenómeno moderno de la moda, al darle libertad a la gente que se vestiría como quisiese: “Hasta entonces, en el antiguo régimen la etiqueta de cada estamento, de cada clase social, estaba prevista y no se podía salir de ahí. La revolución francesa permitió que cada clase, cada Estado, cada colectivo se vistiese como quisiese y surgió así el fenómeno de la moda”, concluyó.
Ángela Di Tullio: “Es notable la ausencia de la enseñanza de la gramática en la escuela”
La doctora Ángela Di Tullio, integrante de la Academia Nacional de Letras desde 2008 y asesora americana de la Real Academia Española, afirmó que “la gramática tiene una importancia formativa en la medida que contribuye a la reflexión sobre el lenguaje” y opinó que “un buen manejo de ella asegura la posibilidad de hablar y entender”.
Disertante del Ciclo “Letras en la Universidad”, Di Tullio dialogó con El Universitario y consideró que el aprendizaje lingüístico lo tiene que generar la escuela, institución a la que definió como una “agencia alfabetizadora” que tiene que desempeñar su función desde la primaria hasta la Universidad. “El aprendizaje lingüístico lo tiene que proporcionar la escuela porque no se adquiere de manera espontánea”, enfatizó Di Tullio.
La especialista opinó que en la escuela no se desarrolla esta función, lo que motiva problemas en la comprensión lectora y la producción de textos escritos.“Creo que estos problemas tienen que ver con la ausencia cada vez más notable de la enseñanza de la gramática”, consideró.
Con respecto a cómo convive la enseñanza de la gramática en un mundo tecnológico que propone un uso del lenguaje más acotado, la asesora americana de la Real Academia Española (RAE) refirió: “Cuando hablamos o escribimos un texto, el proceso de construcción de una idea, de una frase, es una operación muy compleja, aunque a veces pueda parecer que queda reducida a elementos mínimos e inconexos. Para entendernos tenemos que captar sentido, esa reconstrucción se hace a través del lenguaje y aquí la gramática contribuye no sólo a entender significados básicos sino a darle al mensaje otras connotaciones”.
A juicio de la doctora Di Tullio, lo que las nuevas tecnologías proponen es un desafío a los educadores: “La escuela tradicional tomaba solamente textos literarios, pero a partir de los elementos de la lengua de todos los días se puede acceder al universo más rico. Hay que hacer un trabajo en el aprendizaje de la lengua para que no haya chicos en las escuelas que no entiendan lo que están leyendo de manuales o textos informativos”.
En este contexto sugirió que cualquiera sea la disciplina que el docente enseñe y en cualquier nivel de la educación, la formación lingüística debe ser un pilar porque contribuye a la comprensión y favorece la expresión de los estudiantes.
Di Tullio opinó que el fomento de la lectura es “muy importante” y consideró que hay que propiciarla en todos los ámbitos: “Fundamentalmente en la escuela, que es una institución que tiene que ser democrática y democratizadora”. “Cualquiera sabe que para desenvolverse en el mundo de hoy hay que tener competencia lingüística, ser hábil para leer, interpretar, argumentar”, añadió la especialista.
“La vida en democracia se basa en la palabra, creo que es un ejercicio muy importante y además facilita el acceso a la cultura”, consideró al tiempo que resaltó que la lectura es una vía para la democratización del conocimiento.
“Hoy son muchos los sectores de la sociedad que no tienen las mismas oportunidades y los antropólogos de la lectura han coincidido en que es una vía de acceso a la cultura para que el sujeto pueda ir más allá del horizonte cultural de la familia o del grupo social al que pertenece”, refirió.
El libro
La doctora Di Tullio rescató la importancia del libro en papel: “Aunque internet es un vehículo importantísimo para el enriquecimiento cultural, el libro sigue teniendo vigencia porque propone un ejercicio de concentración diferente. El tiempo de la web es rápido, creo que favorece la dispersión. En cambio la concentración que exige el libro es crucial para la vida cognitiva y cultural. Soy optimista respecto de las posibilidades futuras del libro”, concluyó Di Tullio.
Antecedentes de la especialista
Como asesora americana de la Real Academia Española, Ángela Di Tullio trabajó en la redacción del libro “Nueva Gramática del Español”. Fue asesora para el Cono Sur en la lectura de materiales y el aporte de elementos de la versión extensa, co-redactora de la segunda versión y revisora de la tercera.
“Es la primera gramática de la Real Academia Española que incorpora el español de América. Es una obra importante que contempla las características de nuestra manera de hablar de manera mucho menos prejuiciosa”, consideró.
En el mismo sentido visualizó que la RAE tiene por delante el desafío de considerar que “no puede haber un único estándar para todo el mundo hispanohablante”. “Nuestro objetivo como argentinos es que la lengua culta, la de la literatura, la del periodismo y la de los hablantes sea aceptada como la de otras regiones”, planteó.
¿Qué es la gramática?
Puede definirse como el estudio de las reglas y los principios de una lengua que rigen la forma de usar y organizar las palabras en una oración. También se la considera como la ciencia que tiene como objeto de estudio a los componentes de una lengua y sus combinaciones.
¿Hacia un colapso mundial de las comunicaciones?
Con la aparición de noticias en los medios de comunicación sobre fenómenos naturales de gran repercusión comienzan las preguntas y dudas de la población sobre los riesgos que se corren efectivamente. La tensa calma cotidiana puede ser conmovida por un asteroide que se acerca, un terremoto o una tormenta solar. En una sociedad interconectada y cada vez más globalizada, la pregunta que todos se hacen es, ¿pueden colapsar las telecomunicaciones?
Ricardo Galeazzi es ingeniero en Telecomunicaciones y docente de Matemática, Electrónica y Electrotecnia en la UNNOBA. Galeazzi asegura que “se han dado colapsos parciales o zonales pero nunca se ha dado un colapso mundial” y considera que es “muy improbable que ocurra algo así”. Suele hablarse sobre la caída de Internet, ¿pero qué significa eso? “Internet no es un aparato, son cientos de miles de aparatos. Por su modo de trabajo, cuando un enlace no se da por un camino se puede dar por otro, es por eso que es muy improbable un apagón total”, explica.
El docente da como ejemplo lo sucedido en Chile, con el terremoto del año 2010, que provocó un colapso de las comunicaciones “por pico de demanda, que hizo que se bloqueara absolutamente todo”. Los problemas por “pico de demanda” son muy comunes en situaciones de catástrofe y se podrían evitar con una mayor presencia del Estado en los sistemas de comunicaciones: “En caso de emergencia se tienen que hacer solidarias las redes existentes. Cuando está en riesgo el país, el interés privado debe quedar a un lado. Están los medios para que eso sea posible y si no lo hace el Estado no lo hace nadie”, sostiene Galeazzi.
¿Tormenta solar?
Cuando se escuchan voces de alarma referidas a un apagón o cortes de comunicación debidos a una tormenta solar las personas no saben si alarmarse o pensar que se trata de una hábil estratagema de las compañías telefónicas.
Para entender este tema no sólo alcanza con tener en cuenta el fenómeno de la propagación de las ondas de radio, lo cual de por sí es algo complejo. También hay que comprender que el planeta se enfrenta a factores externos. “Estos eventos o tormentas se van dando en ciclos de once años en la actividad solar y efectivamente pueden provocar problemas en la propagación de las ondas de radio. Incluso la salud de una persona se puede ver afectada por el aumento de la radiación solar”, indica Galeazzi.
La posibilidad de poder predecir que cada once años la tierra se enfrenta a esos picos de actividad permite tomar medidas preventivas. Pero incluso la certeza de que existirán perturbaciones sobre las ondas radioeléctricas “no necesariamente implica que las comunicaciones se van a cortar” ya que se puede disponer de “medios redundantes, entonces cuando falla uno, hay otro en condiciones de operar”. Es decir, a no entrar en pánico si se escucha que se viene la tormenta solar.
Pero, en concreto, ¿qué efecto tiene una tormenta solar? Galeazzi lo explica de este modo: “En resumen, una tormenta solar produce fenómenos de superpropagación de las ondas. Las frecuencias altas como las que se usan ahora -por ejemplo radio FM, handies, teléfonos celulares- usan señales que se propagan por rayo directo, esto significa que para asegurar la comunicación las antenas se tienen que ver y no suponen utilizar el rebote en la atmósfera”. “Lo que suele ocurrir cuando hay mucha actividad solar -continúa Galeazzi- es que la ionósfera, una capa de la atmósfera, aumenta su densidad o incluso aparecen capas de altura mucho menor que la habitual. Y resulta que estas capas se comportan como un espejo para las ondas de radio”.
¿Cual es la consecuencia de tener un espejo ahí arriba? Que las ondas de radio que supuestamente debían escaparse hacia el espacio, ¡empiezan a reflejarse!, a rebotar de un modo no previsto en ese espejo de la ionósfera y llegan a lugares a los que no deberían haber llegado en condiciones normales. Entonces los servicios se interfieren unos con otros. Se produce una gran mezcolanza.
Esos rebotes no previstos en la atmósfera generan lo que se conoce como efecto de superpropagación: una onda que no tenía que llegar porque se fugaba, llegó. Galeazzi lo explica con un ejemplo de su experiencia muy claro: “Me ha ocurrido de estar atendiendo un sistema de comunicaciones en Junín que era interferido por una empresa de radiotaxis de Ezeiza. Eso no tenía por qué darse, esa onda no podría ir más allá de los 60 km y sin embargo llegaba”.
Hay que tener presente que las frecuencias se comparten porque son un recurso limitado. El encargado de administrarlas es la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) y asigna las frecuencias de acuerdo a la zona. Entonces puede asignar la misma frecuencia a otro operador en un lugar donde se supone que no va a haber superposición. La superpropagación de las ondas de radio generada durante los momentos de alta actividad solar genera esa superposición de operadores y su eventual imposibilidad de funcionar correctamente.
Galeazzi asistió a los debates iniciales de la radio FM en Argentina y en Junín participó en la fundación de la radio de la Escuela Técnica Nº 1 hace más de diez años, emisora de la que es actualmente responsable. Esa pasión por la radio tiene para él un asidero que se confunde con la propia historia del país. “Argentina fue el primer país del mundo que hizo una transmisión de radiodifusión. Se transmitió en vivo, desde el teatro Coliseo la obra Parsifal de Wagner (1920). Lo hicieron unos tipos a los que luego denominaron 'los locos de la azotea' y que eran radioaficionados”.
El profesor también recuerda un dato poco conocido: “Marconi, un pionero de la radio, vino e instaló una antena en Bernal para hacer una de las primeras comunicaciones telefónicas inalámbricas continentales con los EE.UU. Es sorprendente ver a Argentina inserta en esa vanguardia tecnológica”.
Con el tiempo se fue perdiendo ese lugar y según Galeazzi uno de los puntos críticos en donde no hay protagonismo es en el estudio de las normas de seguridad, que prácticamente se copian de los EE.UU. y Europa, confiando la salud de la población o las normas de transmisión a la tradición de investigación de otros países.
Galeazzi da un ejemplo: “Se venía la radio FM al país y se estaba discutiendo sobre las normas a adoptar. Participé en un congreso en Buenos Aires y había gente que pugnaba para que se bajaran los requisitos técnicos, sobre todo para que las emisoras chicas tuvieran equipamiento de estudio menos costoso. Los que se oponían a disminuir los requerimientos mínimos eran las empresas -relativamente poderosas dentro de la industria de las comunicaciones en Argentina- que fabricaban los equipos de estudio, que eran carísimos. Decían, 'no podés tener menos que esto', no en base a algo técnico sino económico. Este ejemplo se puede trasladar a nivel mundial cuando se trata de las grandes decisiones sobre comunicación”.
“Disculpe, no hay señal”
Las telecomunicaciones van configurando una red cada vez más densa que llega a más personas y a más lugares en el mundo. La denomina ubicuidad de las redes también tiene sus riesgos, como mayor control social o la afección a la salud como consecuencia de las ondas electromagnéticas. El crecimiento de la tecnología inalámbrica pone en la atmósfera cada vez mayor cantidad de estas ondas. ¿Qué se sabe de las consecuencias sobre la salud humana?
El profesor Galeazzi indica que es algo que “se está estudiando aún”. “Se habla mucho del tema y hay poca evidencia concreta. Personalmente creo que hay efectos negativos por conclusiones obvias que se pueden sacar”, opina. Y agrega otro ejemplo: “Los teléfonos celulares están trabajando muy cerca de la frecuencia del horno a microondas (2,45 GHz). Las bandas comunes de telefonía usan 1,9 GHz, pero ya hay equipos que sobrepasan la frecuencia del microondas y llegan a los 3,9 GHz”. “Muy cerca de esas frecuencias -alerta Galeazzi- el horno a microondas no sólo calienta el agua, sino que cocina alimentos. Por supuesto las potencias son muy diferentes, 1000 watts para el horno a microondas y 0,5 watts en los teléfonos”.
La queja habitual que dice “no hay señal” no es algo tan simple de solucionar. Galeazzi sostiene al respecto: “Si aumentamos la potencia de los radiadores de señal, empiezan los riesgos para la salud humana. Por lo tanto las antenas dentro de una ciudad se tienen que mantener con una potencia mínima para provocar el menor impacto posible sobre la población”. Incluso “hay muchas ciudades en las que los ciudadanos se mueven en contra de la instalación de las antenas de telefonía celular y piden que se instalen lejos de las casas de familia”, finaliza.
Palabras clave
- Espectro electromagnético: es el conjunto de ondas que se emiten. Las ondas pueden ir desde frecuencias bajas hasta altas, dependiendo de sus usos y características.
- Hertz: es 1 ciclo por segundo. Las ondas son eventos repetitivos y la cantidad de veces que se repite en la unidad de tiempo da su “frecuencia”.
- Kilo, Mega, Giga y Tera Hertz son múltiplos que implican hablar de miles, millones, miles de millones o billones de ciclos que hace la onda en el tiempo de... ¡1 segundo!
- Algunas frecuencias y usos comunes: sonidos (20 Hz a 20 KHz, espectro audible); Radiodifusión en FM y Televisión (30 MHz a 300 MHz); Fuerzas armadas, Alarmas, Satélites, Enlaces inalámbricos de datos (WiFi), Telefonía celular (900 MHz a 4 GHz); Luz, Láser de mediciones, Comunicaciones ópticas (120 THz a 384 THz, es el espectro visible para nosotros); más allá están los rayos ultravioleta, raxos x y los rayos gamma.
El pasado de las telecomunicaciones
“Telecomunicación significa comunicación a distancia, algo que empieza a surgir en el siglo XVIII con una especie de telegrafía óptica, con movimiento de banderas que significaban letras a la distancia. Después empieza la telegrafía alámbrica eléctrica, con un conductor de un punto transmisor a un punto receptor mediante la utilización del código morse -puntos y rayas-. Luego se pasó a la telegrafía inalámbrica, que seguía con el código morse pero a través de las ondas de radio. Prácticamente en forma inmediata que se descubren las ondas de radio, a fines del siglo XIX, empiezan a usarse para la comunicación. Lo que surge luego es la posibilidad de 'sintonizar' las ondas de radio para evitar que se interfieran unas a otras y pueda haber varios servicios simultáneos en el mismo ámbito. Así se pudo tener varios telégrafos transmitiendo al mismo tiempo gracias a la sintonía.
Por su parte, la telefonía alámbrica surge con el invento del micrófono a carbón, un descubrimiento notable. ¿Por qué? Los mismos teléfonos que se inventaron hacia fines del siglo XIX hoy se pueden conectar a una línea telefónica y funcionan correctamente. En esa época no había amplificación, entonces el micrófono era el que generaba la señal que terminaba llegando al auricular del otro lado. ¡Sigue siendo algo notable! La electrónica por supuesto elevó todo eso con la posibilidad de amplificar las señales”.
Orgánico como práctica y no sólo como marca
La palabra “orgánico” es cada vez más utilizada como adjetivo para publicitar productos o marcas. Sin embargo la verdadera práctica orgánica puede comenzar por la propia casa aplicando técnicas básicas como la producción del abono para la huerta o el reemplazo de insecticidas por purines.
Se entiende por orgánico (o ecológico) al producto que se obtiene por medio de un sistema de producción sustentable en el tiempo, es decir, que no degrada las cualidades de su entorno. Esto implica un uso racional de los recursos naturales y la no utilización de productos obtenidos por síntesis química. En el caso de una huerta orgánica, por ejemplo, el resultado será la obtención de alimentos sanos y abundantes que mantendrán o incluso incrementarán la fertilidad del suelo y su diversidad biológica.
Basura, ese recurso tan preciado
La producción de alimentos se nutre de la riqueza de la tierra. Es posible colaborar con esa riqueza a partir de abonos orgánicos o “compost”. El compostaje es una técnica que imita a la naturaleza en el proceso de transformar, pero de manera acelerada, todo tipo de restos orgánicos. En condiciones de fermentación adecuadas, con aire y humedad suficientes, se transforma de manera higiénica a los restos orgánicos en un alimento homogéneo y altamente asimilable para los suelos (mucho más que las sustancias químicas o sustratos de origen desconocido que se compran).
Se estima que un 50% de la basura doméstica está formada por restos orgánicos, por lo que el impacto es también beneficioso para el medio ambiente en general. Sin embargo, no todos los residuos son utilizables como abono. ¿Qué conviene agregar al “compost”? Todo tipo de restos vegetales (cáscaras, trozos no utilizados en las comidas, piezas en mal estado); yerba, café o té; fragmentos de papel blanco (sin tinta); restos de plantas o hierbas trituradas o troceadas; cáscaras de frutos secos; estiércol de animales de corral (por ejemplo, gallinas).
Los tipos de residuos que nunca deben agregarse son: restos de productos químicos (como materiales de limpieza), tabaco, materia fecal de perros o gatos. Tampoco carnes, lácteos o yema de huevo, ya que atraen roedores y dan mal olor.
Manos a la obra
Se puede realizar el compostaje mediante dos técnicas básicas: almacenar los restos orgánicos directamente sobre la tierra (en un pequeño pozo o directamente sobre la tierra de una parte del jardín) o, como alternativa, en silos-compostadores (que deberán tener aireación, por lo que lo mejor es usar o armar cajas con madera).
A medida que se van agregando los restos orgánicos se debe ir regulando la humedad para agilizar la descomposición. Ni mojado ni seco es la regla, por eso en caso de lluvia es conveniente taparlo con una lona plástica. También es importante el balance de los componentes, ya que se deben incorporar restos secos para que la humedad no sea excesiva. Viene bien alguna palada de tierra de vez en cuando y dejar cubierta la capa superior con ramas, hojas o tierra seca que proteja la humedad.
Otra recomendación muy extendida entre quienes practican el compostaje es reducir los fragmentos a tamaños pequeños para acelerar la velocidad del proceso.
Con un poco de paciencia y esmero se podrá obtener el abono para la huerta pasados unos tres meses de iniciado el proceso. Un indicio simple para darse cuenta de que el abono está listo es que ya no se distinga lo que hay en el interior. También se puede sentir el olor del compost: tiene que ser agradable a la nariz.
¿Cómo aplicar este compuesto orgánico? Si se va a usar en macetas o almácigos para plantines conviene mezclar una parte del abono con otra parte de tierra. Si el abono ya está maduro (3 meses o más) con un 30% será suficiente. La otra opción es utilizar el abono directamente en la superficie de la tierra de la huerta. En ese caso la tierra debe estar labrada y limpia. Una vez hecho esto se extenderá una capa de al menos 5 centímetros del abono orgánico en los surcos de labranza y se podrá mezclar con la tierra suelta. A partir de allí las semillas y la naturaleza harán lo suyo.
* Artículo elaborado con la colaboración de la profesora Susana Martínez, profesora Titular de Horticultura en la UNNOBA.
Métodos naturales para combatir insectos
Ante hormigas, pulgones u otro tipo de insectos en vez de acudir a los químicos tan extendidos se puede practicar una solución económica y orgánica: los purines. Por ejemplo, el purín realizado a partir de ruda o de ortiga es un “insecticida” muy utilizado. Pero también el purín se puede usar como “herbicida” natural de las malezas, inhibiendo el crecimiento de la especie a partir de la cual fue preparado.
¿Cómo se hacen los purines?
- Utilizar agua limpia, preferiblemente de lluvia (el cloro mata las bacterias que son necesarias).
- Proporción de 100 gramos de hierba por litro de agua.
- No usar recipientes metálicos. En su lugar, utilizar vidrio, plástico o cerámica.
- Los primeros días se produce una maceración y luego comienza la fermentación (2 semanas), tras la cual se obtiene un compuesto con una altísima concentración de bacterias.
- El cierre del recipiente no debe ser hermético, puesto que es importante que la mezcla esté en contacto con el aire. La preparación debe agitarse todos los días.
- El proceso de puede acelerar con el agregado de azúcar o levadura.
Educación y pobreza
Por el doctor Guillermo Tamarit, Rector de la UNNOBA
A casi 30 años del inicio de la recuperación de la democracia en el país, aquellas palabras del primer Presidente electo: “con la democracia se come se cura y se educa” continuan en tono de promesa.
El Presidente Raúl R. Alfonsín plantó bandera respecto a la responsabilidad ética de la democracia como fórmula de convivencia, tanto en el plano de los bienes intangibles, los derechos individuales y colectivos. Fundó la convivencia política basada en la ley y el pluralismo, como también en la necesidad de dotar de un contenido material que garantice el ingreso y el acceso a los bienes indispensables para el desarrollo de ciudadanía.
Si bien el esfuerzo de esta última década, en relación a los planes sociales y de ingreso, han mitigado las situaciones desesperadas, también es cierto que no han podido aún resolver la situación de pobreza de millones de compatriotas. Esta es la principal deuda de la democracia argentina.
La persistencia de la pobreza y de la exclusión suscita condiciones perversas: establece una lógica particular, centrada en asegurar la subsistencia, en torno a valores, ideas y estrategias que generan una nueva relación con la ley y el Estado.
Genera un circuito que naturaliza la pobreza: esta pierde su “estado de excepción” y, entonces, convivimos con la desnutrición, enfermedades que pensábamos desterradas, droga e ilegalidad, entre otros muchos y variados flagelos sociales.
Como consecuencia natural de estas condiciones se aleja de muchas personas la posibilidad de la convivencia armónica, y asoma otro aspecto asociado a la pobreza y a la desigualdad: la conflictividad social, que es la respuesta natural y racional de quienes no tienen acceso a bienes elementales y deben exhibir frente al resto de la sociedad su situación.
Sin remover las causas profundas que impiden el acceso de tantos argentinos a condiciones de igualdad en sus posibilidades económicas, en la calidad de los ingresos, de la salud, de la educación, de aceso a la vivienda, de transporte, etc., solo estaremos alimentando un círculo vicioso que pondrá en peligro el progreso de la sociedad en su conjunto.
Es una tarea persistente de la democracia, y requiere amplios y profundos debates que nos ayuden a demoler los prejucios que impiden las soluciones de fondo. Debemos incorporar a todos al desarrollo económico y cultural, y apartarnos de las prédicas demagógicas que, tanto en seguridad como en pobreza, promueven soluciones mágicas.
Trabajamos desde nuestro lugar, la Universidad, para colaborar en la búsqueda de soluciones que permitan enfrentar y resolver estos problemas con realismo.
Antelo: “El estudiante es aquel que no tiene miedo a mirar”
“Cuando uno estudia lo que hay es libertad. A pesar de que se experimente un agobio -porque parece que nunca se llega o porque no se entiende- es un verdadero espacio de libertad”, afirmó el máster en Educación Estanislao Antelo en una de las charlas de bienvenida que ofreció a los ingresantes 2013 de la UNNOBA.
Frente a una multitud de jóvenes y autoridades universitarias, Antelo afirmó que estudiar se vincula con la autonomía y el abandono del ámbito familiar, para iniciar un camino que lo lleva a cada uno hacer lo que se ama. Al mismo tiempo, estudiar implica también llevar al extremo la curiosidad y mirar más allá de las consecuencias (aún cuando lo que se mira esté prohibido), "probar y saborear todo, porque probar es saber", "estar en un tiempo suspendido, exceptuado del mundo", a la vez que pertenecer a una comunidad. “Estás con personas distintas, que escuchan música distinta, que tienen creencias distintas y oxígenos distintos. Eso es fundamental para la vida”, afirmó Antelo.
Recorridos personales
Antelo es licenciado y profesor en Ciencias de la Educación, doctor en Humanidades, investigador en el campo pedagógico, docente de grado y posgrado en el país y en el exterior. La vida entera vinculada a la educación: de chico estudió en colegios ingleses, siguió en escuelas estatales, y terminó la secundaria en una escuela nocturna (“uno de los mejores años de mi vida”). Ingresó a la Universidad para estudiar Educación Física y nunca más abandonó el ámbito universitario.
Terminada esa carrera se inscribió en otras dos al mismo tiempo: Ciencias de la Educación y Psicología, que abandonó en cuarto año tras discutir sobre Edipo con una profesora. “Soy un producto universitario. Los profesores también salimos de alguna manera como por un tubo, al igual que los estudiantes en la película The Wall”, contó.
La educación, esa deuda imposible de pagar
“Tendría que contar cuántas horas, cuántos días, cuánto le debo a la Universidad”, se preguntó y rápidamente se respondió que se trata de una deuda imposible de pagar: “El conocimiento que se pone en disputa no nos pertenece. Cuando un profesor da una clase de matemática lo que está enseñando no le pertenece. Hay que remontarse hacia atrás y llegar quizás hasta Pitágoras”, dijo a modo de ejemplo. “Como dice el pedagogo Leandro de Lajonquière, la única manera de pagar esa deuda es enseñando”, agregó.
Ante un aula colmada de ingresantes, Antelo afirmó que en la vida universitaria siempre hay un conflicto generacional entre los viejos y los jóvenes. “Somos el resultado del trabajo de los viejos sobre los jóvenes, pero en algún momento los jóvenes dicen: muchas gracias, ahora me toca a mí”. “Lo que nos han enseñado se lo debemos a alguien que nos enseñó. Casi todo lo que somos se lo debemos a alguien. La Universidad es un laboratorio, básicamente, un experimento de la vida misma donde uno pone en práctica aquello que ha conseguido hacer con lo que otros le han dado. Siempre habrá ese conflicto entre los viejos y los jóvenes, entre los sabios y los ignorantes, los nuevos y los fundadores”, sostuvo.
A partir de su largo recorrido universitario como alumno y docente, habló de las experiencias por las que atraviesan quienes inician este camino y señaló que lo primero que surge es una puesta a prueba de lo aprendido anteriormente. “Siempre es traumático el contacto entre el saber escolar y el saber universitario. El saber de la secundaria es más bien clásico, mientras que en la universidad tiene que ver más con la autonomía”.
“Hay una necesidad de abandonar la jurisdicción familiar, un combate permanente entre lo familiar y la universidad. Estudiar en la universidad es una manera de salir de casa. La Universidad de alguna manera se inventó para irse, en todos los sentidos de la palabra: irse lejos. Uno se va lejos de los padres y empieza a formar parte de una comunidad, de una especie de iglesia laica, lo que se llama fraternidad”, sostuvo.
Antelo puntualizó que en un mundo donde hay una tendencia a evitarse porque la proximidad se ha vuelto contravencional, la Universidad propicia y celebra la proximidad: “Es un lugar de libertad. Uno está con personas distintas, que escucha música distinta, creencias distintas, oxígenos distintos. Eso es fundamental para la vida”.
El especialista remarcó que la Universidad también significa una promesa social de trabajo y que está conectado con lo que se llama vocación: “La figura de la vocación aparece cuando uno ama lo que hace. El amor por lo que uno hace nos fortalece. Uno dice voy a ser arquitecto y eso pasa más rápido de lo que uno piensa. De golpe te encontrás con que sos arquitecto y eso te organiza la vida”.
Juventud, divino tesoro
Como docente, afirmó que ya no hay alumnos sino "pibes" y "pibas": “No es lo mismo educar a un pibe que a un alumno. Buena parte del sufrimiento del joven en la Universidad tiene que ver con esa transformación”. El profesor aconsejó a los que no les gusta leer que se dediquen a otra cosa: “La Universidad sirve para leer, no sólo libros sino la realidad social. Estudiar es una pasión que requiere dedicación, hastío, mucha transpiración y mucha fortaleza. También es llevar al extremo la curiosidad, meter la nariz donde no se debe, mirar lo que no hay que mirar. El estudiante es aquel que no tiene miedo a mirar. Eso es estudiar: mirar, más allá de las consecuencias”, puntualizó.
“Cuando uno estudia lo que hay es libertad. A pesar de que uno lo experimenta como un agobio porque parece que nunca llega, porque a veces no entiende, es un espacio de libertad. Porque estudiar es probar y probar es saber. Hay una conexión directa entre saber y probar. Cuando uno estudia pone en acto esa especie de sabiduría, ese deseo de saber y probar. Hay que probar todo, sin temor a la promiscuidad intelectual. Meter la nariz y la curiosidad donde se desconoce, aun cuando esté prohibido. ¿Quién es el que más sabe? El que más probó. No es el que acumula más información, sino el que ha saboreados más cosas”, agregó.
Ante la mirada atenta de estudiantes de Junín, Pergamino y la región, Antelo les recordó que estudiar es estar exceptuado del mundo, en tanto es integrar otro mundo que está en estado de excepción "por lo excepcional que tiene el hecho de estudiar".
Antelo señaló que los universitarios están "en un tiempo suspendido", y remarcó que gracias a él es que después se inventan las vacunas que se necesitan: se aprenden los oficios y se entiende la realidad social de otra manera.
“Todos los que integramos la Universidad tenemos que hacer un esfuerzo por entender y dar valor a ese tiempo suspendido, porque cuando los universitarios estudian producen conocimiento, producen saber. Hay que poner al estudiante en contacto con el conocimiento, con todos, no sólo con los que queremos que se les imparta, sino con todos”, exhortó Antelo, ante un público integrado también por autoridades y docentes.
IRAM tomó contacto con empresarios y productores
El 23 de octubre en la sede Pergamino de la UNNOBA (Monteagudo 2772) se realizó una charla sobre certificaciones exigibles en la industria que estuvo a cargo de referentes del Instituto Argentino de Normalización y Certificación IRAM. La actividad fue organizada por el Polo Tecnológico Pergamino. El eje de la actividad fue presentar los servicios de normalización y certificación que actualmente se utilizan en la industria y sectores afines, como una herramienta de inserción y permanencia en los mercados.
El Polo Tecnológico impulsa la innovación tecnológica y la incorporación de nuevos conocimientos en su área de influencia, brindando apoyo a las políticas de crecimiento de empresas e instituciones.
Argentina es un país líder en la producción y exportación de alimentos frescos y procesados, y un polo estratégico en materia de minería, sector automotriz, e industria en general, donde las certificaciones son un factor esencial para la apertura comercial tanto para el consumo interno como para el sector exportador.
Con la colaboración de IRAM, la actividad permitió conocer las actuales y futuras exigencias aplicables al sector, para aprovechar oportunidades de crecimiento, defender y mejorar la competitividad de las empresas y anticipar decisiones estratégicas.
En el marco de esta actividad, el licenciado Juan Borda, representante de IRAM, destacó el carácter informativo de la reunión mantenida con empresarios y productores y manifestó el deseo de poder avanzar en el asesoramiento a empresas e industrias de la región.
“Pretendemos colaborar en el agregado de valor al sector empresario e industrial a partir de la entrega de información acerca de sus normas, que funcionan como dato de entrada para los procesos de diseño, desarrollo tanto para la confección de productos y servicios como para algunas prácticas agrícolas, sobre todo aquellas vinculadas con la inocuidad y el desarrollo de productos alimenticios”.