Las elecciones y la democracia

Por el doctor Guillermo R. Tamarit

Estamos en un año electoral y aunque a algunos les parezca tedioso el clima de las campañas, debemos mirar el proceso electoral como la ocasión para plantear un debate que permita exigir compromisos claros por parte de quienes son candidatos, y a las elecciones como una oportunidad para ratificar o cambiar el rumbo en el que marchan el país, la provincia y la ciudad.

Para la Universidad significa renovar el deber de trabajar en el mejoramiento permanente de la democracia, cooperando en afianzar los vínculos de los ciudadanos con las instituciones públicas y profundizando la participación popular.

Desde la UNNOBA alentamos la discusión en todos los niveles: hemos recibido a todos los dirigentes nacionales y provinciales que visitan nuestra región y ofrecemos nuestra casa de estudios como un espacio común a todos los interesados en mejorar la vida de los vecinos a través de sus propuestas. También lo hemos hecho con la política local, promoviendo debates que colaboran en mejorar la representación a partir de la información que reciben nuestros vecinos.

Desde siempre hemos contribuido de manera práctica a mejorar la actividad pública. Un ejemplo de ello lo brindan los más de 1000 alumnos que cursaron seminarios de formación política y la creación de la Escuela de Dirigentes sociales, funcionado desde 2007, con cientos de alumnos en más de 10 ciudades. A esto debemos sumarle los cursos de capacitación para periodistas locales, la capacitación de funcionarios públicos en municipios, los cursos de dirigentes gremiales, la Escuela de Negocios y la formación de dirigentes deportivos, lo cual demuestra el interés permanente por parte de la Universidad por contribuir a la calidad de nuestra democracia.

La elección legislativa que tendremos este año determinará la composición del Congreso Nacional para los dos próximos años y con ello habremos elegido a quienes tendrán en sus manos la responsabilidad de llevar adelante iniciativas que influirán en la calidad de vida de todos los habitantes de nuestra región y país. Por eso es importante la participación de todos, no sólo el día de la elección, sino también debatiendo propuestas respecto de los temas que nos preocupan.

En ese sentido, la Universidad volverá a ofrecerse como un espacio para el debate de ideas y propuestas de todos los temas que preocupan a nuestros vecinos: los problemas económicos, climáticos, de empleo, educativos, de seguridad; siempre con la convicción de alentar valores de participación y cooperación para mejorar la confianza entre los ciudadanos y sus dirigentes y, por lo tanto, la calidad y el funcionamiento de la democracia y sus instituciones.


Por una ciudad menos hostil

Guillermo Marcucci se graduó en la Maestría en Estrategia y Gestión en el área de Diseño de la UNNOBA, a partir de una tesis que propone mejorar la accesibilidad en la ciudad de personas con discapacidades visuales. “Una ciudad no accesible es una ciudad hostil para gran parte de la población”, argumentó.

La investigación realizada por el profesional mostró que en la ciudad de Junín existen varias “barreras arquitectónicas”. “Además, no se cumple una ordenanza vigente que estructura el espacio público. Por ejemplo, hay macetas o canteros en las puertas de los comercios, y muchos toldos comerciales están por debajo de los 2,20 metros”, añadió.

En ese sentido, el rol del diseño es clave: “El buen diseño ordena el espacio, guía y orienta, informa, comunica, persuade”, y añade su posicionamiento profesional: “Siempre concebí el diseño desde una mirada social”.

Por eso, cuando Marcucci tuvo la oportunidad de conocer las problemáticas que atraviesan las personas con discapacidad visual, decidió volcar su saber profesional para realizar un aporte: “Tuve la posibilidad de trabajar con dos compañeros ciegos y ellos me comentaron que muchas personas con esa discapacidad no salían a la calle por miedo y por la dificultad que implicaba movilizarse”. Este fue el disparador para que el diseñador decidiera emprender este proyecto. “Hay que aportar soluciones para que esta gente pueda salir a la calle”, recuerda que pensó en aquel momento.

Puntualmente, la tesis propone realizar un prototipo en el área céntrica de Junín, desde calle 25 de Mayo hasta Arias por Sáenz Peña. “El proyecto incluye la realización de un circuito con baldosas de texturas (podo-táctiles), que son las que ellos utilizan para guiarse. De esta manera, caminarían de manera segura”, describió.

Esas baldosas texturadas permiten que se diferencie la vereda de la calle. “Con la modernización en la zona céntrica de Junín, ya no existe el cordón. De esta manera, los invidentes no tienen manera de saber cuál es el límite entre la vereda y la calle”, señaló Marcucci.

Además, el proyecto contempla ubicar carteles en las esquinas que contengan información de paradas de taxis o de los comercios de la cuadra. A través del código QR, las personas con esta dificultad pueden llevar la información en su teléfono celular.

Otra de las barreras que dificultan la circulación de las personas no videntes está relacionada con una normativa que regula la ubicación de las mesas en los bares del centro. “La norma dice que debe estar liberada el 50 por ciento de la vereda y esto pocas veces se cumple”, dice Marcucci. “Además, con la modificación de la zona de bancos y del centro de la ciudad las ramplas quedaron en las esquinas de forma diagonal, lo que inevitablemente desorienta al invidente”, añadió.

Marcucci relató que se puso en contacto con el gobierno municipal de Junín para implementar algunas de sus propuestas en edificios públicos: “Hablé con la gente del gobierno local para desarrollar un trabajo en la nueva terminal de ómnibus, con toda la señalética de acceso y tránsito dentro de la terminal, además de los mapas táctiles para que el invidente al llegar pueda situarse y organizarse mentalmente y tener idea de desplazamiento y ubicación. Para un municipio como el de Junín implica una inversión ínfima poder concretar este tipo de proyecto”.

El nuevo graduado del posgrado en Diseño consideró que las dificultades de accesibilidad no constituyen un problema individual, sino social, ya que comprometen la visión completa del espacio como ciudad. “Mi idea del diseño es la de un diseño universal, abarcando la mayor cantidad de gente posible, sin distinción y sin ninguna necesidad de adaptación. Así, la ciudad sería mucho menos hostil”.


“Somos la voz de los recién nacidos”

En las primeras décadas del siglo XX, los bebés prematuros eran exhibidos en incubadoras dentro de parques de atracciones, ya que se los consideraba, junto con la mujer barbuda y el enano, seres extraños y dignos de ser observados por la multitud. Más de cien años debieron pasar para que se los reconociera como sujetos plenos de derecho.

Luciana Molina, docente de la asignatura “Enfermería materno-infantil” en la Licenciatura en Enfermería, se refiere al cuidado de los niños nacidos antes de término.

-¿Qué es la enfermería neonatal?

-Es el trabajo que realizan las enfermeras con el niño recién nacido. Se trata de una especialidad dentro la profesión de enfermería, y tiene por meta el cuidado de los recién nacidos hasta los treinta días de vida. Se realizan tareas como la recepción, estabilización y, cuando el niño lo requiere, el traslado a la unidad de cuidados intensivos neonatal.

-¿Cuándo un neonato puede necesitar ese traslado?

-Cuando nace prematuro, y se lo considera así cuando el recién nacido tiene menos de 37 semanas de gestación. Cuanto menor es la edad gestacional en el momento del nacimiento y más bajo es el peso, las posibilidades de tener algún tipo de complicación se incrementan. La inmadurez y la dificultad respiratoria en el nacimiento, producto de la desadaptación extrauterina inmediata, son las causas más frecuentes de internaciones. También las complicaciones respiratorias a causa de la inmadurez pulmonar, los problemas infecciosos, los neurológicos y malformaciones congénitas.

-¿Qué tareas realizan los enfermeros en esos casos?

-Se realizan los cuidados al recién nacido en forma holística, contemplando lo biológico, pero también lo psicológico y lo sociológico. Además, se incluye a la familia. La enfermería es el pilar fundamental en el cuidado del recién nacido sano o enfermo, en estado crítico o semi-crítico. Siempre digo que, junto a sus padres, somos la “voz” de los recién nacidos.

-¿Cuál es la relación entre los profesionales y la familia de los bebés internados?

-En realidad debido a la permanencia y la internación prologada de los recién nacidos en la unidad de cuidados intensivos, el Ministerio de Salud de la Nación promueve un plan nacional de maternidad centrado en la familia que consiste en abrir las puertas de la unidad, con lo cual los padres de ese recién nacido grave ingresan sin restricciones y además participan en el cuidado de su hijo. No son visita, son partícipes primarios y defensores del cuidado de ese recién nacido.

-¿Este plan se aplica en todos los centros?

-En la ciudad de Buenos Aires sí, y en esta región podemos hablar de un cumplimiento en un alto porcentaje, aunque los padres aún deben preguntar a las enfermeras si pueden ingresar a ver a sus niños.

-¿Se puede hablar de un incremento en el nacimiento de niños prematuros?

-En realidad las estadísticas no han variado demasiado, lo que si cambió de manera rotunda es la viabilidad de que un niño nacido tempranamente sobreviva. Esto se debe específicamente a la implementación de la tecnología. Niños que antes morían al nacer, ahora sobreviven. Respecto de las causas de la prematurez, las más comunes son el estrés, los embarazos múltiples y los embarazos en edades extremas (mayores de 35 años y menores de 16 años). Actualmente hay otro fenómeno que influye: la concepción artificial a través de diversos métodos. Eso aumenta también el riesgo de un parto prematuro.

-¿Un prematuro puede ser tratado de la misma manera en la ciudad de Buenos Aires que en el resto del país?

-Generalmente los centros de Capital Federal tienen mayor tecnología y son de mayor complejidad. Incluso, los muestran que niños nacidos con 23 semanas de gestación pueden sobrevivir. En cambio, en los centros médicos provinciales la posibilidad de vivir es más frecuente a partir de la semana 25.

-¿La formación es la misma en todo el país?

-En cierta manera no. En muchas regiones del país los niños no reciben los cuidados mínimos por falta de recursos económicos y también por falta de personal capacitado. En nuestra región se requiere una fuerte formación y capacitación continua en enfermería neonatal ya que un gran porcentaje del personal realiza su trabajo de forma empírica. Por eso, la Universidad, desde el Instituto Académico de Desarrollo Humano, intenta fomentar esta capacitación y con opciones como las Jornadas de Enfermería Neonatal.


ALGUNOS DERECHOS RECONOCIDOS PARA LOS PREMATUROS Y SUS FAMILIAS

- Se considera que la prematurez se puede prevenir por medio del control del embarazo al que tienen derecho todas las mujeres.
- Los recién nacidos prematuros tienen derecho a recibir la atención adecuada a sus necesidades, de acuerdo a las semanas de gestación, peso y características individuales. Tienen derecho a recibir cuidados de enfermería de alta calidad.
- Los bebés prematuros tienen, además, derecho a ser alimentados con leche materna, a ser acompañados por sus familias, recibir atención especial para prevenir la retinopatía del prematuro (que puede causar ceguera) y acceder a programas especiales de seguimiento.
- La familia de un recién nacido prematuro tiene pleno derecho a la información y a la participación en la toma de decisiones.


Enfermedades transmitidas por insectos

Diversas investigaciones se han abocado a estudiar las enfermedades transmitidas por mosquitos. Sin embargo, hay todo un grupo de enfermedades transmitidas por otros insectos que están siendo desatendidas por buena parte de la comunidad científica y de las políticas sanitarias. Esto es lo que plantean Juliana Sánchez, investigadora del Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (CIT NOBA CONICET) y Silvina Goenaga, investigadora del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas “Doctor Julio Maiztegui”.

“Se conoce bastante sobre los agentes virales transmitidos por mosquitos, pero hay muchos otros insectos que transmiten enfermedades que tienen una incidencia mucho mayor de la que se cree en el país, como el caso del Mal de Chagas o Leishmaniasis”, fundamentaron. La Leishmaniasis visceral es una enfermedad grave, transmitida a través de la picadura de un insecto muy pequeño denominado flebótomo, que reside en Misiones, Formosa, Corrientes y Santiago del Estero. En las personas, la Leishmaniasis visceral afecta al bazo, hígado, la médula ósea y otros órganos.

En tanto, la enfermedad de Chagas es una enfermedad endémica de América, presente en Argentina, que causa la muerte de 10.000 personas al año y tiene mayor prevalencia en las regiones rurales pobres. La transmite el insecto conocido como vinchuca. La OMS ha reconocido que es una de las 13 enfermedades tropicales más desatendidas del mundo.

Sánchez y Goenaga, junto a otros investigadores del CONICET, dictaron un curso de posgrado sobre los principales grupos de insectos que afectan la salud humana y que son poco conocidos por la comunidad. En diálogo con El Universitario ambas coincidieron en la importancia de fortalecer determinadas líneas de investigación y señalaron que la atención del sistema sanitario está puesta en aquellos virus transmitidos por mosquitos debido a la implicancia sanitaria que actualmente tienen.

Además del Chagas y la Leishmaniasis, las investigadoras se refirieron a la “peste”, una enfermedad que emergió en países limítrofes a la Argentina con grandes brotes y que es transmitida por las pulgas de las ratas. “En el norte del país no se están llevando a cabo medidas preventivas, a pesar de que esta enfermedad puede llegar”, advirtieron.

La peste es una enfermedad infectocontagiosa que afecta tanto a animales como a humanos, causada por la bacteria Yersinia pestis. Se considera una de las zoonosis más antiguas y de las más agresivas, ya que potencialmente es letal. En ese sentido, las especialistas remarcaron que no existen líneas de investigación porque “no se la consideraba una enfermedad actual”. “La investigación se ha orientado hacia otro lado. Sobre pulgas, por ejemplo, se está estudiando la diversidad, la distribución y los hospedadores que utilizan, es decir, que solo se está relevando información básica necesaria para futuras investigaciones y acciones en epidemiología”, describieron.

Como la peste, existen otras enfermedades que quedan desatendidas. “El panorama es muy amplio y queda mucho por hacer. Resulta necesario capacitar a profesionales sobre grupos de insectos que tienen mucha importancia sanitaria”, resaltaron y pusieron el ejemplo del trabajo que vienen desarrollando grupos de investigación de la UNNOBA en materia de vinchucas.

“Muchos médicos no sospechan de algunas patologías, cuáles son las enfermedades que transmiten los distintos insectos, cuáles son sus síntomas. Por eso es tan importante fortalecer esas líneas de investigación. Todo ese desconocimiento impacta sobre el sistema sanitario. De esta manera, los casos no se notifican, no se estudian y, en consecuencia, parece que estas enfermedades no existieran”, plantean.

En ese marco, las investigadoras observaron una falta de comunicación entre la investigación científica y las políticas públicas. “El Estado debe fortalecer las estrategias para facilitar que el conocimiento llegue a la sociedad. Hoy por hoy el sistema sanitario está abocado a las enfermedades transmitidas por mosquitos y esto hace que se descuiden otras líneas de investigación”, insistieron.

Las científicas, además, consideraron la necesidad de que el Estado propicie una interacción entre la investigación y la sociedad: “El conocimiento que se genera en los ámbitos científicos debe llegar a la comunidad. Si la sociedad accede a información puede, entonces, adoptar hábitos de cuidado”, y añadieron: “La comunidad no conoce determinadas enfermedades. Esto debería revertirse, si se tiene en cuenta que las personas viajan con más frecuencia”.

Finalmente, expresaron una postura ética respecto del rol de la ciencia en la sociedad: “El conocimiento al que un investigador aborda no es de su propiedad. Es un bien social que debe servirnos a todos”.


CURSO “INSECTOS Y SALUD”

Las doctoras Juliana Sánchez y Silvina Goneaga dictaron un curso de posgrado del que también participaron otros investigadores del CONICET: María Soledad Santini y María Eugenia Utgés (CeNDIE); Gerardo Martin, Agustín Balsalobre y María Victoria Micieli (CEPAVE).


Diálogos sobre investigación y ciencia

Exactas y Naturales o Sociales y Humanísticas, Básicas o Aplicadas, Cuantitativo o Cualitativo, pueden ser dicotomías o también diversas formas aceptadas para acceder a la realidad. Los caminos que puede recorrer la ciencia para encontrar la verdad son varios, diversos. Hoy las universidades e institutos dan lugar a la construcción del conocimiento científico y orientan la investigación en Argentina. El Universitario dialogó con dos investigadoras que explican en qué consiste trabajar desde la ciencia.


Científica del CONICET, con base en la UNNOBA

Carolina Cristina nació en Junín y emigró a la ciudad de La Plata para realizar sus estudios de grado, en bioquímica, y luego a Buenos Aires para hacer un doctorado en neuroendocrinología. Participó de los inicios de las actividades de investigación en la UNNOBA y luego en la creación del Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas (CIBA) en Junín donde, a la vez, pudo continuar creciendo en la tarea científica. Fue el primer ingreso a la carrera de investigador que se solicitó por la UNNOBA.
En la actualidad, dirige un proyecto sobre tumores hipofisarios, que fue premiado por la Sociedad de Endocrinología del Reino Unido, coordina el CIBA y dicta la materia Química Biológica en la UNNOBA.

-¿Cómo hace un alumno para obtener una beca de investigación?

-En investigación hay llamados a distintas becas a los que se “aplica” con un plan o proyecto. Tenés que tener un director, un lugar de trabajo y presentar tu curriculum. De una lista de postulantes, se selecciona a través de un orden de mérito. Todos los años se realizan llamados desde los diferentes organismos. Hay becas de grado y de posgrado. Lo que te permite una beca doctoral, por ejemplo, es una dedicación exclusiva a la investigación, y esto es compatible con un cargo docente con dedicación simple.

-¿Cómo se obtiene información sobre la oferta de becas?

-A quienes somos investigadores de carrera nos llega información sobre los distintos temas de beca, ofertas de distinto tipo, pedidos de recursos humanos, y nos van consultando investigadores de nuestra institución y de otras. Entonces uno puede ir derivando alumnos o graduados según áreas o temas. Es decir, que si te consulta alguien interesado en un tema que no podés dirigir, lo podés guiar hasta encontrar el grupo adecuado.

-¿Y cómo se hace para iniciar actividades de investigación?

-En general, si hacés una tesina de grado te acoplás a una línea de investigación existente en el laboratorio a donde ingresás. En cambio para un doctorado es posible que se abra un tema para vos porque es un trabajo más largo. Quizás el laboratorio en el que te presentás abarca muchos frentes y entonces es necesario que te acoples a alguno existente. De a poco, le podés ir dando una orientación propia, incorporando tus inquietudes que, en realidad, es lo que pasa muchas veces porque los resultados que vas obteniendo abren nuevos caminos que pueden resultar más interesantes.

Instituciones y espacios para investigar

-¿Cuáles son las principales instituciones encargadas de investigar en Argentina?

-La principal institución es el Conicet. Quien apunte a una beca allí, debe contar con antecedentes: presentaciones en congresos, pasantías en laboratorios, publicaciones en revistas científicas; también suma la docencia. Si el postulante no está preparado todavía, quien juega un rol importante es la universidad, en nuestro caso en particular, que tiene becas para sus graduados. También hay becas de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), un organismo de la provincia de Buenos Aires. Hay becas cofinanciadas entre la universidad y la CIC. Por otra parte, los investigadores nos presentamos a las convocatorias de subsidios de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que depende del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación que, en muchos casos, vienen con financiamiento para becas de doctorado o posdoctorado. Quienes pasamos a la tarea de dirigir investigaciones tenemos que llevar adelante tareas diversas, desde formar un grupo de trabajo y dirigir a los becarios, escribir los trabajos científicos, hasta formular proyectos para aplicar a los subsidios de investigación. De ello depende el financiamiento de todos nuestros proyectos.

-¿Ustedes hacen algún tipo de recorte entre temas de ciencia básica y ciencia aplicada?

-El investigador de Conicet estaba muy enfocado a lo que comúnmente se denomina “investigación básica”, ya que viene de nuestra tradición disciplinar. Con el tiempo fuimos tendiendo también a aplicar el conocimiento generado. Por ejemplo, intentar llevar ese conocimiento a los pacientes y sus enfermedades. Cada vez nos acercamos más a eso: queremos ver si lo que estamos probando en un cultivo celular es también posible de hacer en las células del paciente. De ese modo, es mucho más rico el trabajo. De cualquier forma, no es tan directo: la aplicación lleva todo un proceso y mecanismos en los que, en el caso de la medicina, entran las empresas farmacéuticas con ensayos clínicos que no hacemos todavía aquí.

-¿Cómo es la relación investigación-docencia?

-En investigación hacés docencia, enseñás y aprendés todo el tiempo. En la relación que hay entre directores y becarios eso siempre pasa. A su vez, si la materia que enseñás está asociada a lo que investigás es enriquecedor para todos, para el alumno y la universidad. Podés mostrar el avance de tus proyectos y hacer crecer la materia todos los años. Es muy extendido que el investigador haga docencia y, aunque no sea requisito ser docente, es muy común.

-¿Qué materia dictás en la UNNOBA?

-Estoy a cargo de Química Biológica, que es una asignatura común para las carreras de Agronomía, Genética y Alimentos. Con el tiempo fuimos formando ayudantes y auxiliares para armar un plantel docente que pueda cubrir la gran cantidad de alumnos que tenemos.

-¿Cómo se maneja la cuestión ética en la investigación científica?

-Los proyectos de investigación siempre pasan por la evaluación de un comité de ética, institucional o externo. Por eso se debe justificar todo, desde la cantidad de ensayos en seres vivos, los métodos de eutanasia de los animales de experimentación, cómo se preserva la identidad de los pacientes a los que se les toma la muestra… De lo contrario el proyecto no pasa las evaluaciones, ya que cada vez hay más exigencia al respecto.

-¿Quiénes integran un comité de ética y qué parámetros toman en cuenta?

-Se pide integrantes diversos: además de científicos hay representantes de la comunidad y de las distintas profesiones y hay tratados internacionales, como la “Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial”, que funcionan como sustento. En nuestro caso, al formar el comité de la UNNOBA, vino el Comité Central de la provincia de Buenos Aires a capacitarnos. Más allá de la normativa, todo es debatible porque es algo que caracteriza a la ética en sí. Existe un marco, pero luego cada comité dará su dictamen según el caso particular.


Producir conocimiento desde las ciencias humanas

¿Cómo es investigar en el campo de las ciencias sociales? ¿Qué tareas se llevan adelante sus especialistas? ¿A qué apuntan los investigadores de este terreno de la ciencia? Para abordar estas preguntas El Universitario dialogó con Laura Rodríguez, profesora en Historia, magíster en Sociología y doctora en Antropología Social. Es docente del doctorado de Historia que se dicta en la UNNOBA, docente en la UNLP e investigadora del Conicet.

-Hay una imagen, tal vez un lugar común, que un investigador es alguien que trabaja en un laboratorio. ¿Cómo es la tarea en las ciencias sociales, en las que los laboratorios pueden ser muy diversos?

-Las investigaciones del campo de las ciencias sociales y las humanidades tienen como principal objetivo explicar y comprender los fenómenos de la realidad social. Para poder realizar esa tarea aplican metodologías que no son las de los laboratorios de las ciencias duras, sino otras, como las entrevistas, etnografías, trabajos de archivo con documentos, o con series estadísticas. Es decir tenemos una metodología diferente, aunque se comparte con las ciencias exactas y naturales el mismo objetivo, que es explicar y comprender los fenómenos.

-Sin embargo deben compartir supuestos y elementos para convivir dentro de lo que se denomina ciencia.

-En ambos campos de la ciencia tenemos una idea sobre nuestra práctica, y es que la ciencia es histórica. Es decir, va cambiando: las preguntas que nos hacemos sobre la realidad están temporalmente situadas. Hay puntos en común que definen al campo científico, el trabajo mediante hipótesis, objetivos, una metodología explícita, posibles respuestas a los problemas que se deben comprobar. Las metodologías que usamos son diversas, sí. En la antropología se utiliza predominantemente el trabajo de campo etnográfico [método que observa las prácticas culturales de los grupos sociales]. En historia, el trabajo de archivo y revisión documental. La sociología puede trabajar mucho con la estadística y con grandes series de datos que pueden llegar a descripciones de sociedades nacionales. O también, otra rama de la sociología comparte los métodos de la antropología, utilizando encuestas y entrevistas en serie o en profundidad. Las grandes estadísticas pueden provenir de muestreos o de encuestas a gran escala y medir desde desarrollo humano hasta la pobreza estructural. Con este tipo de herramientas se manejan las estadísticas del INDEC, por ejemplo.

-¿Hay trabajo colaborativo y colectivo para el investigador de ciencias sociales, o predomina la instancia individual?

-Hay de los dos casos, pero un mismo investigador en general participa de proyectos colectivos y desarrolla su investigación individual. Todos estamos en proyectos colectivos, porque además es una manera de obtener financiamiento ante los organismos. Por lo tanto hay trabajos colaborativos enmarcados en proyectos que van a concurso y trabajos de tipo individual que se plasman en libros o artículos. Por ejemplo existe el Programa de Investigación sobre la Sociedad Argentina Contemporánea (PISAC), del cual se están publicando los resultados sobre distintas realidades, como consumos culturales y desigualdad. Ese es un gran proyecto que implicó el involucramiento de varias universidades y que coordinó la Universidad Nacional de La Plata.

-¿Qué recorrido tiene que hacer un graduado para poder dedicarse a la investigación?

-El contexto nacional va cambiando, entonces también las posibilidades de hacer una carrera científica son objetivamente distintas, porque depende mucho de las políticas públicas. Si el Estado decide abrir o cerrar la cantidad de ingresos a la investigación, eso tiene consecuencias concretas en quienes toman la decisión de hacer una carrera científica. Es decir, no sólo es necesario el deseo y las cualidades académicas del graduado. Por otra parte, debe haber, también, una vocación de realizar una carrera que, en ocasiones, puede no estar bien remunerada. Hay carreras más “profesionalistas” en las que un graduado tiene que decidir si quiere un mayor bienestar económico en el área privada, o si su vocación científica es tan fuerte que decide entrar a la agencia estatal resignando mayores ingresos.

- Se suele distinguir entre ciencia básica y aplicada, planteando que se debe tender a investigaciones que beneficien al conjunto de la sociedad. ¿Qué opina de ello?

-En lo personal creo que la dicotomía ciencia aplicada-ciencia básica es improductiva. Existe un consenso en la comunidad científica de que todas las investigaciones son válidas, algunas tienen una aplicación inmediata, otras mediata, o aportarán al conocimiento general de la sociedad.


Estudian un patógeno de la soja extendido en varias regiones del país

Investigadores de la UNNOBA y del INTA estudian la morfología y genética de un patógeno de la soja extendido por diversas regiones de Argentina, para el cual no existen aún variedades genéticamente resistentes ni pautas de manejo integradas. Lo hacen en el marco de un proyecto financiado por el Japan International Research Center for Agricultural Sciences (JIRCAS), un instituto de ciencia de Japón interesado por líneas de investigación que aporten conocimiento sobre diversos aspectos del cultivo de soja que puedan afectar el rendimiento.

En diálogo con El Universitario, Antonio Ivancovich, profesor asociado de Fitopatología de la carrera de Ciencias Agrarias de la UNNOBA; y Miguel Lavilla, jefe de Trabajos Prácticos de la asignatura Producción de Cereales y Oleaginosas y Fitopatología, brindaron precisiones respecto de los alcances de esta investigación, cuyo objetivo de máxima es potenciar el conocimiento sobre el patógeno (conocido con el nombre científico de cercospora kikuchii) y poder lograr una variedad resistente que evite el daño que ocasiona tanto en la semilla como en la planta.

El investigador precisó que se trabajará sobre varios aspectos: “Por un lado se realizarán estudios morfológicos del patógeno comparando muestras obtenidas en distintas zonas del país donde esta enfermedad se ha manifestado. Por ejemplo en las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires”.

El estudio también contemplará el análisis molecular para identificar si hay diferentes biotipos del hongo en las diversas zonas del país y, a su vez, si el mismo patógeno ataca a la planta y a la semilla.

Con respecto a la implicancia de la investigación, los docentes de la UNNOBA coincidieron en que aportará información novedosa que se sumará al acervo de conocimiento científico sobre “un patógeno muy extendido”.

“Este es un hongo que hace diez años causó problemas exclusivos en la semilla, pero, por razones que no están claras, empezó a ocasionar síntomas en la planta. Y ahí es donde está el foco de la investigación: en poder determinar si el agente que causa la enfermedad es el mismo para la semilla que para la planta”, explicó Lavilla.

Con un plazo de ejecución del proyecto a cinco años, el objetivo final es poder recoger la información que permita la incorporación de resistencia genética a este patógeno. En este sentido, los investigadores tienen la referencia de los trabajos desarrollados para la roya de la soja, una enfermedad ya conocida. Al respecto, Ivancovich recordó: “Hemos trabajado de manera similar para la roya, haciendo estudios morfológicos, genéticos y moleculares con el propósito de que haya material resistente a esta enfermedad”.

“Tenemos que determinar si el patógeno cercospora kikuchii difiere morfológica y molecularmente en distintas regiones, algo que resulta fundamental, ya que cuando se quiere incorporar resistencia genética se tiene que apuntar a cada patógeno en particular”, agregó Lavilla.

Los investigadores consideraron que el proyecto aportará información de utilidad respecto de cuándo aparece el síntoma y cuándo comienza a causar daños, para poder planificar estrategias de manejo integradas. “Queremos determinar el umbral correcto para poder establecer las formas de manejo adecuadas. Lo que buscamos es entender si el control temprano reduce la presencia del patógeno en la semilla y cómo esto impacta en el rendimiento”, apuntó Lavilla. Como no existen variedades resistentes, en la actualidad el manejo se da mediante el uso de fungicidas. “Esta investigación aportará información que servirá, entre otras cosas para combinar distintas estrategias, minimizando el uso de fitosanitarios y, a la par de ello, buscar variedades resistentes”, concluyó Ivancovich.


CON LA MIRADA EN ARGENTINA

El interés de Japón de financiar un proyecto de esta naturaleza pasa, en gran medida, por la importancia que el cultivo de soja tiene para ellos. “En Japón consumen mucha soja y necesitan que la máquina de producir siga funcionando. Saben que las enfermedades son un aspecto que limitan el rendimiento. Por eso, apoyan proyectos en Argentina y Sudamérica”, explicaron Ivanovich y Lavilla.
Los científicos argentinos recordaron que en este proyecto participan, además, investigadores de INTA como Antonio Díaz Paleo de Pergamino; y Adrián De Lucía y Mónica Heck del INTA Cerro Azul de Misiones.


Memoria, verdad, justicia y unidad

Por el rector Guillermo Tamarit

Cada 24 de marzo tenemos la oportunidad de ratificar la voluntad de los argentinos de construir una democracia sobre la base de valores compartidos.

El Presidente Raúl Alfonsín planteó en los albores de la democracia la imposibilidad de construir la república sobre la base de una claudicación ética. Allí se inició el camino con tres iniciativas muy claras: primero, la anulación de la ley de autoamnistía con la que el gobierno de la dictadura pretendía cerrar la investigación sobre las violaciones a los derechos humanos; segundo, la creación de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP) para saber realmente lo que había sucedido; y por último, el impulso a los juicios de la Juntas Militares para hacer justicia con los responsables que habían gobernado y generado un verdadero baño de sangre en el país. Todas estas acciones han marcado un camino compartido por la mayoría de sociedad argentina.

Si bien hubieron retrocesos, como las leyes de obediencia debida y punto final, los indultos otorgados por el presidente Menem, o la designación como Jefe del Ejército de un represor procesado, todo ello no puede hacernos perder de vista el consenso mayoritario en la sociedad argentina en el juzgamiento de los responsables de un genocidio único en nuestro país y en el compromiso de que no se repita nunca más.
En este sentido, todas las instituciones educativas de la república tenemos la responsabilidad y, en estas fechas en particular, de recordar y repasar los sucesos del pasado que no se deben repetir, y realizar conmemoraciones históricas que traigan al presente los hechos más repudiables. Además, desde nuestras prácticas cotidianas debemos profundizar el funcionamiento de nuestra democracia, alentando el diálogo social para resolver los conflictos, promoviendo el mejoramiento de la justicia y el desarrollo económico y humano para terminar con la pobreza.

Las nuevas generaciones nos exigen no solo memoria, verdad y justicia, sino también la unidad de los sectores democráticos y populares en pos de avanzar en estas políticas. Cuando pretendemos dirimir el presente sobre la base de disputar las visiones del pasado, dejamos de lado a nuestros jóvenes y a su futuro, quienes deben constituir nuestra verdadera preocupación.

Hoy estamos en una etapa de disputas y demandas sectoriales, la mayoría legítimas pero contradictorias entre sí: para que un sector se beneficie, otro tiene que perder, y ambos están al borde de la subsistencia. Estamos en el camino equivocado y no es la lucha para imponerse sobre el otro el camino correcto.

La confrontación permanente ha sido la marca en gran parte de nuestro proceso democrático desde 1983, la cual no nos ha permitido grandes avances. Entonces, como otras naciones lo han hecho, es importante incorporar a la democracia la dimensión de los acuerdos y consensos que nos permita dar un salto cualitativo en temas como la educación y la producción, en los que desde hace años sólo hemos tenido retrocesos.

Esta fecha histórica, entonces, debe permitirnos reflexionar para mantener viva la memoria, no sólo de las consecuencias de perder la democracia, sino además de mejorarla cada día con nuestros comportamientos y actitudes.


Un insecto directo al corazón

La clave para tratar enfermedades cardiovasculares podría encontrarse en la mosca de la fruta o mosca del vinagre, denominada Drosophila melanogaster. En latín, significa “amante del rocío de vientre negro”, ya que se alimenta de frutas en proceso de fermentación.

Este insecto consiguió una especie de cariño de la comunidad científica como resultado de la cantidad de trabajos especializados e hitos científicos logrados. Como su genoma está totalmente secuenciado, es posible criarlo y manipularlo en el laboratorio con facilidad. A la vez, tiene gran homología con los genes humanos. Todo ello permite acelerar los procesos de estudio.

La doctora en Ciencias Biológicas Paola Ferrero, profesora asociada de la UNNOBA e investigadora del CONICET, no estuvo ajena a la seducción de esta mosca silenciosa y pequeña. Tal es así que desde hace cuatro años dirige el equipo de investigación formado por egresados y estudiantes de la UNNOBA y de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP, y junto a Investigadores del Centro de Investigaciones Cardiovasculares “Dr. Horacio E. Cingolani” y colaboradores internacionales, llevan adelante los estudios sobre el corazón del insecto, con el fin de conocer nuevos métodos para evitar enfermedades cardíacas en humanos.

“Se han reproducido y estudiado patologías cardíacas humanas en otros mamíferos. En cambio, genes que forman parte del corazón de las moscas y que son muy similares al de los humanos, son nuestro objeto de estudio. Lo que nosotros hacemos es caracterizar la función cardíaca de Drosophila y analizar los cambios en su expresión génica frente al envejecimiento y a la exposición a distintos estímulos ambientales como cafeína, tabaco y cannabinoides. Además, estudiamos la incidencia de la expresión desregulada de genes de la vía TOR que intervienen en el manejo del calcio intracelular”, afirma la investigadora quien lleva adelante el primer grupo en el país que estudia la fisiología cardiovascular usando este modelo.

Pocos grupos científicos en el mundo se centran en esta línea de investigación. A diferencia de los otros equipos, la doctora Ferrero utilizó las herramientas genéticas y moleculares que provee este organismo para estudiar profundamente la fisiopatología cardíaca, área en la que tiene experiencia por haber trabajado previamente en mamíferos. En este sentido además, desarrolló una técnica innovadora y única con el modelo de “moscas fumadoras”.

Uno de sus proyectos consiste en el estudio de cambios en el calcio intracelular, un elemento muy importante que mantiene al corazón funcionando. Para ello se enfoca en el rol de la “Vía TOR” dentro del corazón, parte esencial de la experimentación. “La vía TOR participa en la síntesis de proteínas. Forma parte de mecanismos celulares relacionados con el desarrollo de la hipertrofia cardíaca, que es el aumento del tamaño de las células del miocardio o músculo cardíaco. La contracción de estas células se debe a un aumento de la concentración del calcio intracelular. En los atletas y en las personas con ciertas enfermedades cardíacas se produce hipertrofia, pero el modo en que sucede y el tipo de hipertrofia es diferente en cada uno. Nosotros no nos enfocamos en estudiar la hipertrofia en sí, sino en ver qué ocurre con el calcio en el interior de la célula, algo esencial para la contracción cardíaca. Hasta ahora lo único que se sabía sobre el rol de la vía TOR estaba asociado a hipertrofia. Nosotros estudiamos el rol de esta vía en otras condiciones”.

El equipo de investigación espera conocer un posible mecanismo responsable del envejecimiento cardíaco. En base a esto, estudian si es factible modificar la actividad de estos genes para mejorar la función cardíaca a medida que la edad va avanzando.

Por otra parte, mediante una metodología nueva, el grupo de la doctora Ferrero ha abordado a estudios sobre la cafeína, el tabaco y los cannabinoides para saber cómo estas sustancias afectan el corazón. “Tanto el café como el tabaco son sustancias de consumo masivo y legal, que generan una clara dependencia. Nuestro interés en el caso de los cannabinoides, presentes en la planta de marihuana, está centrado en el estudio de efectos beneficiosos y adversos como sustancia de uso medicinal. En enfermedades como la esclerosis múltiple, cáncer, HIV, epilepsia refractaria para las cuales los tratamientos convencionales son insuficientes o han fallado, podría ser adecuado el uso de extractos purificados de la planta. En este marco, nuestro proyecto de investigación apunta a estudiar el patrón de expresión génica , en la mosca de la fruta, sobre todo en relación a genes homólogos con el humano, asociado al consumo de cannabis”.


Recuperar la antigua dignidad de la oratoria

Durante cinco días, más de 140 estudiantes de universidades nacionales, mexicanas y colombianas participaron de la octava edición del Concurso Nacional Universitario de Litigación Penal, una estrategia pedagógica que contribuye a la formación de los futuros abogados y, al mismo tiempo, permite consolidar la implementación de los juicios por jurados en la provincia.

El evento, organizado por Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP), el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y la UNNOBA, promueve la formación de los estudiantes universitarios en la lógica y dinámica de litigación de un sistema por audiencias orales y públicas.

“Las reformas procesales que se vienen dando en los últimos veinte años en la Argentina y en la región latinoamericana incluyen a la oralidad como la forma de resolver los casos y es en función de ello que las distintas universidades fueron adecuando su currícula e incorporando la litigación como una materia importante”, explica el doctor Pablo Santamarina, profesor de Litigación de la UNNOBA.

Por su parte, la doctora Tamara Peñalver, coordinadora del área de Capacitación del INECIP, sostiene que este concurso “pretende fortalecer la reforma procesal penal”. Y agrega: “Año tras año, a medida que se suman universidades del país, damos un paso más para la capacitación de los futuros operadores del sistema de justicia. El concurso no se agota en la competencia sino en el desarrollo profesional de cada alumno, en miras a que en todo el país tengamos sistemas de administración de justicia acusatorios y por jurados”.

El concurso

El certamen se estructura en torno a casos hipotéticos penales. Allí compiten equipos que representan a cada una de las universidades participantes, que deben asumir el rol de acusación y de defensa, realizando alegatos de apertura, exámenes directos, contraexámenes y alegatos de clausura. En estos juicios simulados el lugar de magistrado es ocupado por funcionarios judiciales en actividad, como jueces y fiscales.

“Hay múltiples aspectos que hacen que sea un evento muy valioso”, sostiene Santamarina. Uno de ellos es que la participación de numerosas universidades nacionales y extranjeras “permite a la UNNOBA darse a conocer hacia otras universidades”, además de “hacer más explícita o pública la posibilidad hacia sus propios alumnos de la existencia de la litigación”. Además, se da un intercambio entre estudiantes del país y de Latinoamérica, “lo que es una experiencia de suma importancia”.

Santamarina, que además de docente de la UNNOBA es fiscal, remarca que “el litigante en un proceso oral tiene que tener múltiples habilidades, más allá del propio conocimiento del derecho”.

Este concurso se incorporó como una oferta más para el estudiante de la UNNOBA, como también lo son las capacitaciones dirigidas a los funcionarios judiciales de Junín, Pergamino y la región en cuanto a técnicas de litigación. “Estos profesionales que hoy forman parte del Poder Judicial no tenían la litigación en la currícula de su carrera –agrega Santamarina– y hoy es sumamente importante adquirir estas técnicas por la presencia, desde hace más de dos años, de los juicios por jurados en la provincia de Buenos Aires, que sólo se pueden realizar bien en la medida en que se conozcan estos métodos. Así que las capacitaciones son permanentes y orientadas a estudiantes, pero también para los profesionales y funcionarios del Poder Judicial”.

La doctora Vanina Lizaso, fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 6 de Junín, fue una de las convocadas para participar como juez en el concurso. “Estoy fascinada, vengo acá a aprender –asegura–, los elementos que me estoy llevando son increíbles, los estudiantes han puesto el alma, tienen un nivel y una preparación muy buena, y lamento muchísimo que no haya más jueces, fiscales y defensores escuchando y aprendiendo sobre cómo debemos llevar a cabo un juicio oral. La experiencia es riquísima, incluso respecto al intercambio que hay entre pares de distintas universidades, que colaboran y aprenden los unos de otros”.

La importancia de la práctica

Eventos como este ponen de relieve “uno de los aspectos más deficientes que tiene la carrera” de abogacía, de acuerdo al criterio del rector de la UNNOBA, Guillermo Tamarit, “que es la formación práctica” de los profesionales, por lo que considera relevante “la posibilidad de que los docentes acompañen estos procesos, y que las currículas adopten y naturalicen este tipo de actividades”.

El doctor Tamarit recuerda que, al momento de planificar la carrera de derecho en la UNNOBA, se consideró que “si los abogados de las universidades públicas no eran los mejores, se generaba un daño al conjunto de la sociedad”. Y profundiza: “En general, las empresas o los grandes litigantes tienen cómo formar sus propios recursos humanos, mientras que los vecinos van a buscar al abogado que tienen a mano. Entonces, cuando planteamos la necesidad de incorporar todos estos elementos a los abogados de las universidades públicas, lo que estamos debatiendo es sobre la eficacia social de ese operador al momento que sea requerido por los más humildes”.

Por su parte, el director de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas de la UNNOBA, Marcelo Sena, plantea: “Es muy grato poder ser sede de este concurso, y lo hacemos con el convencimiento de que es algo ineludible para nosotros seguir planteando aquellas cuestiones que invariablemente son las que ‘se vienen’. La litigación oral es una de ellas, en virtud de la incorporación del juicio por jurados en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, una de las primeras provincias que lo tienen”, afirma el director de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas de la UNNOBA, Marcelo Sena.

Asimismo, Sena considera que este concurso “va un poco más allá”, porque “educa y enseña valores democráticos, como es el juicio popular”. “Contribuye a la formación del estudiante, algo que, por lo general, en las carreras de derecho de nuestro país no se ve. Salvo en algunas, como la nuestra, que ha incorporado en su matrícula a la litigación oral como uno de sus ejes”, considera Sena.

Por su parte, Alfredo Pérez Galimberti, vicepresidente del INECIP, opina que los participantes del concurso “tienen un raro privilegio”: “Son la generación que va a recuperar la antigua dignidad de la oratoria. Dejamos atrás ocho siglos de papeles, de escritos, de distancia entre los hombres de la ley y las personas comunes. Estamos formando abogados para que se paren y defiendan los intereses de las personas frente a tribunales populares. Es algo que los padres fundadores de esta república soñaron y que recién ahora estamos comenzando a concretar”.

Para el doctor Pérez Galimberti, este tipo de actividades optimiza las capacidades profesionales: “Esto nos hace ser mejores abogados, nos hace recuperar el prestigio de nuestra profesión. Ciertamente, cuando uno se desempeña bien frente a la sala de audiencias, es cuando se siente realmente un abogado. Es distinto a escribir cosas en un papel, meterlo por mesa de entradas y esperar


UNIVERSIDADES PARTICIPANTES

Además de la UNNOBA, universidad anfitriona, participaron las siguientes instituciones argentinas: las universidades nacionales de La Pampa, La Plata, Nordeste, Mar del Plata, Comahue, Sur, San Luis, Rosario y Patagonia San Juan Bosco. Formaron parte del encuentro otras del exterior, como la Universidad Privada del Estado de México, la de Guanajuato,del Rosario de Colombia, Universidad Milenium (México), Guadalajara, Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Autónoma de México y Anáhuac (México), entre otras.
La final fue disputada por la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y la Universidad de Guanajuato, México. Los representantes del país azteca fueron los ganadores de la competencia, mientras que los santafesinos, vencedores en la instancia nacional, culminaron en segundo puesto.


LA EXPERIENCIA DE LOS ESTUDIANTES

Néstor Lisandro Villanueva, estudiante de la Universidad Autónoma de Puebla, México, explica por qué cree que este concurso “es una excelente oportunidad” para las universidades del continente: “Nos estamos aventurando a un nuevo sistema, que es el acusatorio, y que se está implementando en toda América. Es un sistema nuevo y este tipo de actividades hace que se pueda plasmar el proyecto de implementarlo”.

Marina Oliva, de la Universidad Nacional de Rosario, remarca que esta experiencia es “la más cercana que uno puede llegar a tener con un juicio de la vida real”.

Por su parte, Camila Tomasela, de la Universidad Nacional del Nordeste, de Corrientes, considera que “es muy significativo” que su provincia esté representada en este concurso: “Esta modalidad no se da en nuestra provincia. El hecho de que vengamos a participar sirve para alertar de que hay otro sistema y poder luchar para que se implemente”.

En tanto, Florencia Maciel, de la UBA, destaca la formación que se adquiere en este concurso: “Acá aprendemos, por un lado, la parte técnica de la litigación, la oratoria, cómo es el modelo, cómo interrogar, la construcción de los alegatos, cómo narrar algo y poder probarlo. En definitiva, cómo presentar un caso y convencer a alguien de lo que uno está diciendo. Por otro lado, está el trabajo en equipo, donde cada uno tiene un rol y es una pieza indispensable”.


Biotecnología, la disciplina que promete mejorar la calidad de vida

La biotecnología promete ser una de las disciplinas que permitirán enfrentar muchos de los padecimientos que aquejan en la actualidad a los seres humanos, como el cáncer, artritis, diabetes, insuficiencias cardíacas, pérdida de tejidos y alteraciones genéticas.

Distintos productos biotecnológicos se desarrollan en la actualidad en el área de la salud, tales como las vacunas y anticuerpos monoclonales usados para el tratamiento de algunos tipos de cánceres.

En rigor, la biotecnología es un área multidisciplinaria con aplicación en agricultura, farmacia, ciencia de los alimentos, ciencias forestales y medicina, que tiene como fin mejorar la calidad de vida de los seres humanos, animales y medioambiente.

Una definición de biotecnología aceptada internacionalmente es la que refiere a “toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos para usos específicos”.

La doctora Laura Alaniz, del Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (CITNOBA), plantea que los productos biotecnológicos surgen a partir de “distintos organismos vivos”. A su vez, enumera tres áreas “prometedoras” dentro de la salud: “La aplicación de terapias génicas, las células madre y los nanofármacos”.

En el caso de la terapia génica, se utiliza un vector (que puede ser un virus transformado), el cual lleva un gen que se introduce en una célula “a la que le falta tal gen o no le funciona bien”. “Es decir, que se le provee a la célula un gen que tiene alterado o no lo tiene”, explica Alaniz.

Otro de los usos de la biotecnología es la generación de nanopartículas o productos farmacológicos de un tamaño diminuto: de 1 en 100 nanómetros. Esta herramienta ofrece la posibilidad de generar fármacos de manera que lleguen con mayor facilidad y al lugar específico donde tienen que actuar, lo que disminuye la toxicidad y los efectos adversos. Por ejemplo, una de las estrategias es que “a estas nanopartículas se les ponga ‘marcas’ que las direccionen a un punto determinado”. Para graficarlo: se trata, en definitiva, de un fármaco que tiene una “suerte de GPS” que le indica dónde actuar.

Por último, en cuanto a la aplicación de células madre, la investigadora de la UNNOBA sostiene que “lo más actual es la posibilidad de regenerar tejidos” a partir de estas células: “En el área de veterinaria se están produciendo células madre adultas que, inyectadas en animales, permiten regenerar cartílagos. Se está aplicando mucho esta técnica en animales de carrera o de polo y, de hecho, está aprobado y hay empresas o emprendimientos biotecnológicos en la Argentina que las producen”. Estas terapias se desarrollan en animales y no son aplicadas en personas. “Aprobar una legislación que regule la utilización de esta técnica a nivel humano es un camino extenso y complejo”, aclara la especialista.

Células madre

En el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas (CIBA) de la UNNOBA se realizan investigaciones en biotecnología en el área de células madre. Concretamente, se trabaja estudiando el comportamiento de las células madre mesenquimales en el contexto tumoral. De acuerdo a la definición de la doctora Alaniz, este tipo de células son “madre, pero no embrionarias, sino que son adultas”. La investigadora de la UNNOBA explica que la distinción entre unas y otras “es la potencialidad de diferenciarse a distintos linajes, a distintos tipos de células”. “Una célula madre embrionaria es totipotente o pluripotente, es decir, que se puede diferenciar a casi todos los tipos celulares del organismo. En cambio, la célula madre mesenquimal tiene una capacidad más restringida de diferenciarse a otro tipo celular, por lo que se dice que es multipotente”.

Las células madre embrionarias provienen de tejido embrionario. Por eso, su uso es éticamente controversial. En tanto, el cordón umbilical, la médula ósea y la grasa son las fuentes más grandes de células mesenquimales. Las investigaciones sobre este tipo de células se realizan, principalmente, con el objetivo de analizar la posibilidad de regenerar tejidos: “Si se logra eso, lo que se hace, en definitiva, es reparar o curar algo que esté dañado. En los casos de artritis o artrosis, si uno puede regenerar ese tejido, éste vuelve a cumplir su función normal”.

Hay otros ejemplos. Uno es el caso de la diabetes, en donde se apunta a conocer cómo reemplazar las células que no pueden producir insulina: “La idea es regenerar el tejido en el páncreas para que vuelvan a funcionar sus células, que habían dejado de hacerlo”. También está el caso de la regeneración cardíaca, puesto que en los episodios de infarto hay un tejido que se muere y por esa razón el corazón funciona mal y con menos capacidad. “Entonces, potencialmente, se podría regenerar ese tejido muerto con nuevas células cardíacas”, plantea. Cabe aclarar que los mencionados estudios están en etapa de investigación y todavía no son aplicados clínicamente en seres humanos, ya que aún no fueron aprobados por organismos reguladores.

Investigaciones sobre cáncer

Los estudios que se llevan a cabo con las células mesenquimales en el CIBA están orientados a su posible aplicación en el contexto de tumores. Alaniz colabora en un proyecto original de la doctora Marcela Bolontrade, investigadora que se desempeña en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) del Conicet. “Yo trabajo con ácido hialurónico –explica Alaniz– que es una molécula que tiene la capacidad de modular a las células mesenquimales. La idea es hacer cultivos y ver si esa molécula afecta el comportamiento de la célula mesenquimal y si, a su vez, eso afecta el desarrollo de un tumor... porque el lado oscuro de estas células es que también forman parte de un tumor”.

“Lo que están estudiando es cómo se ve afectado el comportamiento de las células mesenquimales en los tumores donde, a su vez, está alterada la composición de ácido hialurónico. Y al afectar eso, la célula mesenquimal tiene mucha capacidad de impactar sobre el comportamiento de un tumor”, explica Alaniz.

El objetivo final de la investigación es tratar de encontrar algún tipo de respuesta ante la aparición de un tumor. “Es decir, se busca intervenir farmacológicamente en algún punto en esa interacción que es favorable para el desarrollo del tumor, de manera que no siga siéndolo”, sintetiza Alaniz.

La doctora Alaniz aclara que, en esta instancia, se está trabajando en lo que se denomina “investigación de base”: “Por el momento estamos estudiando mecanismos y para que esto pueda convertirse en transferencia tecnológica, es decir, para definir un blanco de diagnóstico o terapia que pueda ser desarrollado en la industria farmacéutica, falta un tiempo”.

El trabajo que está desarrollando Alaniz junto a la doctora Bolontrade tiene dos vertientes: “Una de ellas es la de buscar marcadores de progresión de un tumor. Es decir, que si esa modulación entre célula madre y ácido hialurónico genera una molécula que nos dice que el tumor va a seguir creciendo, entonces, uno puede detectarla y estudiarla, lo que sería un factor diagnóstico o pronóstico”.

El otro objetivo es ver si se puede dar un paso más: “Por ejemplo, si se descubriera que además de ser un marcador, esta molécula tuviese una función que hace crecer a la célula tumoral, se podría buscar un mecanismo para bloquearla y hacer que se desarrolle un anticuerpo o un inhibidor de la molécula. De esta manera, el tumor no se desarrollaría”. Es decir que otro objetivo es el de encontrar “un blanco terapéutico”.

Alaniz ejemplifica que en otras patologías existen este tipo de herramientas: “Las leucemias mieloides crónicas generalmente presentan una alteración génica llamada cromosoma de Filadelfia, lo que origina una proteína exclusiva de esta patología. De esta forma, su presencia en un paciente indica que éste sufre esa enfermedad. Esa proteína tiene una función anormal, lo que hace que crezcan descontroladamente las células leucémicas. Si yo la bloqueo, la célula se muere. Existe un fármaco, el ‘Imatinib’, que inhibe solamente esta proteína y hace que la leucemia mieloide crónica no progrese. Entonces, se puede actuar sobre ella para detener el desarrollo de la enfermedad”.

Hay otras dolencias, como el tumor de próstata, en las que el PSA (o antígeno prostático específico) es marcador. Sin embargo, aun no se ha definido que el bloqueo de esta proteína impacte en el crecimiento del tumor. “Hay muchas moléculas marcadoras pero no todas son claves y no todas pueden ser transferidas al uso terapéutico”, resume Alaniz.

Lo que intenta comprender Alaniz, en su caso, es si “el ácido hialurónico puede ser un marcador diagnóstico, un blanco terapéutico o, en el mejor de los casos, las dos cosas, para luego llegar a realizar transferencia de este conocimiento y generar un producto biotecnológico con aplicación médica”.