20 años educando en el corazón productivo
Por Lorena Berro
Hace veinte años, jóvenes de Pergamino, Junín y una amplia región migraban a grandes centros urbanos para formarse en carreras universitarias vinculadas a la producción agroalimentaria oa la genética y muchos no regresaban, o lo hacían luego de muchos años si conseguían insertarse laboralmente en empresas de la zona. La creación de la UNNOBA y los vínculos estratégicos establecidos con instituciones de larga tradición en el campo de la investigación y la docencia fueron modificando esa realidad y, para estudiar en la universidad, ya no era necesario irse “lejos de casa”.
Emplazada en el corazón productivo del país, la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales (ECANA) de la UNNOBA , unidad académica que vincula a las carreras de Ingeniería Agronómica, Ingeniería en Alimentos y Licenciatura en Genética, se fue consolidando como un espacio de referencia. , no solo en materia educativa, sino de investigación, generación de conocimientos y transferencia, a un medio productivo ávido de las respuestas y soluciones que pueden aportar recursos humanos altamente calificados, formados en consonancia con el perfil productivo de la región y las necesidades del país. .
La doctora Virginia Pasquinelli , directora de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales de la UNNOBA, evaluó de manera positiva los pasos dados por la Universidad en sus primeros veinte años de vida institucional y destacó “la continuidad de la oferta académica” como “ una de las fortalezas”.
“La parte académica de la ECANA se ordenó y enfocó en las ofertas que se habían consolidado como la licenciatura en Genética, la ingeniería en Alimentos, la tecnicatura en Producción de Alimentos y la ingeniería Agronómica”, sostuvo.
“El desafío es seguir revisando los planos de estudio para relevar estándares y asegurar que las carreras sigan teniendo una fuerte impronta regional ”, agregó, al destacar la pertinencia y el perfil de las graduadas y graduados como “un sello distintivo de la UNNOBA, fuertemente anclada en su territorio”.
La actual directora de la ECANA resaltó que un imperativo es “lograr mayor flexibilidad en los últimos años de las carreras, principalmente en las asignaturas teóricas, para facilitar la graduación”, considerando que “ las y los estudiantes son requeridos tempranamente por el mercado laboral o comienzan a trabajar en investigación y eso los demora en la finalización de sus estudios de grado”.
En este sentido, describió el trabajo que se viene desarrollando con otras áreas de la Universidad en la búsqueda de generar nuevas herramientas: “En lo académico, el objetivo de la gestión fue hacer una evaluación cuantitativa y cualitativa de la oferta académica, generar herramientas y pensar en nuevas ofertas académicas . La ingeniería en Alimentos llamará a acreditación a fin de año y hemos podido avanzar en otros aspectos sustanciales como la Diplomatura en Agroecología , con docentes de la Unidad Integrada UNNOBA-INTA, lo que nos abre el camino para alguna maestría o tecnicatura en el futuro mediato. ”. “La gestión piensa en alternativas de formación que sean originales y respondan a una demanda concreta del sector agroalimentario de la región y del país”, planteó.
Por otra parte, la funcionaria sostuvo que “la sociedad tiene una mirada atenta, consciente e informada del impacto ambiental de ciertas prácticas y sabe de la importancia de producir, cuidando el medioambiente”. En ese sentido, aseguró que “las metas de la ECANA y de la Universidad se trazan siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible y las asignaturas de las carreras tienen contenidos que se abordan desde esa mirada”.
“Los ejes estratégicos están puestos en las cuestiones ambientales y la tarea es nuclear ofertas transversales a las escuelas que vayan en pos de la bioeconomía, el desarrollo sostenible y la generación de nuevas tecnologías”, definió y planteó que otro de los desafíos es profundizar las acciones tendientes a generar extensiones áulicas para lograr mayor impacto en el territorio.
Un crecimiento sostenido
Virginia Pasquinelli destacó el crecimiento de la matrícula tanto en Ingeniería Agronómica como en la Licenciatura en Genética y valoró el trabajo que se realiza para el fortalecimiento de la Ingeniería en Alimentos , una carrera cuya matrícula es baja en el país: “Tenemos un sector agroalimentario enorme en la región y eso abre una demanda en materia de formación de recursos humanos que hay que satisfacer y estamos trabajando muy fuertemente para ello articulando con empresas e instituciones y con colegios agrotécnicos” .
Respecto de los proyectos, alentó la futura construcción de una planta de producción de alimentos que permitirá seguir creciendo en las actividades que se realizan en el actual predio Manuel Belgrano (ExArgenlac) que hoy cuenta con aulas y laboratorios. Asimismo, resaltó la importancia de las iniciativas que apuntan a fortalecer la vinculación de la ECANA con otras unidades académicas (con el Instituto de Posgrado y con la Secretaría de Investigación, Desarrollo y Transferencia) para “seguir dotando de calidad los procesos de formación de nuestros y nuestros estudiantes”. Además, destacó la articulación continua con el Campo Experimental “Las Magnolias” , un ámbito desde el cual se brindan importantes servicios que hacen a la vinculación tecnológica y también se desarrollan prácticas, además del Programa de Alimentos de la UNNOBA.
También apuntó la necesidad de “seguir creciendo en la articulación en el seno de la Unidad Integrada UNNOBA-INTA” , un espacio de trabajo de “enorme potencialidad”.
En el plano de los aspectos a fortalecer, examinarán cuestiones de infraestructura, sobre todo para el desarrollo de actividades prácticas: “Hay un proyecto para construir laboratorios de docencia e investigación. Tenemos investigadores radicados en ECANA que antes tenían otros espacios de referencia y es importante contar con un centro de investigación vinculado a agroalimentos y biotecnología para tener un mayor crecimiento en esas líneas de investigación” .
Con la mirada puesta en la vinculación con el medio, destacó las interacciones de la ECANA con el medio productivo y demostró: “Tenemos que crecer en herramientas de vinculación tecnológica”. “La pandemia demostró el rol que cumplen las universidades y visibilizó el rol de la transferencia de conocimientos y saberes y tenemos capacidad para crecer mucho en este sentido”, resaltó.
Los comienzos
Las consideraciones de la actual directora de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales tienen un fuerte anclaje en la historia, y el presente de la Escuela se encuentra en aquellos orígenes sus hitos de referencia.
En este aspecto, las reflexiones del ingeniero Alfredo Calzolari, primer coordinador de Agronomía y director de la Escuela, en el proceso previo a su normalización, resultan valiosas para entender la génesis de la UNNOBA y la visión con la que se creó la estructura funcional para dar sustento a carreras estratégicas.
“Yo provenía de la Estación Experimental del INTA Pergamino e integré la comisión del Centro Regional Universitario junto a Marcelo Shang. Ahí presencié y viví todas las ideas que había en ese momento respecto de acercar posibilidades de estudios superiores a la ciudad. En ese grupo, el intendente de aquel momento, Héctor ‘Cachi’ Gutiérrez, hizo mucho para que el proyecto de contar con la Universidad se cristalizara y la política llevó adelante gestiones que acompañamos con entusiasmo. Ese trabajo desembocó en la creación de la UNNOBA. Siempre recuerdo que el día que se anunció el nacimiento de la Universidad habíamos hecho una reunión para presentar a Silvina Sansarricq como coordinadora académica de la Fundación Centro Regional Universitario. De un momento a otro de tener un Centro Universitario, teníamos una Universidad. Y ahí empezó todo”, relata Calzolari. Y continuó: “La tarea era ardua. En primer lugar, teníamos que forjar una amistad más viviente con Junín y establecer cuáles iban a ser las carreras. Siempre pensamos que estando la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Pergamino, la carrera de Agronomía debía dictarse en la ciudad. Pero no fue una empresa fácil. Cuando designaron al rector organizador se desarrolló la primera oferta académica” .
Respecto de los orígenes de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales, Calzolari mencionó que se acordó con el INTA la conformación de una unidad de trabajo que permitiera utilizar instalaciones de la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino del INTA , como el viejo sótano que se transformó en laboratorio y que se bautizó más tarde como “Edificio Maíz”.
“En la necesidad de materializar las carreras, el ingeniero Luis Lima le pidió al INTA tres personas y así fue como nos incorporamos José Robutti, Adriana Andrés y yo como coordinadores de las carreras de la Escuela que, aunque no estaba creada oficialmente, comenzaba a tener su esqueleto”, describió.
En lo personal refirió que se valió de sus propios aprendizajes y de las consultas realizadas a importantes referentes para armar el primer plan de estudio de la carrera de Ingeniería Agronómica. “Me designaron cuando la estructura no formal ya estaba armada, fui coordinador de Agronomía, pero tenía injerencia en las otras carreras. Cuando se pudieron formalizar las escuelas, me designaron director, eso ocurrió en el año 2008, casi en simultáneo con la acreditación de la carrera de Agronomía de la UNNOBA , algo que se logró por un período de tres años y sin tener un solo graduado. Fue la primera carrera acreditada de la UNNOBA ”, resaltó.
A su juicio, esa primera acreditación fue el resultado de un arduo trabajo realizado y del basamento que le aportaron a las carreras profesionales del INTA, quienes estaban muy involucrados en las actividades de docencia, atendiendo a que la Universidad aún no contaba con cuerpos docentes propios. ni se habían sustanciado los concursos.
Alfredo Calzolari fue director de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales hasta fines de 2011 . Al evaluar el paso por la gestión universitaria destaca que su función fue “armar el esqueleto y ‘pasarle la posta’ a Adriana Andrés, que fue la directora que continuó con las gestiones para normalizar la Escuela”.
“Rescato el haber podido aprender del grado. Yo tenía relación con el posgrado desde 1979 porque había coordinado la Maestría en la Universidad Nacional de Rosario, pero una cosa es estar y enseñar a pares y otra muy distinta hacerlo para estudiantes que han elegido formarse en la profesión agronómica”, resaltó y comentó que al dejar la conducción de la ECANA siguió vinculado al ejercicio docente hasta 2019, ya jubilado de INTA. “ Nunca me cerraron las puertas, al contrario , siempre me las abrieron”, agregó.
Al momento de señalar las fortalezas de esos primeros tiempos, se consideró que “ hubo vínculos que resultaron estratégicos y dieron un fuerte impulso a la Universidad. Eso sucedió en un principio, ahora la UNNOBA tiene vuelo propio”.
En relación a los desafíos sus apreciaciones vuelven sobre la historia: “Uno de los aspectos que siempre defendí fue la Unidad Integrada con INTA. Que la vida de la Universidad pudiera estar vinculada con la dinámica de una estación experimental, algo que había conocido yendo a sembrar una segunda generación de trigo en Balcarce. Esta estructura fue compleja de armar, pero siguió adelante . Creo que es un camino que hay que continuar. Otro desafío es fortalecer la carrera de Genética, que tiene una potencialidad increíble”.
“Desde mi óptica hay que seguir robusteciendo esas líneas y seguir trabajando fuertemente en la formación de docentes , una cuestión que es reaseguro de calidad, que, a su vez, posibilita a la Universidad crecer en sus propios planos de investigación”, abundó.
Vínculos virtuosos
En la misma línea, la doctora Adriana Andrés , primera directora electa de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales , y actual directora del Instituto de Posgrado de la UNNOBA, se remontó a los comienzos de la Universidad para destacar el valor que tuvo la relación con el INTA en la conformación de la ECANA.
“ En los comienzos de la UNNOBA se buscó mucho el apoyo de instituciones de prestigio instaladas en la región. Fue así que investigadores del INTA comenzamos a colaborar . Yo lo hice en el inicio de la carrera de Genética”, comentó Adriana Andrés.
“El primer director interino fue Calzolari, que apoyó la coordinación en esa instancia inicial. Más tarde, el rector Guillermo Tamarit me convocó para asumir la dirección de la Escuela y trabajar en su normalización”, refirió y recordó que se personalizó como director hasta que se concretaron los concursos, asumiendo el doble rol de dirigir la Escuela y coordinar la licenciatura. en Genética.
“Muchos de nosotros no veníamos de la gestión universitaria, así que enfrentamos grandes desafíos” , remarcó y sostuvo que “la ECANA se sustentó sobre la base de esos vínculos virtuosos que se fueron estableciendo con instituciones de prestigio en la región”.
Para Adriana Andrés, una de las tareas principales en el proceso de normalización de la Escuela fue crear la conciencia de lo que significaba concursar los cargos docentes y eso se fue dando en un contexto en el que “había mucho interés de la comunidad por la Universidad”. y poca tradición universitaria”.
“Crear una estructura funcional, establecer los contenidos de las carreras, buscar los perfiles docentes adecuados y captar estudiantes fueron las grandes tareas de las primeras etapas”, resaltó.
Construir confianza fue quizás la labor más importante y para ello la UNNOBA se valió de una clara visión de las personas que intervinieron en esa etapa fundante. “Siempre hubo una perspectiva muy clara de cuál tenía que ser el rumbo. La irrupción de la UNNOBA en el territorio despertó un interés de las instituciones y ‘se alinearon los planetas’ para que las alianzas estratégicas pudieran lograrse”.
“ El INTA estaba dirigido por profesionales que ya habían participado de la Unidad Integrada INTA Balcarce y la Universidad de Mar del Plata: Pedro Gómez estaba a cargo de la dirección regional y Guillermo Joandet , de la dirección de la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino. Todos sabían lo que la Universidad significaba en términos de potencialidad”, destacó, coincidiendo con Calzolari en que la constitución de la Unidad Integrada UNNOBA-INTA fue un hito clave en la historia institucional .
“Por el otro lado, el acercamiento con el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas ‘Doctor Julio Maiztegui’, de la mano de la doctora Delia Enria, marcó otro camino virtuoso que contribuyó al fortalecimiento de la UNNOBA”, agregó.
La exdirectora de la ECANA subrayó el peso que la política tuvo en el proceso de creación de la UNNOBA y mencionó el trabajo realizado por el intendente de entonces, Héctor Gutiérrez , la diputada nacional Rosa Tulio y otros tantos dirigentes que hicieron, no solo las gestiones. para que este proyecto se concretara, sino que acompañaron la consolidación de la Universidad. “Por supuesto que también hubo resistencias, pero el peso institucional de la UNNOBA y el apoyo de estas instituciones y actores de la vida pública local y regional fueron vitales ”, destacó.
En lo académico, Adriana Andrés refirió que, desde los comienzos de la Escuela, el imperativo fue “construir la Universidad en el territorio” y para ello se trabajó mucho con el Centro Regional Universitario de Junín y Pergamino en la conformación de las carreras: “ Todas se armaron sobre la base de los estándares existentes y con una mirada muy atenta de las necesidades del medio productivo”.
En este punto, se consideró que la inauguración del edificio de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales fue un hecho trascendente, por cuanto “una vez normalizada la Escuela, se jerarquizó, no solo por tener sus autoridades electas, sino por la existencia del edificio que cristalizaba una presencia institucional y una identidad propia”.
“La sede de la ECANA cristalizó el anhelo de toda la ciudadanía y redundó en el crecimiento de la matrícula y la consolidación de la oferta académica” , agregó.
La confianza comenzaba a construirse y las dudas que al comienzo generaba n las alternativas de inscribir a los chicos en la UNNOBA o enviarlos a estudiar a otras ciudades con más historia universitaria, comenzó a disiparse. La UNNOBA se transformó en la primera opción para la comunidad de una amplia región , e incluso de zonas geográficamente más alejadas.
“ Al poco tiempo de haber normalizado la Escuela y de habernos integrado al trabajo en redes universitarias comenzamos a advertir que la UNNOBA comenzaba a quitarle matrícula a otras universidades para Agronomía , la primera carrera que logró acreditarse”, comentó Andrés.
“Creo que las alianzas establecidas y las decisiones políticas tomadas colaboraron en ese voto de confianza inicial. Después la UNNOBA comenzó a ser una referencia en el contexto nacional por su impronta de calidad ”, opinó. Y prosiguió: “En este proceso confluyó un anhelo de la comunidad. No era solo la Universidad en el territorio, era la fuerza de una comunidad y el prestigio de sus instituciones acompañando su crecimiento”.
El imperativo de ir por más
En lo personal, tanto el actual director de la Escuela de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales como los primeros directores que tuvo esta unidad académica coincidieron en remarcar que pocas veces en la vida se tiene la oportunidad de participar de la instancia de creación de una Universidad. público. Esa experiencia fundante representó para ellos un enorme aprendizaje que les confiere una mirada respecto de cuáles son los desafíos. En ese plano, acuerdan en que, si bien el recorrido es satisfactorio, los procesos de construcción de la educación no terminan nunca. Por el contrario, se reembolsan y redefinen , sin perder de vista la medida de la calidad como premisa que impulsa a seguir formando, desde el corazón productivo del país, generaciones de profesionales y ciudadanos comprometidos.
“ Los desafíos de la ECANA y de la Universidad en su conjunto siguen siendo muy dinámicos y se inscriben en la necesidad de sostener las metas alcanzadas y transitar nuevos caminos , sabiendo que estamos inmersos en un mundo atravesado por problemáticas complejas. Se necesita creatividad para seguir trazando esas líneas estratégicas que nos mantengan a la altura de lo que la sociedad demanda de nosotros” , concluyó la doctora Virginia Pasquinelli, en una apreciación compartida por quienes la antecedieron en la tarea.