¿Y ahora? ¿La viruela del mono?

Por Gricelda Incerti

Cuando aún no hemos dejado atrás la pandemia de COVID-19, otro virus, el de la viruela del mono, aparece en el mundo. La detección en cantidad de pacientes y en poblaciones separadas ha provocado una lógica alerta científica, sanitaria, administrativa y social.

La viruela del mono se descubrió por primera vez en 1958, cuando se produjeron dos brotes de una enfermedad similar a la viruela en colonias de monos mantenidos para la investigación, de ahí el nombre de “viruela del mono”. El primer caso humano de viruela del mono se registró en 1970 en la República Democrática del Congo durante un período de esfuerzos intensificados para eliminar la viruela. Desde entonces, se ha notificado viruela del mono en personas de varios otros países de África central y occidental: Camerún, República Centroafricana, Costa de Marfil, Gabón, Liberia, Nigeria, República del Congo, Sierra Leona y República Democrática del Congo, donde se registran la mayoría de las infecciones.

Los casos de viruela del mono en personas que han ocurrido fuera del continente africano hasta ahora estaban relacionados con viajes internacionales o animales importados, incluidos casos en los Estados Unidos, así como en Israel, Singapur y el Reino Unido. Desde inicios de este mes, autoridades de salud de varias naciones —desde Europa hasta Canadá, Estados Unidos y Australia— comenzaron a detectar casos de esta enfermedad, cuyos brotes anteriores habían sido contenidos y en los que, en algunos casos, no se registran contactos estrechos ni viajes a países endémicos.

El agente etiológico  que causa la enfermedad de la viruela del mono es un virus que pertenece al mismo género de la viruela humana, aunque tiene un mapa genómico diferente. “El virus de la viruela del mono pertenece a un género (Orthopoxvirus de la familia Poxviridae) que también incluye a los virus que causan la viruela humana (variola), viruela bovina y un tipo de virus utilizado como vacuna para la viruela humana (vaccinia)”, explica la doctora en Química Biológica, Silvina Goenaga, docente de la Maestría en Control y Prevención de las Zoonosis de la UNNOBA.

“Es un virus conformado por una doble cadena de ADN, envuelto de una envoltura glucolipídica. Si bien el virus variólico y el virus símico corresponden al mismo género viral, son entidades diferentes y tiene rangos de hospedadores diferentes, es decir, pueden enfermar distintos animales”, sintetiza Goenaga.

También aclara que el virus símico es una zoonosis, esto significa que es un virus que puede enfermar a animales y también al  ser humano, con cepas bien diferenciadas: “Hay dos cepas genéticamente distintas del virus de la viruela símica: la cepa de la cuenca del Congo (África central) y la cepa de África occidental. Las infecciones humanas con la cepa de África occidental parecen causar una enfermedad menos grave, en comparación con la cepa de la cuenca del Congo”.

Goenaga, docente de la cátedra Ecología y Genética de las Enfermedades Transmisibles por Vectores, explica  por qué en este virus existe la particularidad de transmisión de persona a persona: “El virus de la viruela del mono tradicionalmente se transmite principalmente por contacto directo o indirecto con sangre y fluidos corporales, por lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados. Sin embargo, existe la transmisión de persona a persona, la cual puede producirse por contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias o lesiones cutáneas, fluidos corporales de una persona infectada, o con objetos contaminados recientemente con los fluidos del paciente o materiales de la lesión. La transmisión se produce, principalmente, por gotículas respiratorias”.

Sobre el origen de la enfermedad en humanos, Goenaga, sostiene: “Será el análisis epidemiológico el que podrá determinar el origen de la trasmisión del brote actual del virus. Esto aún está en estudio por parte de las comunidades científicas”. 

¿Una nueva vacunación contra la viruela?

En el pasado, la vacuna antivariólica demostró una eficacia del 85% para prevenir la viruela símica. Sin embargo, la vacuna ya no está accesible al público, ya que se suspendió su producción tras la erradicación mundial de  la enfermedad en el año 1980. Para quienes están vacunados, ¿la vacunación antivariólica previa puede contribuir a que la evolución de la enfermedad sea más leve? ¿Y para los que no están vacunados?

Según apunta Goenaga, la vacuna contra la viruela podría ser el arma de prevención para una enfermedad como la viruela símica: “Se ha demostrado que la vacunación contra la viruela ayuda a prevenir o atenuar la enfermedad por la viruela símica, con una eficacia del 85%. Sin embargo, aquellas personas que no están vacunadas, menores de 40 a 50 años, dependiendo del país, pueden ser más susceptibles a la viruela del mono debido al cese de las campañas de vacunación contra la viruela en todo el mundo tras la erradicación de la enfermedad”.

Esta efectividad se debe a las proteínas que tienen en común que  ambos virus, quienes están muy emparentados. Por eso, la antigua vacuna pueden favorecer a que el sistema inmunitario sea capaz de protegerse.

Sobre esto, no obstante, existen controversias entre las agencias sanitarias de los países más afectados. Mientras para el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (EDDC) “faltan datos de eficacia de esta vacuna contra la viruela del mono en humanos” y ha descartado la vacunación porque considera que el riesgo que tiene este virus es bajo, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) recomendó la vacuna para el personal sanitario, a fin de que pueda estar expuesto a pacientes con el virus de la viruela del mono. Además, ha pedido que también se inocule a quienes trabajan en tareas de desinfección y a personal de laboratorio que trabaja con el virus. Por otro lado, propuso realizar lo que se conoce como “vacunación en anillo”, una práctica que consiste en que, en caso de contacto estrecho con un paciente positivo que no esté vacunado, debería ofrecerse la posibilidad de vacunarse tan pronto como sea posible.

Por su parte, los expertos de la OMS afirman que el brote actual de viruela del simio debería ser más fácil de contener que el del COVID-19  y que la enfermedad es más fácilmente identificable y controlable.

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El 14 de mayo de 1980 la Organización Mundial de la Salud anunció que se había erradicado la viruela. El último caso conocido de viruela se reportó en África en 1977.

Tratamiento y medidas de prevención

Sobre los tratamientos específicos disponibles para la infección, la investigadora sostiene que “al igual que para la mayoría de las enfermedades virales, no hay tratamientos específicos contra la infección por el virus de la viruela símica”, y agrega: “Los síntomas de la viruela del mono se suelen resolver espontáneamente. La atención clínica de la viruela del mono está direccionada a aliviar los síntomas, gestionar las complicaciones y prevenir las secuelas a largo plazo. Es importante cuidar la erupción dejando que se seque, si es posible, o cubriéndola con un apósito húmedo para proteger la zona, si es necesario”. “No es como el virus del sarampión o del COVID, cuya transmisión de persona a persona es muy alta y eso ayuda a que se propague”, enfatiza la investigadora.

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos  recomienda, como medidas de prevención para evitar la propagación e infección del virus,  una buena higiene de manos después del contacto con animales o humanos infectados. Por ejemplo, lavarse las manos con agua y jabón o usar un desinfectante para manos a base de alcohol. A su vez, sobre todo para los trabajadores de la salud que atienden a casos sospechosos o confirmados de viruela símica, deben implementar protección para los ojos, mascarilla quirúrgica, bata y guantes desechables”, sostiene.

Cómo la ciencia venció a la viruela

El caso más emblemático del triunfo de la ciencia sobre un agente infeccioso es el de la viruela: la única enfermedad humana que  desapareció gracias a la vacunación.

La viruela, fue una de las enfermedades más temidas del mundo y se calcula que, solo en el siglo XX, provocó 500 millones de muertes. Era una infección altamente contagiosa causada por un virus que se transmitía principalmente por la inhalación de las gotas que exhalaba por la nariz o boca una persona contagiada. Sus síntomas incluían fiebre y fatiga, y después la enfermedad producía una característica erupción en la piel, cuyas manchas se convertían en pústulas que formaban cicatrices y dejaban, a los que lograban sobrevivir, con terribles desfiguraciones. Otros quedaban ciegos debido a las lesiones que la infección dejaba en las córneas. La viruela era mortal en hasta 30% de los casos.

En 1796 el médico inglés Edward Jenner descubrió la vacuna contra la viruela. Así se crea la primera vacuna de la historia.

El último caso reportado de viruela ocurrió en Somalía , en 1977. Pero el camino hacia la erradicación de la viruela había comenzado 200 años antes, con el famoso descubrimiento del científico británico Edward Jenner que condujo al desarrollo de la vacuna contra la viruela, en 1796. Esta, se puede decir, fue la primera vacuna humana. De 1958 a 1977, la Organización Mundial de la Salud llevó a cabo una campaña mundial de vacunación que erradicó la enfermedad en 1979, convirtiéndola en la única enfermedad humana finalizada por una vacuna.

Desde 1921 hasta 1980, la gran mayoría de la población recibió la vacuna de la viruela, que fue obligatoria durante más de 50 años. En Argentina, la vacuna contra la viruela se aplicó hasta 1978. En 1980 la erradicación de la viruela fue un hito en la salud pública mundial.

Al final, todo termina en la vacuna

Respecto del largo recorrido de las inmunizaciones, de la viruela al coronavirus,  la doctora  Goenaga no duda en afirmar que las vacunas continúan siendo la única herramienta segura dentro del mundo de las distintas enfermedades:  “Las inmunizaciones son muy importantes en la población porque previenen enfermedades, discapacidades y defunciones por enfermedades prevenibles por vacunación, tales como el cáncer cervical, la hepatitis B, el sarampión, la poliomielitis o la viruela. El más claro ejemplo de la importancia de la vacunación se puede percibir con el SARS-CoV-2. El desarrollo y administración de las vacunas para COVID-19 permitió prevenir esta enfermedad, o que las personas presenten cuadros más leves.  En este caso, la vacunación es una herramienta fundamental para controlar la pandemia. En el caso de la viruela humana , la vacunación sostenida en el tiempo y a nivel mundial permitió la erradicación de esta enfermedad en toda la población humana”.

Foto de portada:

Escena de la peste de 1720 en La Tourette (Marsella). Óleo sobre tela. Michel Serre. Musée Atger. Montpellier.

Fuentes:

Human Monkeypox: Epidemiologic and Clinical Characteristics, Diagnosis, and Prevention

Casos humanos de viruela de los monos en Kasai Oriental, Zaire (1996-1997)

Resolución de la OMS. Erradicación mundial de la viruela